
Abro este hilo
no con un espíritu de contienda, sino con un
deseo genuino de profundizar en nuestra fe y enfrentar juntos esas preguntas difíciles que, creo, nos ayudan a madurar en Cristo.
Dos pilares fundamentales de nuestra fe:
La Biblia es la Palabra de Dios
Inspirada, útil para enseñar, redargüir, corregir y entrenar en justicia. Es nuestra máxima autoridad en fe y conducta.
Dios es amor (1 Juan 4:8)
Su carácter es inmutable: Él es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8).
Jesús es la revelación perfecta de quién es Dios.
El dilema: una tensión difícil de ignorar
Al leer con honestidad el Antiguo Testamento, nos encontramos con pasajes que
parecen chocar con estos pilares:

Dios ordena a Israel exterminar por completo a pueblos cananeos, incluyendo:

La Ley mosaica regula la
esclavitud, permitiendo:

A la luz del
Sermón del Monte, del mandamiento de
amar al enemigo, y del sacrificio de Cristo por
toda la humanidad, estos textos
no solo parecen culturalmente distantes, sino también
moralmente opuestos al Dios revelado en Jesús.
La gran pregunta
Si el carácter de Dios es inmutablemente bueno y amoroso, como lo vemos en Cristo,
¿cómo procesamos estos mandatos del Antiguo Testamento que hoy consideraríamos atroces (genocidio, infanticidio, esclavitud)?
No busco desacreditar la Escritura, sino
entenderla sin sacrificar la bondad de Dios ni hacer acrobacias intelectuales que vacían de sentido palabras como “bueno” y “justo”.
¿Tenemos que elegir una de estas tres opciones?
1.
Afirmar que todo fue justo porque Dios lo ordenó
➤ Lo que hoy vemos como inmoral
fue en realidad bueno y justo.
➤ Nuestra sensibilidad moral moderna está distorsionada y
no debe juzgar a Dios.
2.
Aceptar una revelación progresiva y contextual
➤ Dios
se acomodó a la brutalidad de la época, permitiendo o mandando cosas
como un paso intermedio hacia una revelación más plena (Cristo).
➤ El carácter perfecto de Dios se
revela progresivamente en la historia bíblica.
3.
Reinterpretar la inspiración bíblica
➤ El Antiguo Testamento refleja
testimonios humanos falibles sobre Dios.
➤ No todo debe ser leído como una
palabra literal e inerrante de Dios, sino como
un camino hacia la revelación plena en Cristo.
Te leo con respeto, oración y apertura

Esta conversación
no busca dividirnos, sino ayudarnos a crecer en discernimiento, amor y fidelidad a Cristo.
Nos enfrentamos a un misterio que no debe ser evadido con respuestas fáciles, sino
abrazado con humildad, oración y estudio serio de la Palabra.

Que el Espíritu Santo nos guíe en este camino de búsqueda, para que
nuestra fe no sea ciega, sino lúcida,
y que nuestro amor por Dios no ignore las preguntas difíciles, sino que
se profundice en ellas.

Porque
entender mejor las Escrituras no debilita nuestra fe, la fortalece.
¿Y tú, cómo entiendes esta tensión?
¿Es posible mantener la fidelidad a las Escrituras
sin comprometer la imagen de un Dios verdaderamente bueno en Cristo?
Te invito a compartir con respeto y profundidad.
La fe madura
cuando nos atrevemos a pensar con el corazón y creer con la mente.
Tu pregunta abarca mucho por lo que me resulta algo complicado poder responder extensamente pero te adelanto algunas cosas. No puedes limitar TODOS los atributos de Dios a que "es amor". Es MUCHAS otras cosas. TODOS usus atributos son constantes, de igual capacidad e intensidad aun cuando no presentes o evidentes en todo momento para nosotros.
Solo podemos conocer lo que Dios ha decidido revelar de Sí mismo. Uno de los atributos o cualidades de Dios es la “luz”, lo que significa que Él se revela a sí mismo (Isaías 60:19; Santiago 1:17). No debemos pasar por alto que Dios ha revelado conocimiento de Sí mismo (Hebreos 4:1). La creación, la Biblia y el Verbo hecho carne (Jesucristo) nos ayudarán a conocer a Dios.
Comencemos por comprender que Dios es nuestro Creador y que somos parte de Su creación (Génesis 1:1; Salmo 24:1) y somos creados a Su imagen. El hombre está por encima del resto de la creación y recibió dominio sobre ella (Génesis 1:26-28). La creación está dañada por la caída, pero aún ofrece un atisbo de la obra de Dios (Génesis 3:17-18; Romanos 1:19-20). Al considerar la inmensidad, complejidad, belleza y orden de la creación, podemos comprender la grandeza de Dios.
Leer algunos de los nombres de Dios puede ser útil para comprender su esencia. Son los siguientes:
Elohim: Fuerte, divino (Génesis 1:1)
Adonai: Señor, que indica una relación de Amo a siervo (Éxodo 4:10, 13)
El Elyon: Altísimo, el más fuerte (Génesis 14:20)
El Roi: Fuerte que ve (Génesis 16:13)
El Shaddai: Dios Todopoderoso (Génesis 17:1)
El Olam: Dios eterno (Isaías 40:28)
Yahvé: SEÑOR “YO SOY”, que significa el Dios eterno y autoexistente (Éxodo 3:13, 14).
Dios es eterno, lo que significa que no tuvo principio y su existencia nunca terminará. Él es inmortal e infinito (Deuteronomio 33:27; Salmo 90:2; 1 Timoteo 1:17). Dios es inmutable, es decir, inmutable; esto, a su vez, significa que Dios es absolutamente confiable y digno de confianza (Malaquías 3:6; Números 23:19; Salmo 102:26, 27). Dios es incomparable; no hay nadie como Él en obras ni en ser. Él es inigualable y perfecto (2 Samuel 7:22; Salmo 86:8; Isaías 40:25; Mateo 5:48). Dios es inescrutable, insondable, inescrutable e inescrutable en cuanto a su comprensión completa (Isaías 40:28; Salmo 145:3; Romanos 11:33, 34).
Dios es justo; Él no hace acepción de personas en el sentido de mostrar favoritismo (Deuteronomio 32:4; Salmo 18:30). Dios es omnipotente; es todopoderoso y puede hacer todo lo que le plazca, pero sus acciones siempre estarán en consonancia con el resto de su carácter (Apocalipsis 19:6; Jeremías 32:17, 27). Dios es omnipresente, lo que significa que está presente en todas partes, pero esto no significa que Dios lo sea todo (Salmo 139:7-13; Jeremías 23:23). Dios es omnisciente, lo que significa que conoce el pasado, el presente y el futuro, incluyendo lo que pensamos en cada momento. Como lo sabe todo, su justicia siempre se administrará con equidad (Salmo 139:1-5; Proverbios 5:21).
Dios es uno; no solo no hay otro, sino que es el único capaz de satisfacer las necesidades y anhelos más profundos de nuestro corazón. Solo Dios es digno de nuestra adoración y devoción (Deuteronomio 6:4). Dios es justo, lo que significa que no puede ni pasará por alto la maldad. Es debido a la rectitud y justicia de Dios que, para que nuestros pecados fueran perdonados, Jesús tuvo que experimentar la ira de Dios cuando nuestros pecados recaían sobre Él (Éxodo 9:27; Mateo 27:45-46; Romanos 3:21-26).
Dios es soberano, es decir, es supremo. Toda su creación en conjunto no puede frustrar sus propósitos (Salmo 93:1; 95:3; Jeremías 23:20). Dios es espíritu, es decir, es invisible (Juan 1:18; 4:24). Dios es una Trinidad. Es tres en uno, el mismo en sustancia, igual en poder y gloria. Dios es verdad, permanecerá incorruptible y no puede mentir (Salmo 117:2; 1 Samuel 15:29). Dios es santo, separado de toda impureza moral y hostil hacia ella. Dios ve todo mal y esto le enfurece. Se le conoce como fuego consumidor (Isaías 6:3; Habacuc 1:13; Éxodo 3:2, 4-5; Hebreos 12:29). Dios es misericordioso, y su gracia incluye su bondad, benignidad, misericordia y amor. Si no fuera por su gracia, su santidad nos excluiría de su presencia. Afortunadamente, este no es el caso, pues Él desea conocernos personalmente (Éxodo 34:6; Salmo 31:19; 1 Pedro 1:3; Juan 3:16, 17:3).
Dado que Dios es un Ser infinito, ningún ser humano puede responder plenamente a esta pregunta de la magnitud de Dios, pero a través de su Palabra, podemos comprender mucho sobre quién es Dios y cómo es. Que todos podamos seguir buscándolo con todo el corazón (Jeremías 29:13).
Continua...