EL DOMINGO
Hemos visto cómo el Señor bendijo y santificó el séptimo día al finalizar la creación de nuestro planeta. El Nuevo Testamento ratifica el cuarto mandamiento con el ejemplo de Jesús y los apóstoles. Pero hoy vemos como la mayoría de lasa denominaciones cristianas aceptan otro día ajeno al mandamiento: el primer día de la semana, llamado domingo.
Ante esta variedad de creencias todo sincero cristiano se tiene que preguntar, ¿tiene Dios dos días de reposo? ¿Cambió Dios su día que Él mismo llama "mi día santo" (Isaías 58:13)? ¿Será posible que Jesucristo, quien se proclamara "Señor del Sábado" (Mateo 12:8) anular el mandamiento? ¿Trae el Nuevo Pacto una ley nueva que contiene otro día de reposo?
Veamos: Dios asegura que Él no cambia (Malaquías 3:6). Santiago apóstol nos dice que en Dios "no hay mudanza ni sombra de variación" (Santiago 1:17). En Salmo 89:34 Dios proclama: "No olvidaré mi pacto ni cambiaré lo que ha salido de mis labios". Con estos textos sería suficiente para cualquier cristiano comprender que servimos a un Dios incambiable y perfecto. Pero para los que aun dudan, veamos otros pasaje bíblicos de importancia.
A causa de la violación del pacto de parte de los israelitas, Dios promete un pacto nuevo. Esto lo registra Jeremías 31: 31-33: "He aquí vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Jacob y con la casa de Judá: no como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, bien que fui yo un marido para ellos, dice Jehová: mas este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: daré mi ley en sus entrañas y la escribiré en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo." El pueblo quebrantó el pacto porque desobedecieron su promesa de guardar todos los preceptos y mandamientos de Dios. El pacto nuevo pone la ley, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Dios no dio una nueva ley, sino su eterna ley: los diez mandamientos.
Hay ministros falsos que aseguran que el pacto nuevo es con los gentiles. Nada más absurdo. Dios nunca hará un pacto con otro pueblo, sino con Israel. Por eso es que es un nuevo pacto. Los gentiles, como acebuches, son injertados en la oliva, que es Israel. En una de sus parábolas Jesús dijo que el reino de los cielos sería quitado de los Judíos y dado a pueblo que hiciera frutos de él. En Pentecostés, tres mil judíos se convirtieron al Evangelio. Ellos constituyeron el núcleo de la naciente iglesia. Luego, especialmente con la conversión de Saulo de Tarso, el Evangelio fue predicado a los gentiles. Cuando se lee cuidadosamente las epístolas de Pablo a los Gálatas y Efesios, nos daremos cuenta de que Pablo habla de un nuevo Israel. Este es compuesto de los judíos creyentes en el Evangelio y los gentiles, que según el apóstol, al venir a Cristo, "Son simiente de Abraham, y conforme a la promesa, los herederos." (Gálatas 3:29)
Como el Israel de Dios tenemos la Palabra Santa y somos el pueblo del pacto. Tenemos el Evangelio y somos dueños de todas las promesas del Antiguo Testamento que no se cumplieron con el Israel carnal. Por eso, aunque las puertas de la Nueva Jerusalén llevan escritos lo nombres de las doce tribus de Israel, los fundamentos contienen los nombres de los doce apóstoles de Jesucristo.
El primer día de la semana no tiene nombre en la Biblia; es solamente eso: el primer día de la semana. El séptimo sí tiene nombre: el Sábado de Jehová. El primer día se menciona sólo 8 veces en el Nuevo Testamento. Los primeros 6 se refieren a la resurrección de Cristo. Vea Mateo 28:1; Marcos 16:1,2; Marcos 16:9; Lucas 24:1; Juan 20:1; y Juan 20:19. Como este último dice que los discípulos "estaban juntos", no falta quien diga que estaban reunidos celebrando el día. ¿Celebrando qué, si tenían dudas sobre la resurrección del Señor? Ellos estaban reunidos "por miedo de los judíos". Por miedo usted se reúne en cualquier día.
El sexto pasaje lo encontramos en Hechos 20:7, donde dice que los discípulos estaba juntos "a partir el pan". Dicen los defensores del domingo que este día era santo porque los creyentes estaban celebrando la comunión o santa cena. Pero encontramos que este rito se podía celebrar en cualquier día, como lo hacemos hoy. Además el acto de partir el pan significa más bien una cena de amor, donde los creyentes se reúnen a pasar un momento de solaz y cena.
Esa reunión fue de noche y Pablo tenía que partir al día siguiente. Los hermanos estaban despidiendo al apóstol y a sus acompañantes. Pablo "alargó su discurso hasta la medianoche". Y luego agrega en el verso 11 que Pablo "habló largamente hasta el alba". Esta reunión fue lo que hoy se llama sábado de noche, ya que una vez se pone el sol el Sábado, ya es la noche del 1er. día de la semana. Esta no es una reunión que se hace todas las semanas, sino en una ocasión especial. Todavía hoy, cuando se va a despedir a un pastor y su familia, hacemos una cena y reunión especial los sábados de noche.
La última mención en el Nuevo Testamento del 1er, día de la semana la hallamos en 1 Corintio 16:1,2. Dice Pablo: "Cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas." Puesto que se menciona una colecta con relación al domingo, algunos indican que se refiere al 1er. día de la semana como el día de descanso. Si el recolectar una ofrenda santifica el día, entonces todos los días son de reposo puesto que en casi todas las iglesias recogen ofrendas todos los días.
Si miramos detenidamente el pasaje, veremos que Pablo habla, no de una ofrenda a recolectarse en el templo, sino "en su casa". Es posible que ese día era más fácil para apartar una ofrenda que en cualquier otro día, ya que el trabajo entonces era de sol a sol, y al cobrar el salario el viernes y descansar el Sábado, el 1er. día era más fácil para hacer transacciones y separar una ofrenda en las casas, para luego llevarlas al templo.
Agotados los únicos textos referentes al 1er. día de la semana, y siendo que ninguno habla se un supuesto cambio en el mandamiento divino, no tenemos otra alternativa que obedecer lo que la ley de Dios dice y ha dicho siempre: que Dios tiene sólo un día de reposo, el cual Él ha bendecido y santificado, el Sábado. Sólo una iglesia enseña esta verdad bíblica: la Iglesia Adventista del Séptimo Día. En cada rincón del mundo, esta iglesia está enseñando " a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14:6) que Dios es el Creador "de los cielos y la tierra, la mar y las fuentes de las aguas" (Id, verso 7).
Bendiciones del Señor
Manuel
Hemos visto cómo el Señor bendijo y santificó el séptimo día al finalizar la creación de nuestro planeta. El Nuevo Testamento ratifica el cuarto mandamiento con el ejemplo de Jesús y los apóstoles. Pero hoy vemos como la mayoría de lasa denominaciones cristianas aceptan otro día ajeno al mandamiento: el primer día de la semana, llamado domingo.
Ante esta variedad de creencias todo sincero cristiano se tiene que preguntar, ¿tiene Dios dos días de reposo? ¿Cambió Dios su día que Él mismo llama "mi día santo" (Isaías 58:13)? ¿Será posible que Jesucristo, quien se proclamara "Señor del Sábado" (Mateo 12:8) anular el mandamiento? ¿Trae el Nuevo Pacto una ley nueva que contiene otro día de reposo?
Veamos: Dios asegura que Él no cambia (Malaquías 3:6). Santiago apóstol nos dice que en Dios "no hay mudanza ni sombra de variación" (Santiago 1:17). En Salmo 89:34 Dios proclama: "No olvidaré mi pacto ni cambiaré lo que ha salido de mis labios". Con estos textos sería suficiente para cualquier cristiano comprender que servimos a un Dios incambiable y perfecto. Pero para los que aun dudan, veamos otros pasaje bíblicos de importancia.
A causa de la violación del pacto de parte de los israelitas, Dios promete un pacto nuevo. Esto lo registra Jeremías 31: 31-33: "He aquí vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Jacob y con la casa de Judá: no como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, bien que fui yo un marido para ellos, dice Jehová: mas este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: daré mi ley en sus entrañas y la escribiré en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo." El pueblo quebrantó el pacto porque desobedecieron su promesa de guardar todos los preceptos y mandamientos de Dios. El pacto nuevo pone la ley, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Dios no dio una nueva ley, sino su eterna ley: los diez mandamientos.
Hay ministros falsos que aseguran que el pacto nuevo es con los gentiles. Nada más absurdo. Dios nunca hará un pacto con otro pueblo, sino con Israel. Por eso es que es un nuevo pacto. Los gentiles, como acebuches, son injertados en la oliva, que es Israel. En una de sus parábolas Jesús dijo que el reino de los cielos sería quitado de los Judíos y dado a pueblo que hiciera frutos de él. En Pentecostés, tres mil judíos se convirtieron al Evangelio. Ellos constituyeron el núcleo de la naciente iglesia. Luego, especialmente con la conversión de Saulo de Tarso, el Evangelio fue predicado a los gentiles. Cuando se lee cuidadosamente las epístolas de Pablo a los Gálatas y Efesios, nos daremos cuenta de que Pablo habla de un nuevo Israel. Este es compuesto de los judíos creyentes en el Evangelio y los gentiles, que según el apóstol, al venir a Cristo, "Son simiente de Abraham, y conforme a la promesa, los herederos." (Gálatas 3:29)
Como el Israel de Dios tenemos la Palabra Santa y somos el pueblo del pacto. Tenemos el Evangelio y somos dueños de todas las promesas del Antiguo Testamento que no se cumplieron con el Israel carnal. Por eso, aunque las puertas de la Nueva Jerusalén llevan escritos lo nombres de las doce tribus de Israel, los fundamentos contienen los nombres de los doce apóstoles de Jesucristo.
El primer día de la semana no tiene nombre en la Biblia; es solamente eso: el primer día de la semana. El séptimo sí tiene nombre: el Sábado de Jehová. El primer día se menciona sólo 8 veces en el Nuevo Testamento. Los primeros 6 se refieren a la resurrección de Cristo. Vea Mateo 28:1; Marcos 16:1,2; Marcos 16:9; Lucas 24:1; Juan 20:1; y Juan 20:19. Como este último dice que los discípulos "estaban juntos", no falta quien diga que estaban reunidos celebrando el día. ¿Celebrando qué, si tenían dudas sobre la resurrección del Señor? Ellos estaban reunidos "por miedo de los judíos". Por miedo usted se reúne en cualquier día.
El sexto pasaje lo encontramos en Hechos 20:7, donde dice que los discípulos estaba juntos "a partir el pan". Dicen los defensores del domingo que este día era santo porque los creyentes estaban celebrando la comunión o santa cena. Pero encontramos que este rito se podía celebrar en cualquier día, como lo hacemos hoy. Además el acto de partir el pan significa más bien una cena de amor, donde los creyentes se reúnen a pasar un momento de solaz y cena.
Esa reunión fue de noche y Pablo tenía que partir al día siguiente. Los hermanos estaban despidiendo al apóstol y a sus acompañantes. Pablo "alargó su discurso hasta la medianoche". Y luego agrega en el verso 11 que Pablo "habló largamente hasta el alba". Esta reunión fue lo que hoy se llama sábado de noche, ya que una vez se pone el sol el Sábado, ya es la noche del 1er. día de la semana. Esta no es una reunión que se hace todas las semanas, sino en una ocasión especial. Todavía hoy, cuando se va a despedir a un pastor y su familia, hacemos una cena y reunión especial los sábados de noche.
La última mención en el Nuevo Testamento del 1er, día de la semana la hallamos en 1 Corintio 16:1,2. Dice Pablo: "Cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas." Puesto que se menciona una colecta con relación al domingo, algunos indican que se refiere al 1er. día de la semana como el día de descanso. Si el recolectar una ofrenda santifica el día, entonces todos los días son de reposo puesto que en casi todas las iglesias recogen ofrendas todos los días.
Si miramos detenidamente el pasaje, veremos que Pablo habla, no de una ofrenda a recolectarse en el templo, sino "en su casa". Es posible que ese día era más fácil para apartar una ofrenda que en cualquier otro día, ya que el trabajo entonces era de sol a sol, y al cobrar el salario el viernes y descansar el Sábado, el 1er. día era más fácil para hacer transacciones y separar una ofrenda en las casas, para luego llevarlas al templo.
Agotados los únicos textos referentes al 1er. día de la semana, y siendo que ninguno habla se un supuesto cambio en el mandamiento divino, no tenemos otra alternativa que obedecer lo que la ley de Dios dice y ha dicho siempre: que Dios tiene sólo un día de reposo, el cual Él ha bendecido y santificado, el Sábado. Sólo una iglesia enseña esta verdad bíblica: la Iglesia Adventista del Séptimo Día. En cada rincón del mundo, esta iglesia está enseñando " a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14:6) que Dios es el Creador "de los cielos y la tierra, la mar y las fuentes de las aguas" (Id, verso 7).
Bendiciones del Señor
Manuel