El Gran Silencio

18 Noviembre 1998
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El gran silencio 26.01.07 @ 11:40:20. Archivado en Fe y sociedad

Ayer acudí al preestreno, en mi ciudad, de “El gran silencio”, el film del director alemán Philip Gröning. No es frecuente ver una película de ciento sesenta minutos, en la que apenas se habla, y cuyos protagonistas son monjes de la Grande Chartreuse. Gröning había pedido permiso para rodar en el monasterio en 1984. Le dieron el sí dieciséis años más tarde. Sin duda, en la cartuja, hay otra medida del tiempo.

En este ritmo lento, marcado por las horas del día, por la aurora y el ocaso, por el sucederse de las estaciones, nos sumerge “El gran silencio”. Los monjes nos hablan con sus rostros, siempre dignos; son los rostros de hombres, jóvenes y ancianos, que parecen conformarse con lo esencial de la vida. La naturaleza, el sol, la nieve, los alimentos, la madera, las telas, los instrumentos de trabajo están presentes, acompañando, sin invadir, la existencia de estos monjes.

"No sé la razón ni el porqué, sólo puedo decir que la ausencia de lenguaje hace que las imágenes fluyan de un modo diferente", ha comentado Gröning. Y es verdad. Las imágenes fluyen como una sucesión de cuadros, donde nunca hay un exceso de elementos. Algo así como si la pintura de Zurbarán fuera llevada al cine.

Ya al final, un monje anciano y ciego desvela, en parte, el secreto de esta Cartuja: Dios lo llena todo, y con Él y hacia Él caminan los hombres. Decía, ayer mismo, el Papa en la basílica de San Pablo: “Debemos preguntarnos nosotros cristianos, ¿No nos hemos vuelto demasiado mudos?, ¿no nos falta quizá el valor de hablar y de testimoniar?. El mundo tiene necesidad de este testimonio”. Los cartujos, a través de Gröning, nos han mostrado que también el silencio habla, y de modo elocuente.

Guillermo Juan Morado.

Fuente: http://blogs.periodistadigital.com/predicareneldesierto.php/2007/01/26/el_gran_silencio

Web oficial en castellano de la película