El Cinismo de Ratzinger sobre la Teología de la Liberación.
Ratzinger acusa repetidamente a la teología de la liberación de “reduccionismo”. Pero aunque así fuese, eso no descalifica para nada la esencia de la teología de la liberación ya que sigue siendo cristianismo puro e incuestionable.
La teología de la liberación no “reduce” el sentido del pecado a la pobreza y por tanto a la liberación politicosocial y económica. El problema real que Ratzinger oculta muy ladinamente, es que este grave pecado de la pobreza social exige un cambio de relación muy grande del vaticano con los poderes de los demás estados. Y como toda pérdida de gran poder interestatal supone también una gran pérdida de poder de la curia vaticana y cambio de praxis cristiana frente a los poderosos que sojuzgan al pueblo de Dios. Y es ahí, donde prevalece el interés anticristiano por el poder terral en detrimento sobre la esencia misma de la teología de Jesucristo a favor de los pobres y en contra de todo aquello que los esclaviza. Aquí vemos como Ratzinger falsea la realidad por puro interés y estrategia de poder y jerarquía de poder.
Como Ratzinger no tiene ni un solo argumento en contra de la más pura y ortodoxa fe cristiana y católica de la Teología de la Liberación, se lanza contra ella en una vergonzosa huida hacia delante y no se le ocurre otra sandez que anatematizar la teología de la liberación por su parecido con el Marxismo, comunismo, socialismo, etc. Lo cual es una solemne tontería porque tal parecido no se refiere para nada a asuntos sobre la fe; luego nada hay que criticarla sino todo lo contrario.
En 1984 el cardenal Arns de São Paulo escribió un memorándum al movimiento por la paz de Estados Unidos afirmando que la teología de la liberación es la “base ideológica” para la no violencia latinoamericana y preguntando cuál sería su equivalente en Estados Unidos. En otras palabras, contrariamente al estereotipo prevaleciente, el cardenal Arns considera que la teología de la liberación puede proporcionar la base para un compromiso explícito de no violencia. ¿ Dónde està pues el pecado de la teología de la liberación? Pues sencillamente, en lo que expuse al principio, y que ha confirmado con total desfachatez anticristiana el propio Ratzinger, vean:
La teología de la liberación cuestiona la naturaleza jerárquica de la Iglesia. Lo cual no es cierto, pero sí es cierto que como expliqué al principio, en la práctica eso le resta poder terrenal. Y cuando el estado vaticano pierde poder terrenal por no alinearse con los desmanes políticos de otros estados capitalistas… termina por perder poder la curia romana y con ella la de aquellos que la componen; lo que a su vez significa que los que están por debajo ganan poder respecto a los de arriba. Ahí está toda la virtud cristiana de la teología de la liberación, que es precisamente su pecado contra el poder terrenal.
Atentamente,
Paulino.
Para la defensa de la fe cristiana y católica de verdad.
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El Genial matemático,Gödel, rechazaba la otra afirmación de Turing de que "no hay mente separada de la materia", calificándola como "un prejuicio de nuestro tiempo" (Hao Wang, From mathematics to philosophy, Londres, 1974.
Ratzinger acusa repetidamente a la teología de la liberación de “reduccionismo”. Pero aunque así fuese, eso no descalifica para nada la esencia de la teología de la liberación ya que sigue siendo cristianismo puro e incuestionable.
La teología de la liberación no “reduce” el sentido del pecado a la pobreza y por tanto a la liberación politicosocial y económica. El problema real que Ratzinger oculta muy ladinamente, es que este grave pecado de la pobreza social exige un cambio de relación muy grande del vaticano con los poderes de los demás estados. Y como toda pérdida de gran poder interestatal supone también una gran pérdida de poder de la curia vaticana y cambio de praxis cristiana frente a los poderosos que sojuzgan al pueblo de Dios. Y es ahí, donde prevalece el interés anticristiano por el poder terral en detrimento sobre la esencia misma de la teología de Jesucristo a favor de los pobres y en contra de todo aquello que los esclaviza. Aquí vemos como Ratzinger falsea la realidad por puro interés y estrategia de poder y jerarquía de poder.
Como Ratzinger no tiene ni un solo argumento en contra de la más pura y ortodoxa fe cristiana y católica de la Teología de la Liberación, se lanza contra ella en una vergonzosa huida hacia delante y no se le ocurre otra sandez que anatematizar la teología de la liberación por su parecido con el Marxismo, comunismo, socialismo, etc. Lo cual es una solemne tontería porque tal parecido no se refiere para nada a asuntos sobre la fe; luego nada hay que criticarla sino todo lo contrario.
En 1984 el cardenal Arns de São Paulo escribió un memorándum al movimiento por la paz de Estados Unidos afirmando que la teología de la liberación es la “base ideológica” para la no violencia latinoamericana y preguntando cuál sería su equivalente en Estados Unidos. En otras palabras, contrariamente al estereotipo prevaleciente, el cardenal Arns considera que la teología de la liberación puede proporcionar la base para un compromiso explícito de no violencia. ¿ Dónde està pues el pecado de la teología de la liberación? Pues sencillamente, en lo que expuse al principio, y que ha confirmado con total desfachatez anticristiana el propio Ratzinger, vean:
La teología de la liberación cuestiona la naturaleza jerárquica de la Iglesia. Lo cual no es cierto, pero sí es cierto que como expliqué al principio, en la práctica eso le resta poder terrenal. Y cuando el estado vaticano pierde poder terrenal por no alinearse con los desmanes políticos de otros estados capitalistas… termina por perder poder la curia romana y con ella la de aquellos que la componen; lo que a su vez significa que los que están por debajo ganan poder respecto a los de arriba. Ahí está toda la virtud cristiana de la teología de la liberación, que es precisamente su pecado contra el poder terrenal.
Atentamente,
Paulino.
Para la defensa de la fe cristiana y católica de verdad.
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El Genial matemático,Gödel, rechazaba la otra afirmación de Turing de que "no hay mente separada de la materia", calificándola como "un prejuicio de nuestro tiempo" (Hao Wang, From mathematics to philosophy, Londres, 1974.