Dile a la zorra de Herodes.

9 Septiembre 2006
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Lucas 12 y 31 Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
32 Y(Jesús) les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra.


Contundente respuesta de Jesús a Herodes. Jesús llama “zorra” a Herodes, un hombre.

Los herodianos eran unos TRAIDORES del pueblo judío, pues Herodes era un títere de los romanos. Ellos mantenían el statu quo, el orden injusto de las cosas.

Me llama la atención el resto de la expresión de Jesús dirigida a Herodes: “ He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”

Jesús expone los “espíritus nocivos” que pueden haber en instituciones respetables de aquel tiempo: el imperio romano y el rey títere Herodes, también en los partidos religiosos saduceos y fariseos.
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El Reino ha llegado a través de Jesús liberando y sanando de poderes espirituales opresivos. Esos espíritus corrompen a las personas que le han dado cabida, pero Jesús nos dice que hay una nueva fuerza, el Espíritu Santo que entra en hombre y mujer nuevos para formar una nueva comunidad, una sociedad saludable y creativa que es el reino de Dios. También esto está dirigido a sus discípulos quienes como fue el caso de Judas y Pedro, el mal les llegó.


Curando: Jesús sana enfermedades del alma y cuerpo, él quiere que la persona lleve una vida balanceada y saludable.

Ahora analicemos brevemente como Jesús confronta a dos espíritus tenebrosos de su tiempo:


Jesús ante el poder político.


Se encuentra ante Pilato, un títere del imperio romano, un individuo inseguro, manipulable, cobarde.
Ante él, Jesús se muestra sereno y firme, responde al diálogo y se queda con la verdad.

Jesús ante el poder religioso de su tiempo.

Muestra la maldad de la élite religiosa que se cree justa, pero no lo es. Ante Jesús se llenan de cólera, de envidia y movidos por la maldad manipulan al pueblo , quien grita"crucíficale" prefiriendo al césar que al reinado de Cristo, por esto esa élite religiosa con su apariencia de piedad, manifiesta su verdadero deseo, afiliarse al poder ya conocido en detrimento del pueblo.

Jesús es nuestro rey y el reino está entre nosotros.
 
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