"Diciéndole adiós al Papa"
Diciéndole adiós al Papa.
¡Qué historia la que traés!
Marca un antes y un después
Y hoy se cierra esa etapa.
A pocos se nos escapa
Los grandes cambios que hiciste,
La humildad que promoviste
Con suma severidad
Y la férrea austeridad
Con la que te conduciste.
El ejemplo siempre diste
Y los que te conocieron
No pueden decir que vieron
En ti un rey, aunque pudiste.
Al contrario, lo que hiciste
Provocó incomodidad,
Pues, tanta pomposidad
Que la curia practicaba
Muchísimo molestaba
Al serles contrariedad.
Bueno, a decir verdad
No sé si lo que lograste
Seguirá como pensaste
O vuelva la iniquidad
De aquella ostenticidad
De Papas llenos de lujo
Que sin moral y tapujos
Brillaban con tanto oro
Pero sin ningún decoro,
Espíritu ni su flujo.
Francisco, con ese embrujo
De llegar a los más pobres
No permitiste que sobre
La ostentación; no en dibujos.
De tus actos el influjo
Dejaste como docencia
Con tamaña resiliencia
No temiste desafiar
A aquél que quiso parar
Tal progreso de excelencia.
No existen las coincidencias.
Ninguno llega a la vida
Y el día de su partida
Se va a ir sin referencia.
Habrá alguno con nesciencia
Que pensará diferente.
También habrá mucha gente
De distintas religiones
Con variadas opiniones
Y desprecios en sus mentes.
A estos, pacientemente
Os quisiera recordar
Que igual nos van a juzgar,
Pero un Juez más exigente.
Allí, estando presente
Ante el Juez, nuestro Señor
Sabremos de qué color
Es el cristal conque mira
Cada alma que suspira
Y quién se portó mejor.
Lo que respecta al amor,
La paz, la moral, la fe
Es lo que menos se ve
Mas sale del interior.
Al ejercer su labor
En tan complicado aprisco
Erguido cual obelisco
Este Papa nada inquieto
Supo ganarse el respeto
¡Qué Papa este Francisco!
Luis A. González
Diciéndole adiós al Papa.
¡Qué historia la que traés!
Marca un antes y un después
Y hoy se cierra esa etapa.
A pocos se nos escapa
Los grandes cambios que hiciste,
La humildad que promoviste
Con suma severidad
Y la férrea austeridad
Con la que te conduciste.
El ejemplo siempre diste
Y los que te conocieron
No pueden decir que vieron
En ti un rey, aunque pudiste.
Al contrario, lo que hiciste
Provocó incomodidad,
Pues, tanta pomposidad
Que la curia practicaba
Muchísimo molestaba
Al serles contrariedad.
Bueno, a decir verdad
No sé si lo que lograste
Seguirá como pensaste
O vuelva la iniquidad
De aquella ostenticidad
De Papas llenos de lujo
Que sin moral y tapujos
Brillaban con tanto oro
Pero sin ningún decoro,
Espíritu ni su flujo.
Francisco, con ese embrujo
De llegar a los más pobres
No permitiste que sobre
La ostentación; no en dibujos.
De tus actos el influjo
Dejaste como docencia
Con tamaña resiliencia
No temiste desafiar
A aquél que quiso parar
Tal progreso de excelencia.
No existen las coincidencias.
Ninguno llega a la vida
Y el día de su partida
Se va a ir sin referencia.
Habrá alguno con nesciencia
Que pensará diferente.
También habrá mucha gente
De distintas religiones
Con variadas opiniones
Y desprecios en sus mentes.
A estos, pacientemente
Os quisiera recordar
Que igual nos van a juzgar,
Pero un Juez más exigente.
Allí, estando presente
Ante el Juez, nuestro Señor
Sabremos de qué color
Es el cristal conque mira
Cada alma que suspira
Y quién se portó mejor.
Lo que respecta al amor,
La paz, la moral, la fe
Es lo que menos se ve
Mas sale del interior.
Al ejercer su labor
En tan complicado aprisco
Erguido cual obelisco
Este Papa nada inquieto
Supo ganarse el respeto
¡Qué Papa este Francisco!
Luis A. González
