DIOS ES MISERICORDIOSO

23 Noviembre 2003
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DIOS ES MISERICORDIOSO

El libro de Génesis nos cuenta que cuando la maldad del hombre subió hasta los límites, Dios prometió enviar un diluvio y encomendó a Noé la tarea de hacer un arca de 135 metros de largo, por 22.50 metros de ancho y 13.50 metros de alto. ¡Lo mandó sin sierra, sin clavos y sin martillo! ¡Cien años se calcula que demoró Noé en hacer ese barco! No contaba con las herramientas que conocemos en la actualidad, así que imagínenselo, sin serrucho, sin motosierra, yendo al bosque en busca de madera… y luego de cortada, proceder a ensamblar la misma. Demoró muchos años en terminar de construir ese barco, no obstante, Dios esperaba que en todo ese tiempo alguien se arrepintiera de su mal camino y no fue así, los podría haber destruido antes… ¡Si Él no fuese compasivo, no me permitiría llegar a ti con este mensaje en este momento! Pero Él se compadece de sus hijos y nos atrae con lazos de amor. Dios se deshace de amor por nosotros… pero, ¿Qué puede hacer por ti Dios cuando tú razonas brutamente y levantas tu lengua y tus argumentos conforme a los sentimientos que tienes dentro?


Nunca te olvides, la compasión de Dios sigue esperando por ti; su anhelo es salvarte, ayudarte, limpiarte y poner su vida y naturaleza dentro de la tuya. El no es un ente o una energía, Él es un Dios con corazón, con oídos, con ojos, que tiene manos para actuar y por ello, en su compasión, cuando tú le permites, provee aquello que necesita tu alma. ¡Dios conoce cuál es el remedio que precisas! Tú no lo sabes pero la provisión de Dios te dará lo que realmente te sirve y te hace bien. Todo lo que debes hacer es cambiar tu opinión acerca de Él, arrepentirte, y su compasión se derramará sobre ti. Reconozco que de tanto tratar con Dios, me volví compasivo; yo era una persona sin compasión, a la edad de 18 años decía: “A la gente hay que predicarle el evangelio una vez, si les gusta, bien, y si no, que se embromen y se vayan al infierno”. ¡Pero Dios no es así con nosotros! Qué hermoso sería que hoy abras tu corazón y puedas creer que las entrañas de Dios se conmueven por ti, que Él siente en su interior, lo que tú sientes, tus amarguras, tus angustias, tus soledades… Cuando alguien tiene deseos de morirse porque ya no sabe qué hacer con su vida, Dios siente en lo profundo, lo que esa persona está viviendo. ¡Qué Dios maravilloso que tenemos! ¡No lo cambio por ninguno! Esa idea de que Dios no me escucha, no me ve y se ha olvidado de mí, es del diablo. ¡No le creas al diablo, créele a Dios! ¡Nuca te dejará!

Otra virtud de Dios es la misericordia. Me encanta meditar, reconocer y confesar su misericordia. La compasión y la misericordia describen dos aspectos maravillosos del Dios que tenemos. La raíz etimológica de la palabra misericordia es “misere cordis dare”. “Cordis” es corazón, “dare” es dar y “mísere” es mísero o miseria. En otras palabras, “misere cordis dare” es sacarse el corazón y dárselo a un miserable. ¿De dónde aprendemos los hombres a ser misericordiosos? ¡Solamente de un Dios misericordioso! Sólo Dios puede hacer que un preso que violó a su hija, la abrace y sea perdonado por Dios y por ella.

Asimismo el vocablo “misere”, de donde proviene la palabra miserable o miseria, etimológicamente también está formada por dos términos: “Mis”, que significa “lejos de, o, enemigo de”, y “eros”, que significa amor. Una persona miserable, es aquella que está lejos del amor; también proviene de ese vocablo, la palabra miseria. ¡La pobreza y la miseria están sobre aquellos que están lejos del amor! Cuando se dice que Dios es misericordioso, significa que Él ofrece su corazón a aquellas personas que están lejos de su amor o que son enemigos de Él; quien está alejado del amor de Dios, está en miseria, porque cerca de su amor, no puede haber miseria.

Compasión y misericordia, estas dos virtudes de Dios, tienen que ver con provisión. Cuando la compasión de Dios llega a tu vida, Él puede multiplicar panes y peces. ¡El no tiene problemas en proveerte! ¡Él puede sacar de la nada lo que tú necesitas! Tanto la compasión como la misericordia de Dios tienen que ver con su amor; lo que mueve y motiva a Dios es el amor. Cuando Dios se acerca a tu vida, se allega el amor pero Él no te obliga a que lo aceptes porque el amor no es así sino que sufre en silencio y todo lo soporta. Yo no puedo tomar a mi esposa del cuello y decirle: “¡Tienes que amarme!” Lo mismo ocurre con Dios. Si eres miserable (enemigo del amor), y la Biblia dice que Dios es amor, eres su enemigo, te has alejado de su amor y por tanto, te has constituido en su enemigo. ¡Él no es enemigo tuyo, sino tú lo eres de Él! Pero Dios es misericordioso, si le dejas, te da su corazón. Dice el apóstol Pablo en Romanos 8:32: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” ¡Todas las cosas! ¿Qué no daría una madre por amor a su hijo? imagínate entonces cómo será Dios que fue quien “creó” a las madres. ¿Crees que las madres tienen ese sentir porque nacieron buenas? ¡Dios es quien pone esos deseos santos en el corazón de ellas! Pero hay quienes están lejos de creer esto y cuando no creemos, nos alejamos del amor porque solamente por la fe podemos recibir la misericordia y la compasión de Dios. Cuando decimos: “Dios no me escucha ni me ve”, nos alejamos de su amor y ponemos una barrera entre Él y nosotros. ¡No es Dios quien pone las barreras sino nosotros los seres humanos!
CONCLUSIÓN

Si estuvieras en esta hora dispuesto a abrir tu corazón a Dios, Él saca su corazón y te lo da. Dios tiene un deseo tremendo de bendecirte y de gratificarte con su presencia; sucede que los afanes de esta vida hacen que uno prefiera tener 10.000 dólares en el bolsillo en vez de tener a Jesús en el corazón. No es que Dios no ha querido darte sino que tú no lo has puesto en el primer lugar de tu vida, no le has hecho el Señor de tu existencia, y al no hacerlo, te vuelves mísero y enemigo de su amor. Cuando te acercas al amor de Dios, te acercas a su provisión. Mis hijas jamás me abrazan por lo que yo les puedo dar, sino porque me aman.

Una cosa es la provisión de Dios, y otra es su amor. Cuando vas al amor de Dios, encuentras su provisión, cuando vas a su provisión, te quedas sin su amor, es decir, sin Dios mismo. Él quiere que le amemos por lo que él es y no por lo que nos pueda dar. Toda persona que está unida o conectada al resentimiento, al egoísmo, a las riquezas materiales, es enemiga del amor, por lo tanto, enemiga de Dios, esa persona pues, por más cristiana que se llame, es miserable. La perfección de la provisión de Dios viene a partir de su amor y del amor que le tengo. ¡Hay prosperidad que trae aflicción! ¡Hoy puedes dejar de ser un miserable, si le abres tu corazón! En una oportunidad el rey David cometió un pecado y Dios le dio tres opciones de castigo: Caer en manos de sus enemigos, que la peste venga sobre el pueblo o que la mano de Dios venga contra él y David no dudó y dijo: “No caiga yo bajo la mano del hombre sino de la tuya porque yo se que grandes son tus misericordias”. ¡La misericordia de Dios es grande! ¡Hoy Dios quiere darte su corazón! Si lo aceptas, haz esta oración: “Señor mío, he recibido tu palabra; la he creído y he venido a entregarme en los brazos de tu amor. Abro mi corazón ahora para recibir tu misericordia sobre mí. ¡Llévate toda miseria y toda enemistad contigo y con tu amor! En el nombre de Jesús, hago esta oración, amén”. :Group-Hug :Group-Hug :Group-Hug :Group-Hug :biggrinbo :biggrinbo :biggrinbo :biggrinbo :biggrinbo :Group-Hug