El Señor les bendiga!
Quiero dar un testimonio sobre algo que vivimos mi padre y yo el año pasado (2008). Yo conocí a Cristo en el 2006 y desde entonces me congrego en una Iglesia apósolica. Todo comenzó que leyendo un artículo en Internet sobre unos estudios biblicos que hablan sobre Romanos 6:1-14 (muertos al pecado). Cuando terminé la lección, recordé algo, de mi familia soy el unico cristiano, ninguno de mis hermanos es convertido, ni mi madre. Mi padre conoció a Cristo, pero se apartó del camino hace muchos años. El acostumbraba tener libros que hablan sobre magia negra, tambíen tenía las cartas del tarot y un libro que enseña a leer esas cartas. Además había personas a quienes mi padre les leía las cartas y empezé a notar que siempre que mi padre leía el tarot a alguién, mi padre discutía con mi madre, yo me enfadaba de cualquier cosa y mi temperamento no lo podía controlar. Se nos venian problemas fuertes y la gente nos trataba con la punta del pié. Nos insultaban y nos faltaban mucho al respeto en todos los sentidos.
Esa tarde después de terminar la lección me quedé pensando el versículo Romanos 6:10. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
Despúes hablé con mi padre al respecto y sobre lo que estaba pasando, le propuse quemar todos los libros esotéricos, metafisicos, el que enseña el tarot y las mismas cartas del tarot. Le expliqué que tenemos que "matar al pecado y vivir para Dios" después de esta charla que tuvimos, mi padre aceptó mi propuesta y comprendió el mensaje que Dios nos había dado en aquella tarde ya casí para obscurecer.
Fuimos sacando todo el material y lo echamos en una bandeja grande, el material que mi padre poseía era amplio que bien entre todos los libros, revistas y otros papeles incluído las cartas del tarot bien podrían pesar unos 2kilos, la bandeja que era grande se llenó muy pronto de ese material.
El papel es un material flameable, y quemarlo es muy fácil hasta con un simple fosforo pudiera empezar a quemarlo. Cuando me disponia de hacerlo vino de pronto un viento que no me permitia encender el fosforo, intente prender otro fosforo pero aquel viento me lo apagaba, lo intente otra vez hasta agotar el contenido de la cajita. Por lo que fuí a la tienda a comprar mas fosforos y un liquido derivado del petroleo que se usa para hacer arder el carbón en los días de campo para cocinar carne asada.
Nuevamente volvimos a lugar donde estaban todos los libros y encendí un fosforo y el viento nuevamente me lo apagó. En ese momento mi padre notó algo al rededor, algo extraño, estabamos bajo un arbol grande y nos percatamos de que los otros árboles que estaban al rededor no se movian, solo se movía el árbol donde nosotros nos encontrabamos, era un viento como si fuera un huracán, algo fuerte. Lo mas extraño fué que ningun otro árbol se movia solo ese. Comencé a rociarle del liquído que había comprado antes para que se me facilitara el encender todos los libros, pero cuando ví al árbol, me percaté de que un animal grande estaba arriba y mi padre me decía que le veía unas alas grandes que era lo que provocaba el viento, yo solo miraba un ser extraño.
De momento el temor comenzó a apoderarse de mi, pero vino a mi mente que Dios es mas fuerte, era algo que me decía que no tuviera miedo, que no nos iva a pasar nada. Entonces mi padre comenzó a orar y yo le acompañé en la oración, comenzamos a repreder toda potestad que estubiera en el aire, comenzamos a invocar el nombre de Jesucristo y después de una larga lucha. Todo volvió a la calma el escenario se tornó de algo violento en algo tranquilo.
Después de eso llegó mi madre hasta donde nosotros estabamos y le comentamos que no podiamos prenderle fuego a todos esos libros. Cosa extraña mi madre nunca acpeta que le hablen de Dios y no se deja convencer por nadie. Pero esa noche seguimos orando mi padre y yo, lo que me asombró bastante es que mi madre se uniera a esa oración y fue ella quien encendió un fosforo y comenzó a romper los libros de hoja por hoja y comenzo a prenderles fuego hasta que se hizo una llamarada grande y fué consumiendo poco a poco todos aquellos libros, revistas y las cartas del tarot.
Despúes de aquella tarde, al día siguiente el árbol en el que nosotros habíamos estado la noche anterior, amaneció seco. Se nos hiso extraño, pero no le dimos mucha atención y desde día a la fecha las cosas han cambiado, he visto a mi padre leer la biblia y a mi madre escuchar alabanzas cristianas y han sido ellos los que me han impulsado a seguir adelante con mis proyectos y seguir adelante con mi vida cristiana, se que aún falta mucho por hacer, pero no dudo ni un poco en que mis padres estarán conmigo congregandose en la iglesia.
Dios los Bendiga.
Mi nombre es Carlos David Garcia Hernandez.
Quiero dar un testimonio sobre algo que vivimos mi padre y yo el año pasado (2008). Yo conocí a Cristo en el 2006 y desde entonces me congrego en una Iglesia apósolica. Todo comenzó que leyendo un artículo en Internet sobre unos estudios biblicos que hablan sobre Romanos 6:1-14 (muertos al pecado). Cuando terminé la lección, recordé algo, de mi familia soy el unico cristiano, ninguno de mis hermanos es convertido, ni mi madre. Mi padre conoció a Cristo, pero se apartó del camino hace muchos años. El acostumbraba tener libros que hablan sobre magia negra, tambíen tenía las cartas del tarot y un libro que enseña a leer esas cartas. Además había personas a quienes mi padre les leía las cartas y empezé a notar que siempre que mi padre leía el tarot a alguién, mi padre discutía con mi madre, yo me enfadaba de cualquier cosa y mi temperamento no lo podía controlar. Se nos venian problemas fuertes y la gente nos trataba con la punta del pié. Nos insultaban y nos faltaban mucho al respeto en todos los sentidos.
Esa tarde después de terminar la lección me quedé pensando el versículo Romanos 6:10. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
Despúes hablé con mi padre al respecto y sobre lo que estaba pasando, le propuse quemar todos los libros esotéricos, metafisicos, el que enseña el tarot y las mismas cartas del tarot. Le expliqué que tenemos que "matar al pecado y vivir para Dios" después de esta charla que tuvimos, mi padre aceptó mi propuesta y comprendió el mensaje que Dios nos había dado en aquella tarde ya casí para obscurecer.
Fuimos sacando todo el material y lo echamos en una bandeja grande, el material que mi padre poseía era amplio que bien entre todos los libros, revistas y otros papeles incluído las cartas del tarot bien podrían pesar unos 2kilos, la bandeja que era grande se llenó muy pronto de ese material.
El papel es un material flameable, y quemarlo es muy fácil hasta con un simple fosforo pudiera empezar a quemarlo. Cuando me disponia de hacerlo vino de pronto un viento que no me permitia encender el fosforo, intente prender otro fosforo pero aquel viento me lo apagaba, lo intente otra vez hasta agotar el contenido de la cajita. Por lo que fuí a la tienda a comprar mas fosforos y un liquido derivado del petroleo que se usa para hacer arder el carbón en los días de campo para cocinar carne asada.
Nuevamente volvimos a lugar donde estaban todos los libros y encendí un fosforo y el viento nuevamente me lo apagó. En ese momento mi padre notó algo al rededor, algo extraño, estabamos bajo un arbol grande y nos percatamos de que los otros árboles que estaban al rededor no se movian, solo se movía el árbol donde nosotros nos encontrabamos, era un viento como si fuera un huracán, algo fuerte. Lo mas extraño fué que ningun otro árbol se movia solo ese. Comencé a rociarle del liquído que había comprado antes para que se me facilitara el encender todos los libros, pero cuando ví al árbol, me percaté de que un animal grande estaba arriba y mi padre me decía que le veía unas alas grandes que era lo que provocaba el viento, yo solo miraba un ser extraño.
De momento el temor comenzó a apoderarse de mi, pero vino a mi mente que Dios es mas fuerte, era algo que me decía que no tuviera miedo, que no nos iva a pasar nada. Entonces mi padre comenzó a orar y yo le acompañé en la oración, comenzamos a repreder toda potestad que estubiera en el aire, comenzamos a invocar el nombre de Jesucristo y después de una larga lucha. Todo volvió a la calma el escenario se tornó de algo violento en algo tranquilo.
Después de eso llegó mi madre hasta donde nosotros estabamos y le comentamos que no podiamos prenderle fuego a todos esos libros. Cosa extraña mi madre nunca acpeta que le hablen de Dios y no se deja convencer por nadie. Pero esa noche seguimos orando mi padre y yo, lo que me asombró bastante es que mi madre se uniera a esa oración y fue ella quien encendió un fosforo y comenzó a romper los libros de hoja por hoja y comenzo a prenderles fuego hasta que se hizo una llamarada grande y fué consumiendo poco a poco todos aquellos libros, revistas y las cartas del tarot.
Despúes de aquella tarde, al día siguiente el árbol en el que nosotros habíamos estado la noche anterior, amaneció seco. Se nos hiso extraño, pero no le dimos mucha atención y desde día a la fecha las cosas han cambiado, he visto a mi padre leer la biblia y a mi madre escuchar alabanzas cristianas y han sido ellos los que me han impulsado a seguir adelante con mis proyectos y seguir adelante con mi vida cristiana, se que aún falta mucho por hacer, pero no dudo ni un poco en que mis padres estarán conmigo congregandose en la iglesia.
Dios los Bendiga.
Mi nombre es Carlos David Garcia Hernandez.