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<center>El cristiano, ¿alguien rico?</center>
"Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico,
para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos".
2 Corintios 8:9
El creyente "es rico para con Dios",
según lo expresa el mismo Señor Jesús (Lucas 12:21).
Sus riquezas no son materiales ni perecederas, sino de orden espiritual;
la Biblia nos dice que son gratuitas, abundantes y eternas.
Gratuitas: Dios no exige nada a cambio de la salvación,
y nos recuerda que somos
"justificados gratuitamente por su gracia. por medio de la fe",
dicho de otro modo,
por la confianza en lo que Dios dice (Romanos 3:24-25).
La Palabra afirma:
"Por gracia sois salvos. es don de Dios" (Efesios 2:8).
Abundantes: el mismo pasaje evoca
"las abundantes riquezas de su gracia
en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús".
Eternas: "Dios nos ha dado vida eterna;
y esta vida está en su Hijo" (1 Juan 5:11).
"Dios nuestro Padre. nos amó y nos dio consolación eterna
y buena esperanza por gracia" (2 Tesalonicenses 2:16).
El cristiano posee, pues, la salvación, la vida eterna y una esperanza.
Además, fue adoptado por Dios, fue hecho su hijo,
y es coheredero de su Hijo Jesucristo (Romanos 8:17).
Para que el creyente fuese así enriquecido,
fue necesario que Cristo viniera a este mundo.
Por amor a los pecadores renunció a sus derechos de Creador,
se hizo pobre, sufrió y finalmente dio su vida en la cruz.
La verdadera riqueza consiste, pues, en apropiarse, por la fe,
de la salvación, la vida eterna y la esperanza que él nos ofrece.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Fraternalmente en Cristo
Mario Contreras T.
Aguas Vivas · Chile
www.aguasvivas.cl
<center>El cristiano, ¿alguien rico?</center>
"Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico,
para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos".
2 Corintios 8:9
El creyente "es rico para con Dios",
según lo expresa el mismo Señor Jesús (Lucas 12:21).
Sus riquezas no son materiales ni perecederas, sino de orden espiritual;
la Biblia nos dice que son gratuitas, abundantes y eternas.
Gratuitas: Dios no exige nada a cambio de la salvación,
y nos recuerda que somos
"justificados gratuitamente por su gracia. por medio de la fe",
dicho de otro modo,
por la confianza en lo que Dios dice (Romanos 3:24-25).
La Palabra afirma:
"Por gracia sois salvos. es don de Dios" (Efesios 2:8).
Abundantes: el mismo pasaje evoca
"las abundantes riquezas de su gracia
en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús".
Eternas: "Dios nos ha dado vida eterna;
y esta vida está en su Hijo" (1 Juan 5:11).
"Dios nuestro Padre. nos amó y nos dio consolación eterna
y buena esperanza por gracia" (2 Tesalonicenses 2:16).
El cristiano posee, pues, la salvación, la vida eterna y una esperanza.
Además, fue adoptado por Dios, fue hecho su hijo,
y es coheredero de su Hijo Jesucristo (Romanos 8:17).
Para que el creyente fuese así enriquecido,
fue necesario que Cristo viniera a este mundo.
Por amor a los pecadores renunció a sus derechos de Creador,
se hizo pobre, sufrió y finalmente dio su vida en la cruz.
La verdadera riqueza consiste, pues, en apropiarse, por la fe,
de la salvación, la vida eterna y la esperanza que él nos ofrece.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Fraternalmente en Cristo
Mario Contreras T.
Aguas Vivas · Chile
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