Dinero de Dios o Del Diablo?

13 Noviembre 2002
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Amado lector de este foro, tenemos una interogante que ha estado en la mente de muchos creyentes y es la pregunta si Dios te quiere prosperar si o no? si no porque? y si si cuando?
Sin lugar a duda sabemos la situacion en la cual se encuentran muchos en el cuerpo de cristo, no tienen suficiente para cumplir y saldar con cada una de sus nesecidades. Pero lo interesante de todo esto es que si Dios ha declarado que el quiere prosperar a su iglesia cuando el lo ha de hacer.
El Señor ha declarado que el es El dueño del oro y la plata, tambien ha declarado que el es todo poderoso, y tambien dijo que el quiere bendecirnos aqui en la tierra y en cielo darnos vida eterna. Ahora si el dinero es del diablo como mucho lo citan no cree usted amado lector que Dios es el primero que esta endemoniado, y si no es` asi cuando y que tomara para que Dios nos entregue los recursos del cielo para usarlos aqui en la tierra
 
Paz:

Sr PIMENTEL:

Lo bueno o lo malo del dinero no radica en si mismo, es un problema de el uso que se le de, osea de la actitud del hombre.


"El amor al dinero es el origen de todo los males"


Bendiciones
 
Re: Dinero de Dios o Del Diablo?

Originalmente enviado por: J.M. PIMENTEL
Amado lector de este foro, tenemos una interogante que ha estado en la mente de muchos creyentes y es la pregunta si Dios te quiere prosperar si o no? si no porque? y si si cuando?
Sin lugar a duda sabemos la situacion en la cual se encuentran muchos en el cuerpo de cristo, no tienen suficiente para cumplir y saldar con cada una de sus nesecidades. Pero lo interesante de todo esto es que si Dios ha declarado que el quiere prosperar a su iglesia cuando el lo ha de hacer.
El Señor ha declarado que el es El dueño del oro y la plata, tambien ha declarado que el es todo poderoso, y tambien dijo que el quiere bendecirnos aqui en la tierra y en cielo darnos vida eterna. Ahora si el dinero es del diablo como mucho lo citan no cree usted amado lector que Dios es el primero que esta endemoniado, y si no es` asi cuando y que tomara para que Dios nos entregue los recursos del cielo para usarlos aqui en la tierra

Querido J.M. Pimentel:

Tengo que confesarte que tu aportación y pregunta me "huele" mal. Espero equivocarme.
Me gustaría contestarte, pero antes necesito que respondas a algunos interrogantes que me surgen al leer tu escrito.

1.- Que entiendes por "prosperidad" en el creyente.?
2.- Que "tipo" de prosperidad crees que tiene Dios prometida.?
3.- De donde extraes la afirmación de que: el dinero es del diablo.?
4.- Tu crees que Dios está endemoniado.?
5.- Cuales son los "recursos" del cielo para tí.?

Espero tu contestación.

Saludos.
 
La Iglesia de Dios es pobre,

nada hay que codiciar.

¿Quién conoce sus tesoros?

¿Quién jamás conocerá

las mercedes que a las almas

el Creador, humildes, da?

Sus tesoros son de Luz,

con Amor, Justicia y Paz.

¿Quién codicia la justicia?

¿Quién, tal vez, conocerá

la Equidad del Ser Supremo,

que, sin par, a todos da?

Nadie conoce sus templos,

pues son templos de Cristal,

que reflejan cual los soles,

tanta luz, tanta belleza,

que en la noche resplandecen,

iluminando la tierra.

"Mi reino no es de este mundo".

¿Cómo pretendes buscar,

en tinieblas, y cegado,

cegado por tu maldad,

los dones que a solo almas,

purificadas les da?

"Con un azote de cuerdas,

expulsa los mercaderes".

¿Cómo pretendes comprar

y vender tan grandes dones,

que tan solo por amor,

puede el alma alcanzar?

¿Qué dicen las catedrales?

¿De qué nos hablan los templos?

¿Qué predica el ornamento,

comprado con el dolor,

de la verdadera Iglesia,

que habita en el corazón?

¿Cómo adorar a Dios,

sin abandonar el mundo?

¿Cómo llegarse al amor,

si no conozco la llave,

ni la quiero conocer,

pues la injusticia es mi obra,

y modo de proceder?

¿Quién se reúne en los templos?

¿Quién atiende a la razón?

¿Quién conoce al emisario,

que con tesoros de Amor,

desde el comienzo del mundo,

a Sí mismo se inmoló?

Jesús, amigo del alma,

mi luz, mi guía, mi tesoro.

Mil gracias son solo nada,

para agradecer la vida,

que con tu Cruz y tu Muerte,

nos mostraste en tu herida.

Dulce Jesús, dulce nombre,

¿Quién conoce tus secretos?

¿Quién se allegará a la fuente,

que a vida eterna nos lleva,

que no se olvide de sí,

que no se inmole en la tierra?

¿Quién conoce tus caminos?

¿Quién los quiere conocer?

¿Quién compartirá tu vino,

tu aceite, tu pan, tu miel,

que no cultive su campo,

a la luz de tu querer?

La Iglesia de Dios es pobre,

no conoce catedrales,

ni Vaticano, ni templos,

pues es fundada en amor,

que desconocen los muros,

labrados con el dolor.

Le duele su hambre al pobre,

al ver tanta falsedad,

tantas palabras vacías,

codiciosas de maldad,

pues, ¿qué otro nombre tiene,

robar al pobre su pan?

¿Para qué queréis los templos,

que perfumáis con flores,

pues no queréis oler,

la podredumbre de alma,

que cerrada a la bondad,

busca amar con falsedad?

¡Hipócritas, ateos, adúlteros!

¿Qué buscáis en las palabras,

llenas de la hipocresía,

del que habla y nunca hace,

lo que sabe debe hacer,

pues es siervo del pecado,

y esclavo de su poder?

Sois templos de iniquidad,

refugio de pecadores,

hacedores de maldad,

codiciosos de los dones,

que a manos llenas reparten,

los que con nadie comparten.

¡Ay de vosotros pastores,

que no entregáis la vida!

¡Ay de vosotros rebaños,

cegados por la codicia,

por los deseos del Dios,

que perseguís sin amor!

El mundo no sabe amar,

pues no es amor, es codicia.

Es correr tras sus deseos,

en la noche de la vida.

Correr sin saber a dónde,

sin rumbo y sin salida.

Jesús, mi amor, mi tesoro,

quién te diera a conocer,

a todos los que cegados,

cegados por su placer,

caminan robando amor,

sembrando odio y dolor.

Padre mío, muéstrales,

el camino de la vida.

¡Ciégales a su querer!

Hazles bajar al abismo,

que luego todo es subir,

a tu sol, encadenados,

a tu Luz, a tu Vivir.



Timoteo.

http://estudios.iglesia.net/laiglesia/verestudio.asp?did=245
 
Impactos del Evangelio de la prosperidad, Página 1 de 3





Por

Juan Vidal Sandoval

Pastor - Docente




INTRODUCCIÓN






“Hermano Juan, me siento tremendamente desilusionado”, dijo uno de mis alumnos. “Me enfermé y mi pastor me animó a hacer un pacto con Dios y entregar a éste todo el dinero que tenía. Me prometió que en breve el Señor me concedería todo lo que yo deseaba—salud y prosperidad—ya que estaría obligado a cumplir su parte del acuerdo. La bendición comenzaría a fluir y desaparecería la maldición”. Con angustia, el estudiante confesó que habían transcurrido cinco meses desde el día en que hizo el pacto, pero nada ocurrió. “¿Es porque estoy en pecado hermano Juan?”



Esta manera de pensar caracteriza al llamado Evangelio de Prosperidad. Una nueva corriente de pensamiento evangélico que enseña que la voluntad de Dios es que sus hijos sean, ricos, sanos y felices. De no ser así, las enfermedades, pobreza y sufrimiento son considerados como parte de la maldición por la desobediencia a la ley.



Esta investigación procura describir objetivamente el impacto que este movimiento ha causado en Sudamérica y principalmente en Chile. Por esta razón incluimos una síntesis histórico-crítica de cómo esta tendencia teológica ha incursionado en el sur del mundo. Creemos que también resultará útil incorporar un esbozo de los principios sobre los cuales la teología de prosperidad se estructura y por último presentamos nuestras conclusiones para evaluar la trascendencia de los efectos que provoca la aplicación de este sistema doctrinal.



I. RESEÑA HISTÓRICA DEL EVANGELIO DE PROSPERIDAD



A. LOS INICIOS



Es difícil determinar cronológicamente el génesis de este movimiento. La mejor manera de contemplarlo es a través de una observación de la manera en que algunos ministerios norteamericanos evolucionaron hasta convertirse en exponentes de estas nuevas enseñanzas.



1. LA ENSEÑANZA SOBRE LA SEMILLA DE FE



Durante los años cincuenta, en los Estados Unidos de Norteamérica, aparecieron varios evangelistas capacitados con el don de sanidad. El éxito de sus cruzadas se podía apreciar en las multitudes que llegaban hasta los más grandes recintos del país, para recibir la curación de sus enfermedades. La figura más sobresaliente en este ámbito fue Oral Roberts, quien transmitía sus campañas por televisión a muchas partes. Debido a los altos costos que demandaba esta empresa, el evangelista se vio en la obligación de implementar métodos cada vez más eficaces para levantar fondos.



De este modo Roberts elaboró el concepto de que el dar es como sembrar una semilla, que después al cosecharla, producirá una abundante prosperidad material. Como la semilla sembrada en el terreno fértil se multiplica en la siega, así se multiplican las ofrendas de los creyentes que dan generosamente.



El desarrollo de esta doctrina quedó en manos de otros líderes de organizaciones semejantes, que requerían millones de dólares anualmente para funcionar. Kenneth Hagin (padre), Jim Bakker, Kenneth Copeland y otros, se encargaron de buscar en la Biblia todas las referencias relacionadas con el término “semilla” para apoyar sus conceptos. El arte de levantar fondos se fue perfeccionando gradualmente hasta convertir a sus cultores en verdaderos millonarios.



2. EL DETERIORO DOCTRINAL



Algunos afirman que los orígenes del evangelio de prosperidad no sólo se encuentran en este despertar de la avaricia humana, sino que además las creencias tradicionales de la fe evangélica sufrieron algunos deterioros, durante este período. Para el Presidente del Instituto de Investigaciones Cristianas, Hank Hanegraaff, la teología del Movimiento de Prosperidad comienza a gestarse a partir de la infiltración de algunas doctrinas heréticas en la iglesia.



Su teología puede ser asociado directamente con la enseñanza cultista de la metafísica del Nuevo Pensamiento. Gran parte de la teología del movimiento de la Fe puede ser también descubierta en tales cultos como la Ciencia Religiosa, la Ciencia Cristiana y la Escuela Unitaria de Cristianismo.[1]



Este tipo de infiltraciones se habrían hecho patentes durante la época en que los grandes evangelistas llevaban a cabo sus multitudinarios cultos de avivamiento. El énfasis era correcto, se hacía necesario anunciar un mensaje optimista y lleno de amor y compasión por las necesidades humanas. Lamentablemente, no todos siguieron una ortodoxia correcta y se provocaron muchos excesos en los púlpitos, motivados por las excentricidades de los ministros.



El fruto de estas desviaciones se hizo patente en algunos ministerios norteamericanos de renombre. Hanegraaff denuncia el caso de A. A. Allen:



Allen defraudó a sus seguidores diciéndoles que él podía mandar a Dios que “cambiara los billetes de un dólar por billetes de veinte”. También se le conoce por haber instado a sus seguidores a que le solicitaran “los retazos de tela para orar ungidos con aceite milagroso” y ofreció la “Cuenta individual de milagros” como puntos de contacto para la obtención de milagros personales. Allen incluso “lanzó un breve programa para la resurrección de muertos”. Desde luego murió.



Allen fue finalmente expulsado de la denominación de las Asambleas de Dios cuando violó su fianza después de haber sido arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol.[2]



Los exponentes contemporáneos del evangelio de prosperidad validan algunas de las prácticas de estos predicadores fraudulentos. Los énfasis en sanidad, recaudación de grandes sumas de dinero y la oferta de milagros de todo tipo constituyen el marco de referencia de esta corriente de pensamiento y acción.



No obstante, es innegable que el evangelio de prosperidad logró configurarse a partir de las enseñanzas de la popularmente llamada “Confesión positiva”. Su principal exponente fue Essek William Kenyon, nacido en Nueva York en 1867, quien ha legado conceptos tales como “lo que yo afirmo, eso poseo”, tan conocidos hoy entre los cultores del movimiento de la super fe. Entre sus discípulos se destacan Kenneth Hagin y Kenneth Copeland, quienes lograron estructurar este movimiento, del cual se desprende la teología del evangelio de prosperidad.



B. EXTENSIÓN DEL MOVIMIENTO



La rápida difusión de las enseñanzas de estos predicadores, a través los medios de comunicación escritos y audiovisuales, significó que sus ideas cruzaran las barreras nacionales y se proyectaran buscando adeptos y colaboradores alrededor del mundo. En este sentido es muy interesante notar que los proponentes de estas doctrinas afirman que sus enseñanzas no son aplicables a los países que tienen una economía pobre. Por ende, la selección de los nuevos mercados se realizó con un riguroso control de calidad, eligiéndose aquellas naciones que manifestaban mejores índices macroeconómicos, economías en vías de desarrollo o aquellas que hubiesen experimentado un crecimiento sostenido.



1. INCURSIONES EN SUDAMÉRICA



América del Sur no quedó ajena al impacto de estas enseñanzas materialistas. El auge económico, la solidificación de los procesos democráticos y la explosión de las comunicaciones, provocaron que países como Argentina, Chile, Costa Rica y otros, tuvieran un acceso casi inmediato a la nueva evangelización tecnológica que vivía América del norte. Los grandes ministerios comenzaron a transmitir sus cultos y maratónicas recaudaciones de dinero primero en las radioemisoras y canales de televisión tradicionales, y luego en los medios de comunicación que los evangélicos nacionales adquirieron.



2. INCURSIONES EN CHILE



Varios factores se conjugaron para que el evangelio de prosperidad se hiciera popular entre los latinos. En Chile, el Gobierno militar de Augusto Pinochet echó las bases de la aplicación de un modelo económico social que luego, con la llegada de la democracia, reportó un progreso financiero impresionante. Logros similares a este, situaron al país en un alto nivel de desarrollo y competitividad en el contexto latinoamericano. Este proceso, unido a un aumento significativo en el mejoramiento de la calidad de vida de la población, permitió que también los evangélicos comenzaran a ver grandes avances en sus perspectivas económicas.



C. EFECTOS PRIMARIOS



Ahora el ser evangélico no constituía un signo de ignorancia o pobreza. Los descendientes de los primeros pentecostales se educaron, y por lo tanto, la vieja prédica que exaltaba la pobreza como una cualidad propia de un buen cristiano y condenaba a los ricos e intelectuales, tuvo que reformarse. Los hermanos que mantuvieron un rechazo categórico a la instrucción teológica, después de haber experimentado estos cambios socioeconómicos, fueron el terreno fértil de un evangelio que exalta el materialismo, envolviéndolo de un manto de dudosa espiritualidad.



La nueva forma de ver la iglesia generó diversos cambios en el quehacer evangélico. La liturgia de los cultos se modernizó, integrándose toda suerte de adelantos tecnológicos. Las viejas guitarras, acordeones y panderos fueron desplazados por guitarras eléctricas, bajos, baterías y teclados, semejantes a los que usaban los hermanos de la TV. Los antiguos y abandonados teatros o cines de las ciudades principales se transformaron en templos evangélicos, ya que estaban ubicados en lugares más estratégicos, ofrecían mejor espacio y comodidad y sobre todo, se parecían más a los recintos empleados por los grandes telepredicadores. La tradicional predicación callejera tuvo que dar paso a la difusión radial y televisiva del mensaje evangelístico, para así “ponerse al día”.



Esta revolución tuvo dos efectos principales. En primer lugar el evangelismo masivo cosechó excelentes frutos, las estructuras tradicionalistas que se hacían cada vez más legalistas se ventilaron un poco y el rostro del evangelio se hizo más alegre y festivo. No obstante, el otro efecto no fue tan alentador. Todos estos cambios tuvieron un costo económico demasiado alto, para un grupo no muy numeroso de la población. Arriendos de locales de predicación, publicidad televisiva, uso de espacios radiales y la compra de medios de comunicación propios, se convirtieron en las razones principales para levantar ofrendas o pagar los diezmos. Cuando los excesivos montos no lograban cubrirse, había que echar mano de lo que fuera para generar los fondos. Es aquí donde las promesas de los maestros de la prosperidad, al igual que en los inicios del movimiento, sirvieron como una herramienta para obtener los recursos que el nuevo sistema necesitaba para mantenerse en pie.



La generosidad del pueblo cristiano despertó ambiciones oscuras de inescrupulosos, que no dudaban en ofrecer impresionantes divisas a los que se desprendieran de sus bienes materiales para apoyar su “ministerio”. Sin solicitarlo, el evangelio de la prosperidad había llegado a América del Sur.



II. LOS PRINCIPALES POSTULADOS DEL EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD



Un predicador de radio intentaba recoger una buena ofrenda para su ministerio. Mientras exponía la parábola del sembrador decía: “La semilla que el sembrador esparcía es una representación espiritual de tus diezmos y ofrendas. Los cuatro tipos de terrenos, son cuatro clases de iglesias. Tu prosperidad económica depende del terreno en el cual tu deposites la semilla. Si lo haces en una iglesia pequeña, poco importante vas a obtener un treinta por ciento de ganancias ... pero si siembras en nuestro ministerio recibirás el ciento por uno, porque el ministerio XX es buena tierra”.



¿Cuáles son los fundamentos del evangelio de prosperidad? ¿Qué pretenden enseñar? ¿Son bíblicas sus enseñanzas? A continuación presentamos un resumen de lo que creen los promotores de este movimiento.



A. LA POBREZA, LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE SON UNA MALDICIÓN.



Kenneth E. Hagin en un folleto titulado: “Redimido de la pobreza, enfermedad, y la muerte espiritual” intenta señalar que la redención de Cristo tenía por objeto librar al hombre de una maldición triple, que estaría contenida en lo que él considera la ley:



Cristo nos ha redimido de la maldición de la ley. ¿Cuál es la maldición de la ley? La única manera de averiguar lo que es la maldición de la ley es volver a la ley. En el Nuevo Testamento la expresión “la Ley” generalmente se refiere al Pentateuco, o sea los primeros cinco libros de la Biblia. Al estudiar los libros que son la ley, hallamos que la maldición o pena por haber quebrantado la ley de Dios es triple: la Pobreza, la Enfermedad y Muerte Segunda.[3]



La base bíblica que emplea es Gálatas 3:13,14,29



Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a todos los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu ... Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.[4]



A pesar de que el planteamiento resulta bastante lógico, la declaración de Hagin carece de precisión exegética. La bendición de Abraham se interpreta como prosperidad económica. Esto significaría que los creyentes heredan de Abraham la capacidad de hacerse ricos. ¿Es correcta esta conclusión? ¿No se refiere más bien a que la bendición de Abraham consistía en que el patriarca fue justificado por creer?. El apóstol Pablo, al emplear el ejemplo del padre de la fe, ilustra el hecho de que los creyentes son herederos de la justificación por la fe; “Creyó Abraham y le fue contado por justicia (Ro. 4; Gál. 3:6-9).



La implicación de estas enseñanzas es obvia. Si la enfermedad, la muerte y la pobreza son una maldición, entonces el Hijo del hombre que no tenía donde recostar su cabeza, los santos mártires de Hebreos 11 o el misionero más grande de todos los tiempos, Pablo, estarían bajo maldición. Es más, los millones de creyentes de los países pobres vivirían engañados, pensando que son bienaventurados, en cambio, los ricos terratenientes, los emires de la droga y los corruptos políticos que poseen grandes sumas de dinero en cuentas bancarias, serían los benditos del Padre Celestial. Sin duda alguna, la premisa de vincular la posesión de bienes económicos con el favor divino es incorrecta.


Continua en.........


http://estudios.iglesia.net/laiglesia/verestudio.asp?did=235