><> EDITORIAL: LA ICR ESPAÑOLA, LOS PODERES PÚBLICOS Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
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=== La Iglesia católico-romana española (ICR) se queja del trato de los medios de comunicación hacia ella, que entiende que es injusto.
=== No le falta razón, ya que en ocasiones existe una clara animadversión de los medios españoles hacia la ICR. Animadversión que, sin embargo, también existe en muchos medios católicos hacia los protestantes, y en la propia Conferencia episcopal hacia el protestantismo español e internacional; lo que tiene sin duda un mayor delito cuando quienes escriben o dirigen estos medios se confiesan como cristianos.
=== Sin embargo, no podemos dejar de lado que esta actitud hostil de los "mass media" hacia la ICR tiene también raíces a las que la propia ICR ha alimentado. Los innumerables beneficios fiscales y económicos que recibe de manos del Estado para fines estrictamente religiosos es un escándalo, ante el que las circunstancias del desfalco de Gescartera, que implica a instituciones católicas, ha servido de detonante.
=== Por la misma razón, por ser los españoles quienes pagan a los profesores de religión católica, ha sido otro escándalo que una empleada pública (aunque sea de religión) sea expulsada por su moral privada. La ICR tiene derecho a exigir esta moral católica a sus profesores; de la misma forma que demanda celibato a los sacerdotes (estemos los demás de acuerdo o no). Pero a lo que ninguna institución española tiene derecho es a usar el dinero del Estado (aconfesional por definición) para fines específica y únicamente religiosos. El protestantismo siempre ha defendido la independencia y autonomía del Estado y la Iglesia, basándose en la conocida respuesta de Jesús sobre el tributo al César (Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César).
=== En estas mismas razones, llama poderosamente la atención el giro del actual Gobierno de España con la legislación. Acaba de ratificar un trato preferente a las entidades católicas y aumenta de forma considerable el dinero que concede cada año a la ICR. A esto añade el énfasis que ha hecho en la catolicidad del rey Juan Carlos, al que ha recibido como "rey católico" heredero de los "Reyes católicos".
=== Viendo esta situación, un análisis de la misma sería que la ICR lo que pretende es controlar a los poderes públicos: Gobierno, monarquía y medios de comunicación. Estos últimos son los que, en su libertad de ser el cuarto poder, se le resiste. Preferimos no pensar qué ocurriría en España si llegasen a hacerlo, algo que gracias a Dios se nos antoja imposible.
=== Desde el modesto mirador de este medio, lo que la ICR necesita es renunciar a su posición de privilegio en lo mucho que tiene de injusto. Seguro que cuando esto ocurra (si es que alguna vez ocurre), los medios de comunicación españoles (y quienes no son los medios) la mirarán con mucha más simpatía. ICPRESS
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=== La Iglesia católico-romana española (ICR) se queja del trato de los medios de comunicación hacia ella, que entiende que es injusto.
=== No le falta razón, ya que en ocasiones existe una clara animadversión de los medios españoles hacia la ICR. Animadversión que, sin embargo, también existe en muchos medios católicos hacia los protestantes, y en la propia Conferencia episcopal hacia el protestantismo español e internacional; lo que tiene sin duda un mayor delito cuando quienes escriben o dirigen estos medios se confiesan como cristianos.
=== Sin embargo, no podemos dejar de lado que esta actitud hostil de los "mass media" hacia la ICR tiene también raíces a las que la propia ICR ha alimentado. Los innumerables beneficios fiscales y económicos que recibe de manos del Estado para fines estrictamente religiosos es un escándalo, ante el que las circunstancias del desfalco de Gescartera, que implica a instituciones católicas, ha servido de detonante.
=== Por la misma razón, por ser los españoles quienes pagan a los profesores de religión católica, ha sido otro escándalo que una empleada pública (aunque sea de religión) sea expulsada por su moral privada. La ICR tiene derecho a exigir esta moral católica a sus profesores; de la misma forma que demanda celibato a los sacerdotes (estemos los demás de acuerdo o no). Pero a lo que ninguna institución española tiene derecho es a usar el dinero del Estado (aconfesional por definición) para fines específica y únicamente religiosos. El protestantismo siempre ha defendido la independencia y autonomía del Estado y la Iglesia, basándose en la conocida respuesta de Jesús sobre el tributo al César (Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César).
=== En estas mismas razones, llama poderosamente la atención el giro del actual Gobierno de España con la legislación. Acaba de ratificar un trato preferente a las entidades católicas y aumenta de forma considerable el dinero que concede cada año a la ICR. A esto añade el énfasis que ha hecho en la catolicidad del rey Juan Carlos, al que ha recibido como "rey católico" heredero de los "Reyes católicos".
=== Viendo esta situación, un análisis de la misma sería que la ICR lo que pretende es controlar a los poderes públicos: Gobierno, monarquía y medios de comunicación. Estos últimos son los que, en su libertad de ser el cuarto poder, se le resiste. Preferimos no pensar qué ocurriría en España si llegasen a hacerlo, algo que gracias a Dios se nos antoja imposible.
=== Desde el modesto mirador de este medio, lo que la ICR necesita es renunciar a su posición de privilegio en lo mucho que tiene de injusto. Seguro que cuando esto ocurra (si es que alguna vez ocurre), los medios de comunicación españoles (y quienes no son los medios) la mirarán con mucha más simpatía. ICPRESS