EL PAIS DE LA BIBLIA

1 Abril 2001
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El país de la Biblia

El pueblo hebreo ocupa un lugar singular en la historia humana, debido a su tradición religiosa, contenida en los libros sagrados de la Biblia, que se escribieron a lo largo del primer milenio antes de Cristo. En ellos aparece un dios único, Yahvé, inicialmente concebido como el protector de los hebreos en sus combates contra sus vecinos filisteos o ammonitas. En las predicaciones de sucesivos profetas, a partir de Amós en el siglo VIII, el culto a Yahvé adquirió un carácter de compromiso moral con unas reglas de vida. De esa concepción religiosa se derivan no sólo el judaísmo actual, sino también el cristianismo y el islam. La fidelidad de los judías hacia su religión no sólo les llevó a preservar su identidad tras la diáspora, es decir, el asentamiento en distintos países, sino que les ha llevado a sufrir repetidas persecuciones.
Apuntes:
Es muy difícil establecer con rigor histórico la validez de las tradiciones sobre los orígenes del pueblo hebreo que se recogen en la Biblia. Antes de la llegada de los hebreos, el valle del Jordán estaba poblado por los cananeos y sometido a la hegemonía de Egipto. Las tribus hebreas, de lengua semita, se habrían establecido en Canaán en el siglo XIII a.C., después de haber permanecido durante varias generaciones en Egipto, de donde, según el relato bíblico, salieron bajo la guía de Moisés, el primer legislador hebreo. Tras vencer a los cananeos, los hebreos se enfrentaron a los filisteos, llegados la tierra que de ellos tomó el nombre de Palestina finales del siglo XIII y a los ammonitas, de lengua semita como los hebreos. La monarquía fue establecida a finales del siglo XI por Saul que murió combatiendo a los filisteos. Jebús, luego llamada Jerusalén, fue conquistada por el rey David.La monarquía hebrea llegó a su apogeo en el siglo X a.C., durante los rinados de David y su hijo Salomón. David extendió las fronteras de su reino mediante victoriosas campañas contra los edomits, los moabitas, lo ammonits y los arameos y estableció su capital en Jerusalén. El reinado de Salomón, cuya grandeza y sabiduría destaca el relato bíblico, fue en cambio casi enteramente pacífico. Roboam, hijo de Salomón, no logró mantener la unidad de las tierras hebreas: el sur, el reino de Judá, con capital en Jesuralén, se mantuvo fiel al heredero de David, pero el norte se separó para constituir el reino de Israel, con capital en Samaria. Tras ello recobrarían su independencia de Ammon, Moab y Edom. Los dos reinos hebreos de Judá e Israel coexistieron desde 928, año en el que se produjo la división, hasta 720 a.C. cuando los asirios conquistaron Israel. Y Judá sobrevivió hasta la destrucción de Jerusalén por los babilonios en 586 a.C.
En el año 841 a.C. Jehú, rey de Israel presento tributos al poderoso rey de Asiria Salmanasar III, que por entonces realizaba una incursión contra Aram. La escena fue representada en el Obelisco negro de Salmanasar.
La reconstruccción del último templo de Jerusalén, cosntruido por Herodes a finales del siglo I a.C. y destruido por Tito en 70 d.C. el muro de las lamentciones es lo único que hoy queda de él.
Los manuscritos de Aumran, descubiertos en 1947 junto al mar Muerto, han aportado muchos datos sobre la vida y creencias de una secta judia de comienzos de la era cristiana, probablemente la de los esenios.



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