Él les dijo: —Cuando oréis, decid: “Padre…”. Lucas 11:2a
La oración debe ser a un Padre con un corazón de padre, un amor de padre, una fuerza de padre, y la primera y más verdadera nota de oración debe ser un reconocimiento que venimos a este tipo de padre. Debemos oírle y venir a Él como un niño, en confianza y simplicidad, y con toda la franqueza de un niño; de otra forma no es oración.
Alguien ha notado que esta palabra “Padre” contesta todas las preguntas filosóficas sobre la naturaleza de Dios. Un padre es una persona; por lo tanto, Dios no es una fuerza ciega detrás de la maquinaria inescrutable del universo. Un padre es capaz de oír, y Dios no es simplemente un ser impersonal, distante de todas nuestras dificultades y problemas. Sobre todo, un padre está predispuesto, por su amor y relación, a dar un oído cuidadoso, atento a lo que le dice su hijo. De un padre un hijo puede esperar una respuesta de seguro.
No sólo nos hemos de dirigirnos a Dios como un padre, o sea, simplemente tomando la palabra sobre nuestros labios, sino que hemos de creer que es un padre, ya que todo lo que Dios hace disponible para la humanidad siempre nos debe venir por medio de la fe, debe siempre operar en nuestras vidas mediante la convicción. La convicción invariablemente involucra un compromiso de la voluntad, un movimiento de la parte más profunda de nuestra naturaleza. Por lo tanto, cuando venimos en oración, si comenzamos por dirigirnos a Dios como “Dios todopoderoso”, o “aterrador Creador”, o “Fundamento de todo ser”, esto delata nuestra ignorancia fatal o incredulidad. ¡La mayor autoridad en la oración dice que Dios es un padre! Cuando vengo a casa, no quiero que mis hijos vengan a mí en temor y digan: “¡Oh gran y aterrador pastor de Peninsula Bible Church (Iglesia Bíblica Península), bienvenido a casa!”. Sería un insulto a mi corazón de padre. Quiero que mis hijos me saluden como un padre. Nunca es oración hasta que no reconozcamos que estamos viniendo a un Padre paciente y tierno. Esa es la primera nota en la verdadera oración.
Ray Stedman
La oración debe ser a un Padre con un corazón de padre, un amor de padre, una fuerza de padre, y la primera y más verdadera nota de oración debe ser un reconocimiento que venimos a este tipo de padre. Debemos oírle y venir a Él como un niño, en confianza y simplicidad, y con toda la franqueza de un niño; de otra forma no es oración.
Alguien ha notado que esta palabra “Padre” contesta todas las preguntas filosóficas sobre la naturaleza de Dios. Un padre es una persona; por lo tanto, Dios no es una fuerza ciega detrás de la maquinaria inescrutable del universo. Un padre es capaz de oír, y Dios no es simplemente un ser impersonal, distante de todas nuestras dificultades y problemas. Sobre todo, un padre está predispuesto, por su amor y relación, a dar un oído cuidadoso, atento a lo que le dice su hijo. De un padre un hijo puede esperar una respuesta de seguro.
No sólo nos hemos de dirigirnos a Dios como un padre, o sea, simplemente tomando la palabra sobre nuestros labios, sino que hemos de creer que es un padre, ya que todo lo que Dios hace disponible para la humanidad siempre nos debe venir por medio de la fe, debe siempre operar en nuestras vidas mediante la convicción. La convicción invariablemente involucra un compromiso de la voluntad, un movimiento de la parte más profunda de nuestra naturaleza. Por lo tanto, cuando venimos en oración, si comenzamos por dirigirnos a Dios como “Dios todopoderoso”, o “aterrador Creador”, o “Fundamento de todo ser”, esto delata nuestra ignorancia fatal o incredulidad. ¡La mayor autoridad en la oración dice que Dios es un padre! Cuando vengo a casa, no quiero que mis hijos vengan a mí en temor y digan: “¡Oh gran y aterrador pastor de Peninsula Bible Church (Iglesia Bíblica Península), bienvenido a casa!”. Sería un insulto a mi corazón de padre. Quiero que mis hijos me saluden como un padre. Nunca es oración hasta que no reconozcamos que estamos viniendo a un Padre paciente y tierno. Esa es la primera nota en la verdadera oración.
Ray Stedman