El justo por su fe vivirá. Habacuc 2:4
EL INMENSO CAMPO DE LA FE
Dios ha preparado todo de antemano para que descansemos
sobre una base sólida, para que no tengamos ninguna duda
con respecto a nuestra relación con él.
Pero el hombre no se contenta con la sencillez de la fe.
En lugar de creer, discute y juzga lo que Dios dice;
no se somete ni consiente ser juzgado por su Palabra, la Biblia,
que nos da a conocer su gracia y su misericordia.
No obstante, la fe no se limita a un solo hecho, a una sola experiencia,
en el momento en que uno se pone en relación con Dios,
es decir, al experimentar la conversión y la salvación.
La vida cristiana empieza y continúa con la fe.
Esa vida necesita ser mantenida.
Dios nos comunica la vida y nos mantiene con vida.
El campo de la fe es inmenso,
pero generalmente está hecho de pequeños detalles
antes que de obras espectaculares.
¡Qué variedad en los ejemplos recordados en Hebreos 11!
La fe habla (Abel), camina (Enoc; Génesis 5:22),
construye (Noé), obedece a Dios (Abraham),
ve al Invisible (Moisés), combate (Gedeón), etc.
Para el creyente, el presente se caracteriza por una certeza interior,
consecuencia de su relación con Dios.
Al mismo tiempo, el celestial porvenir se hace presente
y le da una fuerza y un gozo divino que lo llena
de una absoluta e inquebrantable esperanza.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)