EL LUTERANISTA
Desde que Lutero clavó un días las tesis
y después de haber pasado tantos años
cambiadas ya aquellas viejas puertas,
yo como siempre humilde y sabiamente
me alisaba el entrecejo de los puentes
los cuales eran ejes donde mi diapasón giraba,
protesta al embudo invertido de la bóveda
católica... iQué Dios nos libre!
de sus estudios, sermones y predicaciones.
(Sé que la riqueza de éste mundo tiene un amo y que le pertenece
a unos cuantos, aún así hay gente que no sabe que los mejores
y preciosos bienes son espirituales.)
Porque si con las manos se hace la preparación
es la voz lo único que a tiempo logra descubrir
el cuerpo de la humana y cristiana filosofía.
Antes que la música termine y nunca más la oigas.