El día de descanso, ¿SÁBADO O DOMINGO?

19 Octubre 2000
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Mis amigos del foro:

Alguien tocó el asunto del sabat y quisiera que opinaran sobre el asunto.

En el mundo hay tres días de reposo, observados por una mayoría de religiosos. El Viernes es guardado por los Islámicos y es el que respalda el Korán, libro sagrado de los musulmanes.

El Sábado es respetado primeramente por los judíos y es el día que la Torah y toda la Biblia hebrea reconoce. Hay también varias iglesias cristianas que también guardan el Sábado, por considerar que la ley de Dios es inmutable y que el cuarto mandamiento, que odena la observancia del séptimo día, está aun en vigencia. Entre estas iglesias,la más conocida y mundial es la Adventista del 7mo. Día.

La mayoría de las sectas y denominaciones cristianas enseñan que el día a guardar es el primer día de la semana, llamado Domingo. Los católicos no niegan que fueron ellos los que hicieron el cambio, alegando autoridad para ello. Su catecismo acentúa esta observancia y la carta pastoral de Juan Pablo II, del 31 de mayo del 1998, hace hincapié en el domingo e instruye a los sacerdotes, instituciones y laicos a reforzar este mandamiento de la iglesia.

Los protestantes, que iniciaron la rebelión contra Roma dicendo "LA BIBLIA Y LA BIBLIA SOLA", también observan el domingo y tratan en vano de hallar apoyo en la Palabra de Dios.

Y ustedes, ¿qué creen? Espero sus aportaciones.

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Luis G. Cajiga
 
Como católico, basándome en los Evangelios,
y en el Magisterio de la Iglesia,
te aseguro que
Jesucristo resucitó en Domingo.

Si quiero celebrar la Eucaristía en
el Día del Señor, debo hacerlo el Domingo.

Yo no soy judío, sino cristiano.

¿ y TÚ Por qué NO guardas TODA LA LEY DE MOISES, SI LA CREES INMUTABLE ?

Juan Manuel
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M
 
Bendiciones para todos

Estimado Juan Manuel, tu como catolico guardas el domingo por que tu iglesia asi lo dispuso :
Catecismo del Concilio de Trento (año 1566, pág. 346) dice: "Ha parecido bien a la iglesia de Dios que la celebración religiosa del sábado fuese transferida al día del Señor." Martin Lutero declaró: "Ellos (los católicos) alegan que el sábado ha sido cambiado por el domingo, aparentemente en contra del decálogo... y dicen, ¡grande es el poder de la iglesia, puesto que ha anulado uno de los diez mandamientos!" (Reposo Divino, pág. 211).

Para justificar el cambio de día apelan, tambien, al argumento de que lo hacen para conmemorar la resurrección de Cristo. Tal celebración no se autoriza por un sólo versículo del Nuevo Testamento. La forma correcta de conmemorar la resurrección de Cristo es mediante el bautismo, el nuevo nacimiento y el andar en novedad de vida (Romanos 6:3-5). El bautismo y nuevo nacimiento son una semejanza de la resurrección del Señor (Romanos 6:5).

La creencia popular es que se cambió la observancia del sábado al domingo en honor al día en que Cristo resucitó de entre los muertos. Pero Cristo mismo -como bien lo dice el sacerdote católico Juan A. O'Brien- "no abrogó esta ley, (del sábado) sino más bien la confirmó con su ejemplo. Sin embargo, la despojó de algunas de las añadiduras de los fariseos, quienes consideraban ilícitas en ese día las obras de caridad y misericordia." (La Iglesia Católica, Sus Doctrinas, Enseñanzas y Prácticas, pág. 340).

Dice una autoridad Católica Romana: "Decir que observamos el domingo porque en ese día Cristo resucitó de los muertos es decir que obramos sin sanción de la Escritura e igualmente podríamos decir que debemos descansar el jueves porque Cristo ascendió al cielo ese día y reposó realmente de la obra de redención." (El Dilema Protestante, pág. 4. Citando al Dr. Esteban Keenan, Catecismo Doctrinal, pág. 352).

El magisterio de tu iglesia de dice y se contradice demasiado

REspecto de la Ley de Moises, estas confundiendo la ley de Dios con la Ley de Moises, esta ultima es la llamada ley ceremonial, y la primera es la que Uds. cambiaron borrando el 2do. mandamiento (no te haras imagen ni ninguna semejanza....) y reemplazaron el 4to. (sabado) Puedes leerlo en Exodo 20.

El sabado no es una institución judía, ya que fue establecido unos 2.300 años antes que existiera un solo judío.

Bendiciones

Vistor
 
El día del Señor resucitado y el don del Espíritu

La Pascua semanal

19. « Celebramos el domingo por la venerable resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, no sólo en Pascua, sino cada semana »:
así escribía, a principios del siglo V, el Papa Inocencio I
,(15) testimoniando una práctica ya consolidada que se había ido desarrollando desde los primeros años después de la resurrección del Señor.

San Basilio habla del « santo domingo, honrado por la resurrección del Señor, primicia de todos los demás días ».(16)

San Agustín llama al domingo « sacramento de la Pascua ».(17)

Esta profunda relación del domingo con la resurrección del Señor es puesta de relieve con fuerza por todas las Iglesias, tanto en Occidente como en Oriente.
En la tradición de las Iglesias orientales, en particular, cada domingo es la anastásimos heméra, el día de la resurrección,(18) y precisamente por ello es el centro de todo el culto.

A la luz de esta tradición ininterrumpida y universal, se ve claramente que, aunque el día del Señor tiene sus raíces —como se ha dicho— en la obra misma de la creación y, más directamente, en el misterio del « descanso » bíblico de Dios, sin embargo, se debe hacer referencia específica a la resurrección de Cristo para comprender plenamente su significado.

Es lo que sucede con el domingo cristiano, que cada semana propone a la consideración y a la vida de los fieles el acontecimiento pascual, del que brota la salvación del mundo.

20. Según el concorde testimonio evangélico, la resurrección de Jesucristo de entre los muertos tuvo lugar « el primer día después del sábado » (Mc 16,2.9; Lc 24,1; Jn 20,1).

Aquel mismo día el Resucitado se manifestó a los dos discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35) y se apareció a los once Apóstoles reunidos (cf. Lc 24,36; Jn 20,19). Ocho días después —como testimonia el Evangelio de Juan (cf. 20,26)— los discípulos estaban nuevamente reunidos cuando Jesús se les apareció y se hizo reconocer por Tomás, mostrándole las señales de la pasión. Era domingo el día de Pentecostés, primer día de la octava semana después de la pascua judía (cf. Hch 2,1), cuando con la efusión del Espíritu Santo se cumplió la promesa hecha por Jesús a los Apóstoles después de la resurrección (cf. Lc 24,49; Hch 1,4-5).

Fue el día del primer anuncio y de los primeros bautismos: Pedro proclamó a la multitud reunida que Cristo había resucitado y « los que acogieron su palabra fueron bautizados » (Hch 2,41).
Fue la epifanía de la Iglesia, manifestada como pueblo en el que se congregan en unidad, más allá de toda diversidad, los hijos de Dios dispersos.

El primer día de la semana

21. Sobre esta base y desde los tiempos apostólicos, « el primer día después del sábado », primero de la semana, comenzó a marcar el ritmo mismo de la vida de los discípulos de Cristo (cf. 1 Co 16,2). « Primer día después del sábado » era también cuando los fieles de Tróada se encontraban reunidos « para la fracción del pan », Pablo les dirigió un discurso de despedida y realizó un milagro para reanimar al joven Eutico (cf. Hch 20,7-12).

El libro del Apocalipsis testimonia la costumbre de llamar a este primer día de la semana el « día del Señor » (1,10).

De hecho, ésta será una de las características que distinguirá a los cristianos respecto al mundo circundante.

Lo advertía, desde principios del siglo II, el gobernador de Bitinia, Plinio el Joven, constatando la costumbre de los cristianos « de reunirse un día fijo antes de salir el sol y de cantar juntos un himno a Cristo como a un dios ».(19)
En efecto, cuando los cristianos decían « día del Señor », lo hacían dando a este término el pleno significado que deriva del mensaje pascual: « Cristo Jesús es Señor » (Fl 2,11; cf. Hch 2,36; 1 Co 12,3).

De este modo se reconocía a Cristo el mismo título con el que los Setenta traducían, en la revelación del Antiguo Testamento, el nombre propio de Dios, JHWH, que no era lícito pronunciar.

22. En los primeros tiempos de la Iglesia el ritmo semanal de los días no era conocido generalmente en las regiones donde se difundía el Evangelio, y los días festivos de los calendarios griego y romano no coincidían con el domingo cristiano. Esto comportaba para los cristianos una notable dificultad para observar el día del Señor con su carácter fijo semanal. Así se explica por qué los cristianos se veían obligados a reunirse antes del amanecer.(20) Sin embargo, se imponía la fidelidad al ritmo semanal, basada en el Nuevo Testamento y vinculada a la revelación del Antiguo Testamento. Lo subrayan los Apologístas y los Padres de la Iglesia en sus escritos y predicaciones. El misterio pascual era ilustrado con aquellos textos de la Escritura que, según el testimonio de san Lucas (cf. 24,27.44-47), Cristo resucitado debía haber explicado a los discípulos. A la luz de esos textos, la celebración del día de la resurrección asumía un valor doctrinal y simbólico capaz de expresar toda la novedad del misterio cristiano.

Diferencia progresiva del sábado

23. La catequesis de los primeros siglos insiste en esta novedad, tratando de distinguir el domingo del sábado judío. El sábado los judíos debían reunirse en la sinagoga y practicar el descanso prescrito por la Ley.
Los Apóstoles, y en particular san Pablo, continuaron frecuentando en un primer momento la sinagoga para anunciar a Jesucristo, comentando « las escrituras de los profetas que se leen cada sábado » (Hch 13,27). En algunas comunidades se podía ver como la observancia del sábado coexistía con la celebración dominical. Sin embargo, bien pronto se empezó a distinguir los dos días de forma cada vez más clara, sobre todo para reaccionar ante la insistencia de los cristianos que, proviniendo del judaísmo, tendían a conservar la obligación de la antigua Ley.
San Ignacio de Antioquía escribe: « Si los que se habían criado en el antiguo orden de cosas vinieron a una nueva esperanza, no guardando ya el sábado, sino viviendo según el día del Señor, día en el que surgió nuestra vida por medio de él y de su muerte [...], misterio por el cual recibimos la fe y en el cual perseveramos para ser hallados como discípulos de Cristo, nuestro único Maestro, ¿cómo podremos vivir sin él, a quien los profetas, discípulos suyos en el Espíritu, esperaban como a su maestro? ».(21)

A su vez, san Agustín observa: « Por esto el Señor imprimió también su sello a su día, que es el tercero después de la pasión. Este, sin embargo, en el ciclo semanal es el octavo después del séptimo, es decir, después del sábado hebraico y el primer día de la semana ».(22)

La diferencia del domingo respecto al sábado judío se fue consolidando cada vez más en la conciencia eclesial, aunque en ciertos períodos de la historia, por el énfasis dado a la obligación del descanso festivo, se dará una cierta tendencia de « sabatización » del día del Señor. No han faltado sectores de la cristiandad en los que el sábado y el domingo se han observado como « dos días hermanos ».(23)

El día de la nueva creación

24. La comparación del domingo cristiano con la concepción sabática, propia del Antiguo Testamento, suscitó también investigaciones teológicas de gran interés. En particular, se puso de relieve la singular conexión entre la resurrección y la creación. En efecto, la reflexión cristiana relacionó espontáneamente la resurrección ocurrida « el primer día de la semana » con el primer día de aquella semana cósmica (cf. Gn 1,1-2,4), con la que el libro del Génesis narra el hecho de la creación: el día de la creación de la luz (cf. 1,3-5). Esta relación invita a comprender la resurrección como inicio de una nueva creación, cuya primicia es Cristo glorioso, siendo él, « primogénito de toda la creación » (Col 1,15), también el « primogénito de entre los muertos » (Col 1,18).

25. El domingo es pues el día en el cual, más que en ningún otro, el cristiano está llamado a recordar la salvación que, ofrecida en el bautismo, le hace hombre nuevo en Cristo. « Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos » (Col 2,12; cf. Rm 6,4-6).

La liturgia señala esta dimensión bautismal del domingo, sea exhortando a celebrar los bautismos, además de en la Vigilia pscual, también en este día semanal « en que la Iglesia conmemora la esurrección del Señor »,24 sea sugiriendo, como oportuno rito penitencial al inicio de la Misa, la aspersión con el agua bendita, que recuerda el bautismo con el que nace toda existencia cristiana.(25)

El octavo día, figura de la eternidad

26. Por otra parte, el hecho de que el sábado fuera el séptimo día de la semana llevó a considerar el día del Señor a la luz de un simbolismo complementario, muy querido por los Padres:
el domingo, además de primer día, es también el « día octavo », situado, respecto a la sucesión septenaria de los días, en una posición única y trascendente, evocadora no sólo del inicio del tiempo, sino también de su final en el « siglo futuro ».

San Basilio explica que el domingo significa el día verdaderamente único que seguirá al tiempo actual, el día sin término que no conocerá ni tarde ni mañana, el siglo imperecedero que no podrá envejecer; el domingo es el preanuncio incesante de la vida sin fin que reanima la esperanza de los cristianos y los alienta en su camino.(26)

En la perspectiva del último día, que realiza plenamente el simbolismo anticipador del sábado, san Agustín concluye las Confesiones hablando del eschaton como « paz del descanso, paz del sábado, paz sin ocaso ».(27)

La celebración del domingo, día « primero » y a la vez « octavo », proyecta al cristiano hacia la meta de la vida eterna.(28)

El día de Cristo-luz

27. En esta perspectiva cristocéntrica se comprende otro valor simbólico que la reflexión creyente y la práctica pastoral dieron al día del Señor. En efecto, una aguda intuición pastoral sugirió a la Iglesia cristianizar, para el domingo, el contenido del « día del sol », expresión con la que los romanos denominaban este día y que aún hoy aparece en algunas lenguas contemporáneas,(29) apartando a los fieles de la seducción de los cultos que divinizaban el sol y orientando la celebración de este día hacia Cristo, verdadero « sol » de la humanidad.

San Justino, escribiendo a los paganos, utiliza la terminología corriente para señalar que los cristianos hacían su reunión « en el día llamado del sol »,(30) pero la referencia a esta expresión tiene ya para los creyentes un sentido nuevo, perfectamente evangélico.(31)

En efecto, Cristo es la luz del mundo (cf. Jn 9,5; cf. también 1,4-5.9), y el día conmemorativo de su resurrección es el reflejo perenne, en la sucesión semanal del tiempo, de esta epifanía de su gloria. El tema del domingo como día iluminado por el triunfo de Cristo resucitado encuentra un eco en la Liturgia de las Horas(32) y tiene un particular énfasis en la vigilia nocturna que en las liturgias orientales prepara e introduce el domingo. Al reunirse en este día la Iglesia hace suyo, de generación en generación, el asombro de Zacarías cuando dirige su mirada hacia Cristo anunciándolo como el « sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte » (Lc
1,78-79), y vibra en sintonía con la alegría experimentada por Simeón al tomar en brazos al Niño divino venido como « luz para alumbrar a las naciones » (Lc 2,32).

El día del don del Espíritu

28. Día de la luz, el domingo podría llamarse también, con referencia al Espíritu Santo, día del « fuego ».

En efecto, la luz de Cristo está íntimamente vinculada al « fuego » del Espíritu y ambas imágenes indican el sentido del domingo cristiano.(33) Apareciéndose a los Apóstoles la tarde de Pascua, Jesús sopló sobre ellos y les dijo: « Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos » (Jn 20,22-23). La efusión del Espíritu fue el gran don del Resucitado a sus discípulos el domingo de Pascua.

Era también domingo cuando, cincuenta días después de la resurrección, el Espíritu, como « viento impetuoso » y « fuego » (Hch 2,2-3), descendió con fuerza sobre los Apóstoles reunidos con María.

Pentecostés no es sólo el acontecimiento originario, sino el misterio que anima permanentemente a la Iglesia.(34)

Si este acontecimiento tiene su tiempo litúrgico fuerte en la celebración anual con la que se concluye el «gran domingo »,(35) éste, precisamente por su íntima conexión con el misterio pascual, permanece también inscrito en el sentido profundo de cada domingo. La « Pascua de la semana » se convierte así como en el « Pentecostés de la semana », donde los cristianos reviven la experiencia gozosa del encuentro de los Apóstoles con el Resucitado, dejándose vivificar por el soplo de su Espíritu.

El día de la fe

29. Por todas estas dimensiones que lo caracterizan, el domingo es por excelencia el día de la fe. En él el Espíritu Santo, « memoria » viva de la Iglesia (cf. Jn 14, 26), hace de la primera manifestación del Resucitado un acontecimiento que se renueva en el « hoy » de cada discípulo de Cristo. Ante él, en la asamblea dominical, los creyentes se sienten interpelados como el apóstol Tomás: « Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente » (Jn 20, 27). Sí, el domingo es el día de la fe. Lo subraya el hecho de que la liturgia eucarística dominical, así como la de las solemnidades litúrgicas, prevé la profesión de fe. El « Credo », recitado o cantado, pone de
relieve el carácter bautismal y pascual del domingo, haciendo del mismo el día en el que, por un título especial, el bautizado renueva su adhesión a Cristo y a su Evangelio con la vivificada conciencia de las promesas bautismales. Acogiendo la Palabra y recibiendo el Cuerpo del Señor, contempla a Jesús resucitado, presente en los « santos signos », y confiesa con el apóstol Tomás « Señor mío y Dios mío » (Jn 20,28).

¡ Un día irrenunciable !

30. Se comprende así por qué, incluso en el contexto de las dificultades de nuestro tiempo, la identidad de este día debe ser salvaguardada y sobre todo vivida profundamente. Un autor oriental de principios del siglo III refiere que ya entonces en cada región los fieles santificaban regularmente el domingo.(36) La práctica espontánea pasó a ser después norma establecida jurídicamente: el día del Señor ha marcado la historia bimilenaria de la Iglesia. ¿Cómo se podría pensar que no continúe caracterizando su futuro? Los problemas que en nuestro tiempo pueden hacer más difícil la práctica del precepto dominical encuentran una Iglesia sensible y maternalmente atenta a las condiciones de cada uno de sus hijos. En particular, se siente llamada a una nueva labor catequética y pastoral, para que ninguno, en las condiciones normales de vida, se vea privado del flujo abundante de gracia que lleva consigo la celebración del día del Señor. En este mismo sentido, ante una hipótesis de reforma del calendario eclesial en relación con variaciones de los sistemas del
calendario civil, el Concilio Ecuménico Vaticano II declara que la Iglesia « no se opone a los diferentes sistemas [...], siempre que garanticen y conserven la semana de siete días con el domingo ».(37) A las puertas del tercer Milenio, la celebración del domingo cristiano, por los significados que evoca y las dimensiones que implica en relación con los fundamentos mismos de la fe, continúa siendo un elemento característico de la identidad cristiana.

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Notas:

(15) Ep. ad Decentium XXV, 4, 7: PL 20, 555.

(16) Homiliae in Hexaemeron II, 8: SC 26, 184.

(17) Cf. In Io. ev. tractatus XX, 20, 2: CCL 36, 203; Epist. 55, 2: CSEL 34, 170-171.

(18) Esta referencia a la resurrección es particularmente visible en la lengua rusa, en la que el domingo se llama precisamente « resurrección » (voskresén'e).

(19) Epist. 10, 96, 7.

(20) Cf. ibíd. En relación con la carta de Plinio, también Tertuliano recuerda los coetus antelucani en Apologeticum 2, 6: CCL 1, 88; De corona 3, 3: CCL 2, 1043.

(21) A los Magnesios 9, 1-2: SC 10, 88-89.

(22) Sermo 8 in octava Paschalis, 4: PL 46, 841. Este carácter de « primer día » del domingo es evidente en el calendario litúrgico latino, donde el lunes se denomina feria secunda, el martes feria tertia, etc. Semejante denominación de los días de la semana se encuentra en la lengua portuguesa.

(23) S. Gregorio de Nisa, De castigatione: PG 46, 309. En la liturgia maronita se subraya también la relación entre el sábado y el domingo, a partir del « misterio del Sábado Santo » (cf. M. Hayek, Maronite [Église],, Dictionnaire de spiritualité, X[1980], 632-644.

(24) Rito del Bautismo de niños, n. 9; cf. Rito de la iniciación cristiana de adultos, n. 59.

(25) Cf. Misal Romano, Rito de la aspersión dominical del agua bendita .

(26) Cf. S. Basilio, Sobre el Espíritu Santo, 27, 66: SC 17, 484-485; cf. también Epístola de Bernabé, 15, 8-9: SC 172, 186-189; S. Justino, Diálogo con Trifón, 24.138: PG 6, 528.793; Orígenes, Comentario sobre los Salmos, Salmo 119 [118], 1: PG 12, 1588.

(27) « Domine, praestitisti nobis pacem quietis, pacem sabbati, pacem sine vespera »: Confesiones 13, 50: CCL 27, 272.

(28) Cf. S. Agustín, Epist. 55,17: CSEL 34, 188: « Ita ergo erit octavus, qui primus, ut prima vita sed aeterna reddatur ».

(29) En inglés Sunday y en alemán Sonntag.

(30) Apología I, 67: PG 6, 430.

(31) Cf. S. Máximo de Turín, Sermo 44, 1: CCL 23, 178; Id., Sermo 53, 2: CCL 23, 219; Eusebio de Cesarea, Comm. in Ps 91: PG 23, 1169-1173.

(32) Véase, por ejemplo, el himno para el Oficio de las Lecturas: « Dies aetasque ceteris octava splendet sanctior in te quam, Iesu, consecras primitiae surgentium » (I sem.); y también: « Salve dies, dierum gloria, dies felix Christi victoria, dies digna iugi laetitia dies prima. Lux divina caecis irradiat, in qua Christus infernum spoliat, mortem vincit et reconciliat summis ima. » (II sem.). Expresiones parecidas se encuentran en himnos adoptados en la Liturgia de las Horas en diversas lenguas modernas.

(33) Cf. Clemente de Alejandría, Stromati, VI, 138, 1-2: PG 9, 364.

(34) Cf. Enc. Dominum et vivificantem (18 de mayo de 1986), 22-26: AAS 78 (1986), 829-837.

(35) Cf. S. Atanasio de Alejandría, Cartas dominicales 1, 10: PG 26,1366.

(36) Cf. Bardesane, Diálogo sobre el destino, 46: PS 2, 606-607.

(37) Const. Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, Apéndice: Declaración sobre la revisión del calendario.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Juan Manuel:
Como católico, basándome en los Evangelios,
y en el Magisterio de la Iglesia,
te aseguro que
Jesucristo resucitó en Domingo.

Si quiero celebrar la Eucaristía en
el Día del Señor, debo hacerlo el Domingo.

Yo no soy judío, sino cristiano.

¿ y TÚ Por qué NO guardas TODA LA LEY DE MOISES, SI LA CREES INMUTABLE ?

Juan Manuel
en los
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[/quote]

Estimado Juan Manuel:

En mi país decimos confundir la gimnasia con la magnesia. Nadie puede negar que la reurrección de Cristo fue un primer día sde la semana. Se menciona por unas 8 veces en el Nuevo Testamento el hecho histórico e importantísimo de la resurrección del Maestro. Pero lo que no existe en el Nuevo Testamento es siquiera una vez que por esa razón se observe el día. Creemos y apreciamos el evento, pero no el día en que ocurrió.

Dime, Juan Manuel, ¿dónde se halla un mandato que ordene gusrdar el domingo? ¿Dónde se encuentra, siquiera un texto, que le diga alguna regla para su observancia? ¿Dónde hay texto alguno que diga que ese día ha sido santificado por Dios?

Noconfundas la ley de Dios, que Él mismo promulgó y escribió con su dedo, con laley de Moisés, que Dios la dio usando a su profeta como intermediario. La ley de ritos fue dada hasta que la realidad, Cristo, hiciera su sacrificio y abriera un pacto nuevo.

¿Te atreverías a decir que el mandamiento del Sábado es de la ley de Moisés? Entonces, amigo, puedes saber mucho de liturgia, escritos de los llamados padres de la iglesia y la historia de los "santos", pero de la Biblia conoces muy poco.

¿Sabes que es el viejo pacto o alianza? Lo hizo Dios con los hebreos al salir de Egipto, en las faldas del Sinaí. Un pacto es roto cuando una o ambas partes violan la parte que les corresponde. El antiguo pacto fue viuolado por el pueblo. No cumplieron su promesa de obedecer. El pacto fue eliminado para dar lugar a un nuevo pacto. Lo hallamos en Jeremías 31:31-33. Debs leerlo. Te conviene.

La ley de los 10 mandamientos, que bajo el viejo pacto estaba en tablas de piedra, bajo el pacto nuevo está escrita en el corazón del creyente. No es algo ajeno a nosotros, sino parte de nosotros. Lee Ezequiel 36:23-27. Contrario a lo que ustedes dicen, la ley de Dios es eterna como su autor.

Pero el grave problema del catolicismo es que aceptan los diez mandamientos, pero colocan en su catecismo una ley descuartizada. Amigo, ¿ha comparado los mandamientos en su Biblia con los delcatecismo. Le voy a ayudar un poco:

1. El primer mandamiento fue cambiado. No dice eltexto original que Dios escribió.

2. El segundo fue eliminado por razones obvias: la iglesia usa imágenes para su culto.

3. El cuarto, que está en tercer lugar, se alteró, cambiando del séptimo día al primero.

4. El noveno se dividió en dos partes, para poder tener diez y no nueve mandamientos.

¿Me quieres decir, Juan manuel, que tú puedes aceptar esa barbarie? ¿Cómo es posible que tu iglesia se haya atrevido a trastocar laley del Altísimo? ¿Por qué te empeñas en defender lo indefendible?

Tú me hablas de "santos" que hablan del domingo. Yo te presento a San Yahvé, que bendijo y santificó el sábado (Génesis 2:1-3). Te presento a San Abraham, que guardó losmandamioentos yv preceptos de Yahvé (Génesis 26:5). Te presento a San Moisés que presenta la verdad del sábado (Éxodo 31:13-18). Te presento a San Isaías, que habla como pocos del día del Señor, el Sábado (Isaías 56:1-6; 58:13,14; 66:22,23). Te presento a San Jeremías, quien presentó reformas en cuanto a la observancia del Sábado (Jeremías 17: 21-.27). Te presento a San Ezequiel, que pone el Sábado como una señal o marca de Dios con su pueblo (Ezequiel 12:20,12). Te presento a San Jesús de Nazaret, quien acostumbraba ir a las sinagogas a estudiar las Escrituras en Sábado (Lucas 4.16, y quien se llamó a sí mismo Señor del Sábado (Mateo 12:8). Te presento a San Pablo, quien dio el ejemplo celebrando el día Sábado (Hechos 13:14,42-44, un Sábado); Hechos 16:13, un Sábado); (Hechos 17:1,2, dos Sábados); (Hechos 18:1-4,11, 78 Sábados). El total de Sábados observados por Pablo son 82.

Mi caro amigo, si quieres seguir la tradición, dándole la espalda a la Biblia, ese es tu derecho. Permíteme a mí y a los sinceros que aprecian la Palabra del Señor, seguir la ley de Dios y no los mandamientos de hombre.

Que el Espíritu Santo ilumine tu mente y te vuelvas a Dios.
 
Originalmente enviado por Juan Manuel:
Como católico, basándome en los Evangelios,
y en el Magisterio de la Iglesia,
te aseguro que
Jesucristo resucitó en Domingo.

Estmado Juan manuel:

Me has dejado estupefacto.
Resulta que en tu respuesta a mi colaboración titulada "LA CRISTIANDAD NO CREE QUE JESUS RESUCITO AL TERCER DIA", me dices que estás totalmente deacuerdo conmigo en que Jesús MURIO UN MIERCOLES (como así enseña el Evangelio). Pero resulta que ahora le dices al hermano Luis que Jesús resucitó un DOMINGO, tal como enseña el romanismo.
Entonces no sé como vas a salir del tremendo problema en el que te has metido.
Resulta que si Jesús murió un MIERCOLES (como enseña el Evangelio), y resucitó un DOMINGO (como enseña tu iglesia), ENTONCES JESUS NO RESUCITO AL TERCER DIA, ¡SINO AL CUARTO DIA!, ya que del miércoles al domingo hay CUATRO DIAS, NO TRES. Explicame ese galimatías que enseñas, por fabor. Si es verdad lo que dices, entonces JESUS HABRIA MENTIDO, Y NO SERIA EL MESIAS.
Un saludo
Justo José
 
Este tema ya se debatio y mi opinion en ese momento y ahora es:

¿Cual es el dia del Señor?

1º - De Lunes a Domingo

2º - De Enero a Diciembre

3º - TODOS LOS DIAS DE MI VIDA

GLORIA A DIOS QUE EN CRISTO Y A TRAVES DE SU ESPIRITU PUEDO CONSAGRAR CADA DIA DE MI VIDA A SU VOLUNTAD A SU ALABANZA Y A ESPERAR SU REGRESO.

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chitoe
[email protected]
 
La paz sea con todos

Juan Manuel, la verdad es que me canse de leer tanto argumento volatil y tantos dichos y contradichos de la ICR. Por que no me muestras un versiculo que diga (ojo sin tradiciones, solo la Palabra de Dios) :

Que debemos venerar el dia que Jesús resucito?

Que el sabado fue combiado por el domingo?

Que el dia del Señor es el domingo?

Querido hermano en Apocalipsis 1:10 no se dice nada acerca del primer día de la semana, sino que se menciona 'el día del Señor' y el único 'DIA DEL SEÑOR', que la Biblia menciona es el SABADO. El cuarto mandamiento de la ley de Dios dice: "... mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios" (Exodo 20:10). En Isaías 58:13 dice: "Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová..." En el Nuevo Testamento se dice que Jesús es Señor del Sábado (Marcos 2:28). Por lo tanto, el séptimo día de la semana es el verdadero día del Señor. Busque Juan 14:15 y 15:10.

Ademas, en el original griego no aparece la palabra domingo, sino "Kuriaké emera" o sea, día del Seelor.
Cuando Constantino, en año 321, D.C., dio una ley civil que ordenaba que el "venerabilis dies solis" o sea, "venerable día del sol" no se trabajara no usó el término "día del Señor" para el primer día de la semana. No fue hasta después de comenzar el ano 200 de J.C. que acuciaron el "dies dominicus" o sea, queriendo decir, "The "Lord's day" o "día del Señor".

Estimado hermano mientras sigas atendiendo a las tradiciones de la ICR no podras entrar en un contacto pleno con el Espiritu del Señor.

Colosenses 2:8
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

Jeremías 17:5
Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.


El Señor le bendiga

Vistor
 
Bueno el día de reposo es el Shabat o sabado, pero este empieza al meterse el sol, muchas de las Biblias lo indican así, e inclusive la hebream, al decir y fue la noche y el día, el primer día, la noche y el día, el segundo día, nunca se establecio como el actual horario, vean mis hermanos el Señor cuenta así los días, nunca habra un cambio porque el Señor siempre es el mismo, este día segun se establece en el libro de Genesis (Bereshit en hebreo- En el principio), asi lo establecio shabat=SABADO, no hay otro día como el Domingo, Lunes, Martes, Miercoles, Jueves o Viernes, es sabado y comienza en nuestro actual horario cuando se mete el sol al terminar el dia del viernes y todo el día del sabado, finalizando hasta que se mete el sol, obviamente como cristianos, este día y todos los días los cuidamos para no pecar, pero este día es de reposo y de descansar de nuestras labores, y del descanso espiritual de nuestras almas, participando con los hermanos, y ademas como nos los enseñan los hermanos apostoles no cesaban de reunirse a diario en el templo y de predicar a Jesucristo.

Para todos mis hermanos que el Señor los bendiga abundantemente y los propere del tamaño de los cielos y ademas sus habitaciones esten preparadas en la nueva Jerusalem.
 
QUERIDOS HERMANOS:

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>originalmente enviado por Alberto Pacheco

En la maravillosa contemplacion de las Sagradas Escrituras los Hombres de Dios entienden el misterio y drama que nos presenta San Juan en su evangelio durante la semana de la Glorificación del Hijo y del Padre mediante el Hijo (Jn 17:1) En este lapso de tiempo de tanta trascendencia Espiritual y extasis, climax del Evangelio, el autor del libro nos presenta algo que el mundo ya habia experimentado en el principio (antigua creación). En el toman parte personajes tipo con nombres alusivos a cierto significado simbólico. Juan aciendo uso de sus dotes de poeta presenta al Hijo del Hombre 12:23,34; 13:31; la "Mujer" 19:26; El discipulo a quien Jesus amaba: 13:23; Y el Principe de este mundo 12:31; 14:30; 16:11. Fruto de largas meditaciones contemplativas y de la oracion (que a su vez es fruto de la necesidad del conocimiento de Dios y de El mismo) los teólogos nos muestran la analogía que nos presenta Juan de la semana de la Glorificacion con la semana de la antigua creación. En la que se presenta a un hombre nuevo nacido del Espíritu por pura Gracia de nuestro Señor Jesucristo el cual en el momento de su desceso nos otorga dos símbolos de gran trascendencia: El agua (Espiritu) y la Sangre (Signo del fruto de la vid consagrado mediante la acción eucaristica). A la "Madre" (notese que Juan redacta "la Madre" y no su madre pues bien la virgen pasa a ser "la madre" de la Iglesia naciente) la nueva Eva, principio de vida. La nueva descendencia del Hombre -nuevo simbolisada en el Discipulo a quien Jesus amaba. Pues el Hombre-Nuevo saldra victorioso y atraera a todos hacia sí 12:32; 16:33. En la batalla que tendra que librar contra la -antigua Serpiente- simbolisado por el Principe de Este mundo. 12:31 quien sera hechado fuera (sera vencido). Se conecta pues la idea de la Serpiente que atrae al fruto del arbol del bien y del mal con el Principe del Mundo que inspira a el traidor a la traición y a los judios a dar muerte al ungido.13:2,27. Pero el que queria vencer resulto derrotado ya que con el sacrificio del mesias en la cruz El dio Vida a este mundo.

Viva la Iglesia de Cristo fundada en Kefas. Amen.

Amorosamente su Hno. en Cristo.

Alberto Pacheco[/quote]

Dios contemplo y quizo que al concluir la creacion antigua el sabado quedase consagrado y guardado por sus fieles. Terminada la creacion antigua, ahora nosotros pertenecemos a la Nueva creación la creación del pueblo nuevo de Dios que ha de esperar en Cristo la llegada de la resurreccion prometida de la que El Señor fue primicias al momento de su muerte y resurreccion. Misterio que nos vivifica y nos limpia, nacemos de nuevo en Cristo y surge la promesa del Hombre Nuevo.


<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Dice la carta DIES DOMINI:

« Por medio de la Palabra se hizo todo » (Jn 1,3)
8. En la experiencia cristiana el domingo es ante todo una fiesta pascual, iluminada totalmente por la gloria de Cristo resucitado. Es la celebración de la « nueva creación ». Pero precisamente este aspecto, si se comprende profundamente, es inseparable del mensaje que la Escritura, desde sus primeras páginas, nos ofrece sobre el designio de Dios en la creación del mundo. En efecto, si es verdad que el Verbo se hizo carne en la « plenitud de los tiempos » (Ga 4,4), no es menos verdad que, gracias a su mismo misterio de Hijo eterno del Padre, es origen y fin del universo. Lo afirma Juan en el prólogo de su Evangelio: « Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho » (1,3). Lo subraya también Pablo al escribir a los Colosenses: « Por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles [...]; todo fue creado por él y para él » (1,16). Esta presencia activa del Hijo en la obra creadora de Dios se reveló plenamente en el misterio pascual en el que Cristo, resucitando « de entre los muertos: el primero de todos » (1 Co 15,20), inauguró la nueva creación e inició el proceso que él mismo llevaría a término en el momento de su retorno glorioso, « cuando devuelve a Dios Padre su reino [...], y así Dios lo será todo para todos » (1 Co 15,24.28).
Ya en la mañana de la creación el proyecto de Dios implicaba esta « misión cósmica » de Cristo. Esta visión cristocéntrica, proyectada sobre todo el tiempo, estaba presente en la mirada complaciente de Dios cuando, al terminar todo su trabajo, « bendijo Dios el día séptimo y lo santificó » (Gn 2,3). Entonces —según el autor sacerdotal de la primera narración bíblica de la creación— empezaba el « sábado », tan característico de la primera Alianza, el cual en cierto modo preanunciaba el día sagrado de la nueva y definitiva Alianza. El mismo tema del « descanso de Dios » (cf. Gn 2,2) y del descanso ofrecido al pueblo del Éxodo con la entrada en la tierra prometida (cf. Ex 33,14; Dt 3,20; 12,9; Jos 21,44; Sal 95 [94],11), en el Nuevo Testamento recibe una nueva luz, la del definitivo « descanso sabático » (Hb 4,9) en el que Cristo mismo entró con su resurrección y en el que está llamado a entrar el pueblo de Dios, perseverando en su actitud de obediencia filial (cf. Hb 4,3-16). Es necesario, pues, releer la gran página de la creación y profundizar en la teología del « sábado », para entrar en la plena comprensión del domingo.[/quote]


<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Y dice anteriormente:
1. El día del Señor —como ha sido llamado el domingo desde los tiempos apostólicos—(1) ha tenido siempre, en la historia de la Iglesia, una consideración privilegiada por su estrecha relación con el núcleo mismo del misterio cristiano. En efecto, el domingo recuerda, en la sucesión semanal del tiempo, el día de la resurrección de Cristo. Es la Pascua de la semana, en la que se celebra la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, la realización en él de la primera creación y el inicio de la « nueva creación » (cf. 2 Co 5,17). Es el día de la evocación adoradora y agradecida del primer día del mundo y a la vez la prefiguración, en la esperanza activa, del « último día », cuando Cristo vendrá en su gloria (cf. Hch 1,11; 1 Ts 4,13-17) y « hará un mundo nuevo » (cf. Ap 21,5).
Para el domingo, pues, resulta adecuada la exclamación del Salmista: « Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo » (Sal 118 [117],24). Esta invitación al gozo, propio de la liturgia de Pascua, muestra el asombro que experimentaron las mujeres que habían asistido a la crucifixión de Cristo cuando, yendo al sepulcro « muy temprano, el primer día después del sábado » (Mc 16,2), lo encontraron vacío. Es una invitación a revivir, de alguna manera, la experiencia de los dos discípulos de Emaús, que sentían « arder su corazón » mientras el Resucitado se les acercó y caminaba con ellos, explicando las Escrituras y revelándose « al partir el pan » (cf. Lc 24,32.35). Es el eco del gozo, primero titubeante y después arrebatador, que los Apóstoles experimentaron la tarde de aquel mismo día, cuando fueron visitados por Jesús resucitado y recibieron el don de su paz y de su Espíritu (cf. Jn 20,19-23).[/quote]

2 Cor 5:17: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

El designio divino es hacer que todas las cosas tengan a Cristo por cabeza (Ef 1:10), LAS DEL CIELOY LAS DE LA TIERRA. El domingo, <<mas que una sustitución del sabado>> es su realización perfecta, plena.,

Ven como las doctrinas requieren un estudio serio de las escrituras y no superficialidades?


Alberto
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Juan Manuel:
Como católico, basándome en los Evangelios,
y en el Magisterio de la Iglesia,
te aseguro que
Jesucristo resucitó en Domingo.

Si quiero celebrar la Eucaristía en
el Día del Señor, debo hacerlo el Domingo.

Yo no soy judío, sino cristiano.

¿ y TÚ Por qué NO guardas TODA LA LEY DE MOISES, SI LA CREES INMUTABLE ?

Juan Manuel
en los
S
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J
&
I
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M


[/quote]


¿Sabes porqué Guardas el DOMINGO y no el SÁBADO, Juan Manuel? Creo que nada tiene que ver con las razones que tu esgrimes.

La dedicación a Dios del Domingo parece vincularse con el calendario semanal mitraico ( del culto al Dios persa Mitra) en el que cada uno de los días de la semana quedaba bajo la protección de una divinidad planetaria, celebrándose un día festivo consagrado al Sol: el "dies solis" (día del Sol). El término pagano se mantuvo junto al mas común de "dies dominica" (Día del Señor), pero los apologetas - entre ellos Tertuliano en su discurso "Ad Nationes" 1, 33, 3-5 - tuvieron que responder a las imputaciones lanzadas contra los cristianos a causa de estas y otras prácticas litúrgicas relacionadas con el Sol. En efecto, se acusa a los cristianos de adorar al Sol como un Dios, según se deducía de su consideración del primer día de la semana como día festivo y su costumbre de pronunciar sus oraciones mirando al Este. Así pues, la adaptación del calendario mitraico se efectuó mediante una severa actitud apologética que atacaba al Dios Sol pagano y presentaba al Dios cristiano como al Verdadero Sol, el "Sol de Justicia", frente al "Sol de la Injusticia", según San Clemente en la homilía 23,5.

Parece ser que los judíos adoptaron la semana de siete días de la semana Mesopotámica. En Sumeria y en Babilonia se dividía igualmente el año en semanas de siete días de los cuales un día era el designado para el descanso. Los persas pusieron a los días el nombre de cada uno de los cinco planetas conocidos junto al del Sol y la Luna. La semana romana, sin embargo, era de ocho días. Lo que fue modificado tras el Edicto de Constantino del año 321 por el que se establecía la semana de siete días estableciéndose el Dominica como el día primero.

¿Porqué se ha dividido la semana en siete días? Los pueblos primitivos sintieron cierta predilección por los primeros números impares: el 3, el 5, el 7 y el 9 siendo el número par sagrado por excelencia, el 12. Sería interesante hacer una recopilación de frecuencias en que estos números se repiten en la Biblia.
 
Re: El día de descanso, ¿SÁBADO O DOMINGO?

La verdad es que el tema del sábado nos ha traído variadas participaciones. Podemos resumir esto en lo siguiente:

Un grupo amplio del los participantes indican que observan el domingo por causa de la resurrección del Maestro en ese día, acto que la mayoría concuerda.

Hay otros que aseguran guardar todos los días.

Otros dicen que bajo el nuevo pacto, el sábado, junto con la ley mosaica, quedó abolido.

Unos pocos no le dan importancia al asunto.

Un grupo muy numeross de los participantes defienden la observancia del sábado e indican la perpetuidad del Dacálogo, separándolo del resto de las leyes mosaicas.

¿Quienes tienen la razón? Todos saben, a estas alturas, que soy Adventista del Séptimo Día y que creo en el sábado. Claro es que antes que nada, creo en el Señor del sábado, Cristo Jesús. Creo en el Creador del sábado, Cristo Jesús. Creo en el que observó el sábado durante su estadía en este planeta: Cristo Jesús. Creo en Aquel que dio su vida, cargando todo el peso del pecado, recibiendo en sí mismo la penalidad de lal ey violada por la humanidad: CRISTO JESUS. Y creo, sobre todo, en el Dios inmutable que presenta mi Biblia. El Dios que tiene sólo un día de descanso, el que bendijo y santificó al finalizar su creación; el que colocó en el centro mismo de su ley, el que con su propio dedo escribió en las tablas de piedra. Ese es mi Dios: perfecto, incambiable, justo y veraz.

Cada cual dará a Dios razón de sus actos. Si la fe suya está basada en mandamientos de hombres, le tengo mucha pena y le invito a volverse al Dios de la Biblia. Deje de discutir y contradecir a Dios. Acepte lo que está escrito, sin adulteraciones, sin falsas interpretaciones. Al final se dirá a los salvados: "Abrid las puertas y entrará por ella la gente justa, guardadora de verdades" (Isaías 26:2). Que usted se halle entre este grupo singular.

Luis G. Cajiga, Puerto Rico