La Trinidad y El Espíritu Santo
Citas del espíritu de profecía
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Jesús habla de una tercera persona y no de El mismo o de Su Padre en otra forma.
Leamos la orientación original de este texto:
1. “yo me vaya”
2. “si no me fuera, el Consolador no vendría” (no dijo “yo no vendría” o “no vendré”.)
3. “cuando él venga” (vuelve a decir que otro viene, pero no se señala El.)
4. “convencerá” (no dijo: “cuando él venga, convenceré” siguió hablando de otra persona.
5. “él los guiará a toda la verdad”
6. “no hablará por su propia cuenta”
7. “hablará todo lo que oyere”
8. “os hará saber las cosas que habrán de venir”
9. “El me glorificará”
10. “tomará de lo mío”
Todas estas expresiones de Cristo indican a una tercera persona viniendo a ayudarnos y a consolarnos, estando unida a El y a Su Padre, pero sin perder su individualidad y personalidad. ¿Apoya esto el espíritu de profecía?
En el libro El Deseado de todas las gentes, la sierva del Señor escribió que “el pecado podia ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino.” (DTG. “No se turbe vuestro corazón.” Páginas 640-641.)
Así es como el texto se ha leído desde su primera publicación en 1898. El espíritu de profecía declara que existen tres personas distintas tal como Jesús dijo a sus discípulos antes de ir al cielo al Padre, anunciando que vendría a ayudarnos.
La cita anterior la encontramos originalmente en una carta que Elena de White le dirigió a “Mis hermanos en Norteamérica” [My Brethren in America], fechada el 6 de febrero de 1896. Ella escribió: “El mal se había estado acumulando durante siglos, y solo podia ser reprimido y resistido mediante el vigoroso poder del Espíritu Santo, la tercera persona de la Divinidad, que vendría no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino.” Esta carta fue copiada y enviada desde Australia a los líderes de la iglesia en Battle Creek, donde el presidente de la Asociación General, O. A. Olsen, la publicó al siguiente año en un panfleto que circuló entre líderes y ministros de la iglesia. (Special Testimonies, No. 10, páginas 25-23). Esta publicación de ese tiempo provee otra evidencia más allá de la obvia fecha de copyright de que este pasaje de El Deseado de todas las gentes está, tal cual se pudo leer en su primera publicación de 1898.
Algunos contradicen diciendo que ella puso “tercera persona” en letras minúsculas, queriendo decir que no le estaba atribuyendo la condición de deidad al Espíritu Santo; pues aún en la introducción de la cita en El Deseado de todas las gentes, se volvió a colocar en minúsculas “tercera persona”.
Primero mencionaré que el libro no fue publicado sin que ella revisara el manuscrito y entonces diera su aprobación, y en esos primeros escritos, el pronombre personal “He” [él] (refiriéndose al Espíritu Santo) está dos veces en mayúscula en el párrafo inmediatamente anterior. (Página 671:1 del Inglés), y en otras partes del capítulo.
Segundo, aclararé que una comparación entre las cartas de Elena de White y sus artículos y sus libros publicados indica que el estilo editorial, no el propósito teológico, gobernó el tema de si los pronombres que se refieren a la deidad deben estar en mayúsculas.
Leamos ahora otra cita en el libro El Evangelismo. Página 446, Párrafo 4 del Capítulo: El trato con la falsa ciencia: “Hay tres personas vivientes en el trio celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes-el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo.” (Special Testimonies, Serie B, No. 7, páginas 62-63. Año 1905.)
Este pasaje aparece publicado en 1906, por el autor: Elena G. de White.
Al rastrear la fuente de este material, encontramos que viene del Manuscrito 21, escrito en noviembre de 1905 y lleva la fecha de transcripción del 9 de enero de 1906. Ella misma revisó personalmente la copia mecanografiada. Así, vemos que lo que está publicado en El Evangelismo es una reimpresión fiel de lo que está publicado en Series B que, a su vez, reproduce fielmente el manuscrito de Elena de White, que fue revisado por ella.
Vamos a otro documento anterior que se escribió en 1900: “La obra es trazada frente a cada alma que ha confesado su fe en Jesucristo mediante el bautismo, y se ha convertido en un receptáculo de la promesa que procede de las tres personas de la divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. (Comentario bíblico adventista, tomo 6, página 1074. [Originalmente del Manuscrito 57, de 1900.])
Nuevamente el espíritu de profecía declara la verdad bíblica de tres personas en la divinidad y no solo de dos. El uso de Elena de White de “tercera persona” y “tres personas en el trio celestial” indica claramente su creencia en que no solo hay tres seres en la Divinidad, sino que son “personas”.
Otra declaración publicada en El Evangelismo lo dice sin ambigüedades: “El Espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestros espíritus que somos hijos de Dios.” (El Evangelismo, página 447, párrafo 7. [Originalmente del Manuscrito 20, página 9, de 1906.]) Tiene la aprobación de Elena de White en la parte superior de la primera página de este manuscrito: “He leído cuidadosamente esto y lo he aceptado.” También tenemos el borrador manuscrito original que fue transcripto por sus secretarias. “El Espíritu Santo es una persona, porque testifica a nuestros espíritus…” es exacta a la publicada en el libro.
En el Manuscrito 93 de 1893 dice: El Espíritu Santo es el Consolador, en nombre de Cristo. Personifica a Cristo, pero es una persona distinta.” (Ellen G. White, Manuscrito 93, 1893. Manuscript Releases, vol. 20, pp. 323-325.) También está el borrador manuscrito original que respalda la transcripción de puño y letra de ella.
El Manuscrito 27a, de 1900, agrega esta descripción: “El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, poderes infinitos y omniscientes, reciben a aquellos que verdaderamente entran en relación de pacto con Dios.” (Publicado en Comentario bíblico adventista, tomo 6, página 1075.)
Notemos cómo los atributos de la deidad son aplicados a cada persona.
Esto es seguido por la siguiente declaración: “Tres agentes distintos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, trabajan juntos por los seres humanos.” (Ellen G. White, Manuscrito 27a, 1900, página 7. Esta porción no fue publicada en el Comentario bíblico adventista.) La transcripción no solo lleva la firma de Elena de White, sino también tiene sus interpolaciones. Tengo todos los documentos escaneados, si alguien los quiere por favor solo pídamelos.
El Espíritu Santo, ¿es el representante de Cristo o Cristo mismo?
Con las declaraciones inequívocas acerca del “trio celestial” en mente, examinemos otro pasaje relacionado con la naturaleza del Espíritu Santo que los opositores usan para apoyar su posición. Aparece en la página 638, párrafo 4 de El Deseado de todas las gentes: “El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podia estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su successor en la tierra. Nadie podría entonces tener ventaja por su situación o su contacto personal con Cristo. Por el Espíritu, el Salvador sería accesible a todos. En este sentido, estaría más cerca de ellos que si no hubiese ascendido a lo alto.”
El tema de este pasaje es la presencia de Cristo a través de su representante: el Espíritu Santo. La distinción personal entre Cristo y el Espíritu Santo está expresada cuidadosamente en el texto, pero los promotores del antitrinitarismo señalan el manuscrito, que es la fuente de este pasaje. Lo encontramos en una carta a Edson White y su esposa, fechada el 18 de febrero de 1895. (Ellen G. White. Letter 119, 1895.) ¿Qué decía la carta original?
Estorbado por la humanidad, Cristo no podia estar en todo lugar personalmente; por lo tanto, les convenía que los dejara y fuese a su Padre, y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. El Espíritu Santo es él mismo, pero despojado de la personalidad de la humanidad e independiente de ella. Se representaría como presente en todos los lugares por su Espíritu Santo, como el Omnipresente.” (Publicado en Manuscript Releases, vol. 14, pág 93.) Lo que tiene una importancia especial para los no trinitarios es que donde El Deseado de todas las gentes dice: “el Espíritu Santo es el representante de Cristo”, la carta original dice: “El Espíritu Santo es él mismo”.
Hasta donde se sabe, el manuscrito original no se ha conservado, pero sí la carta transcrita por los secretarios de Elena de White que lleva su firma y otras interpolaciones, que dan a entender su aprobación de la carta. La formulación de la carta original, ¿establece que Elena de White creía que el Espíritu Santo y Cristo no eran personas diferentes?
Ya hemos visto varias declaraciones de la sierva del Señor que afirman que hay “tres personas” en la Divinidad, y que el Espíritu Santo es una “persona distinta”. Dado que estas declaraciones preceden y siguen cronológicamente a la escritura de esta carta, la coherencia nos llevaría a esperar que ella no está interponiendo una nueva comprensión del Espíritu en este pasaje. Es más, encontramos el mismo lenguaje de “representación” usado en esta carta que el que encontramos en El Deseado de todas las gentes. El párrafo de la carta donde aparece esta sentencia comienza con la declaración: “Aunque nuestro Señor ascendió de la tierra hacia el cielo, el Espíritu Santo fue señalado como su representante entre los hombres.” Elena de White explica más adelante el significado de sus palabras “el Espíritu Santo es él mismo” al agregar que Cristo se representaría como presente en todos los lugares por su Espíritu Santo.”
En la misteriosa unión que existe entre los miembros de la Divinidad, la presencia del Espíritu Santo es sinónimo de la presencia personal de Jesús, aunque sus identidades diferentes son preservadas. Esto es lo que todas las citas de Elena G. de White exponen armoniosamente.
La misma idea se encuentra en otros pasajes de sus escritos, como: “Cuando usted reciba a Jesús como su Salvador personal habrá un cambio marcado en usted; se convertirá, y el Señor Jesús por medio de su Espíritu Santo estará junto a usted.” (Manuscrito 13, 1897, publicado en Mente, carácter y personalidad, tomo 1, página 128.)
“Testifico ante mis hermanos y hermanas que la iglesia de Cristo, por debilitada y defectuosa que sea, es el único objeto en la tierra al cual él concede su suprema consideración. Mientras el Señor extiende a todo el mundo su invitación de venir a él y ser salvo […] él se manifiesta personalmente a través de su Espíritu Santo en medio de su iglesia.” (Ellen G. White, Letter 2dm 1892, publicado en Testimonios para los ministros, página 15.)
¿Cómo entonces damos cuenta del cambio en la formulación de la frase en El Deseado de todas las gentes? Tenemos solo la carta de 1895, no los borradores de trabajo del capítulo terminado, lo que nos lleva a concluir que lo que fue publicado en 1898 representa la lectura editada aprobada por la autora.
Contra los que afirman que el texto publicado no refleja las enseñanzas de Elena de White se encuentra el hecho de que el texto permaneció sin ser cambiado por ella durante los 17 años anteriores a su muerte, y que el pasaje fue repetido en un artículo que ella misma proveyó para las Lecturas de la Semana de Oración [Week of Prayer Readings] publicadas en la Review and Herald, 9 de noviembre de 1908. El lenguaje adoptado por Elena de White en El Deseado de todas las gentes ayuda al lector a evitar una interpretación errónea que surge cuando la sentencia, tal como fue construida originalmente, es aislada de todo el párrafo de su contexto original.
En conclusión, no podemos acercarnos al tema de la Divinidad sin reconocer las limitaciones de la concepción y el lenguaje humanos. Una cosa es examinar lo que un autor inspirado ha escrito, y otra muy diferente es decir que lo hemos comprendido completamente.
Hay confiabilidad en los escritos de la pluma inspirada y sus declaraciones descriptivas encontradas en los libros de Elena de White. Los manuscritos originales, las transcripciones aprobadas por ella y/o las primeras ediciones de sus obras publicadas apoyan las expresiones trinitarias que se encuentran en sus escritos.