El equilibrio.
La Verdad está ya dentro de nosotros. Todo lo llevamos puesto, encima, tanto la Verdad como la mentira. Buscar la verdad no consiste en adquirir conocimientos ni teorías, sino despertar el ser que mora en nuestro interior, por lo que el primer paso es, en vez de adquirir, soltar, echar fuera.
Todo es relativo. El equilibrio es una cosa, pero hacer que lo de arriba sea igual que lo de abajo y lo de abajo igual que lo de arriba es el verdadero EQUILIBRIO. Actualmente, nuestra mente está en equilibrio. Un equilibrio que cada uno tendrá que determinar si es el auténtico equilibrio. Por eso la necesidad de mirar hacia dentro, de buscar la verdad. Si ese equilibrio es inestable, no es el verdadero EQUILIBRIO, por lo que hay que buscar en un primer momento el desequilibrio, es decir, romper ese equilibrio inicial, para poder llegar algún día al verdadero EQUILIBRIO. Que vivas en perfecto equilibrio con tu entorno, con la naturaleza, con tus obligaciones no implica necesariamente que tu estés en equilibrio contigo mismo, pues puede ser una adaptación al medio y a las circunstancias que te ha tocado vivir. Mucho menos implica un equilibro con Dios, ya que por experiencia sé que el equilibrio con el mundo y la sociedad, suele ser un desequilibrio con Dios. O lo que es lo mismo, el que está en equilibrio con Dios, está en desequilibrio con el mundo y su sociedad.
La Verdad es una sola y para alcanzarla hay que quitar todas las máscaras, y esto que parece imposible es posible con la ayuda de Dios y los seres que le sirven. Uno mismo no puede quitarse esas máscaras, pero si puede tener una buena actitud de intentarlo, de pretenderlo, de implorarlo, de exigirlo a Dios que está dispuesto a ayudarte.
La liberación que se pretende no excluye el hecho de que vivas en una familia, en una sociedad, tengas un trabajo, etc. Tus preocupaciones no son bien entendidas por el resto de la gente, ya sean tus padres, tu esposa, tus hijos, tus amigos, etc. Pero eso es debido, tal vez, a que tu andas buscando algo que a ellos no se les ha ocurrido todavía. Están demasiados imbuidos en su lucha por la existencia en el mundo como para pretender buscar otra Realidad y otra Verdad. Pero cada uno ha de seguir viviendo en el mundo y haciendo su trabajo y ocupaciones lo mejor posible. Solo es preciso un rechazo a esos valores mundanos. Un rechazo mental. Un no seguirlos como única alternativa, sino un verlos como un engaño encontrado y superado.
[]Cedesin>
La Verdad está ya dentro de nosotros. Todo lo llevamos puesto, encima, tanto la Verdad como la mentira. Buscar la verdad no consiste en adquirir conocimientos ni teorías, sino despertar el ser que mora en nuestro interior, por lo que el primer paso es, en vez de adquirir, soltar, echar fuera.
Todo es relativo. El equilibrio es una cosa, pero hacer que lo de arriba sea igual que lo de abajo y lo de abajo igual que lo de arriba es el verdadero EQUILIBRIO. Actualmente, nuestra mente está en equilibrio. Un equilibrio que cada uno tendrá que determinar si es el auténtico equilibrio. Por eso la necesidad de mirar hacia dentro, de buscar la verdad. Si ese equilibrio es inestable, no es el verdadero EQUILIBRIO, por lo que hay que buscar en un primer momento el desequilibrio, es decir, romper ese equilibrio inicial, para poder llegar algún día al verdadero EQUILIBRIO. Que vivas en perfecto equilibrio con tu entorno, con la naturaleza, con tus obligaciones no implica necesariamente que tu estés en equilibrio contigo mismo, pues puede ser una adaptación al medio y a las circunstancias que te ha tocado vivir. Mucho menos implica un equilibro con Dios, ya que por experiencia sé que el equilibrio con el mundo y la sociedad, suele ser un desequilibrio con Dios. O lo que es lo mismo, el que está en equilibrio con Dios, está en desequilibrio con el mundo y su sociedad.
La Verdad es una sola y para alcanzarla hay que quitar todas las máscaras, y esto que parece imposible es posible con la ayuda de Dios y los seres que le sirven. Uno mismo no puede quitarse esas máscaras, pero si puede tener una buena actitud de intentarlo, de pretenderlo, de implorarlo, de exigirlo a Dios que está dispuesto a ayudarte.
La liberación que se pretende no excluye el hecho de que vivas en una familia, en una sociedad, tengas un trabajo, etc. Tus preocupaciones no son bien entendidas por el resto de la gente, ya sean tus padres, tu esposa, tus hijos, tus amigos, etc. Pero eso es debido, tal vez, a que tu andas buscando algo que a ellos no se les ha ocurrido todavía. Están demasiados imbuidos en su lucha por la existencia en el mundo como para pretender buscar otra Realidad y otra Verdad. Pero cada uno ha de seguir viviendo en el mundo y haciendo su trabajo y ocupaciones lo mejor posible. Solo es preciso un rechazo a esos valores mundanos. Un rechazo mental. Un no seguirlos como única alternativa, sino un verlos como un engaño encontrado y superado.
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