El Concordato de 1953 Vaticano-España

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Tobi

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21 Noviembre 2000
16.179
10
- Se cumplen 50 años de la firma en Roma del pacto que consagró el
nacionalcatolicismo español

><> (2) NADIE QUIERE CELEBRAR EL CONCORDATO FRANCO-VATICANO, PERO SE SIGUE
APLICANDO
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< MADRID, 1-09-2003 (El País/ACPress.net). Cincuenta años después nadie está
interesado en celebrar -ni siquiera en recordar- el acontecimiento, ni la
Iglesia ni el Estado, pese a que algunas ideas de aquel Concordato siguen
vigentes por encima de la separación Estado-Iglesia que proclama la
Constitución de 1978. Por eso la veintena de organizaciones que integran la
Coordinadora Laicista reclama sin cesar al Congreso de los Diputados su
"revocación definitiva, porque permanece vigente a través del Acuerdo de
1976 y de los cuatro Acuerdos de 1979, que hipotecan la Constitución
sometiéndola a tratados internacionales y recortando derechos
fundamentales".>

--- Agosto de 1953 pasará a la historia como el mes en que se firmó el
Concordato entre España y el Vaticano, primer eslabón de una cadena de
acontecimientos políticos y económicos que rompieron el aislamiento
internacional contra el único régimen fascista que había sobrevivido a la II
Guerra Mundial. La cruenta dictadura impuesta por Franco tras la larga
Guerra Civil que provocó su asonada militar contra la República contó desde
el principio con la bendición de la Iglesia católica, pero el Concordato de
1953, largamente discutido, abrió grietas en aquel extraño maridaje y acabó
en rompimiento poco antes de morir el dictador. Nadie está interesado ahora
en festejar el cincuentenario de aquel nacionalcatolicismo.

--- En agosto de 1953, la ONU había revocado las sanciones impuestas al
régimen franquista por su hermandad con Hitler y empiezan a regresar a
Madrid los embajadores de casi todos los países. Estados Unidos decide
instalar varias bases militares en territorio español a cambio de leche en
polvo y algún crédito industrial. Se acabó el aislamiento, proclaman a
diario los periódicos.

--- Todo había empezado en Roma "en el nombre de la Santísima Trinidad". Así
rezaba la primera línea del Concordato ultimado aquel agosto de 1953, que el
Boletín Oficial del Estado publicó el 19 de octubre. Fue el teólogo José
González Ruiz, autor de Otra Iglesia para otra España, quien acuñó el
neologismo de "nacionalcatolicismo" para denominar el maridaje entre la
espada y la sacristía que gobernó España con mano de hierro.

--- Franco quería el concordato y estaba dispuesto a dar lo que le
pidieran -dinero sin cuento, privilegios y la definición de la Iglesia como
una "sociedad perfecta"-, pero ningún poder que no pudiera controlar. Y
exigía ser correspondido con igual generosidad: las mismas prerrogativas que
disfrutó el rey Alfonso XIII, sumisión del clero a sus políticas y tanta
parafernalia como fuese necesaria, se tratase de desfilar bajo palio rodeado
de obispos o del nombramiento de prelados a su conveniencia, previa
selección exhaustiva por el régimen.

--- Con esos mecanismos de selección de prelados, la sumisión de la Iglesia
católica al dictador fue proverbial, pero hubo excepciones sonadas. El
conflicto más llamativo, por el protagonismo posterior del prelado que lo
sufrió, se produjo en la diócesis de Solsona, ocupada por un obispo de 37
años llamado Vicente Enrique y Tarancón. El futuro cardenal publicó en 1950
la pastoral El pan nuestro de cada día. "No tan sólo la justicia y la
caridad cristiana, sino la misma humanidad pide y exige que se atiendan los
clamores de los que piden con angustia un pedazo de pan", escribió. En otro
párrafo advertía de que la Iglesia no era cómplice "de una gran injusticia",
y arremetía contra la mala administración y el enriquecimiento de algunos
jerarcas del régimen con el estraperlo.

--- Los obispos españoles, en su inmensa mayoría, permanecían en 1953 fieles
a Franco, pero los papas Pío XI y Pío XII no respaldaron siempre a sus
belicosos prelados durante la negociación del Concordato. Al
nacionalcatolicismo franquista se le iba a torcer completamente el gesto
cuando accedió al pontificado, en 1958, Juan XXIII, protector de no pocos
exiliados españoles, que prohibió que en su presencia se pronunciara la
palabra cruzada, por ofensiva para el espíritu cristiano. Franco lo sabía y
durante el Concilio Vaticano II (1962-1965) se empleó a fondo para que sus
prelados se opusieran con todas las fuerzas a, entre otras reformas, la
declaración de la libertad religiosa como un derecho fundamental de la
persona humana. También le irritó que el concilio suprimiera sin apelación
sus prerrogativas para nombrar obispos, que se negó a ceder de manera
extravagante, como dejó por escrito en sus respuestas a Pablo VI.

--- Curiosamente, el general Franco no había sido especialmente
religioso -"ni misas, ni mujeres, ni vino", dijo a su primo y biógrafo
Francisco Franco Salgado-Araújo. Pero acertó al pensar que el abrazo
eclesiástico sería la forma más directa para legitimarse ante las
democracias occidentales.

/Fuente: El País (J.G. Bedoya). Redacción: ACPress.net/
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Exacto. Se sigue aplicando y en contra de la Constitución Española.
 
Tobi:
La cruenta dictadura impuesta por Franco tras la larga
Guerra Civil que provocó su asonada militar contra la República contó desde el principio con la bendición de la Iglesia católica


Luis:
¿Contamos toda la historia, Tobi?

Cuando quieras, empezamos a contar la verdad sobre lo que ocurrió en el 36, antes del 36 y después del 36
 
Originalmente enviado por: Luis Fernando
Tobi:
La cruenta dictadura impuesta por Franco tras la larga
Guerra Civil que provocó su asonada militar contra la República contó desde el principio con la bendición de la Iglesia católica


Luis:
¿Contamos toda la historia, Tobi?

Cuando quieras, empezamos a contar la verdad sobre lo que ocurrió en el 36, antes del 36 y después del 36

Adelante Luis. Ningún inconveniente de parte mia. Además, será interesante.
 
Ok, perfecto. Veamos quiénes eran aquellos contra los que se enfrentó Franco:

Citado del libro Checas de Madrid, por César Vidal Manzanares, editorial Belacqua
http://elmundolibro.elmundo.es/elmundolibro/2003/08/11/libro_dia/1060593731.html

Checas de Madrid
El procedimiento fue sencillo. Primero, los sacaron del lugar donde estaban recluidos y les obligaron a subir en transportes donde iban maniatados y hacinados por docenas. Realizaron el viaje en silencio aunque algunos rezaban y no pocos sospechaban el destino que les esperaba. Cuando llegaron, les obligaron a descender de los vehículos y los condujeron hasta unas enormes zanjas ante las que les obligaron a colocarse en fila. Lo que sucedió a continuación fue rápido, apenas unos minutos. Mientras sonaba alguna oración musitada, procedieron a ametrallarlos. La mayoría había muerto antes de caer desplomada sobre el suelo recientemente removido. Al cabo de unos instantes, los moribundos también habían sido rematados a tiros. Los cadáveres podían contarse por centenares. Entonces, ordenaron a gente a la que se había sacado de poblaciones cercanas a fueran arrojando a las fosas docena tras docena de cuerpos exánimes y aún calientes.
El episodio podría haber sucedido en Katyn donde agentes soviéticos asesinaron a millares de prisioneros polacos arrojándolos después a zanjas gigantescas. También podría haber acontecido en Babi Yar donde los nazis ametrallaron a millares de judíos sepultando después sus cadáveres en gigantescas fosas. Sin embargo, no tuvo lugar en Europa oriental. Sucedió – y se repitió una y otra vez – en un lugar situado en el otro extremo de Europa. En España.
El presente libro es la historia de cómo años antes de Katyn y Babi Yar, se creó en España un sistema represivo que, entre otras manifestaciones, dio lugar a una red de establecimientos donde se detenía sin respeto alguno a las garantías legales mínimas, se torturaba y se asesinaba. El presente libro es la historia de cómo semejante comportamiento – sin antecedentes en la Historia de España – costó tan sólo en la provincia de Madrid millares de víctimas que superaron, por ejemplo, al número de muertos causados por la dictadura de Pinochet. El presente libro es la historia de cómo la labor de represión fue ejecutada por las autodeterminadas fuerzas progresistas con el respaldo directo de los aparatos del Estado y el apoyo o silencio de los que habían sido erigidos en referentes morales de la sociedad. El presente libro es, finalmente, la historia de un proceso revolucionario que se inició a finales del siglo XIX y que, fue derrotado en 1917 y 1934, pero alcanzó sus mayores victorias en 1931 y 1936, un proceso revolucionario cuyo triunfo incluía, por definición, la práctica del exterminio de segmentos enteros de la sociedad.
La exposición de esa trayectoria histórica ha sido dividida en cuatro partes. En la primera, el lector podrá encontrar una descripción de la forma en que se creó el primer estado totalitario de la Historia – un estado que estableció una red de campos de concentración, que pulverizó cualquier tipo de garantía legal y que difuminó arbitrariamente las líneas del derecho penal - que se sostenía sobre la máxima de que sectores enteros de la nación debían ser exterminados y que publicó resueltamente su decisión de sustentarse sobre el Terror de masas. Semejante cosmovisión se sustentaba, entre otros aspectos, en un sentimiento de hiperlegitimidad política que le permitía considerar la aniquilación de un sistema de libertades como un éxito deseable y que no tenía problema alguno en oponer la calle, previamente manipulada, al parlamento para lograr sus objetivos.
Componente esencial de esta primera parte es el relato, forzosamente resumido, de cómo esa concepción revolucionaria llegó a España a finales del siglo XIX y consiguió imponerse a inicios del segundo tercio del siglo siguiente.
La segunda parte está dedicada al establecimiento del sistema de checas de Madrid como consecuencia directa del triunfo del principio revolucionario y a su funcionamiento durante los primeros meses de la guerra civil.
La tercera parte se centra en el paso del sistema de checas a la práctica del exterminio masivo que siguió las líneas indicadas al principio de la presente introducción. No nos hemos detenido meramente en la ejecución de los planes de asesinatos en masa – aunque, obviamente, los abordamos – sino que también destacamos la importancia de otros factores como la respuesta de las legaciones diplomáticas a la política represiva del Frente popular, el comportamiento de los intelectuales ante las detenciones, torturas y matanzas, o el final de los asesinatos en masa.
La cuarta parte describe, finalmente, la mutación – realmente decisiva – que tuvo lugar en la represión practicada en la zona de España controlada por el Frente popular una vez que los comunistas, con el apoyo de la URSS, comenzaron a apoderarse de los resortes del poder. Su objetivo era obvio e implicó el inicio de la represión dirigida también contra fuerzas de izquierdas siguiendo el modelo establecido ya por Lenin.

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Bien, eso... para empezar
 
Continuemos... ¿quién se levantó primero contra la II República?

Veamos qué dijo Salvador de Madariaga:

“El alzamiento de 1934 fue imperdonable. La decisión presidencial de llamar al poder a la CEDA era inatacable, inevitable y hasta debida desde hacía ya tiempo. El argumento de que el señor Gil Robles intentaba destruir la Constitución para instaurar el fascismo era a la ver hipócrita y falso. Hipócrita porque todo el mundo sabía que los socialistas del señor Largo Caballero estaba arrastrando a los demás a una rebelión contra la Constitución de 1931, sin consideración alguna para lo que se proponía o no el señor Gil Robles; y por otra, a la vista de que el señor Companys y la Generalidad entera violaron también la Constitución.
En cuanto a los mineros asturianos, su actitud se debió por entero a consideraciones teóricas y doctrinales que tanto se preocupaban de la Constitución como de las coplas de Calainos.
Por otra parte, como los hechos iban a demostrar, la CEDA no tenía intención alguna contra el Estatuto catalán. El incidente viene, pues, a confirmar lo que en estas páginas se viene sosteniendo: que los catalanes son típicamente españoles y presentan en forma no menos acusada que los demás españoles los defectos que nos afligen como entes políticos. Así, por ejemplo, la derecha catalana, émula como todos los partidos españoles del conde don Julián, se apresuró a buscar apoyo fuera de Cataluña para vencer a la izquierda catalana. Y la izquierda catalana, al ver que el sistema funcionaba contra ella, rompió el sistema. Ambos rasgos caracterizan toda la vida española.
Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936.

S. De Madariaga, España, Madrid, Espasa-Calpe, 1978, p.362


El alzamiento del 36, del que Franco era sólo una pieza importante, ¿fue contra un gobierno legítimo? ¿o contra un gobierno nacido de un proceso absolutamente irregular?

El mismísmo presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, reconoció que lo que ocurrió justo después de las elecciones de febrero del 36 fue, lisa y llanamente, un golpe de estado:

A pesar de los refuerzos sindicalistas, el Frente Popular obtenía solamente un poco más, muy poco, de 200 actas, en un parlamento de 473 diputados. Resultó la minoría más importante pero la mayoría absoluta se le escapaba. Sin embargo, logró conquistarla consumiendo dos etapas a toda velocidad, violando todos los escrúpulos de legalidad y conciencia.
Primera etapa: Desde el 17 de febrero, incluso desde la noche del 16, el Frente Popular, sin esperar el fin del recuento del escrutinio y la proclamación de los resultados, la que debería haber tenido lugar ante las Juntas Provinciales del Censo en el jueves 20, desencadenó en la calle la ofensiva del desorden, reclamó el Poder por medio de la violencia. Crisis: algunos Gobernadores Civiles dimitieron. A instigación de dirigentes irresponsables, la muchedumbre se apoderó de los documentos electorales: en muchas localidades los resultados pudieron ser falsificados.
Segunda etapa: Conquistada la mayoría de ese modo, fue fácilmente hacerla aplastante. Reforzara con una extraña aliazan con los reaccionarios vascos, el Frente Popular eligió la Comisión de validez de las actas parlamentarias, la que procedió de una manera arbritaria. Se anularon todas las actas de determinadas provincias donde la oposición resultó victoriosa; se proclamaron diputados a candidatos amigos vencidos. Se expulsaron de las Cortes a varios diputados de las minorías. No se trataba solamente de una ciega pasión sectaria; hacer en la Cámara una convención, aplastar a la oposición y sujetar al grupo menos exaltado del Frente Popular. Desde el momento en que la mayoría de izquierdas pudiera prescindir de él, este grupo no era sino el jugete de las peores locuras.
Fue así que las Cortes prepararon dos golpes de estado parlamentarios. Con el primero, se declararon a sí mismas indisolublres durante la duración del mandato presidencial. Con el segundo, me revocaron. El último obstáculo estaba descartado en el camino de la anarquía y de todas las violencias de la guerra civil
(Journal de Geneve, 17 de enero de 1937, Niceto Alcalá Zamora)


Hale, Tobi. Tu turno
 
No hagamos política

No hagamos política

Es cierto que el artículo del Pais, con el pretexto del Concordato, es un panfleto de propaganda política de un signo determinado, escrito con el fin de contar una versión de la historia favorable a sus intereses, y que el asunto del Concordato solo es un pretexto.

La realidad es que por las responsabilidades politicas de unos y de otros, y si se quiere mucho más de unos que de otros ó viciversa, del pasado, los españoles vivimos una guerra civil, y una dictadura, y muchos españoles de un lado y del otro sufrieron penosas consecuencias y calamidades.

Si bien, creo que el pasado histórico debe conocerse lo mejor posible, como toda la historia, para entender nuestro presente histórico y sobre todo para aprender de cara al futuro, sin embargo creo que traer a este foro el debate político no es una buena idea, porque este tipo de debates aún apasiona a las personas en función de circunstancias penosas y próximas que la mayor parte de las veces inocentemente padecieron, y levanta viejas heridas de unos y otros. Pienso que la pasión de los cristianos debe ser puesta para contender ardientemente por la fe, y también para traer palabras y deseos de reconciliación.

Por otra parte, si el asunto es el Concordato, estoy convencido de que este gobierno del Partido Popular no lo cambiará, como tampoco lo cambió el Partido Socialista cuando gobernó durante doce años. Ni pediran su cambio los nacionalistas que gobiernan las CCAA. Y es normal que no lo hagan. Al fin y al cabo esta sociedad, ya sea sociológicamente ya sea folkloricamente, se siente es mayoritariamente católico-romana y ningun político que busque votos va a tirar la piedra contra eso.

Además todos sabemos que la Constitución vigente, que recoge de forma explicita y privilegiada a la Iglesia Católica, fue redactada por consenso de todas las fuerzas políticas desde Alianza Popular al Partido Comunista, pasando por los nacionalistas de diversas tendencias. Con mayor ó menor entusiasmo todos estuvieron de acuerdo en que fuese así. Así que, en el terreno político, que cada uno vote a quien quiera, si quiere, ó no vote, en su libertad y responsabilidad, sabiendo que de esto, como de todo lo que hagamos mientras estamos en el cuerpo, tendremos que dar cuenta ante el tribunal de Cristo, pero no nos enzarcemos en el foro cristiano en un debate político, porque en vista de lo que está cayendo, las fuerzas las debemos emplear para cosas más importantes, para los intereses del Reino, no de España, sino de los Cielos.

Dejemos que los muertos entierren a sus muertos y nosotros sigamos a Cristo ahora.

Saludos

pabloblanco
 
Pues claro que si.
Como es lógico en ti, Luis pretendes iniciar la histroria en el 34 cuando esta se inicia mucho antes.
Se inicia cuando el rey Alfonso XIII incumple la Constitución y apoya la dictadura de Primo de Ribera. Cuando el dictador cae tambien cae la monarquía. Ahora bien no debió ser mediante unas elecciones municipales las que debían provocarlo y la pregunta es el como fué posible.
El único que se dió cuenta de ello fué Miguel Maura y lo detalla perfectamente en su obra "Así cayo Alfonso XIII". Quien lo hizo posible fue ni más ni menos que el General Sanjurjo Director de la Guardia Civil al ponerse a las ordenes de gobierno provisional al presentarse en el despacho de quien había sido nombrado Ministro del Interior que fué precisamente Miguel Maura. Así, fueron los monarquicos los que traicionaron a la monarquía y encabezados por el Conde Romanones y porque a su vez el Rey habúa tracionado a los monarquicos al saltarse la Constitución de la que era el guardian.
Lo que tu narras del año 34 fué el resultado del intento de golpe del General Sanjurjo y el Gobierno de la Republica cometió el error, un error que en la politica de su tiempo no podía cometer, al no condenar y ejecutar a Sanjurjo y permitirle exilarse de España.
A partir de entonces la Institución católica encabeza por el Primado de Toledo que se había exilado de España, Cardenal Segura, entró en España subrepticiamente a fin de promover fondos para un nuevo intento de subversión y el Gobierno de la República cometió de nuevo el error que cometió con Sajurjo. Se limitaron a acompañarle a la frontera francesa, cosa que hizo el Gobernador Civil de Guipuzcoa. Cuando se enteraron de ello las fuerzas más extremistas pretendidamente republicanas, comunistas, anarquistas y demás fueron los que cometieron desmanes y barbaridades que fueron reprimidas por la Guardia Civil y el Ejercito siguiendo ordenes del Gobierno republicano. Tenemos el caso de lo ocurrido en "Casas Viejas" donde la represión gubernamental fué duramente criticada por la derecha española a fin de minar la autoridad del gobierno puesto que desde el principio se preparaba un golpe de estado de inspiración fascista.
En cuanto a lo de las Checas, fué execrable de todas todas, pero esto se inició despues del 36 y como consecuencia de la rebelión militar encabezada no solo por Franco sino por militares que habian jurado primero fidelidad a la monarquia, seguidamente a la república o sea doblemente perjuros. Esa era la talla moral de Sanjurjo, Mola, Queipo de LLano, Franco y demas. Este último traició posteriormente a sus compañeros de viaje. Es muy dudoso el accidente en el que murió Sanjurjo y otros, entre ellos su propio hermano Ramón.
Ahora bien, dinos en que convirtió Franco a todo el pais. Pues en un checa total. La tortura de los que cayeron en sus manos es conocida de todo el mundo y los asesinatos mediante la comedia juicios sumarísimos en los que los acusados no podían presentar ninguna alegación que les exculpara de los crímenes que se les atribuian. Y eso con la aquiescencia del episcopado español y la bendición del Vaticano.
Para que veas la catolicidad del régimen solo es necesario recordar la corrida de un hombre en la plaza de toros de Salamanca. Le torearon y finalmente el "torero" entró a matar y mató a quien hacia las veces de toro.
Companys fue asesinado y de acuerdo que cometió errores tremendos pero no es menos cierto que salvo la vida de incontables sacerdotes y entre ellos la comunidad entera de los benedictinos de Montserrat.
Recibí el testimonio de quien, siendo el Secretario de Monistrol fue el que guió a los benedictinos hasta Barcelona eludiendo (porque sabian donde estaban) los controles de los elementos anarquistas. Entre ellos el que fué Abad Escarré. ¿Sabes como se lo pago? Estando exilado en Andorra, donde le conocí, le pidió al dicho sujeto que le avalase a fin de poder regresar a España con un mínimo de garantías. Escarre le respondió: "Se lo que hizo usted por nosotros. Pero no se lo que hizo más tarde". Posteriormente este elemento arremetió contra Franco en defensa de una catalanidad que nunca sintió. Lo que hizo fué para justificar su salida de Montserrat puesto que la comunidad entera deseaban echarle del cargo de Abad. Eso hubiese sentado un precende insólito en aquella orden religiosa y aconsejado por quien ya puedes suponer montaron el tinglado político y el gobierno de Franco se tragó el anzuelo.
A Companys de nada le sirvió el haber salvado millares de vidas. Les era necesario asesinarle despues de ser entregado y aceptada la entrega por los correligionarios nazis contra todo derecho internacional.
De la historia, Luis, sabes lo que te interesa saber e ignoras o pretendes ignorar la totalidad de la misma.
No te olvides que una atroz guerra civil fue calificada de "Cruzada" ¿Sabes por quien? Pues claro que lo sabes. Los mismos que critican las guerras actuales, aunque no todas, por supuesto.
 
Este tema está derivando en un enfrentamiento político, desviándonos del propósito de estos foros.
Norma:
3. Este foro es de exclusiva discusión religiosa no admitiéndose temas políticos, salvo que estén estrechamente imbricados con el hecho religioso por ejemplo: la falta de libertad religiosa por un régimen político), no permitiéndose hacer ningún tipo de propaganda en pro o en contra de partidos o personajes políticos. Estos mensajes serán retirados del foro y su autor advertido.
DLBM
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