Querido amigo, amiga que visitas estas páginas sediento de amor, de alegría, de paz, de justicia, estas palabras son para ti.
Todos, alguna vez en nuestras vidas fracasamos, hemos conocido el acre sabor de la derrota y la consiguiente frustración derivada de ésta. De una forma u otra todos tenemos un plan o al menos una mera idea acerca de lo ha de ocurrir con nuestras vidas. No obstante, nuestro plan, meta o idea nunca coincide con nuestra realidad. Cuando menos lo pensamos somos interrumpidos y allí, en ese mismo instante, se esfuma el encanto.
¡Fantasiamos mucho! No en balde el arte —interpretación humana de lo que el Creador creó perfectamente— pareciera haber conquistado hasta nuestro más recónditos intersticios. Así Hollywood, la industria más poderosa del mundo, modela el comportamiento de las multitudes. Hollywood te adiestra sobre cómo has de pensar, vestir, comer e incluso, cómo has de ver a Dios.
Multitudes de interrogantes asaltan el día a día de nuestra excitada existencia; nos disparan sin cesar por todos los flancos. TV, cine, prensa, radio, internet, correos, escuelas, miríadas de credos de distinto pelaje y un largo etcétera, actúan como inquisidores a la par de contestadores; te dicen: ¡Oye, mira, aquí tenemos todas las preguntas y todas las respuestas!
Señor Silencio parece ser un invitado imposible a nuestras vidas; Doña Confusión [conocida también como OBSCENIDAD (Ob = fuera de; scena = escena)], de la mano de su carnal Don Ruido, ha tomado cualquier espacio disponible. Noticias, imágenes a granel, discursos, comerciales, comunicaciones, música, constantes llamadas, bullicio generalizado, amenazas por y desde todas partes, imprecaciones, credos, teorías, filosofías y necedades de los más diversos géneros atracan nuestra escuálida atención. ¡Pareciera que no hay ni un sólo espacio para la intimidad!
El vanidoso como superficial MUNDO de nuestros días se ha convertido en un tormentoso río de preguntas, gigantescas rocas que obstruyen el paso hacia el verdadero río, el verdadero CAMINO.
No se trata de lo que pienses acerca de una determinada religión.
No se trata de lo que pienses sobre el cristianismo y los cristianos, el judaísmo y los judíos, etc.
No se trata de las buenas obras que hayas podido hacer últimamente.
No se trata de las tradiciones que hay en la iglesia a la que asistes o la de tu simpatía o la que visitabas cuando eras niño(a) o esa a la que te gustaría pertenecer.
De lo que se trata es de que, como toda criatura creyente o no en DIOS, clamas desde el fondo de tu alma por Él. Por cuanto eres fruto de su creación, DIOS es tu única realidad; tu única salida; tú único ayer, hoy y futuro; tu único alivio; tu única satisfacción; sea que lo sepas o no, que lo reconozcas o no. DIOS es LA RESPUESTA que exige, por la que clama tu estropeado espíritu en su andar por este ignaro e insólito mundo. Y esa RESPUESTA querido amigo, amiga, que me escuchas jamás podrá dártela el MUNDO. Sencillamente, carece de ella, no la tiene. El MUNDO, sujeto a vanidad, está bajo los designios de un príncipe a quien DIOS temporalmente le ha permitido sojuzgar al humano. Estoy seguro que tú sabes de quien estoy hablando. Sin embargo, para los efectos de esta conversación, ese príncipe CARECE DE IMPORTANCIA ALGUNA ya que él, como todas las cosas del mundo, pasará mas LA PALABRA que DIOS misericordiosamente te presenta hoy, NO PASARÁ.
Entonces, hablemos un poco más sobre DIOS ETERNO, TODOPODEROSO; el DIOS DE ABRAHÁN, ISAAC, ISRAEL, JOSÉ, DANIEL, ELÍAS, JUAN EL BAUTISTA, PABLO, PEDRO, JUAN, el DIOS DE LA BIBLIA. Hablemos, pues, del DIOS HECHO HOMBRE en JESÚS, el CRISTO, que vive y vivirá por siempre en Sus hijos. ¡No! No te hablaré de religión, te hablaré del DIOS VIVO.
La degeneración de la raza humana bajo la tutela del Príncipe del Mundo no deja lugar a dudas de que estamos ante el momento culminante de la historia. El ser humano se pudre a pasos de pantera tanto física como espiritualmente. El pecado (negación de y desobediencia a DIOS) tiene tomado casi por completo al mundo. La maldad y las perversiones de toda índole campean por doquier. EL MENSAJE, el único, hoy toca a las puertas de tu corazón para decirte que CRISTO JESÚS vive, que ÉL es la única fuente de vida y que es la única posibilidad de SALVACIÓN que tienes, que es tú única ESPERANZA. “¿Salvación de qué?”, pudieras preguntarte. Te digo, “échale una ojeada a tu alrededor y quizás obtengas la respuesta”. Te digo, “imagínate, después de este evento que conocemos como ‘muerte’, viviendo en un mundo millones de veces más degradado que éste en el que nos toca vivir, pero viviendo eternamente sin el beneficio de lo que aquí en este mundo entendemos por muerte, y quizás obtengas la respuesta”. Te digo, “piensa por un instante en una persona que sufre los terribles dolores de un cáncer viviendo sin anestesia por siempre, y quizás obtengas la respuesta”.
Por encima, muy por encima, del ruidoso mare magnum de preguntas en que se ha convertido el mundo, surge LA PREGUNTA que tú y todos enfrentamos en un momento dado de nuestras vidas, la cual es bien sencilla. Sí, como pudieras sospechar, LA PREGUNTA tiene que ver con DIOS, EL QUE ES, EL INNOMBRADO, EL TODOPODEROSO, EL CREADOR DE TODOS Y DE TODO.
LA GRAN PREGUNTA que está firmemente instalada en el corazón del ser humano, LA PREGUNTA que hierve en tu alma es : ¿SERÁ POSIBLE QUE PUEDA ENCORTRARME CON MI PAPÁ PARA EXPONERLE TODO MI DOLOR, TODO MI FRACASO, TODA MI FRUSTRACIÓN, TODA MI MISERIA, TODA MI INCAPACIDAD PARA ALIVIAR ESTA ENFERMEDAD QUE LLAMAMOS VIDA. Y, DE SER POSIBLE, CÓMO?
CRISTO, EL MEDIO, EL CAMINO ES. Jesús te dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. (Juan 14:6-7). A través de Pablo y Silas, el Señor te habla: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. (Hechos 16:31). A través de Lucas, el Señor te informa: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. (Hechos 4:12). El Señor usa a Pablo para decirte: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”. (2 Corintios 5:17-19).
El MENSAJE no podría ser más claro: La fe en Jesús es el único CAMINO a DIOS. Entonces, ¿qué harás si ÉL toca a las puertas de tu corazón para hacerte la GRAN INVITACIÓN? ¿Será que los brujos, los medios de INcomunicación, los artistas, los filósofos, los científicos del MUNDO seguirán visitando tu ajetreada vida con palabras engañosas que empiedran el camino al tormento eterno? ¿Será que las ‘visiones’, las ‘trascendentes y sabias reflexiones’, de los ‘sabios’ de este mundo tendrán finalmente más peso en tu corazón que LA PALABRA (la única, la inmutable) del DIOS TODOPODEROSO? Detente por un instante amigo, amiga mío (a). Apágate al mundo aunque sea por tan sólo por un instante. Retírate en silencio y busca en la soledad de tu corazón respuestas para estas acuciantes preguntas.
Conviene saber un hecho más, de crucial importancia: Jesús tomó el lugar, pago por los pecados, de los hijos de Dios, esos que llevan la semilla de Dios dentro de sí, en la Cruz del Calvario. Si en algún momento llegases a conocer a JESÚS, sabrás lo terriblemente hermoso que es el estar libre de los estragos y del poder de Don Pecado así como de su eterna compañera, Doña Culpa.
¿Qué harás con Jesús si Él llegase a tocar a las puertas de tu corazón? Ésta es la pregunta más importante que todo ser humano, eventualmente, tiene que afrontar.
“¡ÉL ME LLAMÓ!”
En la compañía de su hijita Rebeca, María se encontraba mirando las fotos de un viejo álbum. Bequita, que así la llamaban en casa cariñosamente, apuntando hacia una de las fotos de sus difuntos antecesores le pregunta a su madre, ¿Y éste, se fue al cielo? Su madre responde de inmediato que no sabe pero que él sólo podría estar en el cielo si él hubiera recibido a Jesucristo como su Salvador. Bequita, entonces comienza a hacerse la misma pregunta en referencia a cuanta persona conoce.
Días más tarde Bequita al presentarse ante María le espetó, “¿sabes qué, Mami? El otro día hablé con Jesús por teléfono y le pedí que viniera a mi corazón. “¡Maravilloso!”, le replicó María. “¿Pero cómo hiciste para averiguar Su número?”. La respuesta de la niña fue tan sencilla como profunda: “¡ÉL ME LLAMÓ!”, manifestó entusiasta.
Rebeca, a sus casi 4 añitos, no sabía que su respuesta contenía la INMENSA VERDAD que distingue y separa DEFINITIVAMENTE al AUTÉNTICO CREYENTE EN CRISTO JESÚS de cualquier religión o creencia así como de todo sistema ideológico, científico, económico o filosófico de este mundo. La infinidad de creencias de este mundo apuntan hacia lo que no es, en lugar de apuntar a EL QUE ES. Así, requieren que el hombre trate de encontrar a DIOS. Sin embargo, en el PLAN que DIOS elaboró ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO para Sus hijos, “ÉL ES EL ÚNICO QUE INICIA EL CONTACTO”. A través del ESPÍRITU SANTO el PADRE nos llama a ARREPENTIMIENTO. Todo aquél que ha aceptado a Jesús como Salvador es porque fue LLAMADO por el Espíritu Santo (Romanos 8:30).
Jamás habrá mayor honor que recibir una llamada personal de DIOS. ¡Qué tremendo honor! ¿Todavía no has escuchado Su glorioso llamado?
Disculpa amigo, amiga, ahora debo salir corriendo, alguien está tocando a mi corazón.
¡Quiera el Señor Jesucristo instalar en ti Su magnificente gracia y eterna paz!
Joshua
P.D. ¿Aún confundido (a) después de leer estas palabras? ¿Más confundido (a) que antes? ¿Interesado (a) en EL CAMINO? Consigue LA BIBLIA, léela, estúdiala, medita sobre su contenido apartado (a), en silencio, lejos de la atribulada agenda que este mundo absurdo y decadente pretende imponerte. ¡Léela! A ver qué tiene el Señor para ti.
Todos, alguna vez en nuestras vidas fracasamos, hemos conocido el acre sabor de la derrota y la consiguiente frustración derivada de ésta. De una forma u otra todos tenemos un plan o al menos una mera idea acerca de lo ha de ocurrir con nuestras vidas. No obstante, nuestro plan, meta o idea nunca coincide con nuestra realidad. Cuando menos lo pensamos somos interrumpidos y allí, en ese mismo instante, se esfuma el encanto.
¡Fantasiamos mucho! No en balde el arte —interpretación humana de lo que el Creador creó perfectamente— pareciera haber conquistado hasta nuestro más recónditos intersticios. Así Hollywood, la industria más poderosa del mundo, modela el comportamiento de las multitudes. Hollywood te adiestra sobre cómo has de pensar, vestir, comer e incluso, cómo has de ver a Dios.
Multitudes de interrogantes asaltan el día a día de nuestra excitada existencia; nos disparan sin cesar por todos los flancos. TV, cine, prensa, radio, internet, correos, escuelas, miríadas de credos de distinto pelaje y un largo etcétera, actúan como inquisidores a la par de contestadores; te dicen: ¡Oye, mira, aquí tenemos todas las preguntas y todas las respuestas!
Señor Silencio parece ser un invitado imposible a nuestras vidas; Doña Confusión [conocida también como OBSCENIDAD (Ob = fuera de; scena = escena)], de la mano de su carnal Don Ruido, ha tomado cualquier espacio disponible. Noticias, imágenes a granel, discursos, comerciales, comunicaciones, música, constantes llamadas, bullicio generalizado, amenazas por y desde todas partes, imprecaciones, credos, teorías, filosofías y necedades de los más diversos géneros atracan nuestra escuálida atención. ¡Pareciera que no hay ni un sólo espacio para la intimidad!
El vanidoso como superficial MUNDO de nuestros días se ha convertido en un tormentoso río de preguntas, gigantescas rocas que obstruyen el paso hacia el verdadero río, el verdadero CAMINO.
No se trata de lo que pienses acerca de una determinada religión.
No se trata de lo que pienses sobre el cristianismo y los cristianos, el judaísmo y los judíos, etc.
No se trata de las buenas obras que hayas podido hacer últimamente.
No se trata de las tradiciones que hay en la iglesia a la que asistes o la de tu simpatía o la que visitabas cuando eras niño(a) o esa a la que te gustaría pertenecer.
De lo que se trata es de que, como toda criatura creyente o no en DIOS, clamas desde el fondo de tu alma por Él. Por cuanto eres fruto de su creación, DIOS es tu única realidad; tu única salida; tú único ayer, hoy y futuro; tu único alivio; tu única satisfacción; sea que lo sepas o no, que lo reconozcas o no. DIOS es LA RESPUESTA que exige, por la que clama tu estropeado espíritu en su andar por este ignaro e insólito mundo. Y esa RESPUESTA querido amigo, amiga, que me escuchas jamás podrá dártela el MUNDO. Sencillamente, carece de ella, no la tiene. El MUNDO, sujeto a vanidad, está bajo los designios de un príncipe a quien DIOS temporalmente le ha permitido sojuzgar al humano. Estoy seguro que tú sabes de quien estoy hablando. Sin embargo, para los efectos de esta conversación, ese príncipe CARECE DE IMPORTANCIA ALGUNA ya que él, como todas las cosas del mundo, pasará mas LA PALABRA que DIOS misericordiosamente te presenta hoy, NO PASARÁ.
Entonces, hablemos un poco más sobre DIOS ETERNO, TODOPODEROSO; el DIOS DE ABRAHÁN, ISAAC, ISRAEL, JOSÉ, DANIEL, ELÍAS, JUAN EL BAUTISTA, PABLO, PEDRO, JUAN, el DIOS DE LA BIBLIA. Hablemos, pues, del DIOS HECHO HOMBRE en JESÚS, el CRISTO, que vive y vivirá por siempre en Sus hijos. ¡No! No te hablaré de religión, te hablaré del DIOS VIVO.
La degeneración de la raza humana bajo la tutela del Príncipe del Mundo no deja lugar a dudas de que estamos ante el momento culminante de la historia. El ser humano se pudre a pasos de pantera tanto física como espiritualmente. El pecado (negación de y desobediencia a DIOS) tiene tomado casi por completo al mundo. La maldad y las perversiones de toda índole campean por doquier. EL MENSAJE, el único, hoy toca a las puertas de tu corazón para decirte que CRISTO JESÚS vive, que ÉL es la única fuente de vida y que es la única posibilidad de SALVACIÓN que tienes, que es tú única ESPERANZA. “¿Salvación de qué?”, pudieras preguntarte. Te digo, “échale una ojeada a tu alrededor y quizás obtengas la respuesta”. Te digo, “imagínate, después de este evento que conocemos como ‘muerte’, viviendo en un mundo millones de veces más degradado que éste en el que nos toca vivir, pero viviendo eternamente sin el beneficio de lo que aquí en este mundo entendemos por muerte, y quizás obtengas la respuesta”. Te digo, “piensa por un instante en una persona que sufre los terribles dolores de un cáncer viviendo sin anestesia por siempre, y quizás obtengas la respuesta”.
Por encima, muy por encima, del ruidoso mare magnum de preguntas en que se ha convertido el mundo, surge LA PREGUNTA que tú y todos enfrentamos en un momento dado de nuestras vidas, la cual es bien sencilla. Sí, como pudieras sospechar, LA PREGUNTA tiene que ver con DIOS, EL QUE ES, EL INNOMBRADO, EL TODOPODEROSO, EL CREADOR DE TODOS Y DE TODO.
LA GRAN PREGUNTA que está firmemente instalada en el corazón del ser humano, LA PREGUNTA que hierve en tu alma es : ¿SERÁ POSIBLE QUE PUEDA ENCORTRARME CON MI PAPÁ PARA EXPONERLE TODO MI DOLOR, TODO MI FRACASO, TODA MI FRUSTRACIÓN, TODA MI MISERIA, TODA MI INCAPACIDAD PARA ALIVIAR ESTA ENFERMEDAD QUE LLAMAMOS VIDA. Y, DE SER POSIBLE, CÓMO?
CRISTO, EL MEDIO, EL CAMINO ES. Jesús te dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. (Juan 14:6-7). A través de Pablo y Silas, el Señor te habla: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. (Hechos 16:31). A través de Lucas, el Señor te informa: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. (Hechos 4:12). El Señor usa a Pablo para decirte: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”. (2 Corintios 5:17-19).
El MENSAJE no podría ser más claro: La fe en Jesús es el único CAMINO a DIOS. Entonces, ¿qué harás si ÉL toca a las puertas de tu corazón para hacerte la GRAN INVITACIÓN? ¿Será que los brujos, los medios de INcomunicación, los artistas, los filósofos, los científicos del MUNDO seguirán visitando tu ajetreada vida con palabras engañosas que empiedran el camino al tormento eterno? ¿Será que las ‘visiones’, las ‘trascendentes y sabias reflexiones’, de los ‘sabios’ de este mundo tendrán finalmente más peso en tu corazón que LA PALABRA (la única, la inmutable) del DIOS TODOPODEROSO? Detente por un instante amigo, amiga mío (a). Apágate al mundo aunque sea por tan sólo por un instante. Retírate en silencio y busca en la soledad de tu corazón respuestas para estas acuciantes preguntas.
Conviene saber un hecho más, de crucial importancia: Jesús tomó el lugar, pago por los pecados, de los hijos de Dios, esos que llevan la semilla de Dios dentro de sí, en la Cruz del Calvario. Si en algún momento llegases a conocer a JESÚS, sabrás lo terriblemente hermoso que es el estar libre de los estragos y del poder de Don Pecado así como de su eterna compañera, Doña Culpa.
¿Qué harás con Jesús si Él llegase a tocar a las puertas de tu corazón? Ésta es la pregunta más importante que todo ser humano, eventualmente, tiene que afrontar.
“¡ÉL ME LLAMÓ!”
En la compañía de su hijita Rebeca, María se encontraba mirando las fotos de un viejo álbum. Bequita, que así la llamaban en casa cariñosamente, apuntando hacia una de las fotos de sus difuntos antecesores le pregunta a su madre, ¿Y éste, se fue al cielo? Su madre responde de inmediato que no sabe pero que él sólo podría estar en el cielo si él hubiera recibido a Jesucristo como su Salvador. Bequita, entonces comienza a hacerse la misma pregunta en referencia a cuanta persona conoce.
Días más tarde Bequita al presentarse ante María le espetó, “¿sabes qué, Mami? El otro día hablé con Jesús por teléfono y le pedí que viniera a mi corazón. “¡Maravilloso!”, le replicó María. “¿Pero cómo hiciste para averiguar Su número?”. La respuesta de la niña fue tan sencilla como profunda: “¡ÉL ME LLAMÓ!”, manifestó entusiasta.
Rebeca, a sus casi 4 añitos, no sabía que su respuesta contenía la INMENSA VERDAD que distingue y separa DEFINITIVAMENTE al AUTÉNTICO CREYENTE EN CRISTO JESÚS de cualquier religión o creencia así como de todo sistema ideológico, científico, económico o filosófico de este mundo. La infinidad de creencias de este mundo apuntan hacia lo que no es, en lugar de apuntar a EL QUE ES. Así, requieren que el hombre trate de encontrar a DIOS. Sin embargo, en el PLAN que DIOS elaboró ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO para Sus hijos, “ÉL ES EL ÚNICO QUE INICIA EL CONTACTO”. A través del ESPÍRITU SANTO el PADRE nos llama a ARREPENTIMIENTO. Todo aquél que ha aceptado a Jesús como Salvador es porque fue LLAMADO por el Espíritu Santo (Romanos 8:30).
Jamás habrá mayor honor que recibir una llamada personal de DIOS. ¡Qué tremendo honor! ¿Todavía no has escuchado Su glorioso llamado?
Disculpa amigo, amiga, ahora debo salir corriendo, alguien está tocando a mi corazón.
¡Quiera el Señor Jesucristo instalar en ti Su magnificente gracia y eterna paz!
Joshua
P.D. ¿Aún confundido (a) después de leer estas palabras? ¿Más confundido (a) que antes? ¿Interesado (a) en EL CAMINO? Consigue LA BIBLIA, léela, estúdiala, medita sobre su contenido apartado (a), en silencio, lejos de la atribulada agenda que este mundo absurdo y decadente pretende imponerte. ¡Léela! A ver qué tiene el Señor para ti.