EL DOMINGO

21 Marzo 2000
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EL DOMINGO

Hemos visto cómo el Señor bendijo y santificó el séptimo día al finalizar la creación de nuestro planeta. El Nuevo Testamento ratifica el cuarto mandamiento con el ejemplo de Jesús y los apóstoles. Pero hoy vemos como la mayoría de lasa denominaciones cristianas aceptan otro día ajeno al mandamiento: el primer día de la semana, llamado domingo.

Ante esta variedad de creencias todo sincero cristiano se tiene que preguntar, ¿tiene Dios dos días de reposo? ¿Cambió Dios su día que Él mismo llama "mi día santo" (Isaías 58:13)? ¿Será posible que Jesucristo, quien se proclamara "Señor del Sábado" (Mateo 12:8) anular el mandamiento? ¿Trae el Nuevo Pacto una ley nueva que contiene otro día de reposo?

Veamos: Dios asegura que Él no cambia (Malaquías 3:6). Santiago apóstol nos dice que en Dios "no hay mudanza ni sombra de variación" (Santiago 1:17). En Salmo 89:34 Dios proclama: "No olvidaré mi pacto ni cambiaré lo que ha salido de mis labios". Con estos textos sería suficiente para cualquier cristiano comprender que servimos a un Dios incambiable y perfecto. Pero para los que aun dudan, veamos otros pasaje bíblicos de importancia.

A causa de la violación del pacto de parte de los israelitas, Dios promete un pacto nuevo. Esto lo registra Jeremías 31: 31-33: "He aquí vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Jacob y con la casa de Judá: no como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, bien que fui yo un marido para ellos, dice Jehová: mas este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: daré mi ley en sus entrañas y la escribiré en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo." El pueblo quebrantó el pacto porque desobedecieron su promesa de guardar todos los preceptos y mandamientos de Dios. El pacto nuevo pone la ley, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Dios no dio una nueva ley, sino su eterna ley: los diez mandamientos.

Hay ministros falsos que aseguran que el pacto nuevo es con los gentiles. Nada más absurdo. Dios nunca hará un pacto con otro pueblo, sino con Israel. Por eso es que es un nuevo pacto. Los gentiles, como acebuches, son injertados en la oliva, que es Israel. En una de sus parábolas Jesús dijo que el reino de los cielos sería quitado de los Judíos y dado a pueblo que hiciera frutos de él. En Pentecostés, tres mil judíos se convirtieron al Evangelio. Ellos constituyeron el núcleo de la naciente iglesia. Luego, especialmente con la conversión de Saulo de Tarso, el Evangelio fue predicado a los gentiles. Cuando se lee cuidadosamente las epístolas de Pablo a los Gálatas y Efesios, nos daremos cuenta de que Pablo habla de un nuevo Israel. Este es compuesto de los judíos creyentes en el Evangelio y los gentiles, que según el apóstol, al venir a Cristo, "Son simiente de Abraham, y conforme a la promesa, los herederos." (Gálatas 3:29)

Como el Israel de Dios tenemos la Palabra Santa y somos el pueblo del pacto. Tenemos el Evangelio y somos dueños de todas las promesas del Antiguo Testamento que no se cumplieron con el Israel carnal. Por eso, aunque las puertas de la Nueva Jerusalén llevan escritos lo nombres de las doce tribus de Israel, los fundamentos contienen los nombres de los doce apóstoles de Jesucristo.

El primer día de la semana no tiene nombre en la Biblia; es solamente eso: el primer día de la semana. El séptimo sí tiene nombre: el Sábado de Jehová. El primer día se menciona sólo 8 veces en el Nuevo Testamento. Los primeros 6 se refieren a la resurrección de Cristo. Vea Mateo 28:1; Marcos 16:1,2; Marcos 16:9; Lucas 24:1; Juan 20:1; y Juan 20:19. Como este último dice que los discípulos "estaban juntos", no falta quien diga que estaban reunidos celebrando el día. ¿Celebrando qué, si tenían dudas sobre la resurrección del Señor? Ellos estaban reunidos "por miedo de los judíos". Por miedo usted se reúne en cualquier día.

El sexto pasaje lo encontramos en Hechos 20:7, donde dice que los discípulos estaba juntos "a partir el pan". Dicen los defensores del domingo que este día era santo porque los creyentes estaban celebrando la comunión o santa cena. Pero encontramos que este rito se podía celebrar en cualquier día, como lo hacemos hoy. Además el acto de partir el pan significa más bien una cena de amor, donde los creyentes se reúnen a pasar un momento de solaz y cena.

Esa reunión fue de noche y Pablo tenía que partir al día siguiente. Los hermanos estaban despidiendo al apóstol y a sus acompañantes. Pablo "alargó su discurso hasta la medianoche". Y luego agrega en el verso 11 que Pablo "habló largamente hasta el alba". Esta reunión fue lo que hoy se llama sábado de noche, ya que una vez se pone el sol el Sábado, ya es la noche del 1er. día de la semana. Esta no es una reunión que se hace todas las semanas, sino en una ocasión especial. Todavía hoy, cuando se va a despedir a un pastor y su familia, hacemos una cena y reunión especial los sábados de noche.

La última mención en el Nuevo Testamento del 1er, día de la semana la hallamos en 1 Corintio 16:1,2. Dice Pablo: "Cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas." Puesto que se menciona una colecta con relación al domingo, algunos indican que se refiere al 1er. día de la semana como el día de descanso. Si el recolectar una ofrenda santifica el día, entonces todos los días son de reposo puesto que en casi todas las iglesias recogen ofrendas todos los días.

Si miramos detenidamente el pasaje, veremos que Pablo habla, no de una ofrenda a recolectarse en el templo, sino "en su casa". Es posible que ese día era más fácil para apartar una ofrenda que en cualquier otro día, ya que el trabajo entonces era de sol a sol, y al cobrar el salario el viernes y descansar el Sábado, el 1er. día era más fácil para hacer transacciones y separar una ofrenda en las casas, para luego llevarlas al templo.

Agotados los únicos textos referentes al 1er. día de la semana, y siendo que ninguno habla se un supuesto cambio en el mandamiento divino, no tenemos otra alternativa que obedecer lo que la ley de Dios dice y ha dicho siempre: que Dios tiene sólo un día de reposo, el cual Él ha bendecido y santificado, el Sábado. Sólo una iglesia enseña esta verdad bíblica: la Iglesia Adventista del Séptimo Día. En cada rincón del mundo, esta iglesia está enseñando " a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14:6) que Dios es el Creador "de los cielos y la tierra, la mar y las fuentes de las aguas" (Id, verso 7).

Bendiciones del Señor
Manuel
 
Sólo una iglesia enseña esta verdad bíblica: la Iglesia Adventista del Séptimo Día. En cada rincón del mundo, esta iglesia está enseñando " a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14:6) que Dios es el Creador "de los cielos y la tierra, la mar y las fuentes de las aguas" (Id, verso 7).

Bendiciones del Señor
Manuel
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Esa "cantaleta" ya me la conozco, la repiten los católicos, los testigos de Jehová y todas las sectas.


Lamentablemente, no es lo que enseña la Palabra de Dios.


Cristo es el Camino, la Verda y la Vida, no la secta adventista que tantas vidas ha destrozado con sus normas y reglas estrictas.


Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo,* 17todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo (Col 2:16-17)
 
Maripaz:

Debe ser una de las pocas veces que leo un mensaje tuyo sin corte y pegue. Esun buen augurio:angel:

Lo unico es que no comprendo es lo superfluo de la interpretacion de colosenses 2:16-17

DTB
Thin
 
Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo,* 17todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo (Col 2:16-17)

Para entender esta cita tenemos que ir al Antiguo Testamento.
Cuando Jesús dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” (Juan 5: 39), se refería al Antiguo Testamento.

En aquel entonces las únicas escrituras que existían era el Antiguo Testamento, las cuales daban testimonio de él. Jesús ni los Apóstoles nunca usaron el nuevo testamento aun no estaba echo, ellos eran la creación del mismo. 170 años después de la muerte de Jesús se termino de hacer el primer nuevo testamento. 30 años después fue que comenzaron a salir al publico, unido al antiguo testamento.

La cita que estudiaremos dice:
“Rayendo ‘la cédula de los ritos que nos era contraria que era contra nosotros, quitándola de en medio y enclavándola en la cruz; y despojando los principados y las potestades, sacólos a la vergüenzas en público, triunfando de ellos ‘en si mismo. Por tanto, nadie os juzgue ‘en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o do ‘nueva luna, o de sábados: Lo cual ‘es la sombra de lo por venir; más el cuerpo es de Cristo. (Colosenses 2:14-17)

‘en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o do ‘nueva luna, o de sábados.
Todo esto se refiere a las fiestas ceremoniales que celebraban el pueblo judío.
Analicemos BIEN lo que Pablo nos quiere decir;

“nadie os juzgue ‘en comida o en bebida”

Evidentemente se refiere a los falsos maestros que, entre otras cosas, insistían en la vigencia de las prescripciones del sistema ceremonial judío.
Las palabras griegas usadas aquí, brósis y pósis, se refieren más a la manera de comer y beber que a lo que se bebe y se come.
Hay varias interpretaciones en cuanto al significado de esta frase. Algunos sugieren que se refiere a alimentos y libaciones presentados como parte del sistema ceremonial judío. Otros, notando el contexto de la epístola, piensan más bien que tiene que ver con instrucciones o prohibiciones añadidas por los falsos maestros, judaizantes o gnósticos.

Algunos, equivocadamente, han llegado a la conclusión de que esta afirmación de Pablo indica la abolición de la distinción entre carnes inmundas y limpias (Lev. 11), por lo cual un cristiano estaría libre de comer cualquier carne. Que Pablo no dice tal cosa se puede ver por lo siguiente:
1)- Este pasaje ni siquiera menciona el tema de alimentos limpios e inmundos. Si bien se habla de no tocar ni gustar (vers. 21), no hay mención alguna de carnes inmundas.
2)- La distinción entre carnes limpias e inmundas (Lev. 11) no es parte de la ley mosaica. Ya aparece en Gén. 7: 2. El apóstol no estaba autorizando a los cristianos de Colosas a comer y a beber todo tipo de alimento, sin discriminación. Lo que les dice es que no presten atención a quienes los critican por no cumplir con reglamentos humanos - ya sean de origen judío, gnóstico o pagano- que el cristiano no necesita observar.


“o en parte de día de fiesta, o do ‘nueva luna,”

“Las fiestas solemnes de Jehová.”
Las "fiestas solemnes" anuales (Núm. 29: 39) son seis: (1) la pascua (Núm. 28: 16); (2) la fiesta de los panes sin levadura (Núm. 28: 17); (3) "la fiesta de la siega", "la fiesta de las semanas" o Pentecostés (Exo. 23:16; 34: 22; Núm. 28:26; Hech.2:1); (4) la fiesta de las trompetas (Núm. 29: 1); (5) el día de la expiación (Núm. 29: 7); (6) la "fiesta de la cosecha", la "fiesta de los tabernáculos" o de las cabañas (Exo. 23: 16; Lev. 23: 34; Núm. 29: 12).

Junto con estas seis fiestas se celebraban siete días de "santa convocación": el primero y último días de la Fiesta de los panes sin levadura (Núm. 28: 18, 25); el día de las primicias (Núm. 28:26); la fiesta de las trompetas (Núm. 29: 1); el día de la expiación (Núm. 29: 7); y el primero y último días de la fiesta de los tabernáculos (Lev. 23: 35, 36).

La observancia de las fiestas se repetía anualmente, la mayoría de ellas relacionadas con la ley ceremonial. Tres veces por año todos los varones hebreos se debían reunir en Jerusalén (Ex. 23:14-17; Dt. 16:16) para celebrar las 3 fiestas de la cosecha: 1. Fiesta de los Panes sin Levadura (que seguía inmediatamente después de la cena de Pascua la noche anterior) a mediados del 1er, mes, al comienzo de la cosecha de cebada* (Lv. 23:5-14). 2. Fiesta de las Semanas (Pentecostés), 50 días más tarde, que celebraba la cosecha del trigo (Lv. 23:15-21; Ex. 34:22). 3. Fiesta de la Recolección o de los Tabernáculos, a mediados del 7º mes, al fin de la recolección de las aceitunas y las frutas (Lv. 23:34-44; Dt. 16:13).

Había varias otras festividades anuales en la ley levítica: 4. La Pascua. 5. Fiesta de las Trompetas, el 1er día del 7º mes (Lv. 23:24, 25), que era el día de Año Nuevo civil, y que aún se observa como tal. 6. Día de la Expiación, en el 10º día del mismo mes (23:27-32), en el que los israelitas debían "afligir" sus almas (23:27-29), aunque no se exigía que todos fueran a Jerusalén. Estas fiestas incluían 7 sábados anuales, además de los sábados semanales ordenados por el 4º mandamiento (Lv. 23:38; Ex. 20:8-11), y separados de ellos. Estos sábados caían en días fijos del mes por lo que correspondían a diversos días de la semana en los diferentes años. Las "lunas nuevas" también se podían considerar fiestas mensuales (2 R. 4:23; Is. 1:13,14; etc.). Más tarde, se añadieron otras fiestas a éstas. 7. La liberación de los judíos de la destrucción durante el reinado de Ester se conmemoraba con la fiesta de Purim en el mes de Adar (Est. 9:21, 22, 26). 8. Luego, la restauración y la rededicación del templo, después de su profanación por Antíoco Epífanes, se celebraba con la fiesta de la Dedicación en Kisleu (Jn. 10:22).
Los judíos observan estas fiestas hasta hoy; por supuesto, sin los sacrificios.


“o de sábados:”
Aparte de los sábados semanales (Lv. 23:3) había 7 sábados ceremoniales por año, diseminados a lo largo del calendario litúrgico: 1 y 2. Los días 1º y último de la fiesta de los Panes sin Levadura (vs 7, 8). 3. El Pentecostés (v 21). 4. El 1er día del 7º mes (v 24). 5. El Día de la Expiación (v 27). 6 y 7. Los días 1º y último de la fiesta de las Cabañas (vs 34- 36). Los sábados ceremoniales podían caer en cualquier día de la semana, y de vez en cuando coincidían con el sábado semanal. Además de los sábados semanales y anuales, cada 7 años había un año sabático, durante el cual no se trabajaba la tierra (25:3-7). Cada 50 años se proclamaba un jubileo, que duraba un año, durante el cual las propiedades volvían a sus dueños originales.


“Lo cual es sombra.”
Esta es la frase clave para comprender el vers. 16. La manera de comer, beber y observar los días que el apóstol enumera en el vers. 16 son una "sombra" o símbolo que se refiere a la realidad que es Cristo. Una sombra no tiene sustancia porque sólo es la proyección de algo sustancial. Compárese con el uso de la palabra "sombra" en Heb. 8: 5 y 10: 1. Las ceremonias judías eran sombras proyectadas por realidades celestiales; las realidades son la vida de Cristo, su ministerio y su reino. La representación de esto en la ley ceremonial era tan sólo la sombra.

El ministro y comentador presbiteriano Albert Barnes afirma con acierto acerca de este trozo: "En este pasaje no hay evidencia alguna de que él [Pablo] enseñe que no había obligación de observar ningún día como sagrado, pues no hay ni la más mínima razón para creer que quería enseñar que uno de los Diez Mandamientos había cesado de ser obligatorio para la humanidad. Si Pablo hubiera usado la palabra en número singular, 'sábado', entonces sería claro, por supuesto, que quería enseñar que el [cuarto] mandamiento había dejado de ser obligatorio y que el sábado ya no debía guardarse. Pero el uso de la palabra en número plural y su conexión, demuestran que Pablo estaba pensando en los numerosos días que eran observados por los hebreos como fiestas, como una parte de su ley típica y ceremonial, y no en la ley moral o Diez Mandamientos. De ninguna parte de la ley moral, de ninguno de los Diez Mandamientos podría decirse que 'es sombra de lo porvenir'. Estos mandamientos son, por la naturaleza de la ley moral, de perpetua y universal obligación" (Notes on New Testament, t. 7, p. 267).

El cuerpo es de Cristo.
Jesús es, en contraste con la sombra, la plenitud de la realidad. Cada símbolo se refiere a él, y cada uno de ellos encuentra en él su plenitud. Cuando los cristianos se encuentran con Cristo le dan la espalda a los perfiles simbólicos que son sólo sombras, para caminar en la plenitud de la presencia divina.
En estos versículos Pablo destruye completamente la base de las enseñanzas de los falsos maestros judaizantes. Ellos propiciaban el retorno a las imposiciones ceremoniales judaicas. El apóstol hace frente a sus argumentos afirmando que las sombras ya cumplieron su propósito porque Cristo, la realidad, vino. Pablo no disminuye en nada en toda su argumentación las demandas del Decálogo o del sábado, séptimo día semanal. La ley moral es eterna y perfecta.

El sábado es diferente de todas las otras fiestas y santas convocaciones (vers. 37, 38), por cuanto se originó en la creación (Gén. 2: 1-3), mientras que las fiestas y los "sábados anuales" se originaron con la nación judía. El sábado del séptimo día "fue hecho por causa del hombre" (Mar. 2: 27), por lo tanto, es obligatorio para los hombres de todo tiempo. Las fiestas anuales fueron hechas para los judíos y dejaron de ser obligatorias cuando lo simbólico halló su cumplimiento en la muerte de Cristo (Col. 2: 16, 17).

El día sábado forma parte de la ley de Dios, de los Diez Mandamientos, la constitución divina para este mundo. Puesto que fue instituido antes de que entrara el pecado, el sábado permanecerá después que el pecado haya sido eliminado (Isa. 66: 22,23). Por otra parte, las fiestas anuales judías tenían una aplicación solamente temporal, local y ceremonial, adaptada a las condiciones existentes en Palestina y no podían ser aplicadas en todo el mundo.

Para concluir;
Imagínate, que a nosotros nos hubiese tocado vivir en los días de los apóstoles y al aceptar a Jesús no guardáramos nada de esto. Entonces los judíos que aceptaban a Jesús continuaban guardando las fiestas sin los sacrificios, nos acusaban a nosotros de no hacerlos, entonces nuestro capitán, el apóstol Pablo sale a nuestra defensa y les dice: nadie os juzgue ‘en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o do ‘nueva luna, o de sábados: porque todo esto termino con la muerte de Jesús. Entonces Pablo nos dice, Ustedes no tienen que guardar las fiestas, ellos lo hacen por costumbre.

Las otras preguntas, te las contestaré a poco a poco.

Ruego al Señor que puedas haber entendido la cita. Que el Señor me los cuide a todos. Su hermano en Jesús.

Manuel