¡Bendiciones!
Presento este tema a debate esperando que sea para la edificación de todos.
Durante siglos, los cristianos de Occidente han usado los argumentos tradicionales a favor de la existencia de Dios: Tengo una idea de un ser perfecto, por lo tanto, este ser tiene que existir (Anselmo); tengo conocimiento de causas, por lo tanto, tiene que haber una primera causa (Aquino); la realidad creada actúa hacia un fin, por lo tanto, tiene que haber un propósito final (Tennant); tengo un sentido de lo moral, por lo tanto, tiene que haber un absoluto dador de la ley (Carnell).
Dos hombres, están viajando juntos por un camino.
Uno de ellos cree que este camino lleva a la ciudad celestial, el otro que no lleva a ninguna parte; pero siendo que este es el único camino que hay, ambos tienen que reocrrerlo. Ninguno de los dos ha estado en este camino antes y, por lo tanto, ninguno es capaz de decir que hallará luego de cada una de las siguientes curvas. Durante su viaje, los dos encuentran momentos de descanzo y de solaz, y momentos de prueba y de peligro. Todo el tiempo, uno de ellos piensa de su viaje como un peregrinar hacia la ciudad celestial, e interpreta las placenteras como estímulos y los obstáculos como pruebas de su propósito y lecciones de paciencia, que el rey de esa ciudad a preparado y diseñado para hacer de él un ciudadano digno de ese lugar cuando llegue allí finalmente. El otro, sin embargo, no cree nada de esto y ve su viaje como una caminata inevitable y sin propósito . Siendo que él no tiene otra elección, disfruta lo bueno y aguanta lo malo. Pero para él no se llega a ninguna ciudad celestial, solamente el camino mismo y la suerte que depara en buen y en mal tiempo (p. 177) John Hick (1957).
Note que no solamente el creyente toma una desición de fe acerca del camino que esta recorriendo: ambos tiene que hacerlo. Sin embargo, uno tiene fe en el propósito final; el otro cree que el camino carece de propósito final.
Espero sus aportacioens sobre el tema.
¡Dios les bendiga!
¡Shalom!
Presento este tema a debate esperando que sea para la edificación de todos.
Durante siglos, los cristianos de Occidente han usado los argumentos tradicionales a favor de la existencia de Dios: Tengo una idea de un ser perfecto, por lo tanto, este ser tiene que existir (Anselmo); tengo conocimiento de causas, por lo tanto, tiene que haber una primera causa (Aquino); la realidad creada actúa hacia un fin, por lo tanto, tiene que haber un propósito final (Tennant); tengo un sentido de lo moral, por lo tanto, tiene que haber un absoluto dador de la ley (Carnell).
Dos hombres, están viajando juntos por un camino.
Uno de ellos cree que este camino lleva a la ciudad celestial, el otro que no lleva a ninguna parte; pero siendo que este es el único camino que hay, ambos tienen que reocrrerlo. Ninguno de los dos ha estado en este camino antes y, por lo tanto, ninguno es capaz de decir que hallará luego de cada una de las siguientes curvas. Durante su viaje, los dos encuentran momentos de descanzo y de solaz, y momentos de prueba y de peligro. Todo el tiempo, uno de ellos piensa de su viaje como un peregrinar hacia la ciudad celestial, e interpreta las placenteras como estímulos y los obstáculos como pruebas de su propósito y lecciones de paciencia, que el rey de esa ciudad a preparado y diseñado para hacer de él un ciudadano digno de ese lugar cuando llegue allí finalmente. El otro, sin embargo, no cree nada de esto y ve su viaje como una caminata inevitable y sin propósito . Siendo que él no tiene otra elección, disfruta lo bueno y aguanta lo malo. Pero para él no se llega a ninguna ciudad celestial, solamente el camino mismo y la suerte que depara en buen y en mal tiempo (p. 177) John Hick (1957).
Note que no solamente el creyente toma una desición de fe acerca del camino que esta recorriendo: ambos tiene que hacerlo. Sin embargo, uno tiene fe en el propósito final; el otro cree que el camino carece de propósito final.
Espero sus aportacioens sobre el tema.
¡Dios les bendiga!
¡Shalom!