El poder latente del alma
Watchman Nee
"Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hiero y de mármol; y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres" (Ap. 18:11-13).
Por favor, observe que aquí en este pasaje, la lista de mercadería comienza con oro y plata, caballos y carros y todos los artículos naturales que pueden ser comerciados. Los esclavos siempre pueden ser comerciados o trocados, sin embargo, esto es un comercio con cuerpos humanos. Pero, además de eso, existe un mercado de almas de hombres como mercadería).
«Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual» (1 Cor. 15:45, 46). «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Gén. 2:7).
En el discurrir de los dos últimos años he sentido intensamente la necesidad de dar un mensaje conforme será dado ahora. Es tan complejo como profundo. Para el que habla no será fácil, ni para los que oyen será fácil entender. Por esta razón no inserté este mensaje en la tercera parte de «El Hombre Espiritual». Aun así, siempre tuve el sentir de exponerlo, especialmente después de haber leído varios libros y revistas, y haber tenido contacto hasta cierto punto con personas de este mundo. Siento cuán precioso es el mensaje que tuvimos el privilegio de conocer. En vista de la situación y tendencia actual de la Iglesia, como también del mundo, somos constreñidos a compartir lo que nos es dado. De otro modo, estaremos escondiendo la lámpara debajo del almud.
Lo que voy a mencionar en el mensaje para nuestra consideración hoy, tiene relación con el conflicto espiritual y el fin de esta era.
La autoridad y destreza física de Adán
«Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra» (Gén. 1:27-28).
Amigos, ¿ya han pensado ustedes en la inmensidad de la tierra? Supongamos que un patrón solicita a su siervo que le administre dos casas. Él le hace la designación basado en la habilidad del siervo para cuidar de ellas. Un patrón duro puede exigir de su siervo más de lo que requiere su obligación, pero nunca exigirá que su siervo se comprometa a realizar algo por encima de su capacidad. ¿Pediría entonces Dios, que Adán hiciese algo fuera de su capacidad? Por lo tanto podemos concluir que si Adán era capaz de gobernar la tierra, sus habilidades ciertamente eran superiores a las nuestras hoy. Él tenía poder, habilidad y pericia. Todas estas habilidades él las recibió del Creador.
Aunque no podemos medir el poder de Adán como si hubiera estado mil millones de veces por sobre nosotros, podemos suponer, no obstante, y con seguridad, que era un millón de veces superior a nosotros. De otra manera él no sería capaz de realizar la tarea asignada por Dios. En cuanto a nosotros hoy, sin embargo, si se nos fuese exigido barrer una alameda tres veces al día, después no seríamos capaces de enderezar nuestras espaldas. ¿Cómo podríamos entonces gobernar la tierra? Aun así, Adán no sólo gobernó la tierra, sino que también tuvo dominio sobre los peces del mar, los pájaros del aire y sobre todo ser viviente sobre la tierra. Gobernar no es sólo sentarse sin hacer nada. Se exige diligencia y trabajo. Viendo eso, debemos reconocer el poder superior que Adán de hecho poseía.
Pero ¿piensa usted que esta comprensión es algo nuevo? En verdad esta es la enseñanza de la Biblia. Antes de su caída, Adán tenía tal fuerza que nunca se sentía cansado después de trabajar. Sólo después de la caída fue que Dios le dijo: «Con el sudor de tu rostro comerás el pan».
El poder intelectual y la memoria de Adán
«Y Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre» (Génesis 2:19). Mis amigos, ¿no es esto maravilloso? Supongamos que usted tomase un diccionario y leyese los nombres de todos los animales; ¿no confesaría usted no poder aprender de memoria todos ellos? Mientras que Adán le dio nombres a todos los pájaros y animales.¡Qué inteligente debe haber sido él!
Watchman Nee
¡Jesús es el Señor!
Continua…
SEMANA 2 — DÍA 4
Alimento matutino
Ez. 1:15-18 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda. Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban. Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.
[Ezequiel 1:15-21] nos describe las ruedas altas y espantosas. Al lado de cada uno de los seres vivientes había una rueda. Esta rueda es tan alta que causa gran asombro…Una rueda nos permite avanzar, no de una manera ordinaria sino especial. En casa, cuando caminamos de la cocina a nuestro cuarto o a la sala, no necesitamos ruedas, pero cuando tenemos que recorrer una larga distancia, sí necesitamos ruedas. También necesitamos ruedas cuando hacemos algo a fin de cumplir cierto propósito. Por consiguiente, el mover realizado por una rueda no es un mover ordinario, sino un mover especial, el cual cumple un propósito específico. La rueda de Ezequiel 1 implica un mover que tiene un propósito determinado. Además, la rueda implica que este mover no depende de nuestra propia fuerza. (Life-study of Ezekiel, pág. 91)
Lectura para hoy
Las ruedas estaban junto a los seres vivientes, frente a sus cuatro caras (Ez. 1:15). Esto indica que si queremos tener el mover del Señor, primero debemos expresar al Señor en nuestro vivir. Si somos la expresión de Cristo en nuestro vivir, tendremos con nosotros la rueda del mover del Señor.
El versículo 15 dice que las ruedas están sobre la tierra. No debemos esperar que el mover del Señor esté en los cielos. Dios tiene ángeles para llevar a cabo Su mover en los cielos. Lo que Él necesita es llevar a cabo Su mover en la tierra…en los Estados
Unidos y en muchos países más.
Leamos la primera parte del versículo 16: “El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del berilo” [lit.]. Según Daniel 10:6, el Señor tenía el aspecto de berilo cuando se movía. Esto indica que en el mover de las ruedas se encuentra el aspecto del Señor. Adondequiera que vaya la rueda, ésta trae consigo el aspecto del Señor. Si la rueda se mueve a cierto lugar, llevará consigo el aspecto del Señor. Si la rueda lo acompaña a usted a la escuela o a su trabajo, llevará allí el aspecto del Señor, y los demás podrán ver el berilo, es decir, el aspecto del Señor.
La segunda parte de Ezequiel 1:16 dice: “Y las cuatro tenían una misma semejanza”. Aquí vemos que las cuatro ruedas tenían una misma apariencia, una misma semejanza. Esto indica que el mover del Señor tiene la misma semejanza y apariencia en cada iglesia. En cada mover se encuentra la misma semejanza del Señor. Es por eso que todas las ruedas tenían una misma semejanza.
Si el aspecto o semejanza que tiene la iglesia en determinada localidad es diferente de la semejanza que tiene la iglesia en otra localidad, algo anda mal. Tal vez los santos de una iglesia local piensen que deben desarrollar su propia característica local, que deben desarrollar algo en el ámbito local que sea típico y único. Esto es contrario a lo que vemos en Ezequiel 1, donde se nos dice que las cuatro ruedas tenían una misma semejanza.
No debemos pensar que la rueda que se mueve en los Estados Unidos debe tener una semejanza particular y que la rueda que se mueve en otros países debe tener una semejanza diferente. En cada lugar y en cada país la rueda debe tener una misma semejanza. Esto no significa que todas las iglesias deban seguir a una iglesia particular. Por el contrario, todas las iglesias locales deben seguirse mutuamente (1 Ts. 2:14).
[El versículo 17] nos muestra un mover en coordinación, sin hacer giros.
[Las ruedas eran altas y espantosas (v. 18).] Nunca debemos tratar de engrandecernos; por el contrario, debemos ser pequeños. Sin embargo, la rueda que está a nuestro lado debe ser muy alta y espantosa. En nuestra localidad, no debemos tener una rueda pequeña de unos cuantos centímetros de diámetro … La rueda en cada iglesia debe ser muy alta y espantosa.
(Life-study of Ezekiel, págs. 95-96) Lectura adicional: Life-study of Ezekiel, mensaje 9
Witness Lee
¡Jesús es el Señor!
Watchman Nee
"Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hiero y de mármol; y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres" (Ap. 18:11-13).
Por favor, observe que aquí en este pasaje, la lista de mercadería comienza con oro y plata, caballos y carros y todos los artículos naturales que pueden ser comerciados. Los esclavos siempre pueden ser comerciados o trocados, sin embargo, esto es un comercio con cuerpos humanos. Pero, además de eso, existe un mercado de almas de hombres como mercadería).
«Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual» (1 Cor. 15:45, 46). «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Gén. 2:7).
En el discurrir de los dos últimos años he sentido intensamente la necesidad de dar un mensaje conforme será dado ahora. Es tan complejo como profundo. Para el que habla no será fácil, ni para los que oyen será fácil entender. Por esta razón no inserté este mensaje en la tercera parte de «El Hombre Espiritual». Aun así, siempre tuve el sentir de exponerlo, especialmente después de haber leído varios libros y revistas, y haber tenido contacto hasta cierto punto con personas de este mundo. Siento cuán precioso es el mensaje que tuvimos el privilegio de conocer. En vista de la situación y tendencia actual de la Iglesia, como también del mundo, somos constreñidos a compartir lo que nos es dado. De otro modo, estaremos escondiendo la lámpara debajo del almud.
Lo que voy a mencionar en el mensaje para nuestra consideración hoy, tiene relación con el conflicto espiritual y el fin de esta era.
La autoridad y destreza física de Adán
«Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra» (Gén. 1:27-28).
Amigos, ¿ya han pensado ustedes en la inmensidad de la tierra? Supongamos que un patrón solicita a su siervo que le administre dos casas. Él le hace la designación basado en la habilidad del siervo para cuidar de ellas. Un patrón duro puede exigir de su siervo más de lo que requiere su obligación, pero nunca exigirá que su siervo se comprometa a realizar algo por encima de su capacidad. ¿Pediría entonces Dios, que Adán hiciese algo fuera de su capacidad? Por lo tanto podemos concluir que si Adán era capaz de gobernar la tierra, sus habilidades ciertamente eran superiores a las nuestras hoy. Él tenía poder, habilidad y pericia. Todas estas habilidades él las recibió del Creador.
Aunque no podemos medir el poder de Adán como si hubiera estado mil millones de veces por sobre nosotros, podemos suponer, no obstante, y con seguridad, que era un millón de veces superior a nosotros. De otra manera él no sería capaz de realizar la tarea asignada por Dios. En cuanto a nosotros hoy, sin embargo, si se nos fuese exigido barrer una alameda tres veces al día, después no seríamos capaces de enderezar nuestras espaldas. ¿Cómo podríamos entonces gobernar la tierra? Aun así, Adán no sólo gobernó la tierra, sino que también tuvo dominio sobre los peces del mar, los pájaros del aire y sobre todo ser viviente sobre la tierra. Gobernar no es sólo sentarse sin hacer nada. Se exige diligencia y trabajo. Viendo eso, debemos reconocer el poder superior que Adán de hecho poseía.
Pero ¿piensa usted que esta comprensión es algo nuevo? En verdad esta es la enseñanza de la Biblia. Antes de su caída, Adán tenía tal fuerza que nunca se sentía cansado después de trabajar. Sólo después de la caída fue que Dios le dijo: «Con el sudor de tu rostro comerás el pan».
El poder intelectual y la memoria de Adán
«Y Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre» (Génesis 2:19). Mis amigos, ¿no es esto maravilloso? Supongamos que usted tomase un diccionario y leyese los nombres de todos los animales; ¿no confesaría usted no poder aprender de memoria todos ellos? Mientras que Adán le dio nombres a todos los pájaros y animales.¡Qué inteligente debe haber sido él!
Watchman Nee
¡Jesús es el Señor!
Continua…
SEMANA 2 — DÍA 4
Alimento matutino
Ez. 1:15-18 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda. Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban. Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.
[Ezequiel 1:15-21] nos describe las ruedas altas y espantosas. Al lado de cada uno de los seres vivientes había una rueda. Esta rueda es tan alta que causa gran asombro…Una rueda nos permite avanzar, no de una manera ordinaria sino especial. En casa, cuando caminamos de la cocina a nuestro cuarto o a la sala, no necesitamos ruedas, pero cuando tenemos que recorrer una larga distancia, sí necesitamos ruedas. También necesitamos ruedas cuando hacemos algo a fin de cumplir cierto propósito. Por consiguiente, el mover realizado por una rueda no es un mover ordinario, sino un mover especial, el cual cumple un propósito específico. La rueda de Ezequiel 1 implica un mover que tiene un propósito determinado. Además, la rueda implica que este mover no depende de nuestra propia fuerza. (Life-study of Ezekiel, pág. 91)
Lectura para hoy
Las ruedas estaban junto a los seres vivientes, frente a sus cuatro caras (Ez. 1:15). Esto indica que si queremos tener el mover del Señor, primero debemos expresar al Señor en nuestro vivir. Si somos la expresión de Cristo en nuestro vivir, tendremos con nosotros la rueda del mover del Señor.
El versículo 15 dice que las ruedas están sobre la tierra. No debemos esperar que el mover del Señor esté en los cielos. Dios tiene ángeles para llevar a cabo Su mover en los cielos. Lo que Él necesita es llevar a cabo Su mover en la tierra…en los Estados
Unidos y en muchos países más.
Leamos la primera parte del versículo 16: “El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del berilo” [lit.]. Según Daniel 10:6, el Señor tenía el aspecto de berilo cuando se movía. Esto indica que en el mover de las ruedas se encuentra el aspecto del Señor. Adondequiera que vaya la rueda, ésta trae consigo el aspecto del Señor. Si la rueda se mueve a cierto lugar, llevará consigo el aspecto del Señor. Si la rueda lo acompaña a usted a la escuela o a su trabajo, llevará allí el aspecto del Señor, y los demás podrán ver el berilo, es decir, el aspecto del Señor.
La segunda parte de Ezequiel 1:16 dice: “Y las cuatro tenían una misma semejanza”. Aquí vemos que las cuatro ruedas tenían una misma apariencia, una misma semejanza. Esto indica que el mover del Señor tiene la misma semejanza y apariencia en cada iglesia. En cada mover se encuentra la misma semejanza del Señor. Es por eso que todas las ruedas tenían una misma semejanza.
Si el aspecto o semejanza que tiene la iglesia en determinada localidad es diferente de la semejanza que tiene la iglesia en otra localidad, algo anda mal. Tal vez los santos de una iglesia local piensen que deben desarrollar su propia característica local, que deben desarrollar algo en el ámbito local que sea típico y único. Esto es contrario a lo que vemos en Ezequiel 1, donde se nos dice que las cuatro ruedas tenían una misma semejanza.
No debemos pensar que la rueda que se mueve en los Estados Unidos debe tener una semejanza particular y que la rueda que se mueve en otros países debe tener una semejanza diferente. En cada lugar y en cada país la rueda debe tener una misma semejanza. Esto no significa que todas las iglesias deban seguir a una iglesia particular. Por el contrario, todas las iglesias locales deben seguirse mutuamente (1 Ts. 2:14).
[El versículo 17] nos muestra un mover en coordinación, sin hacer giros.
[Las ruedas eran altas y espantosas (v. 18).] Nunca debemos tratar de engrandecernos; por el contrario, debemos ser pequeños. Sin embargo, la rueda que está a nuestro lado debe ser muy alta y espantosa. En nuestra localidad, no debemos tener una rueda pequeña de unos cuantos centímetros de diámetro … La rueda en cada iglesia debe ser muy alta y espantosa.
(Life-study of Ezekiel, págs. 95-96) Lectura adicional: Life-study of Ezekiel, mensaje 9
Witness Lee
¡Jesús es el Señor!