“Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” — Hch. 17:11
Estudiar la Biblia, buscar el propósito eterno de Dios en Su Palabra santa, es un privilegio singular para el creyente. Toda la Escritura es dada por aliento de Dios, y es posible recibir iluminación para nuestro camino y un suministro espiritual con el cual crecer y madurar al leer y orar la Palabra de Dios. Tal como los de Berea estaban muy abiertos a la Palabra, el creyente debe examinar y estudiar diariamente las Escrituras para entrar en el pensamiento y el corazón de Dios. Debemos estudiar la Biblia, no para obtener más conocimiento doctrinal, sino para nutrirnos con las palabras de la fe, viviendo por las mismas palabras que proceden de la boca de Dios.
W. Lee
Estudiar la Biblia, buscar el propósito eterno de Dios en Su Palabra santa, es un privilegio singular para el creyente. Toda la Escritura es dada por aliento de Dios, y es posible recibir iluminación para nuestro camino y un suministro espiritual con el cual crecer y madurar al leer y orar la Palabra de Dios. Tal como los de Berea estaban muy abiertos a la Palabra, el creyente debe examinar y estudiar diariamente las Escrituras para entrar en el pensamiento y el corazón de Dios. Debemos estudiar la Biblia, no para obtener más conocimiento doctrinal, sino para nutrirnos con las palabras de la fe, viviendo por las mismas palabras que proceden de la boca de Dios.
W. Lee