el nombre de la rosa

26 Abril 2001
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fragmento de "El nombre de la rosa"

- Adso, resolver un misterio no es como deducir a partir de primeros principios. Y tampoco es como recoger un montón de datos particulares para inferir después una ley general. Equivale más bien a encontrarse con uno, dos o tres datos particulares que al parecer no tienen nada en común, y tratar de imaginar si pueden ser otros tantos casos de una ley general que todavía no se conoce, y que quizá nunca ha sido enunciada (...) La búsqueda de las leyes explicativas, en los hechos naturales, procede por vías tortuosas.

Cuando te enfrentas con unos hechos inexplicables, debes tratar de imaginar una serie de leyes generales, que aún no sabes cómo se relacionan con los hechos en cuestión. Hasta que de pronto, al descubrir determinada relación, uno de aquellos razonamientos te parece más convincente que los otros. Entonces tratas de aplicarlo a todos los casos similares, y de utilizarlo para formular previsiones, y descubres que habías acertado. Pero hasta el final no podrás saber qué predicados debes introducir en tu razonamiento, y qué otros debes descartar.
Así es como estoy procediendo en el presente caso. Alineo un montón de elementos inconexos, e imagino hipótesis. Pero debo imaginar muchas, y gran parte de ellas son tan absurdas que me daría vergüenza decírtelas (...) Ahora, a propósito de los hechos ocurridos en la abadía, tengo muchas hipótesis atractivas, pero no existe ningún hecho evidente que me permita decir cuál es la mejor. Entonces, para no acabar haciendo el necio, prefiero no empezar haciendo el listo. Déjame pensar un poco más, hasta mañana, al menos.

En aquel momento comprendí cómo razonaba mi maestro, y me pareció que su método tenía poco que ver con el del filósofo que razonaba partiendo de primeros principios, y los modos de cuyo intelecto coinciden casi con los del intelecto divino. Comprendí que, cuando no tenía una respuesta, Guillermo imaginaba una multiplicidad de respuestas posibles, muy distintas unas de otras. Me quedé perplejo.

- Pero entonces -me atreví a comentar-, aún estáis lejos de la solución...

- Estoy muy cerca, pero no sé de cuál.

- O sea que no tenéis una única respuesta para vuestras preguntas...

- Si la tuviera, Adso, enseñaría teología en París.

- ¿En París siempre tienen la respuesta verdadera?

- Nunca, pero están muy seguros de sus errores.

- ¿Y vos? -dije con infantil impertinencia-. ¿Nunca cometéis errores?

- A menudo -respondió-. Pero en lugar de concebir uno solo, imagino muchos, para no convertirme en el esclavo de ninguno.

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Aquí todos "tienen la razón".

Incluso los que han cambiado de religión, en cada instante pensaban ser lo "acertados".

¿ No es acaso más lógico y humide admitir que ahora mismo, cada uno puede estar equivocado en algún(os) punto(s) ?

Y a partir de esa humilde postura, no será más fácil la búsqueda común del "camino a la verdad" ?

(la verdad es la meta, no el camino.
Los peregrinos no llegaron aún a su destino, sino no serían peregrinos)
 
Ese libro me encanta.

Forma parte de mi colección, y lo he leído tantas veces como la Historia Interminable.

Con su banda sonora original en el oído.

Hmmmm.-....

Delicioso en todo punto. El ambiente del monasterio, la realidad de la oscuridad religiosa, ...

¿Tú también eres fan de ese libro?
 
Originalmente enviado por Son of Epafrodite:
Ese libro me encanta.

Forma parte de mi colección, y lo he leído tantas veces como la Historia Interminable.

Con su banda sonora original en el oído.

Hmmmm.-....

Delicioso en todo punto. El ambiente del monasterio, la realidad de la oscuridad religiosa, ...

daniel:
Una linda novela, muy imaginativa, por cierto.

Son:
Tú también eres fan de ese libro?

daniel:
Espero que no lo conviertan en Biblia !!! :D