EL DOLOR

21 Julio 2001
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EL DOLOR


Señor, hace varios años vine a ti en busca de cura a mis males, mi salud, mis problemas, todos mis pesares. Mi corazón se comportaba de forma prepotente ante tu magna presencia; quería presionarte para que me ayudaras, como si tu fueras un sirviente a la espera de mis deseos y de mi orden.
Pero tu gran misericordia y paciencia para conmigo fueron como un fuerte muro que detiene el avance de un animal feroz. Con tu infinita sabiduría aplacaste mi imperfecto espíritu y poco a poco me hiciste ver él por que de estos y otros problemas y sufrimientos en mi vida.
En todo este tiempo tu sabia voluntad me ha llevado a entender tus designios y muchas cosas en este mundo. Veo que Tu siempre eres bueno y deseas lo mejor para nosotros. Errado esta el hombre que atribuye sus sufrimientos y las calamidades de los hombres a tu voluntad. Nada malo puede salir de quien solo es amor y quiere todo lo mejor para sus hijos.
Me has hecho ver que el hombre es causante de muchos de los problemas que sufre; también que Satanás y sus demonios no cesan de asediar a quienes creen en ti y causar desastres naturales, guerras, epidemias, hambres, etc.
Estamos destruyendo la hermosa tierra que tu creaste para nosotros; la estamos deforestando, contaminando, lanzándole bombas que destruyen el ecosistema y el mundo animal, que no puede defenderse de “el hombre civilizado”; quien avanza con pasos agigantados hacia sus más recónditos lugares y madrigueras, donde creen que van estar protegidos de los verdaderos animales, nosotros los hombres, que somos la única especie que se destruye a sí misma.
Mientras más leía las Escrituras, mas comprendía mi error y tu verdadera voluntad. No fuiste Tú quien atribuló a Job, David, Jesús, Pablo, Daniel, Isaías, Elías, etc. Estos pilares de nuestra fe nos enseñan que nuestros principales dolores y problemas son causados por los enemigos de la verdad; por esos ángeles inicuos que fueron lanzados del cielo, por oponerse a la Eterna Palabra, por llegar al colmo de matar a quien ellos sabían que era y es el Hijo del Dios vivo; también por todos esos falsos maestros o labradores malvados que no quieren entrar al reino e impiden a otros que entren en él, arrastrándolos a religiones vacías y sus laberintos doctrinales.
Hoy te doy gracias, Señor, porque con esta comprensión de la vida que me has dado, ya no hablo mal de ti, no te atribuyo mis problemas, no juzgo a mis hermanos, trato de liberarlos y traerlos a ti. Tu me ayudas a dejarme guiar por la sabia dirección del Santo Espíritu. Te has convertido en el centro de mi vida y tu Palabra en el consejero al que acudo por verdad, paz y sabiduría de lo alto. Gracias, mi amado Jesús.


EL DOLOR


Apesadumbrado yo estaba,
mi alma no tenía reposo;
día y noche me quejaba,
muy lejos veía yo el gozo.

Odio me inundaba,
maldad en mi corazón;
con mil alma atribulada,
lejos de aquel Buen Señor.

Le reprochaba yo a Dios
todos mis sufrimientos,
no buscaba del Señor
ni en ese gran tormento.

Pero el Maestro Jesús
uso de su misericordia,
y convirtió aquella cruz
en dulce y grata victoria.

Gracias doy al Espíritu
por esta liberación,
al arrancar esos mitos
y darme su galardón.

Del odio me liberó,
ya no clamo por venganza;
Lo cambió por el amor,
por fe y también esperanza.

Siempre agradecido
estaré del buen Pastor,
que viéndome así perdido
me ofreció de su perdón.

Cambio mi naturaleza,
me enseñó la buena senda;
limpio toda la impureza
y me dio su amor, su prenda.

Por eso hoy al Maestro
le pido que me acompañe,
porque con El no hay tropiezo,
ni mal que al hombre engañe.

Unámonos al Cordero,
llevemos gozosos su cruz,
y veremos al Eterno
cubriéndonos con su Luz.

F. L. P.