EL IRREMISIBLE DESTINO DEL ROMANISMO

25 Noviembre 1999
336
1
EL IRREMISIBLE DESTINO DEL ROMANISMO

Esta es una confiable noticia que confirma el comportamiento presente en el futuro de la iglesia romanista; su estructura clerical empieza a debilitarse, el autoritarismo verticalizado a resquebrajarse; su magisterio eclesial a ser cuestionado por su propio pueblo; sus sacerdotes a disidir; obviamente, porque su pueblo esta leyendo la palabra, aunque mal interpretada, pero de todos modos el error de su doctrina salta objetivamente a toda vista.

Los proximos 50 años seran decisivos en la vida romanista, porque las bases empiezan a modificar costumbres y conductas equivocadas por siglos; el pueblo empieza a tomar control de sus parroquias; lo cual hace presumir, que la estructura clerical caera pesadamente derruida como los viejos edificios inservibles; para dar paso a un nuevo movimiento carimastico reformado.

El cual presumiblemente tomara el mismo modelo de la iglesia cristiana que tiene como fundamento la palabra de Dios. Esto es lo mejor que podria sucederle a esta gente para que no perdieran sus almas.

Porque el costo por alma perdido es tremendamente, incalculable, multiplicado por todos los siglos de existencia en el oscurantismo que tiene esta religion considerada como la secta mas grande y poderosa del mundo.


----------------------------
FUENTE NOTICIOSA: © 2001 USA TODAY International.
Distribuido por Los Angeles Times Syndicate.
Gary Soulsman  Gannett News Service - 27 de Enero 2001
Univision Online
----------------------------
EL MATRIMONIO INVADE AL PRELADO CATOLICO
Más parroquias son dirigidas por clérigos casados.
Los ocho hombres católicos ordenados como diáconos permanentes en la Iglesia de Santa Cruz de Dover, en Wilmington, Delaware, en noviembre son parte de un silencioso cambio social que ha estado ocurriendo en la secta cristiana más grande del país durante los pasados 30 años.

El número de sacerdotes va en descenso.
Dicho de manera simple, cuando el número de sacerdotes estadounidenses ha disminuido, el número de laicos ministros -particularmente diáconos- ha aumentado.

El libro publicado en 1993, Full Pews and Empty Altars: Demographics of the Priest Shortage in United States Catholic Dioceses reportaba que de cada diez sacerdotes que dejan el ministerio activo cuatro puestos se quedan sin ser llenados.

En ese entonces los autores predijeron una tasa de laico-a-sacerdote de hasta 1,100 a uno en 1975 aumentaría a 2,200 a uno para el 2005.

El posible modelo del futuro
Dado que los diáconos a menudo son laicos casados que llegan a ser ordenados como clérigos, son especialmente interesantes para los expertos que estudian los matices de la fe católica.

"Este es un ministerio de servicio que es valioso para la iglesia y un cambio importante de las generaciones pasadas", dice Mary Gautier, una asociada investigadora del Centro para la Investigación Aplicada en el Apostolado en Washington, D.C.

"No sabemos qué efecto tendrá a largo plazo. Pero esto podría convertirse en un modelo de cómo será un sacerdocio casado algún día", agregó.

Críticas del Sumo Pontífice
Pero no lo busque pronto, dice. El papa Juan Pablo II ha hecho fuertes declaraciones al efecto de que los sacerdotes no tendrán permitido casarse en su vida, aunque él no lo ha declarado una enseñanza infalible, lo cual deja el asunto abierto a revisión.

Desde que han sido introducidos en la iglesia moderna, los estudios han mostrado que el ministerio de los diáconos es un éxito. Una encuesta de 1999 de 915 sacerdotes en la Arquidiócesis de Chicago encontró que la mayor preocupación de los sacerdotes era el sobrecargo de trabajo, y que ellos aprecian la ayuda dada por sus más de 800 diáconos.

Pero los expertos dicen que los diáconos permanentes no son la respuesta a lo que algunos han llamado una creciente crisis: la necesidad de más sacerdotes. Sólo los sacerdotes pueden escuchar confesión, ofrecer absolución o consagrar la eucaristía.

El trabajo de los diáconos
Muchos diáconos, sin embargo, llevan a cabo funciones alguna vez asociadas con los sacerdotes: la distribución de la Sagrada Comunión, la bendición del matrimonio, proclamar el Evangelio y presidir en funerales y bautismos.

"Ver más gente laica en el altar ha descompuesto algo de la mística que rodea al sacerdocio", asegura Christopher Shannon, director asociado del Centro Cushwa para el Estudio del Catolicismo Americano en la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana.

Los diáconos recién ordenados también dispensan sacramento a los hombres en prisión, enseñan a adultos las doctrinas del catolicismo, visitan a los enfermos y aconsejan a las parejas que planean su matrimonio.

En sus ministerios, los diáconos dicen que ellos a menudo buscan involucrar a sus esposas. Y ellos son cuidadosos en señalar a los laicos que ellos no son sacerdotes. Ni quieren serlo, agregando que ser un diácono es su propio ministerio.

No son un reemplazo
"Me pongo nervioso cuando la gente dice que estoy ahí para reemplazar al sacerdote", explica Patrick K. Johnston, un diácono en la parroquia Espíritu Santo de New Castle, Delaware. "No lo soy. A lo mucho, puedo ayudar a complementar cuando un sacerdote no este disponible".

Cerca del 27 por ciento de los sacerdotes estadounidenses no tienen un sacerdote que les ayude o comparten uno con otra parroquia. "Los diáconos de hecho dirigen parroquias donde sacerdotes no están ahí diariamente", afirma Gautier.

El número de sacerdotes cuentan parte de la historia. En 1960, había 52,689 sacerdotes en Estados Unidos comparados con 46,700 que ahora sirven a 60 millones de católicos.

El problema en cifras
Un reporte dado en la Conferencia Nacional de Obispos el pasado verano dijo en gran medida, el faltante de sacerdotes es llenado por algunos 30 mil laicos o ministros religiosos (con otros 30 mil en entrenamiento), 25 mil asociados laicos de congregaciones religiosas y 13 mil diáconos.

El reporte agregó que el 74 por ciento de los católicos estaban conscientes del decline en los sacerdotes y el 75 por ciento apoyan el creciente uso de los diáconos, ministros laicos y sacerdotes extranjeros.

Dice Gautier: "Alguna gente ve esto y dice que está poniendo los cimientos para todavía más cambios en una iglesia que siempre está cambiando.''

Un trabajo de tradición
Los diáconos son difícilmente nuevos. La palabra diácono viene de la palabra griega diakonia, la cual significa servir, y los diáconos ayudaban a los apóstoles de Jesús a atender a los primeros cristianos.

"El primer mártir fue un diácono", dice Charles Robinson, un diácono en St. Polycarp en Smyrna, Delaware.

Pero el diaconato permanente, como son llamados los diáconos, disminuyó durante la Edad Media, aunque el título de diácono fue conservado. Este fue dado a los candidatos al sacerdocio antes de su ordenación final.

Un cambio moderno
La Segunda Guerra Mundial tuvo un papel en restaurar el diaconato, en que los teólogos prisioneros en el campo de concentración nazi Dachau pidieron la ordenación de los diáconos casados permanentes.

Luego en los años sesenta, el Segundo Concilio Vaticano recomendó que los laicos tuvieran un papel mayor en la iglesia. Y en 1968, Roma autorizó los ritos para la ordenación de los diáconos.

En el momento, señala Gautier, habían muchos sacerdotes estadounidenses, aunque había un faltante en otros países donde los diáconos podían echar la mano.

Para calificar como diáconos, los hombres deben al menos tener 35 años y, si están casados, sus esposas deben consentir que sus maridos se conviertan en diáconos, dice Harold D. Jopp, director de la oficina de diáconos para la Diócesis de Wilmington.

"Se enfatizó en el entrenamiento de diaconatos que las esposas son importantes", sostiene William J. Johnston Jr., un diácono en Corpus Christi en Elsmere. "Se nos ha dicho que nuestras familias están primero, nuestros trabajos después y nuestro trabajo como diáconos como tercero".

El resto es opcional
Inicialmente, el entrenamiento trata del discernimiento sobre si el papel de diácono es de hecho para ellos. Los candidatos también se encuentran con un director espiritual para examinar la naturaleza de sus vocaciones.

Aquellos que continúan después del primer año generalmente siguen durante tres años más de entrenamiento, aunque los ocho hombres recientemente ordenados en Wilmington fueron una excepción.

Ellos completaron el entrenamiento en un total de tres años con la ayuda de estudios anteriores.

Los diáconos aprendieron acerca de temas tales como la historia de la iglesia, la liturgia, el cuidado pastoral, ley canónica y homilética o el arte de predicar. Los hombres dedicaron 22 sábados al año para sus estudios.

"Es mucha tarea", dice Thomas S. Cimino, un diácono en el Santo Nombre de Jesús en Pocomoke City, Maryland.

Él tiene un ministerio en una prisión en el Instituto Correccional de la Costa Este en Somerset County, donde cerca de 250 a 3,400 prisioneros son católicos.

Como muchos diáconos, Cimino, de 67 años, es un retirado de una carrera de tiempo completo. (Trabajó para la empresa telefónica Bell Atlantic, ahora Verizon, durante 34 años).

Una labor de tiempo completo
Ya involucrado en un ministerio en una prisión antes de que él decidiera volverse un diácono, Cimino dice que el entrenamiento fortaleció su compromiso.

También trabaja en su parroquia, enseñando a otros acerca de la fe, dando una mano con las caridades de Navidad y, con su esposa, asesorando a parejas.

En noviembre, dos hermanos también fueron ordenados como diáconos para parroquias en Delaware. Ellos son William y Patrick Johnston, ambos de los cuales están en sus 40 años, casados y enseñan teología en una escuela secundaria.

Cuando jóvenes, ambos pensaron en estudiar para el sacerdocio pero al final sintieron el llamado para enseñar.

"La gente tiene una imagen de que somos gemelos siameses", dice Patrick. "En verdad estamos muy unidos pero somos muy diferentes".

Lo que es lo mismo es que el papel de diácono ha dado a ambos una salida para su pasión por servir en la Iglesia Católica.
 
Interesante noticia , hermano Nautilius.


¡¡¡ A Dios sea TODA LA GLORIA !!!


M*A*R*A*N*A*T*H*A


Maripaz

------------------
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.(Salmo 51:10)