EL JOVEN Y LA ESPIRITUALIDAD

Modri

2
24 Julio 2002
598
0
http://www.icp-e.org/Ventana.htm

El joven y la espiritualidad
Juan Simarro


Uno de los problemas de nuestras iglesias con respecto a los jóvenes, es que hemos carecido de una pastoral juvenil. Los jóvenes en nuestras iglesias, liderados por ellos mismos, han carecido de las infraestructuras, los medios, los fondos y los esfuerzos necesarios que debería hacer la iglesia para ayudarles a salir adelante con sus inquietudes. A la iglesia le ha faltado el cauce para que los jóvenes, que viven la espiritualidad del don, del donarse o darse, puedan realizarse espiritualmente en el seno de la iglesia. Ni siquiera ha habido cauces de voluntariado para encauzar esta “espiritualidad del don”.

En otros contextos, una pastoral juvenil es una faceta esencial de la Iglesia. Se necesitan pastores especializados en las dinámicas de la juventud, aunque sólo sea para ir abriendo cauces de posible participación e involucración de los jóvenes.

Hoy en día hay muchos jóvenes que no se involucran en los partidos políticos, ni en las iglesias. Sin embargo, al vivir esta espiritualidad de la entrega y del darse como un don a los demás, se involucran en ONGs, en voluntariado nacional e internacional. Se preocupan por las problemáticas de la humanidad y se remangan los brazos para participar en proyectos de servicio, de rehabilitación y reinserción social de personas, pero también en proyectos culturales, de enseñanza o de ayuda a inmigrantes.

Si la iglesia cambiara su discurso, fuera más solidaria, tuviera más compromiso y se involucrara en acciones concretas, cumpliría dos objetivos: Ser iglesia del Reino practicando una espiritualidad encarnada de doble dirección – vertical de relación con Dios y horizontal de relación con los hombres – y ser una iglesia cauce para la espiritualidad del darse gratuitamente como desean muchos de los jóvenes.

Esta espiritualidad de los jóvenes puede incidir en la pérdida del individualismo tan brutal que se está viviendo en las grandes ciudades y en una búsqueda del “tú” y del “nosotros”. Es una búsqueda de una vida más en comunidad entre iguales y en donde nadie se quede en el camino. Una “espiritualidad de generosidad” es la puesta en práctica o la reactualización del Reino de Dios en la misma forma en que lo hizo Jesús: el Reino de Dios que ya está entre nosotros como mesa compartida. La comunión o común unión que motiva, urge y dinamiza la acción voluntaria de los jóvenes.

Creo que los jóvenes se frustran por el individualismo actual que se da incluso en el seno de nuestras congregaciones y busca más un “nosotros” social, psicológico y humano que no encuentra en las iglesias.

El joven necesita interrelaccionarse sin pautas autoritarias ni cauces excesivamente marcados. Necesita sentirse libre. Lo que pasa es que cuando hay una auténtica vida comunitaria que aísla los individualismos y los endiosamientos brutales que a veces ocurren dentro de las propias congregaciones, la libertad puede asumir la forma de comunión, de comunicación, de común unión. Y el joven puede integrarse en la vida comunitaria.

Cuando el joven no se mantiene dentro de la vida comunitaria de la Iglesia, es ésta la que está haciendo aguas, y la iglesia puede perder el rumbo y hundirse en el oscuro piélago infinito. Es la pérdida de la iglesia como casa u hogar del creyente, porque en el hogar caben todos, jóvenes y mayores, y nadie debe sentir la necesidad de abandonar e irse.

Pero la recuperación del joven en la Iglesia, va por la vía de un mayor compromiso, que éstas no sean sólo clubs de reunión, sino que luchen por la dignificación de las personas, por una aceptación de lo humano y rechazo de lo inhumano, por un diálogo en pie de igualdad, por una acción comprometida que dé a los jóvenes un cauce de voluntariado.

José de Segovia es periodista, teólogo y pastor en una iglesia de Madrid
© J. de Segova, I+CP, 2002, Madrid, España (www.ICP-e.org)