El camino que lleva a ninguna parte

Bart

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24 Enero 2001
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Ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición.
estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida.
Mateo 7:13-14

Jesús le dijo: Yo soy el camino. nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:6

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El camino que lleva a ninguna parte

Ernest Hemingway, premio Nobel de literatura, escribió:
«Tenía sólo un horizonte, el de lo absurdo,
el camino que lleva a ninguna parte»;
y también: «Mi vida es un camino oscuro que conduce a la nada».

Ese escritor, colmado de honores, estaba desesperado.
Muy convencido de que la vida no conducía a nada,
al saber que tenía cáncer, se suicidó.

El autor de los Proverbios, quien había puesto su confianza en Dios,
dijo: "La senda de los justos es como la luz de la aurora,
que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Proverbios 4:18).

¡Qué contraste entre estas dos apreciaciones de la vida!
Un hombre habla de un camino hundido en la oscuridad,
el otro habla de una senda iluminada por una luz creciente.

¿Quién tiene razón? ¡Ambos!
Porque el hombre sin Dios también está sin esperanza,
sin meta y sin respuestas a sus preguntas:
anda a tientas en las tinieblas.

Pero el que cree en la obra de Jesucristo en la cruz
sabe que fue perdonado.
Avanza como en pleno día hacia la casa de Dios, su Padre.

¿Cuál es la diferencia entre esos dos caminos? La fe.
Para aquel que aún ve todo negro,
no es demasiado tarde para elegir la mejor ruta.
Dios le dice: "Os he puesto delante la vida y la muerte,
la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida.
amando al Señor tu Dios, atendiendo a su voz"
(Deuteronomio 30:19-20).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)