El Cristiano.
Ser un cristiano no depende de los tiempos. Ser un verdadero cristiano es igual ahora que hace 20 siglos. La esencia del cristiano y su camino no cambia con el paso de los tiempos.
Ser cristiano como su nombre indica es seguir a Cristo. Pero para poder seguir a Cristo tenemos que llegar a saber quién era Cristo, qué nos quería decir Cristo, qué hizo por nosotros y donde y porqué debemos seguir su camino. Una manera de saber esto es leer sus palabras y sus parábolas escritas en los Evangelios Canónicos. Es suficiente con esto. En una primera lectura no entenderemos nada de la esencia de sus palabras. Con nuestro consciente interpretamos cosas equivocadas. Por eso Él escribía en parábolas. Lo inefable no se puede expresar, no hay lenguaje para ello. Él hablaba usando alegorías en las que expresaba una Realidad diferente con conceptos, actos y palabras de esta realidad. No se puede hacer de otra manera. Por eso el consciente lo toma literalmente. Así alimenta el consciente y obtiene unas maneras suaves de practicar obras buenas. Pero el mensaje va mucho más allá. El mensaje traspasa el consciente y llega al subconsciente. De cómo interpreta el subconsciente las palabras no queda reflejo en el consciente. No lo sabemos. Las palabras de Jesús van contra el pecado, contra el subconsciente. Si este subconsciente descubre la peligrosidad de esas palabras, establece una barrera que impide que lleguen más adentro todavía. A la Perla. Al Supraconsciente. Por eso habla en alegorías e historias y cuentos que engañan al subconsciente llegando su mensaje al Supraconsciente o parte divina de la personalidad.
Una vez que llegan estas benditas palabras al Supraconsciente, este se pone en marcha y se siente comprendido y reconfortado. Alguien sabe de él. Esto representa una alegría inconmensurable en su lamentable estado, ya que el Supraconsciente se encuentra dolorosamente situado en la entidad, en el ser humano. Pero nosotros de todo esto no sabemos nada. El consciente solo sabe que no sabe interpretar esas palabras. Pero algo se pone a funcionar en su interior, y si Dios quiere, y si el Supraconsciente consigue traspasar la barrera del subconsciente y advertir al consciente de su presencia, las dos partes de la personalidad se ponen en marcha y de acuerdo para violentar al subconsciente, dueño de la casa y de las reacciones de la personalidad.
Entonces se va escribiendo el Evangelio en el corazón de la persona. Van ocurriendo las cosas que están escritas allí, tal como están escritas allí.
Un verdadero cristiano es el que, llegado el momento, actúa como Cristo que se deja hacer y torturar en su proceso de muerte y Resurrección y no como Judas, que vende a Cristo por 30 monedas.
Pocos son los cristianos en fase de Cruz. Todavía están en fase de no comprender y de seguir corrientes, iglesias e ideologías de forma externa. Todavía no lo hacen de forma interna ni lo comprenden en toda su amplitud. Por eso se cometen tantas faltas y tantos errores. Porque todavía no son cristianos. Pretenden serlo, van hacía ello, pero aún no lo son.
Yo pretendo con mis palabras, despertar esa chispa divina que todos llevamos dentro.
[]Cedesin>
Ser un cristiano no depende de los tiempos. Ser un verdadero cristiano es igual ahora que hace 20 siglos. La esencia del cristiano y su camino no cambia con el paso de los tiempos.
Ser cristiano como su nombre indica es seguir a Cristo. Pero para poder seguir a Cristo tenemos que llegar a saber quién era Cristo, qué nos quería decir Cristo, qué hizo por nosotros y donde y porqué debemos seguir su camino. Una manera de saber esto es leer sus palabras y sus parábolas escritas en los Evangelios Canónicos. Es suficiente con esto. En una primera lectura no entenderemos nada de la esencia de sus palabras. Con nuestro consciente interpretamos cosas equivocadas. Por eso Él escribía en parábolas. Lo inefable no se puede expresar, no hay lenguaje para ello. Él hablaba usando alegorías en las que expresaba una Realidad diferente con conceptos, actos y palabras de esta realidad. No se puede hacer de otra manera. Por eso el consciente lo toma literalmente. Así alimenta el consciente y obtiene unas maneras suaves de practicar obras buenas. Pero el mensaje va mucho más allá. El mensaje traspasa el consciente y llega al subconsciente. De cómo interpreta el subconsciente las palabras no queda reflejo en el consciente. No lo sabemos. Las palabras de Jesús van contra el pecado, contra el subconsciente. Si este subconsciente descubre la peligrosidad de esas palabras, establece una barrera que impide que lleguen más adentro todavía. A la Perla. Al Supraconsciente. Por eso habla en alegorías e historias y cuentos que engañan al subconsciente llegando su mensaje al Supraconsciente o parte divina de la personalidad.
Una vez que llegan estas benditas palabras al Supraconsciente, este se pone en marcha y se siente comprendido y reconfortado. Alguien sabe de él. Esto representa una alegría inconmensurable en su lamentable estado, ya que el Supraconsciente se encuentra dolorosamente situado en la entidad, en el ser humano. Pero nosotros de todo esto no sabemos nada. El consciente solo sabe que no sabe interpretar esas palabras. Pero algo se pone a funcionar en su interior, y si Dios quiere, y si el Supraconsciente consigue traspasar la barrera del subconsciente y advertir al consciente de su presencia, las dos partes de la personalidad se ponen en marcha y de acuerdo para violentar al subconsciente, dueño de la casa y de las reacciones de la personalidad.
Entonces se va escribiendo el Evangelio en el corazón de la persona. Van ocurriendo las cosas que están escritas allí, tal como están escritas allí.
Un verdadero cristiano es el que, llegado el momento, actúa como Cristo que se deja hacer y torturar en su proceso de muerte y Resurrección y no como Judas, que vende a Cristo por 30 monedas.
Pocos son los cristianos en fase de Cruz. Todavía están en fase de no comprender y de seguir corrientes, iglesias e ideologías de forma externa. Todavía no lo hacen de forma interna ni lo comprenden en toda su amplitud. Por eso se cometen tantas faltas y tantos errores. Porque todavía no son cristianos. Pretenden serlo, van hacía ello, pero aún no lo son.
Yo pretendo con mis palabras, despertar esa chispa divina que todos llevamos dentro.
[]Cedesin>
