Si nuestro evangelio está aún encubierto,
entre los que se pierden está encubierto;
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento
de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio.
2 Corintios 4:3-4
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EL MORNE BRABANT
Este es el nombre de una montaña solitaria
que se adentra en el mar en la costa sur de la isla Mauricio,
situada en el Océano Índico.
Una antigua y trágica historia está asociada a ese monte
ceñido de acantilados casi verticales.
Unos esclavos fugitivos, llamados «marrones»,
habían conseguido escalar sus laderas
e instalar una pequeña comunidad secreta en la boscosa cumbre.
Allí vivieron muchos años,
alimentándose de jabalíes, frutas y miel silvestre.
En 1892, todos los esclavos de la isla fueron liberados,
pero los «marrones» no se enteraron de nada.
Entonces se envió una compañía de soldados
a escalar el Morne Brabant para anunciar la buena nueva
a la comunidad, cuya existencia se conocía.
¡Y ocurrió el drama!
Los antiguos esclavos, aterrorizados,
pensando que iban a ser capturados nuevamente,
se arrojaron al mar
que se hallaba a unos centenares de metros más abajo.
Hagamos una aplicación de esa trágica historia.
El Evangelio liberador todavía se proclama a los hombres,
esclavos de Satanás.
Por desgracia, la desconfianza en cuanto a las intenciones
del Dios de amor y el desconocimiento de su gracia
les impiden conocer y aceptar la buena Nueva,
tal como se la predica hoy en día.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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entre los que se pierden está encubierto;
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento
de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio.
2 Corintios 4:3-4
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EL MORNE BRABANT
Este es el nombre de una montaña solitaria
que se adentra en el mar en la costa sur de la isla Mauricio,
situada en el Océano Índico.
Una antigua y trágica historia está asociada a ese monte
ceñido de acantilados casi verticales.
Unos esclavos fugitivos, llamados «marrones»,
habían conseguido escalar sus laderas
e instalar una pequeña comunidad secreta en la boscosa cumbre.
Allí vivieron muchos años,
alimentándose de jabalíes, frutas y miel silvestre.
En 1892, todos los esclavos de la isla fueron liberados,
pero los «marrones» no se enteraron de nada.
Entonces se envió una compañía de soldados
a escalar el Morne Brabant para anunciar la buena nueva
a la comunidad, cuya existencia se conocía.
¡Y ocurrió el drama!
Los antiguos esclavos, aterrorizados,
pensando que iban a ser capturados nuevamente,
se arrojaron al mar
que se hallaba a unos centenares de metros más abajo.
Hagamos una aplicación de esa trágica historia.
El Evangelio liberador todavía se proclama a los hombres,
esclavos de Satanás.
Por desgracia, la desconfianza en cuanto a las intenciones
del Dios de amor y el desconocimiento de su gracia
les impiden conocer y aceptar la buena Nueva,
tal como se la predica hoy en día.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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