El corazon y el reino de los cielos

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5 Septiembre 2001
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ALIMENTO DIARIO
Leer con oración: Mt.13:19-23
“Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la labra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.” (Mt.13;23)
EL CORAZÓN Y EL REINO DE LOS CIELOS
Ayer vimos la parábola del sembrador, refiriéndose al misterio del reino de los cielos. En Mateo 13:19-23, el Señor explica esa parábola a los discípulos. El primer tipo de suelo, es junto al camino, que representa el corazón endurecido por el tránsito del mundo; luego viene el maligno, prefigurado por las aves, y arrebata lo que fue sembrado en el corazón de las personas. ¡Qué nunca tengamos un corazón duro!
El suelo pedregoso nos habla con respecto a los que oyen la palabra del Señor, pero no tienen raíz, entonces la palabra se pierde. El motivo es que hay piedras en el corazón. Cuando la Palabra del Señor cae en un corazón pedregoso, no profundiza ni echa raíces. Cuando viene el sol, que representa las aflicciones y la persecución, la palabra se pierde pues en ese corazón hay cosas ocultas. La primera situación nos habla de un corazón duro, la segunda describe un corazón con muchas cosas ocultas.
En la tercera situación, la semilla brota y crece pero es ahogada por los espinos y no puede producir fruto. La cuarta situación muestra la semilla que cayó en buena tierra.
Cuando oímos la Palabra del Señor, la tierra de nuestro corazón debe ser buena tierra para que la palabra pueda crecer y fructificar. ¿Cómo está la tierra de su corazón? ¿Está dura o llena de piedras o espinos? Si no cuidamos nuestro corazón, no podremos producir frutos. A veces, la tierra en sí es buena, y la planta nace y crece, pero el problema es que los espinos también crecen y la ahogan. Si sacamos los espinos, tendremos una buena tierra. Los espinos representan las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas.
Para vivir la realidad del reino de los cielos, la vida del reino necesita crecer en nosotros. Para eso necesitamos tener el cuarto tipo de suelo: la buena tierra, esto es un buen corazón. ¡De qué categoría es su corazón: de la primera, de la segunda, de la tercera o de la cuarta? Necesitamos cuidar nuestro corazón para producir fruto a ciento, a sesenta y a treinta por uno.
Algunos cristianos usan demasiado la mente. Eso tendrá por resultado mucho tránsito en el corazón, eso lo endurece. Así que, cuando llegan las dificultades y los problemas, la Palabra del Señor, que es la simiente de vida sembrada en nuestro corazón, se va. ¿Qué debemos hacer? Debemos trabajar la tierra de nuestro corazón, ablandada para que llegue a ser una buena tierra, volviendo nuestro corazón de las cosas del mundo hacia el Señor.
Tal vez su corazón sea de la segunda categoría, con piedras ocultas bajo la superficie. Una tierra con piedras es seca y, cuando llueve, no absorbe el agua. Una buena tierra no es seca, sino húmeda, porque retiene e! agua. El agua representa al Espíritu. Las plantas crecen en una buena tierra porque ella tiene humedad. En la segunda situación de la parábola había poca tierra y muchas piedras. Por causa de que había poca tierra, había también poca agua. Hay hermanos que tienen muchas piedras en el corazón y por eso el espíritu no es fuerte; quieren invocar el nombre del Señor y no pueden. Hay tierra, pero es poca, así que, cuando se planta la semilla y echa raíces, al encontrar las piedras, no puede absorber el agua. La planta entonces produce hojas para intentar absorber el agua de la atmósfera y crecer rápido, pero viene el sol, y por no tener raíces, se seca. El problema son las muchas piedras. Lo que debemos hacer es sacar las piedras de nuestro corazón. Cuando las removemos, lo que queda es una buena tierra para que crezca la palabra. Todo eso es un asunto de vida.
Dong Yu lan
Palabra clave: Regar el corazón
Pregunta: ¿Qué tipo de categoría es su corazón y porque!
¡Jesús es el señor!