El conocimiento salvìfico en los cultos salvìficos antiguos y en el protestantismo contemporàneo.
Por: Agrippa.
En la Grecia antigua de la època, màs o menos de Cristo, al igual que en Egipto y otras zonas del antiguo occidente bajo el yugo romano habìan nacido una serie de cultos mistèricos de connotaciones salvìficas, dioses como Mitra que sacrifican un toro y de cuya sangre brotan el trigo, la levadura y otros productos del uso litùrgico, en el mito de Eleusis la diosa desciende a los infiernos y renace en primavera, etc., etc., las diferencias son considerables entre uno y otro, por màs que presuntos "iluminados" quieran pretender que eran iguales, y las diferencias con respecto al cristianismo son igualmente considerables, por lo que soy escèptico de las corrientes que dicen que el cristianismo es la extensiòn natural de esos cultos salvìficos que tomò fuerza entre los esclavos y evolucionò a lo que conocemos hoy dìa, y aunque soy partidario de la nociòn que ciertas ideas religiosas y corrientes espirituales suelen regresar por perìodos cìclicos de tesis, antìtesis y sìntesis, al mejor estilo del devenir hegeliano considero al cristianismo superior a tales cultos en muchìsimos aspectos.
Sin embargo hay sus parecidos, la mayorìa simplemente superficiales, muerte y resurrecciòn era un tema ya conocido pero las diferencias son grandes entre una historia y otra, el parecido que màs me llama la atenciòn es el parecido entre estos cultos salvìficos, que junto con la gnosis antigua comparten la nociòn del conocimiento salvìfico, el iniciado en estos ritos, Eleusis, Mitra, etc., se le decìa que el conocimiento que adquirìa, en cuestiones mìsticas, màgicas, mìticas, etc., etc., le traerìan recompensas en Hades, el mundo de los muertos, estarìa sobre los otros, iluminado en esa caverna oscura de muertos casi inconcientes.
Esta nociòn de conocimiento salvìfico ha sobrevivido hasta hoy en el cristianismo protestante, aunque no en todas las ramas del cristianismo protestante. La nociòn de que el conocimiento salva es vigente entre las denominaciones de la sola fide y sola scriptura que consideran que no hay salvaciòn, no solo para el infiel (el no fiel a la Biblia), sino tambièn para aquel que no conoce a Cristo.
Quizàs Renè Guènon tenìa razòn al afirmar que el cristianismo naciò como un culto mistèrico, las referencias ritualìsticas de muerte y resurrecciòn en el bautismo, las comunidades apartadas del resto del mundo, las fèrreas creencias a ser poseedores de la ùnica verdad y de la falsedad del resto del mundo, etc., Guènon da otros aspectos que simulan ser un culto salvìfico con los cuales no estarìa de acuerdo personalmente, sin embargo algo de razòn tiene, sobre todo en la actualidad, no solo por el celo hacia los rituales, no solo de la misa catòlica, sino del bautismo el "nacimiento de nuevo" y màs importante aùn, el rasgo que, o uno de los rasgos que, separaron al gnosticismo seudo cristiano antiguo del resto de las creencias religiosas, el conocimiento que da salvaciòn.
Detràs del Sola Fide se esconde la cuestiòn, se supone que si uno cree que Cristo padeciò, muriò y resucitò por nuestros pecados PUM! nos vamos al cielo, analogo a la antorcha que se le daba a los moradores del Hades que habìan sido iniciado en los secretos de Eleusis, sin embargo la fe, el creer en que X suceso realmente ocurriò, y que ocurriò tal y como expresan los evangelios parte del conocimiento de X suceso. Yo no creo en algo hasta no conocer aquello en lo que creo, es decir, el niño autista de la India que vive en una villa sin televisores ni contacto con el resto del mundo, donde no han habido cristianos por siglos, no cree en Cristo, no le conoce, no podrìa, no solo porque no hay cristianos cerca, o un televisor para siquiera escuchar del tal Jesùs, sino que es autista y sus proceso cognoscitivos se ven seriamente privados.
Los gnosticos, como los iniciados en los cultos como el de los misterios de Eleusis creìan que habìa algo que si lo conocìas, si llegabas a conocerlo podrìas tener ventajas increìbles, que verìas el mundo de un modo fascinantemente distinto, la Biblia ya no es un secreto, no es un conocimiento que se guarde para unos cuantos, pero la dinàmica permanece, si se conoce que Jesùs es Dios, padeciò, muriò y resucitò entre los hombres se podrà creer que realmente ocurriò y entonces se reciben ventajas increìbles, y se ve al mundo de un modo fascinantemente distinto.
El binomio entre las facultades cognoscitivas (que conocen) del Hombre y su destino final es indisociable. Cuando hablo de conocer, incluyo obviamente aceptaciòn, es decir, conocer no en el estado de "conozco la Biblia, me han platicado, la conozco en su dimensiòn literaria" como si fuera la precuela de la obra de Tolkien, no, yo hablo de conocer en su dimensiòn màs espiritual, de conocer la Biblia y màs que la Biblia, lo que la Biblia dice, es decir, conocer a Cristo con todo cuanto ello conllevo, las responsabilidades, las libertades, las promesas, la esperanza, etc.
Sin embargo, (siempre hay un "pero") este binomio indisociable entre las potencias cognoscitivas y el destino del alma (que ademàs, las potencias cognoscitivas son una parte del alma) nos abren una paradoja, o mejor dicho, un problema. Dios ha dispuesto el camino, el Hombre ha de recorrerlo, en efecto, la salvaciòn ya està dada porque el sacrificiò ya ha sido consumado, no se tiene que volver a hacer, uno es vàlido para todos, pero para alcanzarlo, porque uno no nace siendo ya salvo sin importar què, para alcanzarlo el Hombre depende de si mismo tanto como depende de Dios, Dios traza un camino en el suelo, pero el Hombre lo recorre, este recorrer es precisamente el conocimiento salvìfico, conocer X, Y y Z, aceptarlo y vivir segùn ese conocimiento, de modo que si bien el Hombre ya es salvo en teorìa, no es salvo de facto, de hecho, ese alcanzar la salvaciòn, que se convierte en una suerte de salvaciòn segunda, segunda parte del plan de salvaciòn ("ya tracè el camino, ahora recòrranlo porque no puedo obligarles" dice Dios) depende exclusivamente del Hombre, solo el Hombre puede aceptar el regalo de Dios, si Dios obligara al Hombre èste dejarìa de ser libre de aceptarlo y rechazarlo.
El binomio pues, entre conocimiento y salvaciòn nos lleva a la cuestiòn del rol del Hombre en la salvaciòn, si bien ya està salvo en teorìa, ahora tiene que estarlo en pràctica, y para eso està el conocimiento salvìfico, el Hombre se salva a si mismo atravès de este conocimiento salvìfico de Dios.
Por: Agrippa.
En la Grecia antigua de la època, màs o menos de Cristo, al igual que en Egipto y otras zonas del antiguo occidente bajo el yugo romano habìan nacido una serie de cultos mistèricos de connotaciones salvìficas, dioses como Mitra que sacrifican un toro y de cuya sangre brotan el trigo, la levadura y otros productos del uso litùrgico, en el mito de Eleusis la diosa desciende a los infiernos y renace en primavera, etc., etc., las diferencias son considerables entre uno y otro, por màs que presuntos "iluminados" quieran pretender que eran iguales, y las diferencias con respecto al cristianismo son igualmente considerables, por lo que soy escèptico de las corrientes que dicen que el cristianismo es la extensiòn natural de esos cultos salvìficos que tomò fuerza entre los esclavos y evolucionò a lo que conocemos hoy dìa, y aunque soy partidario de la nociòn que ciertas ideas religiosas y corrientes espirituales suelen regresar por perìodos cìclicos de tesis, antìtesis y sìntesis, al mejor estilo del devenir hegeliano considero al cristianismo superior a tales cultos en muchìsimos aspectos.
Sin embargo hay sus parecidos, la mayorìa simplemente superficiales, muerte y resurrecciòn era un tema ya conocido pero las diferencias son grandes entre una historia y otra, el parecido que màs me llama la atenciòn es el parecido entre estos cultos salvìficos, que junto con la gnosis antigua comparten la nociòn del conocimiento salvìfico, el iniciado en estos ritos, Eleusis, Mitra, etc., se le decìa que el conocimiento que adquirìa, en cuestiones mìsticas, màgicas, mìticas, etc., etc., le traerìan recompensas en Hades, el mundo de los muertos, estarìa sobre los otros, iluminado en esa caverna oscura de muertos casi inconcientes.
Esta nociòn de conocimiento salvìfico ha sobrevivido hasta hoy en el cristianismo protestante, aunque no en todas las ramas del cristianismo protestante. La nociòn de que el conocimiento salva es vigente entre las denominaciones de la sola fide y sola scriptura que consideran que no hay salvaciòn, no solo para el infiel (el no fiel a la Biblia), sino tambièn para aquel que no conoce a Cristo.
Quizàs Renè Guènon tenìa razòn al afirmar que el cristianismo naciò como un culto mistèrico, las referencias ritualìsticas de muerte y resurrecciòn en el bautismo, las comunidades apartadas del resto del mundo, las fèrreas creencias a ser poseedores de la ùnica verdad y de la falsedad del resto del mundo, etc., Guènon da otros aspectos que simulan ser un culto salvìfico con los cuales no estarìa de acuerdo personalmente, sin embargo algo de razòn tiene, sobre todo en la actualidad, no solo por el celo hacia los rituales, no solo de la misa catòlica, sino del bautismo el "nacimiento de nuevo" y màs importante aùn, el rasgo que, o uno de los rasgos que, separaron al gnosticismo seudo cristiano antiguo del resto de las creencias religiosas, el conocimiento que da salvaciòn.
Detràs del Sola Fide se esconde la cuestiòn, se supone que si uno cree que Cristo padeciò, muriò y resucitò por nuestros pecados PUM! nos vamos al cielo, analogo a la antorcha que se le daba a los moradores del Hades que habìan sido iniciado en los secretos de Eleusis, sin embargo la fe, el creer en que X suceso realmente ocurriò, y que ocurriò tal y como expresan los evangelios parte del conocimiento de X suceso. Yo no creo en algo hasta no conocer aquello en lo que creo, es decir, el niño autista de la India que vive en una villa sin televisores ni contacto con el resto del mundo, donde no han habido cristianos por siglos, no cree en Cristo, no le conoce, no podrìa, no solo porque no hay cristianos cerca, o un televisor para siquiera escuchar del tal Jesùs, sino que es autista y sus proceso cognoscitivos se ven seriamente privados.
Los gnosticos, como los iniciados en los cultos como el de los misterios de Eleusis creìan que habìa algo que si lo conocìas, si llegabas a conocerlo podrìas tener ventajas increìbles, que verìas el mundo de un modo fascinantemente distinto, la Biblia ya no es un secreto, no es un conocimiento que se guarde para unos cuantos, pero la dinàmica permanece, si se conoce que Jesùs es Dios, padeciò, muriò y resucitò entre los hombres se podrà creer que realmente ocurriò y entonces se reciben ventajas increìbles, y se ve al mundo de un modo fascinantemente distinto.
El binomio entre las facultades cognoscitivas (que conocen) del Hombre y su destino final es indisociable. Cuando hablo de conocer, incluyo obviamente aceptaciòn, es decir, conocer no en el estado de "conozco la Biblia, me han platicado, la conozco en su dimensiòn literaria" como si fuera la precuela de la obra de Tolkien, no, yo hablo de conocer en su dimensiòn màs espiritual, de conocer la Biblia y màs que la Biblia, lo que la Biblia dice, es decir, conocer a Cristo con todo cuanto ello conllevo, las responsabilidades, las libertades, las promesas, la esperanza, etc.
Sin embargo, (siempre hay un "pero") este binomio indisociable entre las potencias cognoscitivas y el destino del alma (que ademàs, las potencias cognoscitivas son una parte del alma) nos abren una paradoja, o mejor dicho, un problema. Dios ha dispuesto el camino, el Hombre ha de recorrerlo, en efecto, la salvaciòn ya està dada porque el sacrificiò ya ha sido consumado, no se tiene que volver a hacer, uno es vàlido para todos, pero para alcanzarlo, porque uno no nace siendo ya salvo sin importar què, para alcanzarlo el Hombre depende de si mismo tanto como depende de Dios, Dios traza un camino en el suelo, pero el Hombre lo recorre, este recorrer es precisamente el conocimiento salvìfico, conocer X, Y y Z, aceptarlo y vivir segùn ese conocimiento, de modo que si bien el Hombre ya es salvo en teorìa, no es salvo de facto, de hecho, ese alcanzar la salvaciòn, que se convierte en una suerte de salvaciòn segunda, segunda parte del plan de salvaciòn ("ya tracè el camino, ahora recòrranlo porque no puedo obligarles" dice Dios) depende exclusivamente del Hombre, solo el Hombre puede aceptar el regalo de Dios, si Dios obligara al Hombre èste dejarìa de ser libre de aceptarlo y rechazarlo.
El binomio pues, entre conocimiento y salvaciòn nos lleva a la cuestiòn del rol del Hombre en la salvaciòn, si bien ya està salvo en teorìa, ahora tiene que estarlo en pràctica, y para eso està el conocimiento salvìfico, el Hombre se salva a si mismo atravès de este conocimiento salvìfico de Dios.