EL CULTO POSMODERNO A DIOS: ENTRE LA LIBERTAD Y EL ESPECTÁCULO GRATUITO

2 Febrero 2001
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EL CULTO POSMODERNO A DIOS: ENTRE LA LIBERTAD Y EL ESPECTÁCULO GRATUITO

La espiritualidad se confunde con emotivismo y evasión de la realidad. La
Biblia se subordina a la experiencia

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<< MARACAY, 9 abril 2002- Los cambios que la llamada posmodernidad ha
producido en los cultos de las iglesias evangélicas fueron analizados por el
teólogo César A. Henríquez en una ponencia presentada ante la Consulta
Teológica 2000: La Iglesia ante los desafíos de la posmodernidad, que se
realizó la semana pasada en esta ciudad convocada por el Seminario Teológico
Asociado (SEA).>>

=== Henríquez anotó que en los primeros tiempos los cristianos se reunían
como iglesia para celebrar y vivir la fe en Jesús resucitado, en un día,
espacio y tiempo determinados, para expresar su fe y la manera de acercarse
a Dios y de identificarse como su pueblo, por lo que el culto orientaba su
razón de ser y funcionaba como termómetro de la fe de la congregación.

=== Hace una década los cambios eran lentos y bien percibidos. En la
posmodernidad, las transformaciones las captamos cuando ya están caducando y
dándole lugar a otra.

=== Estos cambios han afectado a las rígidas liturgias anteriores y se ha
instalado un modelo cúltico globalizado que ha uniformado a las iglesias de
las diversas tradiciones. Ya no hay diferencias entre cómo se desarrolla un
culto en una iglesia neopentecostal y una de corte bautista que haya entrado
en el espíritu de la llamada 'renovación de la alabanza', señaló Henríquez.
Así, el culto ha adquirido características de espectáculo y entretenimiento.
La sociedad posmoderna ha dejado atrás la cultura de la palabra y ha
abrazado la cultura de la imagen.

=== Las megaiglesias posmodernas prefieren utilizar salas cinematográficas,
que les ofrecen las facilidades técnicas que requiere el espectáculo,
utilizan músicos profesionales, juegos de luces, butacas cómodas. El sermón
ha dejado de ser el centro del culto, sustituido por la música y el canto.
El centro de la reunión es el que presenta y dirige, con su postura, gestos
e imagen cuidadosamente ensayados.

=== Otra característica, anotó, es la catarsis emocional. La modernidad
colocó en lugar de privilegio la razón como criterio de verdad. La
posmodernidad absolutiza los sentimientos. Las grandes concentraciones
posmodernas no son motivadas por ideas o proyectos, sino por la búsqueda de
sensaciones colectivas. La alabanza, que ahora ocupa el 70 por ciento del
tiempo del culto, se convierte en espacio de psicoterapia espiritual, indicó
Henríquez.

=== La espiritualidad se confunde con emotivismo y evasión de la realidad.
La Biblia se subordina a la experiencia. Esta producción y búsqueda de
sensaciones y emociones, puede ayudar a sentirse bien en el momento, pero no
tiene ningún tipo de trascendencia en la vida, advirtió.

=== Una tercera característica, señaló, se expresa con la palabra inglesa de
moda: 'light', que significa ligero, frívolo, liviano. La cultura light de
la posmodernidad, expropia los contenidos fundamentales de las cosas,
dejándolas en una vaciedad repleta de incoherencias y provoca una vida sin
compromisos ni complicaciones.

=== En esta cultura, el culto se vacía de sus contenidos fundamentales para
que pueda ser aceptado fácilmente; el Evangelio se presenta como un producto
que debe ser ofrecido en un formato que no espante a la clientela, debe ser
atractivo y llamativo y vaciarse de todo aquello que signifique compromiso,
sacrificio, esfuerzo, entrega.

=== La iglesia en cada cultura y en cada realidad histórica tiene que
enfrentar desafíos. La posmodernidad no puede ser la excepción. Estamos
obligados por el evangelio de Jesucristo a celebrar cultos proféticos, en el
sentido de denunciar todo aquello que atenta contra la lógica del Reino de
Dios y a anunciar las posibilidades que Dios nos ofrece para ser
instrumentos transformados para transformar, afirmó Henríquez.

=== También la posmodernidad ha puesto de relieve el tema del género. En
esta cultura se ha generado una reflexión acerca de la dignidad de las
mujeres ante Dios y ante la sociedad. Las estructuras patriarcales y
hegemónicas masculinizantes, que legitimamos teológica y bíblicamente en
nuestras iglesias, no son más que una negación a recrear la vida digna y
abundante que el Evangelio ofrece para todos y todas.

=== Para que la propuesta salvadora del Reino de Dios sea atractiva, no
tenemos que trivializarla y exhibirla como producto, sino profundizarla,
encarnarla con todas sus implicaciones y riesgos, concluyó el expositor.

Fuente: Alc
Redacción: ICPress