EL QUE NO CREE YA ESTÁ CONDENADO

16 Junio 2001
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EL QUE NO CREE, YA ESTÁ CONDENADO (Jn 3:18), dice Jesús en la Escritura.
Ésta es una afirmación extremadamente contundente que no deja lugar a dudas. La falta de fe en el mensaje cristiano supone la condenación eterna en los infiernos. Hoy tuve la oportunidad de exponer esta perspectiva a un ateo recalcitrante, y, para mi sorpresa, la reacción fue de extremo disgusto. Ahondando más en el tema, comprendí que el motivo del desagrado extremo de mi contertulio se debía a que él se consideraba por encima de todas aquellas "tonterías" religiosas, y le desagradaba comprobar que esos a los que él consideraba un producto de la ignorancia, lo certificaban a él, un ateo racionalista, como un pobre pecador condenado al infierno eterno. Este hombre, al parecer, consideraba que por el hecho de ser ateo, no le afectaba para nada todo el tema religioso, y que podía limitarse a despreciar la religión y a los religiosos sin que ello le supusiese mayores consecuencias. Por eso, al comprobar que esa misma religión que tanto despreciaba, lo condenaba al infierno, montó en cólera. Después de algunas palabras le hice notar que su negativa a aceptar la religión como su credo personal ya suponía en si mismo un acto de fe. Una fe negativa, pero fe a fin de cuentas. Fe en la no existencia de Dios. Él volvió a la carga argumentando que el hecho de no tener fe no significaba que fuese merecedor del infierno -a pesar de las palabras de Jesús-, que la carencia de fe no significaba que fuese un malvado. Mi respuesta fue que, como la Escritura asegura, hasta el justo peca siete veces al día. No existe nadie que sea lo mínimamente perfecto como para entrar en relación con Dios sin una purificación previa. "Pues todos pecaron y carecen de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Sólo reconociéndose pecador previamente, y pidiendo perdón a Dios a continuación, es posible conseguir que el alma quede lo suficientemente limpia de impurezas. No importa la magnitud de los pecados cometidos, Jesucristo puede eliminarlos con el poder de Su Sangre divina ofrecida al Padre para borrar los crímenes del pecador que sinceramente se arrepiente de ellos. Pero, es que no es suficiente con ser bueno para salvarse, además es necesario ACEPTAR A DIOS. Dios respeta nuestra libertad -le expliqué- y si la decisión del hombre es rechazar a Dios, el Creador aceptará esta decisión.

Entonces la agitación de mi contertulio alcanzó el paroxismo, hasta el punto de temer que la discusión degenerase en un altercado. Y es que este hombre se negaba a aceptar que Alguien pudiese condenarlo cuando él no creía en religión alguna. De alguna forma, este hombre actuaba como Pilatos, creyendo que un lavado de manos podría disculpar su crimen.

Esto mismo es aplicable a todos los ateos. Cuando un ateo es interpelado sobre la religión, valora el tema y emite una decisión final. El tema de la salvación o de la condenación es tan esencial que nadie puede mirar hacia otro lado. En un tema tan crucial no es posible ser neutral y quedar al margen, como pretendía mi furibundo contertulio.

Hasta el último suspiro es posible renegar del ateísmo y aceptar a Dios. Dios es misericordioso y perdona a todo aquel que desea Su perdón. De lo contrario, que nadie se engañe. El ateísmo no sirve de disculpa, porque el no creer ya supone en si mismo una toma de postura. El que no cree rechaza a Dios. Y Dios no obliga a nadie a convivir con Él a la fuerza.



pax



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CREER Y OBEDECER SON MATRIMONIO Y ALUMBRAN FRUTOS PARA VIDA ETERNA!!!

CREER Y OBEDECER SON MATRIMONIO Y ALUMBRAN FRUTOS PARA VIDA ETERNA!!!

Hola Apostolvs
El 'creer' del que habla Jesús incluye obediencia y sujeción a Su Palabra. También los demonios creen y... TIEMBLAN!!!!
Bendiciones en Cristo
Nito Avellaneda:angel:
 
Hermano apostolvs:

Hermano apostolvs:

Hermano apostolvs:

El desarrollo de tu nota relatando tu conversación con el ateo está muy bueno, hasta llegar a un párrafo en el que dices:

“Pero, es que no es suficiente con ser bueno para salvarse, además es necesario ACEPTAR A DIOS. Dios respeta nuestra libertad -le expliqué- y si la decisión del hombre es rechazar a Dios, el Creador aceptará esta decisión.”

Quizás si tú mismo lo revisas, harías las mismas observaciones que te haré, no con intención de crítica sino de ayudarnos unos a
otros:

Seguramente que no encontrarás en el Nuevo Testamento tal plan de salvación: ser bueno (aunque no baste) y aceptar a Dios.
Entiendo que en realidad es al revés, que somos recibidos a misericordia por el Señor, tal como somos y estamos (1Ti.1:12-16).
Además, la paciencia de Dios es tan grande, que a veces ocurre que una persona viva rechazando a Dios y finalmente acabe
rendido a sus pies, arrepentido, creyendo e invocando el nombre del Señor Jesús. Somos responsables por nuestra decisión;
pero Dios no está pendiente de ella. Dios no está obligado a salvarnos contra nuestra voluntad; pero su soberanía y gracia se
manifiesta atrayéndonos con cuerdas de amor, guiándonos su benignidad al arrepentimiento y otorgándonos el don de la fe.
Ricardo.
 
EL QUE NO CREE, YA ESTÁ CONDENADO (Jn 3:18), dice Jesús en la Escritura.

Está muy claro. Que ateo más imbécil fue aquél con el que discutiste. De seguro no era completamente ateo... de seguro tenía dudas... ¡de seguro hasta creía en Dios!, pues no concibo a ningún ateo plenamente convencido enojarse por que le digan algo en lo que no cree.

Afortunadamente, no es la generalidad. Cuando tu dices "Esto mismo es aplicable a todos los ateos", o de seguro los conoces a todos, o es que hablas al vapor. No caigas en esta falacia. No todos los ateos nos enojamos porque la Biblia dice que vamos a ser condenados en el infierno. Si esa es la verdad, si Dios existe en realidad, pues entonces nada podemos cambiar, simplemente arderemos condenados en el suplicio eterno. Pero un ateo no cree en esto, y por tanto no tiene motivo de enojo. ¡Qué poco racional era ese ateo con el que conversabas! Imagínate, un ateo al que no le importaba para nada el tema religioso, siendo que éste juega un importante papel en el desenvolvimiento de la sociedad. No lo llames racionalista por favor, no se lo merece.





Después de algunas palabras le hice notar que su negativa a aceptar la religión como su credo personal ya suponía en si mismo un acto de fe. Una fe negativa, pero fe a fin de cuentas. Fe en la no existencia de Dios.

Ojalá no lo hayas dicho en serio. Mira, por lo general la gente tiene prejuicios sobre el ateísmo. Es normal, no te preocupes, los seres humanos somos así, llenos de prejuicios.

Considerar al ateísmo un acto de fe es también una falacia, o mejor dicho, una verdad a medias. En primera, porque hay dos tipos de ateos:
* El que cree que Dios no existe
* El que no cree que exista Dios

El primero es un ateo positivo. Tiene una creencia: cree en la inexistencia de Dios. Si el ateísmo fuese simplemente esto, entonces tu tendrías absoluta razón, porque este tipo de ateo tiene fe en que la divinidad no existe. Y es que comprobar que algo no existe es lógicamente imposible. Por ejemplo, si yo digo que los elefantes con alas existen, quien cree que no es cierto necesitaría buscar en todos lados del universo para demostrarme que no existen.

Pero, ¡ojo! También está el segundo tipo de ateos (al que yo pertenezco). Es un ateo negativo. Este es el que no cree en algo específico (Dios). Ello no significa que no crea en nada. Puede creer en otras cosas, pero no en Dios. Muchos piensan que nadie es ateo porque hasta un ateo cree en algo, y esto es absurdo, pues el que no cree en nada no es ateo sino nihilista. Además, decir que este ateo hace acto de fe es un error, pues la fe no es negativa sino todo lo contrario, involucra una creencia. Este tipo de ateo no necesita comprobar la inexistencia de Dios, puesto que no la está afirmando. Sigue, por el contrario, la línea del principio lógico según la cual "al que afirma le toca el peso de la prueba". Él solo puede refutar, contraponer, paradojar, debatir la existencia de Dios, pero nunca se propone demostrar su inexistencia, porque sabe que es imposible, como es imposible demostrar la inexistencia de cualquier cosa imaginaria.

Este problema de la demostración es fundamental en la discusión de la existencia divina. El ateo negativo sabe que aun cuando demostrar inexistencia es imposible, sí es posible demostrar existencia. Es decir, que demostrar la existencia de Dios sí es posible. Si yo le doy a ver el elefante alado a quien cree que no existe, ello es demostración de su existencia. Pero mientras yo no se lo muestre, el hecho de que sea imposible demostrar su inexistencia, no significa por ende que exista en realidad. Y lo mismo pasa con Dios: si el ateo acepta que es posible demostrar la existencia de Dios, es porque sabe que es posible demostrar la existencia de cualquier cosa. Pero no por ello acepta que Dios existe. Y aún mas impoortante: no por ello Dios existe.

Yo no conozco a algún creyente que haya demostrado la existencia de Dios. Es más, muchos creyentes dicen que esto no es necesario para creer. Eso es un verdadero acto de fe. Quien tiene fe en Dios, cree en él, importandole poco si Éste es demostrable o no.




___________________


Bien, como te darás cuenta, lo único que quiero es hacerte ver tu error. No nos juzguez a los ateos tan ligeramente. Conócenos y, como diría el buen Sócrates, primero "conócete a ti mismo".










Sinceramente y de todo corazón:


Bixtor.
 
Sr. Bixtor:

Sr. Bixtor:

Sr. Bixtor:
Pues fíjese usted que el tono que usa para con el otro ateo en su primera frase ya revela cierto fastidio que contradice su
declaración que sigue, opuesta a una reacción enojosa.
Descalificar a otro ateo, o clasificarlo en una categoría de no racional, casi sería como reconocer sectas dentro del ateísmo,
lo que ya le estaría dando cierta forma religiosa.
Aprovechamos a recordar que la Biblia no reconoce ateos genuinos sino solo aparentes: Salmos 14:1 y 53:1.
Así como los dos tipos de ateos que usted plantea, conozco más de un hombre hijo de madre soltera que nunca conoció a su padre, y que lo único que sabe de él es que al enterarse del embarazo de su madre primero la insultó, luego la golpeó por negarse a abortar, y seguidamente la abandonó borrándose del mapa. Así que ahora dicen:
- Yo no tengo padre.
- o
- Mi padre está muerto.
Unos viven sofocando todo pensamiento de que necesariamente tuvo un progenitor, tratando de no pensar jamás en él.
Otros viven con un resentimiento tan amargo que para darlo por muerto lo matan en cuanto la noción de “padre” surge en su mente.
En cualquier caso podemos comprender a quienes sufren un drama tan íntimo y penoso como éste.
Aunque parezca a algunos hombres que la vida les ha maltratado desde su misma concepción, y las injusticias padecidas les lleve a renegar de que haya un Dios en los cielos que haya permanecido impasible a su infortunio, la verdad es que sólo el Padre Celestial cumple a la perfección su rol de padre.
De la misma manera que todo hombre sabe que tuvo que tener un autor de sus días, por más que le repugne la idea, así también sabe que hay un Dios Creador de quien no puede escapar y a cuya voluntad quiera o no le está sometido.
Fíjese que expresamente usé el término sabe y no cree, pues aunque deliberadamente el hombre pugne por no creer en Dios, lo único que consigue es no creerle a Él; pero es imposible que en su espíritu –por muerto que esté- o en su mente –por confundida que se halle- y en su corazón –por endurecido que parezca- no repercuta el eco y brille algún destello de la voz y la luz de su Hacedor.
En mi temprana juventud yo también creía que no creía, y mi afición a la filosofía y ciencias me animaba a buscar allí las respuestas. La lógica y la cosmogonía constituyeron entonces mi pasión. La primera logró convencerme que lo único pura y verdaderamente lógico era la existencia de la nada; es decir, que no hubiese nunca ni en parte alguna absolutamente nada. Ni Dios, ni universo, ni siquiera mi mente capaz de pensar lo que pensaba. Eso era algo sencilla y realmente lógico. Pero el que yo me hallara cavilando de tal modo ya lo entraba a complicar todo. Era testigo de cantidad de cosas al presente, conocía muchas del pasado y hasta podía prever otras muchas consecuencias que sobrevendrían en el futuro. ¿Sería posible hallar respuestas satisfactorias sin necesidad de admitir una primera Causa de tantísimos efectos que me eran cognoscibles? Entonces busqué en
las bibliotecas y devoré todo libro de Cosmogonía. Decepcionado de tanta teoría que siempre comenzaba con algo ya existente, elaboré mi propia teoría con préstamos de las de Laplace y Yeans. Perseguí a los profesores de Cosmografía por todo el Liceo para que evaluaran mi teoría, no importa si me la refutaban por ridícula, pero no logré más que alguna que otra sonrisa de comprensión. Resumiendo, tras una honesta y exhaustiva búsqueda, mi decepción fue total. Para tragarme todas las explicaciones alternativas de la seudo ciencia necesitaba una fe fenomenal ¡que ni modo de conseguirla! Ahora, y por contraste, el primer versículo de la Biblia aparecía con toda su reluciente majestad: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Sencillo, claro, contundente y hasta convincente. Si en verdad había un Dios que mereciera ser y llamarse Dios, tenía que ser un Dios capaz de hacer todo lo que de Él se dice desde Génesis 1:1 hasta Apocalipsis 22:21. Finalmente mi Lógica y Cosmogonía quedaron en paz
una con otra y ambas conmigo.
Si usted está dispuesto a seguir dialogando, me hallará con igual disposición.
Ricardo-
 
Ese ateo tenía de ateo lo que yo de obispo de Canterbury.

Os dejaís engañar fácilmente.
 
Re a Ricardo:

Re a Ricardo:

Nunca es tarde, dicen por ahì. Discùlpame Ricardo por no haberte contestado a tiempo. Lo hubiera dejado ahì, pero no pretendo soslayar tu oportuno e interesante mensaje, asì que aquì està mi respuesta:

Si usted está dispuesto a seguir dialogando, me hallará con igual disposición.

Te agradezco tu disposiciòn. Te la ofrezco yo tambièn en la medida de lo posible. Y si puedes, por favor, hàblame de tù, que al fin no soy màs que un semejante tuyo.

Pues fíjese usted que el tono que usa para con el otro ateo en su primera frase ya revela cierto fastidio que contradice su
declaración que sigue, opuesta a una reacción enojosa.
No, para nada, no me enoja su actitud (pues realmente me afecta en poco), y si por llamarlo imbècil se entendiò que yo me fastidiè, entonces retiro lo dicho: el tipo no es un imbècil. Rectifico, lo que quise decir fue "incoherente", "absurdo" o "inconsecuente".
Asì, pues, no dejo de reconocer que hizo mal, porque èl sì se molestò, y para como lo cuenta el forista Apostolvs, lo hizo en demasìa. Al menos esa actitud sì refleja contradicciòn. Por eso es que digo despuès que probablemente ni siquiera ateo era. Pero no asegurè en ningùn momento que "efectivamente èl no es ateo". Yo ni siquiera lo conozco. Solo opinè respecto a lo que nos cuenta Apostolvs, y nada màs.
Espero que haya quedado aclarado. Acepto mi impresiciòn. Pero pienso que ello no da razòn para decir que me contradigo.




Descalificar a otro ateo, o clasificarlo en una categoría de no racional, casi sería como reconocer sectas dentro del ateísmo,
lo que ya le estaría dando cierta forma religiosa.
Las hay. Pero recuerda que secta no es igual a religiòn. La secta implica separaciòn, aislamiento. De hecho, el vocablo se relaciona con la palabra "secciòn", "seccionar". Es decir, son aquellos grupos que se separan o seccionan de una lìnea de actividad o pensamiento(llàmese religiosa, filosòfica, cièntifica, incluso cotidiana). El sectarismo religioso es solo un tipo de sectas.
Hay, por ejemplo, en el caso de los masoquistas, grupos que se reunen en secreto para practicar causàndose dolor unos a otros. Ello no tiene que ver con la religiòn. Tal actividad obedece a una aficiòn, inclinaciòn o pasiòn no relacionada con la fe. Puede haber dentro de estos grupos quienes creen en dios y quienes no. Pero lo importante es que los une un fin determinado. Eso es una secta. Pero por lo general nos quedamos solamente con la idea de las sectas religiosas.
Ahora, el ateìsmo tiene dos definiciones: creer que Dios no existe o no creer que Dios existe. Desde èste àngulo, el ateìsmo no da màs que para una secta: la de los que creen en la inexistencia divina. Porque solo ellos tienen algo en que creer, una idea que seguir. Pero no hay mucho que explotar en esto. El ateìsmo no lleva en su definiciòn una forma de ser ateo.
Bien, pero al principio dije que sectas ateas "las hay". Claro, pero sus fundamentos no descansan en el ateìsmo, sino en formas, rituales, ideas o actividades ejecutadas exclusivamente por ateos. Dichas actividades o ideas no se deducen del ateìsmo, sino de cualquier cosa diferente.
Por ejemplo, una forma de ateìsmo sectario es el Satanismo de La Vey. Ellos no creen en la divinidad, sòlo se adoran a sì mismos. Satàn aquì no es un dios, ni algùn ser sobrenatural como el que la Biblia señala. Es algo muy diferente que no tiene caso ahondar aquì.
Bueno, lo importante es observar que del ateìsmo no se deriva que haya que ser satanista. Ellos, que son ateos, decidieron ser satanistas, pero no todos lo somos.

Así como los dos tipos de ateos que usted plantea, conozco más de un hombre hijo de madre soltera que nunca conoció a su padre, y que lo único que sabe de él es que al enterarse del embarazo de su madre primero la insultó, luego la golpeó por negarse a abortar, y seguidamente la abandonó borrándose del mapa. Así que ahora dicen:
- Yo no tengo padre.
- o
- Mi padre está muerto.

Entiendo bien, lo que tu tratas de decir es lo siguiente:
El hecho de que el sujeto niegue a su padre no significa que èste haya muerto o que no lo tenga, o que no exista.
Pero de ello no se deduce que Dios existe. Segùn esta lògica, por el hecho de que algo existe, Dios existe, porque todo no pudo haber salido de la nada.

Ya he rebatido en varias ocasiones este punto. De hecho, sè que fue fue un santo catòlico quien por primera vez utilizò este argumento conocido como la "causa primera" o el "motor generador". Para no exponer aquì todo lo extenso que resulta la discusiòn sobre la causa primigenia del universo, te sugiero el planteamiento de "La Navaja de Occam". Si no lo encuentras y si asì me lo pides, te puedo copiar lo que alguna vez aquì expuse sobre el punto.




De la misma manera que todo hombre sabe que tuvo que tener un autor de sus días, por más que le repugne la idea (...)

La idea de tener un Dios no es repugnante. De hecho, es muy confortante y esperanzadora. Pero las cosas no siempre son como quisieramos que fuesen. No porque queremos que asì sea Dios existe.


En mi temprana juventud yo también creía que no creía, y mi afición a la filosofía y ciencias me animaba a buscar allí las respuestas. La lógica y la cosmogonía constituyeron entonces mi pasión. La primera logró convencerme que lo único pura y verdaderamente lógico era la existencia de la nada; es decir, que no hubiese nunca ni en parte alguna absolutamente nada. Ni Dios, ni universo, ni siquiera mi mente capaz de pensar lo que pensaba. Eso era algo sencilla y realmente lógico. Pero el que yo me hallara cavilando de tal modo ya lo entraba a complicar todo. Era testigo de cantidad de cosas al presente, conocía muchas del pasado y hasta podía prever otras muchas consecuencias que sobrevendrían en el futuro. ¿Sería posible hallar respuestas satisfactorias sin necesidad de admitir una primera Causa de tantísimos efectos que me eran cognoscibles? Entonces busqué en
las bibliotecas y devoré todo libro de Cosmogonía. Decepcionado de tanta teoría que siempre comenzaba con algo ya existente, elaboré mi propia teoría con préstamos de las de Laplace y Yeans. Perseguí a los profesores de Cosmografía por todo el Liceo para que evaluaran mi teoría, no importa si me la refutaban por ridícula, pero no logré más que alguna que otra sonrisa de comprensión. Resumiendo, tras una honesta y exhaustiva búsqueda, mi decepción fue total. Para tragarme todas las explicaciones alternativas de la seudo ciencia necesitaba una fe fenomenal ¡que ni modo de conseguirla! Ahora, y por contraste, el primer versículo de la Biblia aparecía con toda su reluciente majestad: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Sencillo, claro, contundente y hasta convincente. Si en verdad había un Dios que mereciera ser y llamarse Dios, tenía que ser un Dios capaz de hacer todo lo que de Él se dice desde Génesis 1:1 hasta Apocalipsis 22:21. Finalmente mi Lógica y Cosmogonía quedaron en paz
una con otra y ambas conmigo.

Es curioso apreciar còmo se pasa de toda una lògica compleja, cientìfica, cosmogònica, filosòfica a una "Verdad" que pretende ser absoluta con el ùnico fundamento de su propia esencia: "En el principio creò Dios los cielos y la tierra".

Pero la majestad de este versìculo descansa sobre una base muy dèbil.
"Dios creò todo" no tiene fundamentos por el hecho de que no hay cosa que haya creado a Dios. Aùn cuando se expresa que Dios no tiene causa porque es causa tambièn, debemos entender que toda causalidad es a la vez un efecto. Porque si yo, por ejemplo, muevo una silla, es que tengo fuerzas para moverla. Mis fuerzas son causa y mi movimiento el efecto, pero a la vez yo soy causa del movimiento de la silla. Y, en Dios no hay, curiosamente, una fuerza superior a Èl que lo haga ser causa.

Por otro lado, me resulta interesante lo siguiente que planteas: "Decepcionado de tanta teoría que siempre comenzaba con algo ya existente".
Ojalà te hubieras topado con la Teorìa de la Singularidad.

Brevemente:
Segùn dicha teorìa, (que no es otra que la del Big Bang actualizada) toda la materia estuvo concentrada en un solo punto. Esto no ocurriò en un tiempo determinado, porque el tiempo en sì, al igual que el espacio no eran màs que cualidades de la materia. Todas las leyes de la fìsica que conocemos y las que aun no conocemos no tenìan validez alguna. Es decir, la ley de "todo efecto debe tener una causa" tampoco era vàlida, pues su razòn de ser, el movimiento, es el tiempo, y el tiempo no era.

En tal teorìa, no es necesario un Creador, porque nada fue creado. Y ademàs, lo existente no tiene las caracterìsticas de tiempo y espacio, por lo que propiamente dicho no existe sino en virtud de sì mismo.

La singularidad en sì no es causa ni efecto, por lo que no necesita de otra causa exterior. Màs bien es una frontera, un lìmite al infinito, en donde convergen tiempo, espacio y materia.

Bien, esta es solo una Teorìa. No es una verdad absoluta, pues en cualquier momento alguien la podrìa rebatir con algo nuevo. Sin embargo, tiene sus fundamentos en evidencia cientìfica que se deriva de la observaciòn espacial, de las pruebas de la expansiòn del universo, y màs actualmente de las fotografìas del lìmite universal que ha enviado la sonda espacial telescòpica Hubble. No es nada dicho al vapor, ni sustentado por la fe dogmàtica.

Lo ùnico que pretendo es hacerte ver que, como esta, hay otras formas de apreciar el origen del mundo sin la intervenciòn de la idea de un Creador.






Sinceramente y de todo corazòn:




Bixtor
 
Estimado Bixtor:

Estimado Bixtor:

Estimado Bixtor:
Mucho en verdad agradezco tu carta la que aprecio más de lo que imaginas. Me sorprende la oportunidad de dialogar franca y amigablemente con personas tan dispares como lo puede ser un ateo y un cristiano. Tu estilo de escribir se me hace que me gustaría escucharte hablando. Los mejicanos lo hacen con mucha gracia y despiertan la inmediata simpatía. Los uruguayos no tenemos un acento marcado y podemos ser lacónicos en nuestra forma de conversación.
Yendo a lo nuestro, acepto tus primeras aclaraciones en cuanto a tu ausencia de fastidio por la reacción de aquel otro ateo que no lo era de buena ley.
También me parece más sensato el ateo que no cree que hay Dios, que el que cree que no lo hay, ¡aunque vaya uno a saber cuántos son realmente conscientes a cual bando pertenecen!
Respeto al satanismo de que hablas, tan ignorante soy, que no se me ocurre que puedan existir auténticos ateos satanistas, pues entiendo o que son lo uno o lo otro pero jamás juntos, pues de seguro que no debe existir en todo el Universo un creyente en Dios mejor convencido que el mismo Satanás, aunque fácilmente él se disfrace de cualquier cosa, incluido un No-Satanás.
El ejemplo que ponía del hijo que reniega de su padre no llevaba la intención de probar con él la existencia de Dios, sino tan sólo comprender lo que puede estar pasando en más de un prójimo mío que prefiere vivir en este mundo “sin Cristo... sin Dios y sin esperanza” (Efesios 2:12).
Probar la existencia de Dios es algo que no se me ocurre, pues antes dudaría de la mía que de la suya. Yo le he fallado muchas veces, pero Él ninguna. Es cierto que muchos de los que dicen creer en Él son más tremendos opositores a mi fe que todos los ateos juntos...¡pero así son las cosas! Cada vez me convenzo más de la razón que le asistía a aquel cacique mejicano que quería irse al infierno con tal de no encontrarse con los españoles que aseguraban que iban para el cielo.
No sé que cosa sea "La Navaja de Occam", por lo que te agradeceré lo copies aquí.
Una parte de tu razonamiento que no hallo lógica es cuando dices:
quote:

"Dios creó todo" no tiene fundamentos por el hecho de que no hay cosa que haya creado a Dios. Aun cuando se expresa que Dios no tiene causa porque es causa también, debemos entender que toda causalidad es a la vez un efecto... Y, en Dios no hay, curiosamente, una fuerza superior a Él que lo haga ser causa.”

Respondo:
Es que si hubiera cosa alguna que hubiese creado a Dios, éste sería apenas un dios creado por aquella Cosa que definitivamente sería el Dios único y verdadero digno de llamarse y ser Dios. Si bien es cierto como tú dices que toda causalidad es a la vez un efecto, una rigurosa lógica te llevaría a pensar que jamás pudo haber un efecto primigenio que diese el impulso inicial a la primera causa desencadenante de todos los efectos y causas de efectos sucesivos. Es sensato entonces, por lo menos suponer, una primera Causa de todo, capaz de disponer a voluntad cuanto quisiera que fuese -con Big Bang incluido o sin él. Esta primera Causa debía poseer atributos tales como Omnisciencia y Omnipotencia, a juzgar por todo lo creado. Y además, un extraordinario sentido de humor e inspiración estética que maravilla a los seres inteligentes que pueblan su vasta creación.
Cierto que no me topé con la Teoría de la Singularidad, que hace honor a su nombre ya que imagino que no es del tamaño de un grano de mostaza la fe que se requiere para creerla, o admitirla siquiera como Teoría. Una de mis ciencias favoritas siempre fue la Astronomía y mi hobby de adolescente la fabricación de telescopios. ¿Acaso hay fin a la potencia que se le pudiera dar a los telescopios,dejando -de aquí a no mucho- atrás por obsoleto al hoy potente Hubble? ¿Qué podría haber más allá de las fronteras ópticas o los sonidos que puedan captar las gigantescas pantallas de radar? El antiguo mundo parecía terminar en el ibérico Finisterre, pero un Nuevo Mundo esperaba a los que se atraviesen más allá del vasto océano. Una Teoría cosmogónica con sentido, no puede dejar atrás los elementos de materia, tiempo y espacio, pues de otro modo ya estamos lindando con la fantasía.
La Arqueología, más que cualquier otra disciplina, siempre fue la vedette de los ateos, porque en ella cifraban su esperanza de demostrar la falsedad de la Biblia.
Pero he aquí que cada nuevo hallazgo confirma que efectivamente existió una civilización, pueblo, lugar, persona o acontecimiento del que sólo había noticia por la Biblia.
Por supuesto que siempre vale más ser ateo sincero que cristiano falso, porque aquel todavía puede encontrar lo que este ha menospreciado.
La seguimos, si te parece.
Ricardo.
 
Gracias, Ricardo, por tus comentarios, edificantes y enriquecedores desde luego.

Me pediste informaciòn sobre "La Navaja de Occam". Yo te expongo con gusto al respecto lo siguiente:

William de Occam, fue un monje franciscano que efectuò polèmicos estudios sobre teologìa y filosofìa, por los cuales fue acusado de herejìa.

El postulò un principio que màs tarde fue llamado "la Navaja de William de Occam". En su forma màs simple dice: "No multiplique las entidades innecesariamente", es decir, si puede explicar algo sin suponer la existencia de una entidad sobrante, hàgalo. Despuès se le dieron otros significados como: 'la soluciòn màs sencilla debe ser la correcta' o 'proporcione la respuesta menos complicada'.

La relevancia de este principio para el ateísmo es que podemos contemplar dos explicaciones posibles para lo que vemos alrededor nuestro:


1* Existe un universo increíblemente intrincado y complejo, que comenzó como resultado de procesos naturales.
2* Existe un universo increíblemente intrincado y complejo, y hay un Dios que lo creó. Claramente, este Dios debe ser de una complejidad no igual a cero.
Dado el caso que ambas explicaciones se ajustan a los hechos (es decir, que las dos nos proporcionan una explicaciòn màs o menos coherente), la navaja de Occam nos sugiere que debemos tomar la más simple. Esta es la nùmero uno, pues prescinde de una entidad innecesaria.

Sin embargo, algunos argumentan que existe una tercera solución aún más simple:


No existe un universo increíblemente intrincado y complejo, solamente nos lo imaginamos.
Esta tercera opción nos lleva lógicamente hacia el solipsismo, que mucha gente no encuentra aceptable.

Pero el punto no es discutir esto. Claro està que "la Navaja de Occam" no es una verdad absoluta, ni un principio universalmente vàlido, pero sirve al menos para darnos cuenta de que existen muchas otras explicaciones para nuestro mundo y el cosmos.

A veces prescindir de alguna entidad que consideramos innecesaria nos lleva al error. Pero, la experiencia nos hace ver CASI siempre que lo màs sencillo es lo correcto. Por supuesto que la salvedades sobran.







tan ignorante soy, que no se me ocurre que puedan existir auténticos ateos satanistas, pues entiendo o que son lo uno o lo otro pero jamás juntos

A mi tampoco, por eso no soy satanista. Sin embargo, cabe la posibilidad de que ellos sean ateos en el sentido de "estar contra Dios" o de que "no creer en Dios no significa no creer en Satanàs, pues Satanàs no es Dios". Pero en este caso Satanàs tendrìa que ser alguna entidad no metafìsica ni sobrenatural, pues ello los llevarìa irremediablemente a asumir la existencia de un origen metafìsico: Dios.




Es que si hubiera cosa alguna que hubiese creado a Dios, éste sería apenas un dios creado por aquella Cosa que definitivamente sería el Dios único y verdadero digno de llamarse y ser Dios. Si bien es cierto como tú dices que toda causalidad es a la vez un efecto, una rigurosa lógica te llevaría a pensar que jamás pudo haber un efecto primigenio que diese el impulso inicial a la primera causa desencadenante de todos los efectos y causas de efectos sucesivos. Es sensato entonces, por lo menos suponer, una primera Causa de todo, capaz de disponer a voluntad cuanto quisiera que fuese -con Big Bang incluido o sin él. Esta primera Causa debía poseer atributos tales como Omnisciencia y Omnipotencia, a juzgar por todo lo creado. Y además, un extraordinario sentido de humor e inspiración estética que maravilla a los seres inteligentes que pueblan su vasta creación.

Claro, no deja de ser sensato suponer la existencia de un Creador. Obviamente, muchas cosas son sensatas y no por ello correctas.
Pero planteemonos lo siguiente:
Todo efecto tiene una causa, asì como a toda reacciòn le corresponde una reacciòn. Si bien, tuvo que haber un principio, pues si prolongàsemos la causa-efecto hacia atràs por infinito tiempo (es decir, si considerasemos que el pasado es eterno), nos toparìamos con que ya habrìan sucedido, para hoy, todos los acontecimientos posibles, pues "en tiempo infinito ocurren infinitas cosas". Ya no habrìa pues, la posibilidad de nada. Nada existirìa, no habrìa movimiento, ni vida, ni muerte. Esto resulta una gran paradoja. Por lo que, si en algo podrìamos estar acordados ateos y teìstas, es que la respuesta no va por ahì.

Tuvo entonces que haber un principio. Y es aquì donde se bifurca el camino de las cosmogonìas. Unos piensan que hay una Causa Primera; otros, que en el principio el tiempo no existìa en su forma actual, por lo que no hay necesidad de esta Gran Causa ya que sin tiempo no hay movimiento, y sin movimiento no hay causas ni efectos. Otros, sin embargo, tienen aùn màs explicaciones. Algunos dicen que todo es un largo sueño de ideas, o que estamos locos y nada podemos saber. Otros que el mundo no existe. Todos son dignos de ser escuchados, porque (parafraseàndo a Jesùs con respeto a los cristianos): "Quien estè completamente seguro de tener la Gran Respuesta, que tire la primera piedra".

Para un teìsta pues, el principio es Dios. Pues como la causa-efecto no puede alargarse al infinito, tuvo que haber una Causa Primera. Bien, pues como ateo que soy, acepto que esto es posible, porque "todo es posible, al menos en la imaginaciòn". Pero, para mì, no es la mejor respuesta. Y no porque yo tenga la verdadera respuesta (¿acaso la hay?).

No soy ateo porque tenga una la Explicaciòn Absoluta del Mundo, sino porque conozco muchas y no confìo plenamente en ninguna. Algunas las considero màs juiciosas, màs razonables (como las cientìficas), pero no tengo fe en ellas, porque la historia ha demostrado que tambièn los cientìficos se equivocan. No soy nihilista, sino escèptico. Dudo de todo. Considero que no hay postura o idea que no soporte una discusiòn, que no tenga probabilidad de error.

Alguien me aconsejò que me acercara a Dios para no estar lleno de dudas. "Èl es la Respuesta", me dijo. Yo le preguntè lo siguiente "¿Es la Respuesta verdadera, o es la respuesta que queremos que sea Verdadera?"



___________________________________








Una Teoría cosmogónica con sentido, no puede dejar atrás los elementos de materia, tiempo y espacio, pues de otro modo ya estamos lindando con la fantasía.

La fantasìa en ocasiones se vuelve realidad. Antes, el simple hecho de pensar en zurcar el espacio con naves terrestres era una locura. Ahora, quièn iba a pensarlo, llevamos ya màs de 40 años de exploraciòn còsmica.

En lo respectivo a esta teorìa, quizà lo entendiste mal. Lo que tal dice es que tiempo y espacio formaban parte de la materia como cualidades. Muchos piensan, al leer por primera vez sobre el Big Bang, que en el punto de concentraciòn sòlo estaba la materia. Siendo asì, ¿dònde dejamos al espacio y al tiempo? De esta forma sì que necesitarìamos un Creador que los hiciera. Pero no es asì. Espacio y tiempo tambièn estaban concentrados, como ahora estàn en expansiòn.

Repito, es tan solo una teorìa, pero no deja de estar bien fundamentada.







¿Acaso hay fin a la potencia que se le pudiera dar a los telescopios,dejando -de aquí a no mucho- atrás por obsoleto al hoy potente Hubble? ¿Qué podría haber más allá de las fronteras ópticas o los sonidos que puedan captar las gigantescas pantallas de radar?

Tienes razòn. Yo soy partidiario de los que piensan que aùn no conocemos todo de nuestro universo. Sin embargo, el Hubble (con todo y su limitada tecnologìa) es una preciosa muestra de que, efectivamente, sea cual sea el origen de ello, el universo està en expansiòn. Tampoco sè cuàl serà el fin de esta expansiòn. Algunos piensan que el Universo es cerrado, otros que es abierto, de ello se desprende que unos esperan la expansiòn total del universo y por ende el fin de la materia y la energìa; y otros que el universo volverà a contraerse, hasta tal punto que todo estè concentrado de nuevo, y asì, nuevamente se dè otra Gran Explosiòn. ¿Quièn tiene la razòn? No lo sè, pero al menos conozco ambas posturas.









Por supuesto que siempre vale más ser ateo sincero que cristiano falso, porque aquel todavía puede encontrar lo que este ha menospreciado.

Agradezco tu tolerancia.

Aprovecho para decirte que no me es posible contestar con la oportunidad debida a todos los mensajes, por lo que te pido disculpas si es que me tardo demasiado en responder.







Sinceramente:






Bixtor
 
Estimado Bixtor:

Estimado Bixtor:

Estimado Bixtor:

Me complazco en retribuirte mi gratitud por tu interesante mensaje.
He tenido mis simpatías por Ockham, aunque mas no fuera por su coraje de oponérsele al Papa.
Pero en cuanto a la “navaja” pensé que era la que usaba para afeitarse, aunque siempre me lo imaginé de luengas barbas.
Su opinión de que: “Lo que con pocos supuestos puede hacerse, en vano se hace con más” me hace acordar al famoso dicho de Gracián: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
Si aplico este principio a Génesis 1:1 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” queda en inmediata ventaja sobre cualquier otra proposición, por ejemplo la que das: “Existe un universo increíblemente intrincado y complejo, que comenzó como resultado de procesos naturales.”
No podría imaginar mayor concurrencia de supuestos innecesarios que los involucrados en aquellos “procesos naturales”.
En cuanto a tu excursión en el tiempo hacia la eternidad pasada, podemos hacerla sin mayores inconvenientes. Si tomamos un
personaje tan antiguo como Job, desde el capítulo 38 al 40 tenemos una reseña del primer trayecto que llega hasta la misma creación. Desde nuestra escala en Génesis 1:1 ya seguimos hasta el tramo final que para en Juan 1:1,2: “1En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2Este era en el principio con Dios”. Al llegar allí, no hay tiempo ni espacio, materia ni
sustancia alguna, no hay hombre ni ángel; no hay Tierra, ni Sistema Solar, Galaxia ni Universo alguno. Solamente la Triunidad Divina en el perfecto amor y unidad del único y solo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Si podemos permanecer allí por un tiempo más como viajeros del tiempo, entonces de repente podríamos ser testigos de algo inaudito: “Él dijo, y fue hecho; Él mandó y existió” (Salmo 33:9). Claro, tal como sostenía Ockham, esto no es algo que pueda aprehenderse mediante la razón sino únicamente por la fe: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” (Hebreos 11:3).
No tengo dificultad en aceptar tu posición de dudar de todo, pues eso no está reñido con la plena certidumbre de mi fe que sólo descansa en Dios. En cuanto a mis propias opiniones, creencias y puntos de vista particulares, puedo compartir y hasta exceder tu escepticismo, pues a más años de vida también más fracasos, equivocaciones y rectificaciones. Mi amor por la verdad debe -al contemplarla- ahuyentar cualquier error con el que me haya encariñado.
No te aconsejo que te acerques a Dios –lo tienes más cerca de lo que imaginarte puedas. Un poco más apenas que se te acerque... ¡y ya verás!
Siguiéndote en la lógica que estamos aplicando en nuestro diálogo, no entiendo como puedas no desertar de la misma al decir:
quote:

“en el punto de concentración sólo estaba la materia. Siendo así, ¿dónde dejamos al espacio y al tiempo? De esta forma sí que necesitaríamos un Creador que los hiciera. Pero no es así. Espacio y tiempo también estaban concentrados, como ahora están en expansión.
Repito, es tan solo una teoría, pero no deja de estar bien fundamentada.”

Ricardo se pregunta:
Ese “punto de concentración” que reunía materia, tiempo y espacio, ¿dónde estaba y cuán pequeña alcanzó a ser su concentración?
¿Quizá era apenas un puñado primigenio que reunía un átomo de cada uno de los elementos conocidos? Ya que por su pequeñez jamás podría verlo con mis ojos, al menos puedo imaginármelo flotando en medio del vacío y hasta guiñándome un ojo con picardía diciéndome: - ¡Ya verás como me caliento, crezco, muevo y exploto y termino por llenarlo todo! Todo eso podría imaginármelo, pero no por ello me olvidaría de preguntar: -¿De dónde y cómo salió es “punto de concentración”?
Si tu puedes decir de esta teoría que esté bien fundamentada... pues pienso que va contra tus propios principios.
La misma expansión del Universo lejos de atentar contra la autoría del Creador la patentiza, pues únicamente el Dios que la Biblia
apenas con trazos describe es todo lo majestuoso como para tener su marca registrada: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la
expansión denuncia la obra de sus manos.” (Salmo 19:1).
No te preocupes por tu tardanza en contestar, pues nos ayudas a reflexionar y tus mensajes valen la pena de ser bien leídos.
Ricardo.
 
Hola de nuevo, Ricardo. Perdón por la excesiva tardanza.


Entrando en materia:

Ojalá fuera yo un maestro astrfísico y pudiera explicarte a detalle extra-preciso la Teoría del Big Bang. Es más, sé de antemano, que esta teoría no es una explicación particular sino general del universo. Y aún todavía creo que está mal llamarla "Teoría sobre el orígen del Universo", pues si seguimos su lógica, el universo no tuvo su origen sino su orden actual en aquello que los científicos llaman el "punto de concentración".

Pues veamos lo siguiente:

El punto de concenteración (p. de c.)¡no fue el origen del universo! Porque si fuera así, nos sigue haciendo falta un Creador. Bien, entonces, ¿que pasó anterior a dicho "p. de c."?
Pues si seguimos el argumento de la expansión, y lo contraponemos con la tesis de que el universo estuvo concentrado alguna vez, quiere decir que el universo se va a volver a contraer. Y una vez contraído, llegado a su punto mayor de implosión, volverá a explotar y comenzará nuevamente a expandirse, creando un nuevo orden del universo. Y al llegar nuevamente a su punto máximo de expansión, se volverá a contraer, y así "ad infinitum".

Esto quiere decir que el Universo no tiene origen, es infinito, pero no en el sentido newtoniano de un cosmos eterno e inmutable, sino de un universo que se recrea a sí mismo cientos, miles, millones de veces. Así, si el universo no tuvo origen, tampoco tuvo un Origen (con mayúscula).

Esto que digo, pues, lo afirman no todos los teorícos del Big- Bang. Otros prefieren otras explicaciones, y están en su derecho de tenerlas.

















Bueno, después dices lo siguiente (con respecto al "p. de c."):

Ya que por su pequeñez jamás podría verlo con mis ojos, al menos puedo imaginármelo flotando en medio del vacío y hasta guiñándome un ojo con picardía diciéndome: - ¡Ya verás como me caliento, crezco, muevo y exploto y termino por llenarlo todo!

Recuerda que el vacío (o sea, el espacio) es parte del "p. de c."
Por lo tanto no puede estar flotando en él. Te pongo un ejemplo muy surrealista:
Imagina que me trago toda el agua del mar. ¿Podría decir que estoy flotando en ella? Pues no, porque el agua ya forma parte de mí, está dentro de mi cuerpo.

Claro, no hay que comparar a mi cuerpo con el "p. de c.", ya que éste último no está hecho de materia en movimiento en el espacio, sino que ES materia, movimiento y espacio.



Bueno, hasta pronto, espero haberme hecho entender lo mejor posible. Me disculpo si mi lenguaje no es el de un profesor, aquél que sabe decir a sus alumnos lo más complicado de la manera más sencilla. Pues al fin, que no soy un científico-natural ni una eminencia del saber, sino un simple hombre curioso.














Sinceramente:



Bixtor
 
Re a Ricardo

Re a Ricardo

Hola de nuevo, Ricardo. Perdón por la excesiva tardanza.


Entrando en materia:

Ojalá fuera yo un maestro astrfísico y pudiera explicarte a detalle extra-preciso la Teoría del Big Bang. Es más, sé de antemano, que esta teoría no es una explicación particular sino general del universo. Y aún todavía creo que está mal llamarla "Teoría sobre el orígen del Universo", pues si seguimos su lógica, el universo no tuvo su origen sino su orden actual en aquello que los científicos llaman el "punto de concentración".

Pues veamos lo siguiente:

El punto de concenteración (p. de c.)¡no fue el origen del universo! Porque si fuera así, nos sigue haciendo falta un Creador. Bien, entonces, ¿que pasó anterior a dicho "p. de c."?
Pues si seguimos el argumento de la expansión, y lo contraponemos con la tesis de que el universo estuvo concentrado alguna vez, quiere decir que el universo se va a volver a contraer. Y una vez contraído, llegado a su punto mayor de implosión, volverá a explotar y comenzará nuevamente a expandirse, creando un nuevo orden del universo. Y al llegar nuevamente a su punto máximo de expansión, se volverá a contraer, y así "ad infinitum".

Esto quiere decir que el Universo no tiene origen, es infinito, pero no en el sentido newtoniano de un cosmos eterno e inmutable, sino de un universo que se recrea a sí mismo cientos, miles, millones de veces. Así, si el universo no tuvo origen, tampoco tuvo un Origen (con mayúscula).

Esto que digo, pues, lo afirman no todos los teorícos del Big- Bang. Otros prefieren otras explicaciones, y están en su derecho de tenerlas.

















Bueno, después dices lo siguiente (con respecto al "p. de c."):

Ya que por su pequeñez jamás podría verlo con mis ojos, al menos puedo imaginármelo flotando en medio del vacío y hasta guiñándome un ojo con picardía diciéndome: - ¡Ya verás como me caliento, crezco, muevo y exploto y termino por llenarlo todo!

Recuerda que el vacío (o sea, el espacio) es parte del "p. de c."
Por lo tanto no puede estar flotando en él. Te pongo un ejemplo muy surrealista:
Imagina que me trago toda el agua del mar. ¿Podría decir que estoy flotando en ella? Pues no, porque el agua ya forma parte de mí, está dentro de mi cuerpo.

Claro, no hay que comparar a mi cuerpo con el "p. de c.", ya que éste último no está hecho de materia en movimiento en el espacio, sino que ES materia, movimiento y espacio.



Bueno, hasta pronto, espero haberme hecho entender lo mejor posible. Me disculpo si mi lenguaje no es el de un profesor, aquél que sabe decir a sus alumnos lo más complicado de la manera más sencilla. Pues al fin, que no soy un científico-natural ni una eminencia del saber, sino un simple hombre curioso.














Sinceramente:



Bixtor
 
Hola Bixtor

Hola Bixtor

Hola Bixtor,:D

hace tiempo que no te había visto por aquí, aunque sé que está un poco fuera del tema, has leído algo de los códigos de la biblia?, sé que eres un tipo inteligente, asi que apoyándome en esto te pido leas todo esto al respecto del código secreto de la biblia, una página muy buena es ésta: www.biblecodedigest.com está en inglés espero no sea problema para tí, un cordial saludo,

Bendiciones,:angel:
 
Estimado Bixtor:

Estimado Bixtor:

Estimado Bixtor:

“Nunca es tarde cuando la dicha es buena”.
Usando la Biblioteca de Consulta Encarta 2003, es posible ir a Cosmogonía y Cosmología y otras coincidencias relacionadas, y
comprobar allí el encomiable esfuerzo de los científicos en elaborar teorías sin Dios que expliquen el origen del Universo. Las
teorías que la comunidad científica parecen aprobar en determinado momento, son luego desplazadas por otras que se apoyan en nuevas observaciones de los astrofísicos. Los mismos astrónomos que en un primer momento se muestran muy convencidos, luego dudan y finalmente descreen cuando nuevos descubrimientos sugieren otras posibilidades. Estas teorías cosmogónicas podrían incluirse dentro de un manual de religiones comparadas, y observar qué bien se llevan con tantos mitos y ficciones del paganismo universal. A vía de ejemplo, extraigo del recurso informático citado la siguiente explicación del Big Bang:

“No hay que imaginarse el Big Bang como la explosión de un trozo de materia situado en el vacío. En el Big Bang no sólo estaban concentradas la materia y la energía, sino también el espacio y el tiempo, por lo que no había ningún lugar “fuera” de la bola de fuego primigenia, ni ningún momento “antes” del Big Bang. Es el propio espacio lo que se expande a medida que el Universo envejece, alejando los objetos materiales unos de otros.”

¡Creé o reventá! decimos en el Río de la Plata. Se necesita una enorme fe o una confesión de nuestra ignorancia que nos lleve a
dar fe que lo que nosotros somos incapaces de entender, la elite científica de astrónomos y astrofísicos de alto vuelo finalmente
ha logrado encontrar como explicación satisfactoria y muy probablemente cierta del origen del Universo. Ellos podrán llenar pizarras con garabatos de todo tipo, con fórmulas matemáticas, físicas y químicas, para que finalmente destelle en nuestra mente una porción de la Sagrada Escritura:
“Pues está escrito:
Destruiré la sabiduría de los sabios,
Y desecharé el entendimiento de los entendidos.
20¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 21Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” (1Co.1:19-21)
De todos modos, tú te has explicado bien y te he entendido perfectamente. No es tuya la culpa si todavía nadie ha atinado a dar
con el clavo, presentando una teoría creíble y convincente de acuerdo al más riguroso criterio científico; porque de aplicar este criterio, ninguna de las teorías conocidas queda en pie. Mientras queden preguntas sin contestar, es mera presunción decir que el Big Bang de hoy y vaya a saber cual mañana, provee una explicación realmente científica del origen del Universo.
Es bueno que atendamos a la ciencia, pero también al arte. Nuestros cinco sentidos nos permiten admirar en la naturaleza una belleza indescriptible en armoniosa variedad de diseños, colores, fragancias, sonidos, gustos y hasta la suavidad del terciopelo en pelajes de animales, hojas y pétalos de flores. No puedo ser tan ciego, sordo e insensible como para pensar que únicamente el largo proceso de miles de millones de años concluyó justo ahora para que yo me extasíe contemplando todo esto. ¿De dónde saco fe para creerme semejante cosa?
¿Vale la pena que como ser humano civilizado e ilustrado, haga yo el ridículo ante los pájaros que cada mañana me despiertan con sus trinos celebrando a su Creador?
Recapacita, estimado Bixtor, recapacita y ve que nada hay más lógico, sensato y razonable que reconocer al Dios Creador que también nos conoce personalmente desde antes de nuestra concepción, y que también nos ama y salva por la fe en su Hijo Jesucristo.
Que Dios en su gracia te otorgue la fe que viene por el oír, el oír la Palabra de Dios.
Ricardo.
 
el que cree...

el que cree...

El que cree en el infierno
Está condenado a creer en el infierno.


El que no cree en el Hijo del Hombre
Está condenado a no conocer al Hijo del Hombre


¿Por qué insistir en mezclar estas dos verdades
para convertirlas en una sola mentira?


Moshua
 
El que no cree en el Hijo del Hombre
Está condenado a no conocer al Hijo del Hombre


Claro. Yo no creo en èl, asì que no espero verlo.
Si esto que dices es verdad, y si Dios en verdad existe, jamàs de los jamases sabrè que estaba equivocado.
Ni hablar, si asì son las cosas, que le vamos a hacer.


Un saludo, estimado Moshua. Gracias por tu comentario.
 
RE:

RE:

Estimado Ricardo:


Cuando comenzè a abandonar mi creencia en Dios, la causa y motivo principal fue mi asombro ante el nuevo mundo de la ciencia y la tecnologìa que se abrìa majestuoso ante mis ojos. En ese entonces me sentìa como enajenado por todo lo cientìfico, y empezè a devorar libros de astronomìa, evoluciòn (¡Oh Darwin! Maestro de maestros), filosofìa de la ciencia, etcètera.
Lo cientìfico se habìa vuelto como una especie de verdad absoluta, irrefutable, no debatible. Claro que en ese tiempo no tenìa un gran entendimiento de lo que leìa, pues apenas era un adolescente. Pero sentìa que con la ciencia la respuesta universal era mìa.
Años màs tarde descubrì que el conocimiento humano es dialèctico. Pues de pronto me habìa topado con que lo que Isaac Newton habìa dicho sobre el orden del universo podìa ser puesto en duda por otra teorìa de un señor llamado Albert Einstein. Al principio dije "¡Què barbaridad, la ciencia se equivoca!" Sin embargo comprendì que, ciertamente, "es de humanos de errar" y "la ciencia es humana".
Mi pasiòn por el saber cientìfico no cesò, sino al contrario, seguì (y sigo hasta la fecha) cultivando mi espìritu curioso. Pero aprendì que ninguna teorìa es infalible, que lo dicho puede ser contradicho siempre.
De hecho, considero a los cientìficos (no a todos, sino a los verdaderos) como las personas màs honestas de esta tierra. Jamàs he visto a alguien que diga con tanta seguridad y sinceridad "me equivoquè", "mi teorìa no es la correcta", "lo que digo es tan sòlo una posibilidad".
Veo, por ejemplo, mucha franqueza en esto que dijo Isaac Asimov, escritor y divulgador cientìfico:
"Examinen ustedes algunos fragmentos de pseudociencia y encontrarán un manto de protección, un pulgar que chupar, unas faldas a las que agarrarse. ¿Y qué ofrecemos nosotros a cambio? ¡Incertidumbre! ¡Inseguridad!"

Para serte sincero, mi querido Ricardo, no creo que ciencia y religiòn puedan ir de la mano. Esto por el hecho de que la Palabra de Dios debe considerarse como Verdad Unica, Universal y Absoluta; y la palabra cientìfica es siempre debatible, renovable, transformable, reemplazable.
Me dices que se necesita enorme fe para aceptar lo dicho acerca de del Big Bang. Yo digo que serìa muy peligroso e incluso ignorante aceptarla, aùn comprendiendo todas aquellas fòrmulas matemàticas y fìsicas.

La ciencia no es para aceptarse, sino para conocerse. Aquello que sabes que está en continuo cambio no puedes darlo por inmutable.


El mismo Einstein nos hizo ver que las leyes del universo no son lo que parecen, y que a través del continuo proceso universal, lo que consideramos CONSTANTE no es tal, sino que está variando imperceptiblemente, infinitesimalmente. Pero no podemos dejar de considerarlo constante para efectos prácticos. Porque de nada nos sirve saber que 1 segundo no medirá lo mismo dentro de 20 mil millones de años, si lo que queremos ahora y en este preciso momento es, por ejemplo, romper una marca mundial de 400 metros planos.
No se trata de tener fe en que el segundo es constante, sino que sería imposible romper récords si estamos variando el concepto. La ciencia busca siempre la utilidad práctica.



Ricardo, lo que tu aceptas por fe tiene un método distinto al de la Ciencia. La Verdad Religiosa se da por REVELACIÓN, porque "Dios se las hizo saber a los hombres". La verdad científica no está dada, hay que ir por ella, y si no la alcanzamos totalmente es porque no somos más que una parte de lo que estudiamos, una parte del Todo que deseamos conocer. El concepto de "ERROR" no existe en la revelación divina; en la ciencia el ERROR es lo que le permite no quedarse estancada.

Para llegar a conocer la realidad del universo, es válido proponer hipótesis, es válido imaginar. Pero no debemos confundir esto con fe, porque fe es aceptar, no proponer.

No puedes negarme que creer y ser crédulo son cosas distintas. Creer es aventurarse a afirmar sobre fundamentos, o es reafirmar con parcial seguridad y previo análisis lo dicho por otro. Ser crédulo es, por el contrario, no atreverse a negar, aceptar sin preguntar, aceptar dando por hecho que quien nos lo dice no se equivoca, que lo que leemos o escuchamos es verdaderamente y sin excusas lo que dice ser. En este sentido (y sin ánimo de ofender, aunque sé que muchos se sentirán ofendidos) pienso que SER CRÉDULO se acerca mucho a TENER FE.


Pero, vamos, ser crédulo no es malo, hasta cierto punto. Como nos dice Richard Dawkins:
"En la infancia nuestra credulidad nos sirve de mucho. Nos ayuda a llenarnos la cabeza, con extraordinaria rapidez, con la sabiduría de nuestros padres y ancestros. Pero si no crecemos y superamos esa etapa en la plenitud del tiempo, nuestra naturaleza [...] nos hace un blanco fácil para astrólogos, mediums, gurúes, evangelistas y charlatanes. Necesitamos reemplazar la credulidad automática de la infancia por el escepticismo constructivo de la ciencia adulta."

Y que conste: no cito a Dawkins porque tenga fe en lo que dice.









________________________________



Quisiera terminar, Ricardo, agradeciéndote tu atención durante estos días. Creo que tus deseos de que recapacite y escuche la Palabra son sinceros. Perdona si te defraudo. Podría prometerte que lo haría, pero más vale que sea yo sincero contigo también.
















DE TODO CORAZÓN:



BIXTOR
 
Apreciado BIXTOR:

Apreciado BIXTOR:

Apreciado BIXTOR:
No te imaginas cuanto bien me hace leerte, y cuánto admiro la sinceridad de lo que dices, así como la sustancia y estilo en que lo expresas. Forma y contenido se conjugan en tus mensajes de tal modo, que despiertas en el lector atento el deseo de conocerte y dialogar personalmente contigo. Lamentablemente podré seguir comunicándome
por Internet apenas por unos días más y vuelvo a desaparecer del Foro no sé por cuanto tiempo, pues viajo.
Lo que cuentas en tus primeros párrafos parece ser también mi biografía de adolescente.
Una frase célebre de Einstein decía: “La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia” constatando con ella que toda hipótesis científica suele ser desmentida por su aplicación experimental.
Dices bien de la Palabra de Dios y de la forma que debe ser aceptada; pero en este punto quizá no todos los creyentes estemos de acuerdo. Yo no dudo que ella es verdad absoluta, divinamente inspirada, por lo cual tampoco me atrevo a discutir con su divino Autor. Pero la comprensión que los demás tengan de ella no me inspira total
confianza, así como tampoco mi propia comprensión de lo revelado. Tantas veces tuve que advertir los errores en maestros de la Biblia como mi propia equivocación, lo que mantiene intacta mi fe en la absoluta veracidad de las Sagradas Escrituras, tanto como nuestra propensión a equivocarnos inadvertidamente como de ex profeso. En cierto sentido, diría que la verdad revelada es algo estático, pero intensamente dinámico mi estudio y comprensión de ella.
Por eso es que no creo en dogmas, por correctos que aparenten ser. Mi fe admite sin vacilación todos los versículos de la Biblia, pero no necesariamente el ropaje con que se los viste ni las conclusiones a las que se llegue con la selección y disposición de algunos de ellos.
Las personas con mentalidad religiosa tienden a ser poco sinceras, ya que aparentando una fe de la que carecen, no les interesa ni preocupa investigar la realidad de las cosas, sino que temen ser deslumbrados al menor destello de la verdad que irrumpa en las tinieblas en que andan. Vociferan sus dogmas como dueños absolutos de la verdad,
pero tiemblan como pluma al viento no bien se les cuestiona; no están seguros de nada.
Creo que tienes razón también cuando dices que la fe se recibe mas la ciencia se busca, aunque en definitiva también es Dios que da la sabiduría como magistralmente lo dice Salomón en Proverbios 2:
1 »Hijo mío, si recibes mis palabras
y guardas en ti mis mandamientos,
2 haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
si inclinas tu corazón a la prudencia,
3 si invocas a la inteligencia
y pides que la prudencia te asista;
4 si la buscas como si fuera plata
y la examinas como a un tesoro,
5 entonces entenderás el temor de Jehová
y hallarás el conocimiento de Dios,
6 porque Jehová da la sabiduría
y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia.”

También me he ocupado en otros temas de hacer ver la diferencia entre el ser crédulo y creyente; entre la credulidad y la fe; pero temo que en la cristiandad haya muchos crédulos y pocos creyentes.
Por el contrario, tampoco consideraría juicioso al agnosticismo, ni al empirismo ni al escepticismo, porque rehuyendo tanto el afirmar como el negar, privan a la mente de la aventura del hallazgo; ya que de encontrar algo, habrá necesariamente que sospechar de su realidad. Resignarse a ser agnóstico o escéptico me deprimiría mucho, porque implicaría lo que no quiero: resignación.
Agradezco tu franqueza, pero no me defraudas. Serás lo que Dios quiere que seas, y sólo deseo que asemejándonos tanto acá, no seamos tan desemejantes en nuestro destino eterno. Cuando cerremos los ojos por última vez, y sea yo el equivocado, ¡pues no los volveremos a abrir en ninguna parte! Pero si el equivocado fueses tú, yo sé dónde los abriré, ¿y tú, Bixtor, dónde?
Con todo el aprecio de Ricardo.