EDITORIAL: EL GRAN ESCÁNDALO DE LA IGLESIA

2 Febrero 2001
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EDITORIAL (ICPress): EL GRAN ESCÁNDALO DE LA IGLESIA
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=== El gran escándalo sobre el comportamiento sexual del clero católico no
es el comportamiento en sí, totalmente condenable, de los sacerdotes. Al fin
y al cabo son personas sujetas a las flaquezas humanas y a una normativa de
celibato obligatorio que la Biblia no sólo no apoya, sino que condena.

=== El gran escándalo es el silencio de la jerarquía que conocía los hechos,
que sabía que trasladando a los sacerdotes culpables trasladaban el problema
sin solucionarlo, perpetuando y multiplicando su daño, la tragedia de sus
terribles consecuencias. No me imagino a Jesús callando éste u otro pecado
similar de alguno de sus seguidores, buscando en un cambio geográfico la
solución del conflicto.

=== Y este gran escándalo es el escándalo de todas las grandes religiones y
de las confesiones cristianas. Son sistemas perpetuados en 'familias' de
intereses. Se busca el interés de la institución antes que ningún otro.
Antes incluso que el bien de las personas. Antes incluso que el bien del
testimonio y la normativa de Jesús.

=== Esto es lo que denunciaba la excelente película 'El cuerpo', de Antonio
Banderas. A la institución no le importan sus ideales, sino utilizar sus
ideales para su propio beneficio y/o supervivencia. No es esencial que
Cristo haya o no resucitado, sino que la Iglesia nunca muera. No es esencial
la ética de Jesús, sino que la Iglesia crezca y prospere.

=== Jesús no necesita a la Iglesia. La Iglesia le necesita a El. Dios no
necesita tantos defensores, sino auténticos seguidores. Aunque seguirle sea
enfrentarse con la Iglesia; mejor dicho con los que se consideran Iglesia y
sólo buscan mantener una empresa, por muy buenos o correctos que
aparentemente sean sus fines.

=== Es cierto que 'El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra'.
Por si acaso, aclaramos que este editorial no es una piedra; es un ladrillo
más que añadir para que entre todos construyamos una muralla que delimite
los que son Iglesia porque viven por y para Jesús, de los que viven para y
por 'su iglesia' y por eso defienden a Jesús.