Anda inquieto el mundo del ateismo en estos últimos años, que son los primeros del siglo XXI. Después de campar ufanamente en el llamado “mundo de la cultura y de la ciencia” desde la segunda mitad del siglo XIX ahora se encuentran a la defensiva. Y eso a pesar de todos los esfuerzos realizados por denigrar a los científicos creyentes y obstaculizar a nivel mundial su acceso a las universidades y premios.
Probablemente en el campo de la ciencia, el más conocido sea Francis Collins, el científico descubridor del ADN, al que llamó “el lenguaje de Dios”, y que acaba de publicar un libro titulado “The Language of God: A Scientist Presents Evidence for Belief” (2007). En una reciente entrevista para la CNN, Collins reconocía que un 40% de los científicos se reconocen creyentes en cuanto a la existencia de Dios ó de una inteligencia superior al ser humano en la que tiene origen nuestra existencia.
Entre los científicos, la propuesta darwinista no solo se encuentra devaluado en cuanto su planteamiento de los orígenes, sino que los que hoy lo sustentan tercamente son ya profesionales de segunda línea mundial que lo hacen más por defensa de su credo materialista que con argumentos de peso científico.
A partir del descubrimiento y la investigación sobre el funcionamiento del flagelo humano como el mecanismo molecular que se ha revelado como una máquina de complejidad irreducible, hizo variar los puntos de vista de los científicos honestos, al descubrir que tal elemento sería absolutamente imposible que pudiera haberse desarrollado por medio de un tipo de proceso evolutivo, sino como el producto de un diseñador que posee una mente científica de excelsa sabiduría. A partir de estos avances del conocimiento, un cierto número de investigadores propusieron la teoría conocida como del “diseño inteligente”, y que está siendo abrazada cada día por más científicos del campo de la biología y la física, creyentes ó no. Pero también ha provocado que en países tan sectarios como España, donde la universidad ha sido y continúa siendo un cortijo de la progresía más rancia y excluyente, les haya salido la vena inquisidora y totalitaria que llevan adentro. Así, hace un par de meses, los rectores de las universidades de Vigo y León, actuando como lo que son, rancios sectarios, negaron las instalaciones de las universidades que se pagan con los dineros de todos, creyentes ó no, para que pudieran celebrarse sendas conferencias, que habían sido autorizadas previamente, para explicar a los estudiantes y personas interesadas los contenidos esenciales de la teoría del diseño inteligente. De modo de que los organizadores tuvieron que buscar otros lugares para su celebración.
Los argumentos de la caterva de opositores no son científicos, sino descalificaciones e insultos mezclados con la desfachatez de la mentira propia de quienes están en progrelandia, el universo de la mediocridad y la cutrez, sin estar acostumbrados a que nadie les pueda contradecir, ni siquiera toser. Así que sus argumentos fueron de “peso”, como que se “atontaría a los estudiantes”, ó que “sería equivalente a enseñar ahora que la tierra es plana”, y que “estarían mejor en un estado como Irán” y cosas semejantes.
Pero no acaba ahí la cosa, lo que ha roto los esquemas, ha sido que el filósofo más querido por los ateos de los últimos 50 años, Anthony Flew, haya escrito un libro en la que explica el abandono de la posición atea en la que llevaba militando. Hasta entonces, su discurso titulado “Theology and Falsification” (Teología y falsificación), había sido durante casi 50 años el texto de cabecera de todos los filósofos del ateísmo moderno. Pues bien, ahora en su edad octogenaria ha renegado de los postulados a los que había dedicado toda su vida, y por los que había sido tan laureado y celebrado, y ha abrazado también la teoría del diseño inteligente, diciendo que fue la investigación sobre el ADN la que le convenció que la estructura genética de la vida biológica es demasiado compleja como para haber evolucionado completamente por sí misma. Afirmó también que la teoría Darwiniana no puede explicar el origen de la vida.
El libro “There Is a God: How the World’s Most Notorious Atheist Changed His Mind” (“Hay un Dios: Cómo el ateo más notorio del mundo cambió su mente”), ha supuesto toda una provocación, a la que han respondido sus antiguos amigos y admiradores con todo suerte de calificativos amistosos: Que si está “chocho y viejo. Que no sabe lo que dice. Que el libro no fue escrito por él. Y toda una gama de “lindezas” semejantes a estas. Así que el hombre ha tenido que salir personalmente para afirmar su equilibrio mental, así como sus actuales convicciones de una forma tan tajante como esta: “Mi nombre está en el libro y representa exactamente mis opiniones. No permitiría que se publicase un libro con mi nombre si no estuviera de acuerdo al ciento por ciento con su contenido. Necesité que alguien lo escribiera porque tengo 84 años y ese fue exactamente el rol de Roy Varghese. Pero la idea que alguien me manipuló porque soy un anciano es totalmente falsa. Podré ser viejo, pero es difícil que alguien pudiera manipularme. Así pues, este es mi libro y representa mi pensamiento.”
De todas formas, el hecho de que Flew admita la existencia de Dios, no representa que se haya convertido al cristianismo, ni que haya, hasta ahora, comprendido el evangelio de la gracia, ni el papel de Jesucristo en la redención. Sobre todo muestra la equivocación de la causa a la que dedicó su vida y una forma de arrepentimiento intelectual. Pero es un paso, que muchos hemos dado en la niñez y aceptado por una fe, no exenta de evidencias razonables, pero que a este hombre de mente tan brillante le requirió toda una vida de conocimientos y razonamientos. Dice el autor de Hebreos que “es necesario que el que se acerca a Dios, crea que existe” (Hebreos 11:6). También ha dado el segundo paso que es arrepentirse de la vanidad de sus caminos y pensamientos. Ojalá tenga la oportunidad de recibir por medio de la fe el don de Dios que es el perdón de sus pecados en Jesucristo y la vida eterna. Habría gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente y también seguramente la respuesta al anhelo y a las oraciones de su padre, un pastor metodista, que moriría con gran tristeza al ver el papel de su hijo como adalid del ateismo mundial.
Pablo, el apóstol, recuerda escribiendo a Timoteo como el había sido blasfemo, perseguidor e injuriador, pero la gracia del Señor le recibió con misericordia por medio de la fe y del amor que hay en Cristo Jesús (1Timoteo 1:13, 14).
Probablemente en el campo de la ciencia, el más conocido sea Francis Collins, el científico descubridor del ADN, al que llamó “el lenguaje de Dios”, y que acaba de publicar un libro titulado “The Language of God: A Scientist Presents Evidence for Belief” (2007). En una reciente entrevista para la CNN, Collins reconocía que un 40% de los científicos se reconocen creyentes en cuanto a la existencia de Dios ó de una inteligencia superior al ser humano en la que tiene origen nuestra existencia.
Entre los científicos, la propuesta darwinista no solo se encuentra devaluado en cuanto su planteamiento de los orígenes, sino que los que hoy lo sustentan tercamente son ya profesionales de segunda línea mundial que lo hacen más por defensa de su credo materialista que con argumentos de peso científico.
A partir del descubrimiento y la investigación sobre el funcionamiento del flagelo humano como el mecanismo molecular que se ha revelado como una máquina de complejidad irreducible, hizo variar los puntos de vista de los científicos honestos, al descubrir que tal elemento sería absolutamente imposible que pudiera haberse desarrollado por medio de un tipo de proceso evolutivo, sino como el producto de un diseñador que posee una mente científica de excelsa sabiduría. A partir de estos avances del conocimiento, un cierto número de investigadores propusieron la teoría conocida como del “diseño inteligente”, y que está siendo abrazada cada día por más científicos del campo de la biología y la física, creyentes ó no. Pero también ha provocado que en países tan sectarios como España, donde la universidad ha sido y continúa siendo un cortijo de la progresía más rancia y excluyente, les haya salido la vena inquisidora y totalitaria que llevan adentro. Así, hace un par de meses, los rectores de las universidades de Vigo y León, actuando como lo que son, rancios sectarios, negaron las instalaciones de las universidades que se pagan con los dineros de todos, creyentes ó no, para que pudieran celebrarse sendas conferencias, que habían sido autorizadas previamente, para explicar a los estudiantes y personas interesadas los contenidos esenciales de la teoría del diseño inteligente. De modo de que los organizadores tuvieron que buscar otros lugares para su celebración.
Los argumentos de la caterva de opositores no son científicos, sino descalificaciones e insultos mezclados con la desfachatez de la mentira propia de quienes están en progrelandia, el universo de la mediocridad y la cutrez, sin estar acostumbrados a que nadie les pueda contradecir, ni siquiera toser. Así que sus argumentos fueron de “peso”, como que se “atontaría a los estudiantes”, ó que “sería equivalente a enseñar ahora que la tierra es plana”, y que “estarían mejor en un estado como Irán” y cosas semejantes.
Pero no acaba ahí la cosa, lo que ha roto los esquemas, ha sido que el filósofo más querido por los ateos de los últimos 50 años, Anthony Flew, haya escrito un libro en la que explica el abandono de la posición atea en la que llevaba militando. Hasta entonces, su discurso titulado “Theology and Falsification” (Teología y falsificación), había sido durante casi 50 años el texto de cabecera de todos los filósofos del ateísmo moderno. Pues bien, ahora en su edad octogenaria ha renegado de los postulados a los que había dedicado toda su vida, y por los que había sido tan laureado y celebrado, y ha abrazado también la teoría del diseño inteligente, diciendo que fue la investigación sobre el ADN la que le convenció que la estructura genética de la vida biológica es demasiado compleja como para haber evolucionado completamente por sí misma. Afirmó también que la teoría Darwiniana no puede explicar el origen de la vida.
El libro “There Is a God: How the World’s Most Notorious Atheist Changed His Mind” (“Hay un Dios: Cómo el ateo más notorio del mundo cambió su mente”), ha supuesto toda una provocación, a la que han respondido sus antiguos amigos y admiradores con todo suerte de calificativos amistosos: Que si está “chocho y viejo. Que no sabe lo que dice. Que el libro no fue escrito por él. Y toda una gama de “lindezas” semejantes a estas. Así que el hombre ha tenido que salir personalmente para afirmar su equilibrio mental, así como sus actuales convicciones de una forma tan tajante como esta: “Mi nombre está en el libro y representa exactamente mis opiniones. No permitiría que se publicase un libro con mi nombre si no estuviera de acuerdo al ciento por ciento con su contenido. Necesité que alguien lo escribiera porque tengo 84 años y ese fue exactamente el rol de Roy Varghese. Pero la idea que alguien me manipuló porque soy un anciano es totalmente falsa. Podré ser viejo, pero es difícil que alguien pudiera manipularme. Así pues, este es mi libro y representa mi pensamiento.”
De todas formas, el hecho de que Flew admita la existencia de Dios, no representa que se haya convertido al cristianismo, ni que haya, hasta ahora, comprendido el evangelio de la gracia, ni el papel de Jesucristo en la redención. Sobre todo muestra la equivocación de la causa a la que dedicó su vida y una forma de arrepentimiento intelectual. Pero es un paso, que muchos hemos dado en la niñez y aceptado por una fe, no exenta de evidencias razonables, pero que a este hombre de mente tan brillante le requirió toda una vida de conocimientos y razonamientos. Dice el autor de Hebreos que “es necesario que el que se acerca a Dios, crea que existe” (Hebreos 11:6). También ha dado el segundo paso que es arrepentirse de la vanidad de sus caminos y pensamientos. Ojalá tenga la oportunidad de recibir por medio de la fe el don de Dios que es el perdón de sus pecados en Jesucristo y la vida eterna. Habría gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente y también seguramente la respuesta al anhelo y a las oraciones de su padre, un pastor metodista, que moriría con gran tristeza al ver el papel de su hijo como adalid del ateismo mundial.
Pablo, el apóstol, recuerda escribiendo a Timoteo como el había sido blasfemo, perseguidor e injuriador, pero la gracia del Señor le recibió con misericordia por medio de la fe y del amor que hay en Cristo Jesús (1Timoteo 1:13, 14).