EL REGRESO DE LAS VACACIONES

11 Diciembre 2007
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Al regreso de mis vacaciones me he traído en las maletas del alma, un descanso que necesitaba y el gozo de disfrutar de la compañía de mi esposa, hijos y nietos. Por otra parte he disfrutado de la felicidad que produce el reencuentro con la naturaleza y con el mar, que tanto necesitamos los que vivimos en el cemento de las ciudades.

Al mismo tiempo he vuelto a deleitarme con esas noches tranquilas y serenas que te invitan a reflexionar, sentado en una butaca de lona en la terraza contemplando la luna y las estrellas y recibiendo una brisa que huele a universo en paz.

Sin embargo no puedo dejar de pensar que no todo el mundo puede disfrutar de esa felicidad, por lo que también he transportado en esas mismas maletas el gran dolor que me ha producido el reportaje emitido recientemente por televisión mostrando las duras, durísimas imágenes de familias que viven en una total pobreza y abandono en el llamado cuerno de Africa.

Unas familias que comenzaron un incesante éxodo a pié, sin comida, sin agua y sin apenas ropa huyendo de la pobreza y de la miseria, dispuestas a realizar un viaje a ninguna parte que les llevara a un destino desconocido en el que pudieran rehacer sus vidas.

Uno, no puede explicarse como en pleno siglo XXI puede existir el llamado “tercer mundo” donde hermanos nuestros sufren persecuciones, hambre, miseria y muertes prematuras, especialmente de niños cuando en otros lugares el hambre está prácticamente extinguida de una u otra manera, y se vive malgastando el dinero.

Y no llega a entender como en esos tristes países se siguen muriendo niños casi masivamente. Se mueren de hambre, destrunidos. Se mueren de infinidad de enfermedades que los mayores no pueden combatir por falta de medios. Y eso es terrrible. La muerte siempre es terrible. Pero la muerte de un niño, de meses, de pocos años, es todavía más terrible.

Pero lo más triste de esta historia, es la frialdad con la que recibimos estas trágicas noticias sobre grandes desgracias, cuando nos encontramos cómodamente sentados en el sillón de nuestra casa frente al televisor intentando autotranquilizarnos pensando que al estar tan lejos… que puedes hacer tu.

Por supuesto estas son cosas que estremecen. Todo esto, como otras muchísimas cosas más, también terribles, ocurren en este mundo, un mundo quizás desquiciado donde muchas criaturas humanas sufren infinítamente atrapadas por la angustia y la desesperación, mientras otros volviendo delicadamente la cabeza lamentemos que nuestras vacaciones… estén llegando a su final.