El exorcismo de Emily Rose

LPZ64

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30 Agosto 2005
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Estimados :
Vi la película, me pareció bastante interesante. Por lo menos trata el tema del exorcismo desde una perspectiva mas seria y no tan fantasiosa como otras películas (en donde se muestra espectacularmente sillas que vuelan, cuellos que giran a 180 grados etc, etc,).-
Creo que el tema esta encarado desde la perspectiva de las creencias personales de cada uno y hace un análisis de como una misma experiencia es percibida de distintas manera por cada persona.-
¿Alguien la vio?, ¿Que opinan al respecto?.
Yo tengo una opinión al respecto pero no quisiera contarles el final, saludos
 
Re: El exorcismo de Emily Rose

Esta película, El exorcismo de Emily Rose, esta basada en un hecho real ocurrido en Alemania en los años setenta, donde una chica murió y un cura fue a dar a la cárcel como el responsable de dicha muerte.

A continuación, te trascribo un artículo publicado poco después del estreno de esta película en la revista "Protestante Digital". Es un poco largo, pero vale la pena. Lo he adaptado un poco (las partes originales están en azul y las que le agregué están en negritas) pero puedes leer el artículo original aquí: http://www.protestantedigital.com/new/martes.php?210

Espero te sea de bendición y edificación.

Atte.
Joaco <><

La película "El exorcismo de Emily Rose" que dirigió Scott Derrickson, sigue el proceso judicial contra aquellos sacerdotes, analizando las razones que pudieron llevar a la muerte de aquella joven, supuestamente demonizada. El juicio desató un duro debate en Alemania entre razón y fe, ciencia y religión, que se ha reabierto ahora treinta años después.

La inocencia del cura (interpretado en la película por el actor de Full Monty, Tom Wilkinson) no quedó nunca clara. La muerte de la chica representada por Jennifer Carpenter, fue para algunos, culpa del medicamento que los doctores le suministraban, manteniéndola semidrogada. Pero para otros, fue del exorcista, que la dejó aislada, sin alimentación ni cuidado sanitario durante demasiado tiempo. El padre Moore fue defendido por una abogada, cuyo papel recae ahora en la maravillosa actriz neoyorquina Laura Linney, que se hizo conocida hace un par de años como esposa del doctor Kinsey.

La publicidad sugiere una truculenta película de terror, pero no hay que dejarse engañar por las apariencias. Cuando uno ve los carteles con ese rostro desencajado, magullado y horrible, nadie espera encontrar un trabajo tan serio como el de Derrickson, que firma un guión junto a Paul Harris Boardman, sólido y bien documentado. El film se basa en una serie de flash-baks, elegantemente dirigidos y muy bien ambientados, con el juicio como elemento de unión. Esto otorga a la historia una claridad expositiva, que a veces resulta demasiado exhaustiva. En parte, porque desde el principio se sabe que la chica murió durante la ceremonia. Por lo que se espera un clímax, que nunca llega. La carta final da sin embargo una explicación esencial para un caso, que recibe en esta película una interpretación justa, densa y emocionante.

EL MISTERIO DEL MAL
Desde la Ilustración, el pensamiento occidental se ha visto dominado por una visión del mundo que no acepta lo sobrenatural. La creencia en realidades espirituales se ve así como un vestigio de una superstición primitiva, que no tiene lugar en el mundo moderno. El problema es que la existencia de seres espirituales no puede ser probada por métodos científicos. Cuando se mantiene una visión mecanicista del universo, todo se atribuye a causas naturales. No hay lugar entonces para creer en ángeles o demonios. Pero el hombre sigue perplejo ante el misterio del mal.

¿Cómo explicar el poder del mal en el mundo? ¿Se debe solamente a la perversidad humana? El más serio problema filosófico para creer en un Dios bueno y todopoderoso es el problema del mal. Esa es la pregunta que se hace Job en la Biblia.


Acerca del origen del mal, de ninguna manera se trata del origen de una entidad positiva que tuviera que aparecer de alguna manera por creación; se trata más bien, de la destrucción de una relación, de algo negativo. Y la clave del asunto de su existencia está en lo siguiente: Un ser creado no puede amar a no ser que su adhesión al objeto de su amor sea libremente dada. No hay amor en los autómatas programados para una conducta determinada.

Dios hizo a los ángeles y a la primera pareja humana para que necesariamente dependen de Él, quien existe en Sí mismo. Él es, en cambio, las criaturas, ángeles o humanos, han venido a ser. Antes no eran, y podrían no haber sido, son contingentes y dependientes de Él para el pleno goce de todo el potencial y propósito para el que los ha creado.

Entonces, era totalmente necesario que las criaturas, angélicas o humanas, poseyeran la capacidad de amar. Pero la genuina capacidad de amar exige, por su misma naturaleza, que sea un acto libre, una libre adhesión. No olvidemos que en el caso del amor del ser creado hacia el Creador no se trata de un amor de igual a igual, sino del amor de un ser contingente y dependiente hacia el Creador.

De nuevo, el mal no debe ser considerado como una entidad positiva, se trata de una deficiencia, y que por la naturaleza misma de las cosas ha de ser necesariamente posible pues en caso contrario no habría un amor y adhesión verdaderos y libremente dados. Esta deficiencia tiene lugar en una actitud que pasa de la complacencia en Dios a la desconfianza, a la incredulidad, a la enemistad.

Sabemos como se generó en el hombre la desconfianza en Dios (Génesis 3). No lo sabemos tan claramente en el caso de Satanás, aunque en la Escritura se nos indica que surgió el pecado, es decir, la deficiencia, en el Querubín Protector. Sabemos, sin embargo, que hubo un principio en el pecado de Satanás, un pecado en el que él tiene toda la responsabilidad moral. Y que esta caída no fue generada por el mismo Dios, aunque Dios ciertamente dejó abierta dicha posibilidad, a fin de que no fuera imposible la manifestación del amor y de la adhesión de este amor, que son naturales en una criatura contingente hacia la fuente de vida abundante, llena de gozo, en la que el mismo Dios es el objeto de un amor que se olvida de sí mismo y que se llena de un gozo inenarrable en la contemplación del objeto de su amor.

En las primeras páginas de la Biblia encontramos a este espíritu rebelde a Dios, Satanás, cuya esencia es la maldad. La figura que aparece en Génesis 3 como una serpiente que habla con astutas palabras, poniendo en duda la bondad de Dios. Es la criatura que juzga a su Creador, sembrando dudas sobre su justicia y benevolencia.

La serpiente dice en el Edén que si el hombre come del fruto prohibido, no morirá. Así que cuando Adán y Eva lo hacen, sin morir a continuación. Parece que han descubierto la verdad. Se les han abierto los ojos (v. 7). Pero las cosas no son como parecen. Al intentar ser como Dios, la criatura se independiza del Creador. Desde ese momento nos hemos arrogado el derecho a decidir por nosotros mismos qué es lo mejor para nosotros. Ya no hay bien, ni mal, sino lo que a nosotros nos convenga. Los resultados son ahora evidentes. Así que el problema del mal no es de Dios, sino nuestro.

Por último, no debemos olvider que Dios ha provisto el remedio contra este mal, pues ha enviado a Su Hijo Unigénito a pagar la factura y al Espíritu Santo para vencer su poder condenador.

El mal existe porque Dios así lo ha permitido, pero no es algo que se le haya escapado, algo que se le haya salido de control, es algo que tenía previsto desde el principio, al igual que la manera de librarnos de el.

EXORCISTAS Y EXORCISMOS
¿Cómo lograr así exorcizar nuestros demonios? La idea del exorcismo está tan arraígado en la cultural natural del hombre como el animismo. Ya entre los babilonios y asirios encontramos una serie de técnicas consistentes en recitar conjuros relacionados con ciertos objetos (atando, por ejemplo, un hilo blanco y otro negro a la cama de la víctima, mientras se invoca al espíritu del cielo y de la tierra). Así los budistas tibetanos usan una trompeta hecha con un fémur humano para sus ritos. Los sacerdotes taoístas emplean amuletos, y entre los musulmanes es especialmente conocida la mano de Fátima (que representa la sagrada familia de Islam).

En el judaísmo, el Talmud y la Midrash incluyen libros como los de Los Jubileos, donde un ángel da a Noé hierbas secretas contra los demonios, que pasa luego a su hijo mayor, Sem (10:10-14). O el arcángel Miguel revela cierto nombre esotérico como protección (69:14-15). Así en el libro apócrifo, para los judíos, de Tobías, se quema el hígado y el corazón de un pez con incienso, expulsando un demonio por los aires hacía Egipto (8:1-3). Los libros canónicos del Antiguo Testamento, no contienen sin embargo ningún procedimiento exorcista.

Satanás aparece en la Escritura como "el príncipe de este mundo" (Juan 14:30; 16:11). ¿Significa eso que el diablo tiene autoridad sobre los hombres? Puede dar esa impresión al leer estos textos que hacen pensar que Satanás ha recibido este poder tras la caída del hombre en el Edén (Génesis 3), ya que le promete también a Cristo los reinos de este mundo cuando es tentado en el desierto. Pero el cuadro bíblico es bastante diferente: Adán tenía a su cargo la creación, pero nunca fue señor de ella, por lo que ninguna autoridad se podía traspasar del hombre a Satanás tras la Caída. Si el hombre está bajo el dominio de Satanás es sólo a causa del pecado (Hechos 26:18), que le hace cautivo en su rebelión (Colosenses 1: 13).

El exorcismo en el Nuevo Testamento no está basado en un ritual, sino en la proclamación del mensaje de salvación en Cristo, acompañado por la oración que sabe que no hay expulsión de Satanás sin venir a Cristo (Juan 12:31-32). Es por la obediencia de la fe, que el hombre deja de rebelarse contra Dios y recibe la victoria que Cristo ha obtenido en la cruz (Colosenses 2:14-15), atando al hombre fuerte y saqueando su casa (Marcos 3:27).

Al vencer sobre el poder del mal, la única relación que tenemos con Satanás, que es nuestra culpa (1 Juan 3:8-10), queda rota al confiar que por la muerte de Cristo somos libres del pecado por el sacrificio que Él ha hecho en nuestro lugar. Satanás entonces ya no tiene más dominio sobre el creyente (1 Juan 4:4; 5:18).


José de Segovia Barrón es periodista, teólogo y pastor en Madrid.
© J. de Segovia. ProtestanteDigital.com, 2005 (España).
 
Re: El exorcismo de Emily Rose

Joaco, muy interesante el artículo. Parece bastante serio.
A mí la película me pareció bastante buena.
En el fondo esta planteada la disputa entre ciencia y religión.
No obstante, me parece que la presentación que hace la abogada defensora -que es agnóstica- es realmente notable porque, independientemente de lo que en este caso dictamine la ciencia (si bien no se puede demostrar fehacientemente, el fiscal muestra que hay una probabilidad considerablemente alta de que la joven padeciera epilepsia que le producía alucinaciones), muestra al jurado que tanto la chica, como la familia de la chica y el cura están absolutamente convencidos (una creencia inquebrantable) que se trataba de una posesión demoníaca y actuaron de buena fe al respecto. Entonces si bien se lo considera al cura culpable se lo absuelve de pena (que es casi lo mismo que absolverlo directamente).-
Queda pendiente el tema de que -aparentemente- era probable que la chica no hubiera muerto si hubiera seguido tomando la medicación que el cura le recomendó que dejara de tomar.-
A mí personalmente me parece un veredicto bastante justo.-

Después esta el otro tema de como cada uno reacciona ante los mismos hechos. Por ejemplo : la abogada agnóstica percibe de una forma las posibles manifestaciones demoníacas y el cura creyente de otra forma bastante distinta.-
Honestamente creo que es un film recomen