Diatriba contra luteranos

irichc

0
10 Agosto 2003
46
0
boards1.melodysoft.com
Esta que exponéis, además de ser la doctrina de San Pablo, resume a la perfección la llamada "antropología sobrenatural" de San Agustín, que acato. Tampoco se me escapa que ambos fueron grandes sabios, para nada privados de inteligencia y no por ello menos caros a Dios, como cabría deducir de vuestras torcidas interpretaciones.

Ahora bien, toda esta polémica ha empezado porque vosotros, cerrilmente, respondisteis a mis argumentos con citas sacadas de contexto, con pasajes de cartas paulinas que podríais haber aplicado a cualquier otro escrito incluso sin necesidad de leerlo. ¿Qué pretendíais con ello? ¿Poner en evidencia mi sofistería, aun cuando estoy seguro de que no habéis entendido lo que intentaba al razonar de ese modo? ¿O tal vez asestar el postrer golpe a la "soberbia humana", a la "vacuidad filosófica", pese a que existe un pensamiento que sigue los dogmas de la teología y la fortalece sin quebranto alguno para la fe? ¿No será, más bien, que el destino augurado por el mito de la Torre de Babel a la especulación profana, a saber, construcción en vano y confusión de lenguas, lo asignáis vosotros también, cismáticos, a la sagrada búsqueda de Dios?

Me hago cargo de vuestra estrecha bibliolatria, pero sabed que si por algo se han distinguido la Iglesia Católica y sus gloriosas figuras es por el deseo de mantenerse en armonía con la verdad; cosa que los otros credos, refugiándose en la autoridad y en la emotividad más crasas, ni siquiera intentan. Observad además cómo los ateos -con quienes hacéis frente común en tantas batallas- concentran sus fuerzas en atacar al cristianismo, y particularmente al catolicismo, pues no desconocen que es ésta la confesión que indaga la verdad con más fervor; la que, buscando la verdad, se busca a sí misma.

Tomad nota de todo esto y decidme: ¿Es legítimo emplear la autoridad de San Pablo para avalar un cisma? Si Cristo no quiso salvarnos mediante la Iglesia, sino a través de la sola fe, ¿por qué no nos la exigió desde el cielo, sin pasar por el inexplicable rodeo de la encarnación? ¿Por qué trabó Dios conocimiento con la humanidad, haciéndose uno de nosotros y muriendo de muerte infame, si no quería que el hombre fuese mediador del hombre, si el Espíritu Santo bastaba para nuestro rescate?

Daniel.
 
Re: Diatriba contra luteranos

Originalmente enviado por: irichc
Esta que exponéis, además de ser la doctrina de San Pablo, resume a la perfección la llamada "antropología sobrenatural" de San Agustín, que acato. Tampoco se me escapa que ambos fueron grandes sabios, para nada privados de inteligencia y no por ello menos caros a Dios, como cabría deducir de vuestras torcidas interpretaciones.

Ahora bien, toda esta polémica ha empezado porque vosotros, cerrilmente, respondisteis a mis argumentos con citas sacadas de contexto, con pasajes de cartas paulinas que podríais haber aplicado a cualquier otro escrito incluso sin necesidad de leerlo. ¿Qué pretendíais con ello? ¿Poner en evidencia mi sofistería, aun cuando estoy seguro de que no habéis entendido lo que intentaba al razonar de ese modo? ¿O tal vez asestar el postrer golpe a la "soberbia humana", a la "vacuidad filosófica", pese a que existe un pensamiento que sigue los dogmas de la teología y la fortalece sin quebranto alguno para la fe? ¿No será, más bien, que el destino augurado por el mito de la Torre de Babel a la especulación profana, a saber, construcción en vano y confusión de lenguas, lo asignáis vosotros también, cismáticos, a la sagrada búsqueda de Dios?
----------------------------------
Tobi
¿Tu nos acusas de cismáticos a nosotros?
Dinos, ¿quien cercenó la catolicidad cuando un papa mado dejar por un legado suyo sobre el altar de Santa Sofia una bula de excomunión a su Patriarca? Y tienes la vergüenza de llamarnos cismáticos a nosotros como tambien llamais cismáticos a los ortodoxos? Además, teneis la desvergüenza de llamaros católicos cuando rompisteis la catolicidad.
_______________________________________

Me hago cargo de vuestra estrecha bibliolatria, pero sabed que si por algo se han distinguido la Iglesia Católica y sus gloriosas figuras es por el deseo de mantenerse en armonía con la verdad; cosa que los otros credos, refugiándose en la autoridad y en la emotividad más crasas, ni siquiera intentan. Observad además cómo los ateos -con quienes hacéis frente común en tantas batallas- concentran sus fuerzas en atacar al cristianismo, y particularmente al catolicismo, pues no desconocen que es ésta la confesión que indaga la verdad con más fervor; la que, buscando la verdad, se busca a sí misma.
-----------------------------------------
Tobi
¿Estrecha bibliolatria? No amigo mio, no adoramos la Biblia sino a Aquel de quien testifica la Biblia. ¿A quien adorais vosotros? Pues a aquellos de quienes la Biblia prohibe adorar. De aquí tu aversión a la Biblia.
Con las gloriosas figuras que se han distinguido en vuestra Institución cabe suponer que te refieres a papas como Gregorio VII que pretendia y afirmaba que él era el único que tenía derecho a lucir las insignias imperiales y que todos los principes tenían la OBLIGACIÓN de besarle los pies o a Juan XXIII (1410-15) el criminal más depravado de entre los que se sentaron en el trono papal, culpable de casi todo crimen. Siendo cardenal de Bologna, doncellas, monja y mujeres casadas, fueron víctimas de sus amores; siendo papa , violaba monjas y virgenes; vivió en adulterio con su cuñada; culpable de sodomía y de otros vivios sin nombre,
Para que seguir. Quien tenga interes en conocer a las GLORIOSAS figuras que han distinguido a la Institución papal solo tiene que acudir a la historia de los papas del renacimiento. Reto a cualquier católico, y entre ellos a irichc, a que encuentre a uno solo de los papas de esta época que tuviese una pizca de moralidad. De eso si somos "cismáticos"
______________________________________

Tomad nota de todo esto y decidme: ¿Es legítimo emplear la autoridad de San Pablo para avalar un cisma?
--------------------------------------
Tobi
¿No lo es? Si no lo es porque vosotros lo provocasteis? Cargar vuestra culpa histórica sobre otros es un buen ejercicio de evasión, pero solo engaña a los analfabetos.
_______________________________________

Si Cristo no quiso salvarnos mediante la Iglesia, sino a través de la sola fe, ¿por qué no nos la exigió desde el cielo, sin pasar por el inexplicable rodeo de la encarnación? ¿Por qué trabó Dios conocimiento con la humanidad, haciéndose uno de nosotros y muriendo de muerte infame, si no quería que el hombre fuese mediador del hombre, si el Espíritu Santo bastaba para nuestro rescate?
------------------------------------------
Tobi
Por que será la constante falta de capacidad de razonar de los católicos, porque vamos a ver, ¿quien dice que no la exigió desde los cielos? ¿Tu irichc? Dinos, ¿quien inspiró estas palabras de Pablo y desde DONDE las inspiró? "Porque por gracia habeis sido salvados por medio de la fe; y eso NO PROVIENE de vosotros, pes es don de Dios; NO POR OBRAS, para que NADIE, se gloríe" Ef. 2:8-9) O en Rom. 1:17: "Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por la fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivira"
Dinos, ¿para que Cristo podría querer salvarnos mediante la iglesia cuando la iglesia la forman aquellos que ya son salvos? ¿Es que no has leido el resultado final del primer discurso del apóstol Pedro en Hech. 2:40 y 41? "Y con otras muchas palabras testificaba solemnemente y les exhortaba, diciendo: Sed SALVOS de esta perversa generación. Así, que, los que acogieron bien su palabrta fueron bautizados, y se AÑADIERON (A LA IGLESIA) aquel día como tres mil personas".

Se comprende, así tu encono contra la Biblia junto a tu Institución. Ella denuncia tanto a vuestros Gloriosos personajes, que te he citado en una mínima parte, como a vuestro falso concepto de iglesia.
¿Lógico, no?



 
Sobre el cisma ortodoxo:

"Además, tocayo, tú estás dale que te pego al Filioque. Y hay que ser verdaderamente
ingenuo para pensar que el Cisma de Oriente se debiera a esa menudencia o a
las demás ridículas acusaciones/excusas de Focio. No hay que ser doctor en
historia de las religiones por Tubinga para darse cuenta de que la cosa arranca
en parte de la controversia de las imágenes (yo no sé por qué regla de tres todos los
enemigos de la Iglesia acaban quemando y destruyendo arte...), de la envidia de los
emperadores orientales, de la soberbia de los Patriarcas constantinopolitanos y del
racismo encubierto que despreciaba a los latinos por haberse mezclado con los
invasores bárbaros del norte".

(...)

"Lo que la Iglesia ate en la Tierra quedará atado en el Cielo, de forma que fue
Focio, un laico ordenado sacerdote en una semana y consagrado obispo por
un excomulgado, y sus sucesores -como el rudo y ambicioso Miguel Cerulario-
quienes se autoexcluyeron de la comunión.

Por cierto, Focio hizo profesión fingida de fe católica en el Credo y de sumisión
al Santo Padre en la carta que envió al Papa Nicolás. Suerte que éste prefirió
hacer honor a la verdad y no transigir con el montaje que estaban consumando
aquél y el emperador de Oriente".

"La firmeza de la Iglesia contra la herejía
iconoclasta y el brutal espectáculo de ver destrozadas obras de arte, encalados
maravillosos frescos y desmenuzados antiquísimos mosaicos provocaron la
reunión del II Concilio de Nicea, en el que se declaró solemnemente que la
veneración otorgada a las imágenes no debía confundirse con la adoración que
sólo corresponde a Dios. Algo por lo que mucho antes había clamado Mansur,
el hijo del visir de Damasco, en la religión San Juan Damasceno, que resistió al
emperador:


'Las imágenes son para los que no saben leer, lo que los libros para
los letrados. Además, los reyes no tienen ningún poder de Jesucristo
para juzgar estas cuestiones' (Juan Damasceno).

Pero el daño ya estaba hecho: los territorios italianos de Bizancio se desvincularon
de los emperadores iconoclastas y los Papas buscaron el apoyo de los francos.
Algo que los señores orientales no podían soportar y que precipitó el cisma".

(Leído en http://personal5.iddeo.es/magolmo/index2.html#Principal )

* * *

Sobre la importancia de las obras en el NT:

Mateo 7:21
«No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el Reino
de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre
celestial.

Mateo 16:27
«Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su
Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según
su conducta.

Mateo 19:17
El le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno
solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos.»

Mateo 25:34 ss.
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de
mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para
vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me
disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;
estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en
la cárcel, y vinisteis a verme."
Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de
beber?
¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te
vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"
Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a
unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo
hicisteis."

Lucas 12:47 s.
«Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha
preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá
muchos azotes;
el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá
pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a
quien se confió mucho, se le pedirá más.

Lucas 17:17 s.
Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los
diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este
extranjero?»
Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»

Juan 3:20
Pues todo el que obra el mal
aborrece la luz y no va a la luz,
para que no sean censuradas sus obras.

Juan 3:21 s.
Pero el que obra la verdad,
va a la luz,
para que quede de manifiesto
que sus obras están hechas según Dios.»

Juan 14:21
El que tiene mis mandamientos y los guarda,
ése es el que me ama;
y el que me ame, será amado de mi Padre;
y yo le amaré y me manifestaré a él.»

Romanos 2:5 ss.
Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando
contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación
del justo juicio de Dios,
el cual dará a cada cual según sus obras:
a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria,
honor e inmortalidad: vida eterna;
mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la
injusticia: cólera e indignación.
Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal:
del judío primeramente y también del griego;


I Corintios 6:9 s
¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de
Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni
los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,
ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los
ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios.

I Corintios 10:9 ss.
Ni tentemos al Señor como algunos de ellos le tentaron y
perecieron víctimas de las serpientes.
Ni murmuréis como algunos de ellos murmuraron y perecieron
bajo el Exterminador.
Todo esto les acontecía en figura, y fue escrito para aviso de
los que hemos llegado a la plenitud de los tiempos.
Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga.
No habéis sufrido tentación superior a la medida humana. Y
fiel es Dios que no permitirá seáis tentados sobre vuestras
fuerzas. Antes bien, con la tentación os dará modo de poderla
resistir con éxito.

I Corintios 13:2
Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los
misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe
como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy.

II Corintios 11:13 ss.
Porque esos tales son unos falsos apóstoles, unos trabajadores
engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo.
Y nada tiene de extraño: que el mismo Satanás se disfraza de
ángel de luz.
Por tanto, no es mucho que sus ministros se disfracen también
de ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus
obras.

Filipenses 2:12
... trabajad con temor y temblor por
vuestra salvación,

I Juan 5:3
Pues en esto consiste el amor a Dios:
en que guardemos sus mandamientos.
Y sus mandamientos no son pesados,



Santiago 2:14 ss.
¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe»,
si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe?
Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del
sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz,
calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el
cuerpo,¿de qué sirve?
Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.
Y al contrario, alguno podrá decir: «¿Tú tienes fe?; pues yo
tengo obras. Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las
obras mi fe.
¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los
demonios lo creen y tiemblan.
¿Quieres saber tú, insensato, que la fe sin obras es estéril?
Abraham nuestro padre ¿no alcanzó la justificación por las
obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y, por las obras, la
fe alcanzó su perfección?
Y alcanzó pleno cumplimiento la Escritura que dice: Creyó
Abraham en Dios y le fue reputado como justicia y fue
llamado amigo de Dios.»
Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no por
la fe solamente.
Del mismo modo Rajab, la prostituta, ¿no quedó justificada
por las obras dando hospedaje a los mensajeros y haciéndoles
marchar por otro camino?
Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así
también la fe sin obras está muerta.

Apocalipsis 14:13
Luego oí una voz que decía desde el cielo: «Escribe: Dichosos
los muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí - dice el
Espíritu -, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los
acompañan.»

Apocalipsis 20:12
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del
trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro
libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados
según lo escrito en los libros, conforme a sus obras.
 
Sobre el cisma ortodoxo:

"Además, tocayo, tú estás dale que te pego al Filioque. Y hay que ser verdaderamente
ingenuo para pensar que el Cisma de Oriente se debiera a esa menudencia o a
las demás ridículas acusaciones/excusas de Focio. No hay que ser doctor en
historia de las religiones por Tubinga para darse cuenta de que la cosa arranca
en parte de la controversia de las imágenes (yo no sé por qué regla de tres todos los
enemigos de la Iglesia acaban quemando y destruyendo arte...), de la envidia de los
emperadores orientales, de la soberbia de los Patriarcas constantinopolitanos y del
racismo encubierto que despreciaba a los latinos por haberse mezclado con los
invasores bárbaros del norte".
--------------------------------
Tobi
Ver para sorprenderse. Jamás crei que fuese posible que alguien que sabe poner las letras en su sitio fuese capaz de hacerlo escribiendo estas frases.
O se trata para desviar la cuestión de las Gloriosas Figuras de vuestra Institución.
¿Así que la cosa arranca de la controversia de las imágenes? Mira "tocayo" eso solo puede decirlo no quien haya cursado estudios de histpria en Tubinga sino quien ni siquiera ha asistido a un parvulario. El culto a las imágenes fue aprobado por el Consilio en el II Concilo de Nicea y confirmado por el IV de Constantimopla que, como los anteriores ni fueron convocados por un papa, ni presididos por el ni por ninguno de sus legados. El canon III reza así:
"Si alguno, pues, no ADORA la imagen del Cristo Salvador, no vea su forma en su segundo advenimiento. Asimismo honramos y ADORAMOS también la imagen de la Inmaculada Madre suya, y las imágenes de los santos...
Los que así no sientan, sean anatema. (Denzinger 337)

Y ahora vienes tu y nos dices que esta fué la causa del cisma?
La controversia entre Focio y el papa Nicolas I (858-867) fue debida a que Roma pretendia que la iglesia de Bulgaria pasara a su jurisdiccion y le fuese quitada a Constantinopla. Para ello se basó en las Falsas Decretales Seudo Isidorianas. (¿Has oido hablar de eso en el parvulario, tocayo?) En el año 863 un sínodo romano repudió la confirmación de Focio dado en Constantinopla dos años atras, pero el Emperador no hizo el menor caso a Nicolas I y Focio siguió en su puesto. El pataleo de Nicolas fué épico y expuso sin embages sus pretensiones afirmando que tenía "poder sobre toda la tierra, y sobre toda la iglesia" Aseguró, apoyandose en la FALSEDAD de las Decretales, que no podía ser convocado ningún concilio sin su consentimiento, desconociendo alegremente el hecho de que los concilios ecuménicos anteriores ninguno de ellos lo convocó ni presidió un papa ni sus legados. Para saber todo esto solo hay que consultar a Densinger sin la necesidad de Tubingen.
______________________________

(...)

"Lo que la Iglesia ate en la Tierra quedará atado en el Cielo, de forma que fue
Focio, un laico ordenado sacerdote en una semana y consagrado obispo por
un excomulgado, y sus sucesores -como el rudo y ambicioso Miguel Cerulario-
quienes se autoexcluyeron de la comunión.
---------------------------------
Tobi
¿De donde has sacado estos datos? ¿De que parvulario?
¿Es que ignoras que Juan XIX, 1024-33, compro el papado. Era lego y escaló en un solo día todos los grados clericales?
¿Tambien que Benedicto IX, 1033-45, fué hecho papa siendo un niño de 12 años y que sus crímenes fueron tan horrendos que el pueblo lo hecho de Roma?
¿Que tienes que decir de estas Gloriosas Figuras de tu Institución a quien llamas iglesia?
_____________________________________

Por cierto, Focio hizo profesión fingida de fe católica en el Credo y de sumisión
al Santo Padre en la carta que envió al Papa Nicolás. Suerte que éste prefirió
hacer honor a la verdad y no transigir con el montaje que estaban consumando
aquél y el emperador de Oriente".

"La firmeza de la Iglesia contra la herejía
iconoclasta y el brutal espectáculo de ver destrozadas obras de arte, encalados
maravillosos frescos y desmenuzados antiquísimos mosaicos provocaron la
reunión del II Concilio de Nicea, en el que se declaró solemnemente que la
veneración otorgada a las imágenes no debía confundirse con la adoración que
sólo corresponde a Dios.
-------------------------------------
Tobi
Eso lo has amañado. Te vuelvo a transcribir lo que dice el canon III del IV conc- de Const.
"Si alguno, pues, no ADORA la imagen del Cristo Salvador, no vea su forma en su segundo advenimiento. Asimismo honramos y ADORAMOS también la imagen de la Inmaculada Madre suya, y las imágenes de los santos...
Los que así no sientan, sean anatema. (Denzinger 337)

Por lo visto sois duchos amañando la verdad. Claro qe eso es normal despues de las Falsas Decretales.
______________________________________




Algo por lo que mucho antes había clamado Mansur,
el hijo del visir de Damasco, en la religión San Juan Damasceno, que resistió al
emperador:


'Las imágenes son para los que no saben leer, lo que los libros para
los letrados. Además, los reyes no tienen ningún poder de Jesucristo
para juzgar estas cuestiones' (Juan Damasceno).

Pero el daño ya estaba hecho: los territorios italianos de Bizancio se desvincularon
de los emperadores iconoclastas y los Papas buscaron el apoyo de los francos.
Algo que los señores orientales no podían soportar y que precipitó el cisma".

(Leído en http://personal5.iddeo.es/magolmo/index2.html#Principal )
-----------------------------------------------
Tobi
Busca una información que se ajuste a la verdad histórica.
Solo una cosa se acerca a la verdad. Esta:
"Pero el daño ya estaba hecho: los territorios italianos de Bizancio se desvincularon
de los emperadores iconoclastas y los Papas buscaron el apoyo de los francos".
Eso no fué exactamente así. Roma los reclamó a Bizancio y Bizancio dijo nones y esta fué la causa del envió la bula de excomunión. Nada tuvo que ver con el "filioque" y otras zarangajas por el estilo. Si Roma las reclamó es porque desde siempre pertenecieron a Bizancio. Así, pues, quien provocó y ejecutó el cisma fué Roma. luego Roma es la cismática. En cuanto a los emperadores iconoclastas es una invención tuya como bien te he demostrado. ¿Sabes que significa HONESTIDAD?
 
Sobre cismas y cismáticos

Sobre cismas y cismáticos

Un cisma no es cosa de uno, sino de dos por lo menos. Su enjuiciamiento debería depender de criterios eclesiológicos comunes y no de nuestra particular interpretación de la historia.

Así, un donatista dirá que fue la Católica la que, con su "laxismo", contribuyó al cisma africano, agravándolo con la persecución de los herejes. Un católico, sin embargo, sostendrá que fueron el rigorismo farisaico, el regionalismo, la insumisión y la violencia donatistas los que causaron su separación del cuerpo eclesiástico. Pero ello es subjetivo -podrías replicarme- y no aclara el asunto.

Entiendo que la Iglesia católica, la única fundada por Cristo, pueda dar cobijo eventualmente a cismáticos, pero no que ella misma pueda llegar a ser cismática, dada su condición objetiva de Iglesia universal cristiana. Cipriano de Cartago y Paciano de Barcelona, entre otros, escribieron muy atinadamente al respecto.

En lo tocante a la bibliolatría: sois vosotros los que inaugurasteis la falacia hermenéutica del "libre examen" para volver más tarde, asustados, al redil de la literalidad.

Sobre la infalibilidad papal en materia de fe, leo en la red ( www.apologetica.org ):

"En el centro de todo esto está la buena fe del creyente. Cuando Jesucristo promete que la Iglesia fundada sobre Pedro prevalecerá a pesar de los ataques del mal, está implícitamente diciendo que ese barco frágil, con un hombre tan falible como Pedro al timón, simplemente no se puede hundir porque el poder de Dios está detrás de esa obra y la evidencia de ese poder es la supervivencia del barco y el que su rumbo no sea alterado".

Todo cismático, pues, al margen de refugiarse en excusas históricas, hará muy bien, por un lado, atacando el concepto mismo de Iglesia y de mediación; y, por otro lado, impugnando la tradición (oral y canónica), los dogmas, los sacramentos y la autoridad comúnmente aceptadas, como hizo Lutero y seguís haciendo vosotros, discípulos suyos y no de Cristo.

Lutero pudo contribuir con Erasmo a reformar la Iglesia, pero sólo logró romperla y desnaturalizarla. Los crímenes que puedas alegar del peor de los papas quedan en nada si los comparamos con la brutal disidencia del de Wittenberg, cuyos efectos para el mantenimiento de la fraternidad entre los cristianos todos conocemos.

Daniel.
 
Lutero pudo contribuir con Erasmo a reformar la Iglesia, pero sólo logró romperla y desnaturalizarla. Los crímenes que puedas alegar del peor de los papas quedan en nada si los comparamos con la brutal disidencia del de Wittenberg, cuyos efectos para el mantenimiento de la fraternidad entre los cristianos todos conocemos.



Demuestras saber bien poco de Historia de la Iglesia. Quien la rompió y la desnaturalizó fue el poder de Roma.....


Tan solo basta leerse las 95 tesis, para darse cuenta de que Lutero solo deseaba limpieza y honestidad, cristianismo bíblico....pero a los bolsillos y el poder de Roma no le interesó sus 95 propuestas.


Pd. Por cierto, Cristo no FUNDÓ ninguna iglesia......
 

Adjuntos

  • 95 tesis de lutero.doc
    73,5 KB · Visitas: 0
En lo tocante a la bibliolatría: sois vosotros los que inaugurasteis la falacia hermenéutica del "libre examen" para volver más tarde, asustados, al redil de la literalidad.


El libre examen, NO ES NINGUNA FALACIA, Y MENOS HERMENEUTICA.....el libre examen, es lo que practicaban los primeros cristianos, en concreto los de Berea, para confirmar que lo que predicaba Pablo y Silas era conforme a la Palabra:


Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. (Hechos 17:11)



¿sabes el significado de ESCUDRIÑAR?


Por cierto, me encantaría que nos demostraras que muchos evangélicos no entienden LITERALMENTE las Escrituras....y que me digas, si no hay católicos que las alegorizan. ;)
 
Originalmente enviado por: Maripaz
Tan solo basta leerse las 95 tesis, para darse cuenta de que Lutero solo deseaba limpieza y honestidad, cristianismo bíblico....pero a los bolsillos y el poder de Roma no le interesó sus 95 propuestas.

Ello no justifica el promover ningún cisma, como ya he argumentado. Lutero, por cierto, fue un adulador de príncipes, un cortesano. Yo me buscaría un ejemplo mejor de honestidad.

* * *

La justificación escriturística que das del libre examen, presente también en los católicos (ya sabes: "el que cree a la primera no tiene seso"), me parece totalmente compatible con la infalibilidad papal. Pero no es así como lo entendió Lutero.

* * *

Sobre el acta fundacional de la Iglesia católica, reproduzco un artículo leído en http://personal5.iddeo.es/magolmo/ :

-Mateo 16:17
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta
pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es
el Hijo del hombre?»
Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías,
otros, que Jeremías o uno de los profetas.»
Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios
vivo.»
Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de
Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre,
sino mi Padre que está en los cielos.

1º) Ocurrió en la atmósfera ideal: a.- En Cesarea de Filipo, una región casi totalmente pagana, pero adonde Jesús se retiraba y se sentía a gusto y en libertad, alejado de los ojos escudriñadores de escribas y fariseos (cf. Mateo 16,20: Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo). b.- En el momento propicio de la oración (cf. Lucas 9,18).

2º) Jesús acepta plenamente - y complacido- la rotunda confesión de mesianismo de Pedro.

3º) Es la primera vez que lo declara abiertamente y sin metáforas.

4º) Por si esto no resultara lo suficientemente explícito, lo rubrica en el nombre del Padre de los cielos.

-Mateo 16:18-19
Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella.
A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates
en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en
la tierra quedará desatado en los cielos.»

1º) Se sabe que al templo de Augusto, que bien podía Jesús tener presente, le servía de basamento una roca ciclópea. Como en las grandes ocasiones solemnes (entrada en religión, admisión a una logia masónica...), Simón, personaje esencial de esta escena, recibe un nombre simbólico (Pétros, 'piedra', 'roca').

2º) Jesúcristo expresa sin rodeos su proyecto de construir una comunidad organizada, permanente y que subsistirá una vez se haya consumado su marcha.

3º) La idea de permanencia y solidez se remarca contraponiéndola a la impotencia de las fuerzas del mal, que, todas a una, intentarán destruirla; aunque en vano. Jesús lo expresa con un famoso hebraísmo: las puertas de una casa (las puertas del infierno) son el símbolo del poder que sus dueños ostentan. Por si quedase alguna duda, decir que no existe institución alguna organizada y de ámbito universal que haya subsistido los dos milenios que la Iglesia se prepara a cumplir. Esto constituye un 'hápax' en la historia de la Humanidad y representa una tremenda contradicción y un quebradero de cabeza para sus variopintos detractores.

4º) Expresiones típicamente semitas son también las llaves y el atar y desatar. Todavía hoy pueden verse en países árabes hombres con gruesas llaves colgando a la espalda como prueba de que una casa es de su propiedad. Repárese también en lo extendido que está el mito, a todas luces simbólico, según el cual muchos sefardítas aún conservarían las llaves de las casas que cerraron en Toledo, tras promulgarse el Decreto de Expulsión de 1492. Por si fuera poco, confróntese el siguiente versículo en que Isaías habla de Eliacin, mayordomo de la casa real (Is 22,22): Y pondré la llave de la casa de David sobre su espalda y él abrirá y ninguno cerrará, y cerrará y ninguno abrirá. En la literatura rabínica contemporánea de Jesucristo, los rabinos 'ataban' cuando prohibían algo y 'desataban' cuando lo permitían. El Rabbi Nechonya, treinta años posterior a Cristo, comenzaba sus lecciones con la siguiente oración: Haz, ¡oh Yahvé! que no declaremos impuro lo que es puro y puro lo que es impuro; que no atemos lo que está suelto, ni desatemos lo que está atado.

5º) Ningún otro pasaje del Evangelio ha sido tan duramente atacado como éste, lo que da idea de su extraordinaria importancia. Pero infructuosamente, pues, por fortuna, TODOS los documentos antiguos, todas las transcripciones de este capítulo reflejan ese texto con asombrosa precisión silábica. Los críticos del siglo XIX llegaron a inventar explicaciones tan pintorescas como aquélla de que Cristo no hablaba de Pedro en esa frase: según ellos, ¡en el momento de pronunciarla habría dirigido un dedo hacia sí mismo! Las lucubraciones, como se ve, rayan en lo esperpéntico. Listillos y demás pseudo-comentaristas posteriores, visto que lo del dedo no colaba, han afirmado que se trata de una interpolación del siglo II PARA LO QUE NO ADUCEN UNA SOLA PRUEBA: ni un códice, ni una versión que omita la frase.

Los aviesos exégetas prejuiciosos se han estrellado contra estas palabras que les privan del sueño y de las ganas de comer. Y el texto crece conforme se van produciendo enormes avances en hermenéutica bíblica, para quedar ahí: enhiesto entre mares procelosos.

-Lucas 22, 31-32
«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder
cribaros como trigo;
pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú,
cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»

1º) Primacía de Pedro: institución del Papado.

2º) La función de Pedro, entendida en realidad como un servicio a la unidad de la fe. Pedro, en la Iglesia, es a la vez el mayor y el menor (cf. Lucas 22,25-26: El les dijo: "Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve").

-Juan 21:15-18
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de
Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú
sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis
corderos.»
Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me
amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le
dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»
Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se
entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me
quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que
te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»

1º) Tras la triple negación de Pedro es posible que su papel de 'roca firme' hubiese quedado seriamente erosionado en el ánimo del colegio apostólico. Jesús no duda en volver a confirmarle POR LAS MISMAS TRES VECES su supremacía y ante la presencia de todos sus hermanos.

2º) Cristo vuelve a elegir un instante propicio para este acto: la sobremesa. Es extraordinario la de cosas importantes que Jesús enseñó a sus discípulos en este momento del día.

3º) Además de lo ya dicho, el que las palabras se repitan de la misma guisa y por tres veces confiere a la situación un enorme valor de solemnidad y la reviste de un sentido de liturgia sagrada. Sin ir más lejos, es por todos conocido el rito romano de la conclamatio: en medio de las exequias fúnebres, los asistentes invocan a la vez (con [= cum] + clamare), tres veces, al muerto por su nombre, tras lo cual (y después de que el fiambre no diga ni mu, claro), proceden a la incineración preferentemente.

4º) El pastoreo en Oriente no era considerado como una profesión de poco lustre. Los reyes sumerios, acadios o egipcios gustaban de presentarse como pastores de sus súbditos. En Egipto el faraón es presentado como "el buen pastor". También los reyes de Israel aparecen como 'pastores desu pueblo' y hasta en Homero aparece muchísimo el epíteto Poimén laôn (pastor de pueblos), referido a los reyes griegos que combaten en torno a Troya.

Desde luego que en la Biblia, donde abundan muchísimo las imágenes pastoriles, no se hallan éstas en absoluto revestidas de ningún aura bucólica. El pastor judío se la juega en embates durísimos por su grey. Con ella vive, con ella duerme, conoce a todas sus ovejas, vela por cada una de ellas y se arriesga a sufrir penalidades, recorriendo lugares ásperos, hoscos, peligrosos o desapacibles; siempre en disposición de defender y proteger.

Cuando Pedro, imbuido de su cultura hebraica, recibió y aceptó este tremendo encargo de su Señor, supo que aceptaba la consigna de su martirio. Algo que hoy es común cuando un nuevo Papa sale elegido en cónclave: su primera reacción es la de un desfallecimiento súbito, una incapacidad total de sobrellevar una responsabilidad así.
Lo que ocurre después todos lo sabemos y lo estamos viendo en el Santo Padre que hoy rige los destinos de la Iglesia: fiel y firme hasta que muera.

Siempre lo hacen con las botas puestas.
 
Originalmente enviado por: irichc
Ello no justifica el promover ningún cisma, como ya he argumentado. Lutero, por cierto, fue un adulador de príncipes, un cortesano. Yo me buscaría un ejemplo mejor de honestidad.

Maripaz contesta: Lutero, para empezar, era un monje agustino...en cuanto a honestidad, no seré yo quien se la defienda, como espero que tu tampoco lo hagas con todos los crímenes cometidos por Roma, y con los escandalos sexuales a miles de los últimos meses

* * *

La justificación escriturística que das del libre examen, presente también en los católicos (ya sabes: "el que cree a la primera no tiene seso"), me parece totalmente compatible con la infalibilidad papal. Pero no es así como lo entendió Lutero.

Maripaz contesta: Los católicos no creen que las Escritura deba consultarse para comprobar si lo que dice el papa de turno es cierto....simplemente debéis creerlo y aceptarlo....

* * *

Sobre el acta fundacional de la Iglesia católica, reproduzco un artículo leído en http://personal5.iddeo.es/magolmo/ :

Maripaz contesta: Cuando vea algo elaborado por tí, en vez de tanto copia y pega....pero bueno, si es eso lo que deseas......


Hans Küng, profesor de Teología en la universidad de Tubingen, que iba a ser declarado por el Papa Juan XXIII, Consejero oficial del Concilio Vaticano II, y al que Juan Pablo II declaró “non grato” en 1979, pues varió su concepción del romanismo, escribió en su libro “El cristianismo, esencia e historia” de Ed. Trotta (el cual sería muy bueno que todos leyeran y consultaran), con respecto de la primacía de la iglesia de Roma:

“En los primeros siglos no se puede hablar de un primado de derecho –incluso de una posición de preeminencia basada en la Biblia- de la comunidad romana o incluso del obispo romano. En el principio de la comunidad romana, lo escuchamos en conexión con la llamada “Carta de Clemente”, era evidente que no existía un episcopado monárquico. Sobre los obispos romanos de los dos primeros siglos casi lo único que sabemos son los nombres. Pero como primera fecha segura de la historia papal es considerado en la historiología el año 222 (comienzo del pontificado de Urbano I). La primera colección de biografías de papas (Liber Pontificalis), que elabora tradiciones anteriores, fue redactada tal vez después del año 500.
De la originaria modestia romana da testimonio lo siguiente: la hoy tan central para los obispos promesa a Pedro tomada del evangelio de Mateo-“Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”(16,18s)- que con enormes letras negras sobre fondo dorado adorna ahora la basílica de San Pedro, no aparece ni una sola vez en la totalidad de su texto en toda la literatura cristiana de los primeros siglos; salvo en un texto de Tertuliano, que cita el pasaje, pero no refiriéndose a Roma, sino a Pedro.
Sólo a mediados del siglo III se apoya un obispo romano llamado Esteban en la promesa hecha a Pedro en la disputa con otras iglesias acerca de la tradición mejor. Él no tiene reparo ahí en denostar a Cipriano, el metropolitano más importante de Africa, y tratarlo de pseudoapóstol y pseudocristiano. Pero sólo bastante después del giro constantiniano, sólo a partir de la segunda mitad del siglo IV se utilizará Mateo 16,18s (en especial por los obispos Dámaso y León) para apoyar una pretensión romana de autoridad y de dirección. Pero la cristiandad oriental nunca dio por buena la instrumentalización del pasaje de Pedro. Porque toda la exégesis oriental ve en Mateo 16,18 hasta el siglo VIII y más allá solo la personal confesión de fe de Pedro y un poder de perdonar pecados(“Atar y desatar”) dado en Mateo 18,18 también a los otros apóstoles. Desde luego que no piensan en una autoridad de Pedro en un sentido jurídico; y menos aún en un primado en cuestiones de jurisdicción ejercido precisamente mediante un sucesor de Pedro en Roma. Cabe, pues, construir sobre la figura de Pedro una posición institucional de Poder en Roma?

Cita literal de Hans Küng de su libro”El Cristianismo, esencia e historia•”, pgs 320-321






-Mateo 16:17
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta
pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es
el Hijo del hombre?»
Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías,
otros, que Jeremías o uno de los profetas.»
Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios
vivo.»
Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de
Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre,
sino mi Padre que está en los cielos.

1º) Ocurrió en la atmósfera ideal: a.- En Cesarea de Filipo, una región casi totalmente pagana, pero adonde Jesús se retiraba y se sentía a gusto y en libertad, alejado de los ojos escudriñadores de escribas y fariseos (cf. Mateo 16,20: Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo). b.- En el momento propicio de la oración (cf. Lucas 9,18).

2º) Jesús acepta plenamente - y complacido- la rotunda confesión de mesianismo de Pedro.

3º) Es la primera vez que lo declara abiertamente y sin metáforas.

4º) Por si esto no resultara lo suficientemente explícito, lo rubrica en el nombre del Padre de los cielos.

-Mateo 16:18-19
Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella.
A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates
en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en
la tierra quedará desatado en los cielos.»


Maripaz contesta:
Extraído integramente de “El cristianismo, esencia e historia” de Hans Küng, Ed. Trotta. Pag. 323



ROMA SE APLICA A SI MISMA LA NEOTESTAMENTARIA PROMESA A PEDRO


Es Dámaso (366-384) el que utiliza por primera vez Mateo 16,18 para fundamentar las pretensiones romanas de poder y, al mismo tiempo, las interpreta de forma jurídica. El trasfondo: en su tumultuosa elección contra Ursino, 137 personas perdieron la vida en la Iglesia. Él debe su entronización al prefecto de la ciudad de Roma, y es acusado bajo un nuevo prefecto de la ciudad de instigar al asesinato; sólo la intervención de amigos ricos ante el emperador le salva de ser condenado. Este obispo romano hambriento de poder, anfitrión principesco y llamado “adulador de los oidos de las damas”, tiene todos los motivos para fortalecer su débil autoridad política y moral, mediante una novedosa acentuación de la dignidad de su cargo como sucesor de Pedro. Al referirse a la Iglesia romana, él utiliza siempre, y sólo, la expresión “Sede apostólica”(sedes apostolica) y esgrime con ello para la iglesia romana la pretensión de un rango superior al de las restantes iglesias, basada en una posición de monopolio de la Iglesia de Roma supuestamente dada por Dios a través de Pedro y Pablo. Por eso, no es de extrañar que Dámaso hiciese ornamentar las tumbas e iglesias de Pedro y Pablo así como las de los obispos y mártires romanos y adornarlas con bellas y encomiásticas inscripciones latinas. Todo ello para poner en claro que la verdadera Roma es ahora la Roma cristiana. Y en esa política se inserta también el encargo dado a Jerónimo, erudito del norte de Italia, para que haga una versión latina de la Biblia, moderna y fácilmente inteligible(en vez de la viejo-latina “Itala” o “Vetus Latina”). Ella traduce con toda naturalidad muchas expresiones, sobre todo veterotestamentarias, mediante otras del derecho romano, y se convierte más tarde en la “Vulgata”, normativa tanto en lo eclesiástico-teológico como en lo litúrgico-jurídico. ¿Cuál es la aportación de Dámaso, que, como todos los demás obispos romanos del siglo IV, trta de atraerse la simpatía de la alta sociedad romana que añora la gran Roma pagana?. Tal vez pueda ser su aportación, como dice con sensatez Henry Chadwick, “que él fusiona el orgullo imperial y civil veterorromano con el cristianismo”. Quien quiera escribir una historia de la mentalidad de la Curia romana debería empezar por ahí.








1º) Se sabe que al templo de Augusto, que bien podía Jesús tener presente, le servía de basamento una roca ciclópea. Como en las grandes ocasiones solemnes (entrada en religión, admisión a una logia masónica...), Simón, personaje esencial de esta escena, recibe un nombre simbólico (Pétros, 'piedra', 'roca').

2º) Jesúcristo expresa sin rodeos su proyecto de construir una comunidad organizada, permanente y que subsistirá una vez se haya consumado su marcha.

Maripaz contesta: ¿organizada? ¿donde dice Jesús tal cosa? ¿sabes realmente como estaban formadas las primeras iglesias en el cristianismo?

3º) La idea de permanencia y solidez se remarca contraponiéndola a la impotencia de las fuerzas del mal, que, todas a una, intentarán destruirla; aunque en vano. Jesús lo expresa con un famoso hebraísmo: las puertas de una casa (las puertas del infierno) son el símbolo del poder que sus dueños ostentan. Por si quedase alguna duda, decir que no existe institución alguna organizada y de ámbito universal que haya subsistido los dos milenios que la Iglesia se prepara a cumplir. Esto constituye un 'hápax' en la historia de la Humanidad y representa una tremenda contradicción y un quebradero de cabeza para sus variopintos detractores.

4º) Expresiones típicamente semitas son también las llaves y el atar y desatar. Todavía hoy pueden verse en países árabes hombres con gruesas llaves colgando a la espalda como prueba de que una casa es de su propiedad. Repárese también en lo extendido que está el mito, a todas luces simbólico, según el cual muchos sefardítas aún conservarían las llaves de las casas que cerraron en Toledo, tras promulgarse el Decreto de Expulsión de 1492. Por si fuera poco, confróntese el siguiente versículo en que Isaías habla de Eliacin, mayordomo de la casa real (Is 22,22): Y pondré la llave de la casa de David sobre su espalda y él abrirá y ninguno cerrará, y cerrará y ninguno abrirá. En la literatura rabínica contemporánea de Jesucristo, los rabinos 'ataban' cuando prohibían algo y 'desataban' cuando lo permitían. El Rabbi Nechonya, treinta años posterior a Cristo, comenzaba sus lecciones con la siguiente oración: Haz, ¡oh Yahvé! que no declaremos impuro lo que es puro y puro lo que es impuro; que no atemos lo que está suelto, ni desatemos lo que está atado.

5º) Ningún otro pasaje del Evangelio ha sido tan duramente atacado como éste, lo que da idea de su extraordinaria importancia. Pero infructuosamente, pues, por fortuna, TODOS los documentos antiguos, todas las transcripciones de este capítulo reflejan ese texto con asombrosa precisión silábica. Los críticos del siglo XIX llegaron a inventar explicaciones tan pintorescas como aquélla de que Cristo no hablaba de Pedro en esa frase: según ellos, ¡en el momento de pronunciarla habría dirigido un dedo hacia sí mismo! Las lucubraciones, como se ve, rayan en lo esperpéntico. Listillos y demás pseudo-comentaristas posteriores, visto que lo del dedo no colaba, han afirmado que se trata de una interpolación del siglo II PARA LO QUE NO ADUCEN UNA SOLA PRUEBA: ni un códice, ni una versión que omita la frase.


Maripaz contesta:

Unas lecciones de historia no te irán mal.....maestro...Jetonius



Mateo 16:18 en los Padres de la Iglesia (1)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

INTRODUCCIÓN

Según las declaraciones oficiales del Magisterio Católico, el consenso de los Padres es un criterio fundamental en la recta interpretación de las Escrituras. Esto está documentado en muchas declaraciones; me limito a citar dos que son representativas:

quote:


Además, para reprimir los ingenios petulantes, [el Sacrosanto Concilio] decreta que nadie, apoyado en su prudencia, sea osado a interpretar la Escritura Sagrada, en materias de fe y costumbres, que pertenecen a la edificación de la doctrina cristiana, retorciendo la misma Sagrada Escritura conforme al propio sentir, contra aquel sentido que sostuvo y sostiene la santa madre Iglesia, a quien atañe juzgar del verdadero sentido e interpretación de las Escrituras Santas, o también contra el unánime sentir de los Padres, aun cuando tales interpretaciones no hubieren de salir a la luz en tiempo alguno.

Concilio de Trento, Sesión IV del 8 de abril de 1546 (Denzinger # 786; negritas añadidas)

a nadie le es lícito interpretar la misma Escritura contra este sentido ni tampoco contra el sentir unánime de los Padres

Concilio Vaticano I, 1870 (Denzinger # 1788).



Por otra parte, es sabido que Mateo 16,18 es un texto crucial en la justificación bíblica de los dogmas que establecen al obispo de Roma como Cabeza visible de la Iglesia.

Sin embargo, los textos patrísticos que he podido recopilar no muestran un consenso unánime de los Padres en este sentido, ni mucho menos.

He hallado textos de 30 Padres de la Iglesia, que expresan 40 opiniones sobre el texto en cuestión; la diferencia en los números de autores y el de opiniones se debe a que algunos Padres, notablemente Jerónimo y Agustín, expresan más de una interpretación en sus diferentes escritos.

La interpretación más común en los Padres es que la roca sobre la cual se edifica la Iglesia no es Pedro personalmente, sino la fe o confesión que hace Pedro.

Se alinean en esta postura Ambrosiáster, Pablo de Constantinopla, Hilario de Poitiers, Atanasio de Alejandría, Basilio el Grande, Gregorio de Nisa, Ambrosio de Milán, Dídimo el Ciego, Epifanio de Salamis, Juan Crisóstomo, Paladio de Helenópolis, Agustín de Hipona, Cirilo de Alejandría, Isidoro de Pelucio, Teodoreto de Ciro y Basilio de Seleucia, un total de 16 Padres.

A esto pueden añadirse las interpretaciones que consideran “rocas” todos los verdaderos discípulos de Cristo porque ellos confiesan lo mismo que Pedro, y aquí hallamos a Orígenes, Ambrosio de Milán y Agustín de Hipona, lo cual lleva el total a 20.

La segunda interpretación en frecuencia es la que considera a la Roca como Cristo mismo.

Es defendida por Tertuliano de Cartago, Afraates el Sirio, Jacobo de Nisbis, Eusebio de Cesarea, Juan Crisóstomo, Jerónimo, Agustín de Hipona, Casiodoro, Isidoro de Sevilla, Beda el Venerable y Juan de Damasco. Esto hace un total de 11 Padres.

Una opinión minoritaria dice que la Roca son todos los Apóstoles (así Jerónimo e Isidoro de Sevilla) . Otra, elaborada por Cipriano de Cartago, ve en el episcopado universal la roca sobre la que se fundamenta la Iglesia.

En uno de sus polémicos escritos, Tertuliano de Cartago afirmó que Pedro y solamente él, personalmente, es la roca.

No he podido hallar la opinión de que Pedro y sus sucesores en la figura de los obispos de Roma sean la roca en la literatura patrística antes de fines del siglo IV.

Dos Padres de dicha época que pueden invocarse a favor de esta posición son Jerónimo y Agustín. Sin embargo, es interesante que el primero la exprese en una carta dirigida precisamente al obispo de Roma, y el segundo en una carta escrita a propósito de una amenaza de cisma.

Además, en otros de sus escritos, Jerónimo expresa que la Roca es Cristo mismo, o que se trataba de Pedro y los demás los Apóstoles.
Asimismo Agustín, en sus Sermones y Exposiciones dice que:

(1) Pedro era la roca como figura de toda la Iglesia, es decir que, en su fe y también en su debilidad, representaba a todos los que componen el Cuerpo de Cristo (Sermón 26)

(2) Que la roca era Pedro, en cuanto permaneciera en la fe (Exp Salm 45:14)

(3) Que la roca era la confesión de Pedro (Sermón 229P).

(4) Que la Roca era Cristo mismo (Exp Salm 61:3)

De modo que el ilustre obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia no parece haber tenido una interpretación única de este versículo.

En definitiva, el único de los Padres que de manera consistente sostiene que la roca era Pedro personalmente y sus sucesores en la persona de los Obipos de Roma, es precisamente un Obispo de Roma, León Magno, a mediados del siglo V.

Por tanto, parece difícil evitar la conclusión de que en este caso en particular, la interpretación oficial católica no cuenta, ni con mucho, con el consenso unánime de los Padres.

La única razón que puede aducirse es que el Magisterio hoy la cree. Es decir, debe ser cierto, sólo porque Roma lo dice y, como todos saben, ella no puede equivocarse.

Mateo 16:18 en los Padres (2)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres de los siglos II y III
Tertuliano de Cartago (c. 160-220)
Si, porque el Señor le dijo a Pedro, «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia», «a ti te he dado las llaves del reino celestial», o «cualquier cosa que hayas atado o desatado en la tierra, será atada o desatada en los cielos», tú por tanto supones que el poder de atar y desatar se ha derivado hacia ti, es decir, a toda Iglesia similar a Pedro, ¿qué clase de hombre eres, subvirtiendo y cambiando totalmente la intención manifiesta del Señor, confiriendo (como lo hizo aquella intención) esto personalmente a Pedro? «Sobre ti», dice, «edificaré mi Iglesia»; y «Te daré las llaves a ti», no a la Iglesia; y «lo que desatares o atares», no lo que «ellos hayan desatado o atado». Pues así enseña el resultado junto con esto. En (Pedro) mismo la Iglesia fue criada; esto es, a través de (Pedro) mismo; él mismo probó la llave; tú ves cuál: «Hombres de Israel, dejad que lo que digo penetre en vuestros oídos: Jesús Nazareno, hombre destinado por Dios para vosotros», y así. (Pedro) mismo, por tanto, fue el primero en despejar, en el bautismo de Cristo, la entrada al reino celestial, en el cual son desatados los pecados que estaban antes atados; y aquellos que no han sido desatados son atados, según la verdadera salvación...
Sobre la Modestia, 21 (ANF 4:99)
Otra vez, Él cambia el nombre de Simón a Pedro ... Pero, ¿por qué Pedro? Si era por el vigor de su fe, había muchos materiales sólidos los cuales podrían prestar su nombre a causa de su fuerza. ¿Fue porque Cristo era tanto una roca como una piedra? Pues leemos que fue puesto «como piedra de tropiezo y roca de contención».
Contra Marción, IV, 13 (ANF 3:365)

Orígenes de Alejandría (c. 185-c.254)
Y si nosotros también hemos dicho como Pedro, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», no como si carne y sangre nos lo hubiese revelado, sino por la luz del Padre en los cielos habiendo resplandecido en nuestro corazón, nos tornamos un Pedro, y a nosotros nos podría decir el Verbo, «Tú eres Pedro», etc. Pues es una roca cada discípulo de Cristo de quien bebieron aquellos que bebieron de la roca espiritual que los seguía, y sobre cada roca así se construye toda palabra de la Iglesia, y la constitución que corresponde a ella; pues en cada uno de los perfectos, quienes poseen la combinación de palabras y actos y pensamientos que llenan la bendición, la Iglesia es construida por Dios.
Comentario sobre Mateo, 10 (ANF 10:456)
La promesa dada a Pedro no es restringida a él, sino aplicable a todos los discípulos como él.
Pero si supones que sobre este Pedro solamente toda la Iglesia es construida por Dios, ¿qué dirías sobre Juan el hijo del trueno o de cada uno de los Apóstoles? ¿Nos atreveremos, de otro modo, a decir que contra Pedro en particular no prevalecerán las puertas del Hades, pero que prevalecerán contra los otros Apóstoles y los perfectos? ¿Acaso el dicho previo, «las puertas del Hades no prevalecerán contra ella», no se sostiene con respecto a todos y en el caso de cada uno de ellos? ¿Y también el dicho, «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia?» ¿Son las llaves del reino de los cielos dadas por el Señor a Pedro solo, y ningún otro de los benditos las recibirá? Pero si esta promesa, «Te daré las llaves del reino de los cielos» es común con los otros, ¿cómo no lo serán también todas las cosas de las que previamente se habló, y las cosas que están subordinadas como habiendo sido dirigidas a Pedro, ser comunes para ellos? Pues en este lugar estas palabras parecen haber sido dirigidas como sólo a Pedro ... Pero en el Evangelio de Juan, el salvador habiendo dado a los discípulos el Espíritu Santo soplando sobre ellos, dijo, «Recibid el Espíritu Santo»...
«Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y si alguno le dice esto a Él ... obtendrá las cosas que fueron habladas conforme a la letra del Evangelio a aquel Pedro, pero, como el espíritu del Evangelio enseña, a todo el que se torna tal como era Pedro. Pues llevan el sobrenombre de «roca» todos los que son imitadores de Cristo, esto es, de la roca espiritual que seguía a quienes estaban siendo salvados, para que puedan beber de ella [en] la sequía espiritual. Pero éstos llevan el sobrenombre de la roca tal como lo hace Cristo. Pero también como miembros de Cristo que derivan su sobrenombre de Él ellos son llamados cristianos, y de la roca, Pedros.
Y también en relación con Sus otros nombres, los aplicarás a modo de sobrenombre a los santos; y a todos los tales se les puede decir la declaración de Jesús: «Tú eres Pedro», etc., hasta las palabras [no] «prevalecerán contra ella». Pero ¿qué es el «ella»? ¿Es la roca sobre la cual Cristo construye la Iglesia, o es la propia Iglesia? Pues la frase es ambigua. ¿O es como si la roca y la Iglesia fuesen una misma cosa? Yo creo que esto es lo cierto; pues ni contra la roca sobre la que Cristo construye la Iglesia, ni contra la Iglesia, prevalecerán las puertas del Hades...
Comentario sobre Mateo XII, 11 (ANF 10:456)

Cipriano de Cartago (c. 200- 258)
Nuestro Señor, cuyos preceptos y admoniciones debemos observar, describiendo el honor de un obispo y el orden de Su Iglesia, habla en el Evangelio, y le dice a Pedro: «Te digo a ti, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino del cielo, y lo que atases en la tierra, será atado en el cielo, y lo que desatares en la tierra, será desatado en el cielo». De aquí, a través de los cambios de tiempos y sucesiones, el ordenamiento de los obispos y el plan de la Iglesia fluye hacia delante; de modo que la Iglesia está fundada sobre los obispos, y cada acto de la Iglesia está controlado por estos mismos gobernantes.
Epístolas 26:1 (ANF 5:305)
Y el Señor también en el Evangelio, cuando los discípulos lo abandonaron mientras él hablaba, tornándose hacia los doce, dijo «¿también vosotros os iréis?»; entonces Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes la palabra de vida eterna; y creemos, y estamos seguros, de que eres el Hijo del Dios viviente». Aquí habla Pedro, sobre quien la Iglesia había de ser edificada, enseñando y mostrando en el nombre de la Iglesia, que aunque una rebelde y arrogante multitud de aquellos que no oirían ni obedecerían pudiera apartarse, aun así la Iglesia no se apartará de Cristo; y son la Iglesia quienes forman un pueblo unido al sacerdote, y el rebaño que se adhiere a su pastor.
Epístolas 68:8 (ANF 5:374)
El Señor le dijo a Pedro: Te digo (dijo Él) que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino del cielo, y lo que atases en la tierra, será atado en el cielo, y lo que desatares en la tierra, será desatado en el cielo (Mateo 16:18-19). A él de nuevo, después de Su resurrección, le dice:, Alimenta mis ovejas. Sobre él siendo uno, edifica Su Iglesia; y aunque Él da a todos los Apóstoles un poder igual, y dice: Como mi Padre me envió, así también yo os envío; recibid el Espíritu Santo; a quienes les remitáis los pecados, les serán remitidos, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos (Juan 20:21); - empero para manifestar unidad, Él por su propia autoridad ha colocado así la fuente de la misma unidad, como para comenzar de uno. Ciertamente los otros Apóstoles también eran lo que era Pedro, dotados de un igual compañerismo de honor y poder; pero se hace un comienzo desde la unidad, para que la Iglesia pueda presentarse como una; la cual una Iglesia, en el Cantar de los Cantares, el Espíritu Santo designa y nombra en la Persona de nuestro Señor: Mi paloma, Mi inmaculada, no es sino una; ella es la única de su madre, elegida de ella que la concibió (Cantares 9:6).
Sobre la unidad de la Iglesia 3-4 (ANF 5:672


Mateo 16:18 en los Padres (3)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres del siglo IV
(Parte 1 de 2)

Afraates el Sirio (principios del siglo IV)

La fe ... es como una construcción que se construye de muchas piezas de artesanía y así su edificio se eleva hasta la cima. Y sabed, mis amados, que en los fundamentos del edificio se colocan piedras, y así descansando sobre piedras, todo el edificio se eleva hasta que es perfeccionado. Así también la verdadera Piedra, nuestro Señor Jesucristo, es el fundamento de toda fe. Y en Él, en (esta) Piedra, se basa la fe. Y descansando sobre la fe toda la estructura se eleva hasta ser completada. Pues es el fundamento lo que constituye el principio de todo el edificio. Pues cuando alguien es traído cerca de la fe, es puesto por él sobre la Piedra, es decir nuestro Señor Jesucristo. Y Su edificio no puede ser zarandeado por las olas, ni dañado por los vientos. Por los embates de la tormenta no se cae, porque su estructura está levantada sobre la roca de la verdadera Piedra. Y en que he llamado a Cristo la Piedra, no he hablado mi propio pensamiento, sino que los Profetas le llamaron de antemano la Roca.
Y ahora oíd lo concerniente a la fe que es basada sobre la Piedra, y lo concerniente a la estructura que se levanta sobre la Piedra ... Así también que el hombre quien se torna una casa, sí, una morada para Cristo, preste atención a lo que se necesita para el servicio de Cristo, quien se aloja en él, y con qué cosas puede complacerle. Pues primero él construye su edificio sobre la Piedra, la cual es Cristo. Sobre Él, sobre la piedra, se edifica la fe ... Todas estas cosas demanda la fe que está basad en la roca de la verdadera Piedra, es decir Cristo. Y si por ventura dijeses: «Si Cristo está puesto por fundamento, ¿cómo es que Cristo también mora en el edificio cuando éste se completa?» Pues el bendito Apóstol dijo ambas cosas. Pues dijo: «Yo como perito arquitecto he puesto el fundamento». Y allí él definió el fundamento y lo hizo claro, pues dijo como sigue: «Ningún hombre puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Cristo Jesús» ... Y por tanto se cumple aquella palabra, que Cristo mora en los hombres, a saber, en aquellos que creen en Él, y Él es el fundamento sobre el cual se levanta todo el edificio.

Demostraciones Selectas, 1:2-6,13, 19


Jacobo de Nisbis (principios del siglo IV)

La fe está compuesta y compactada de muchas cosas. Es como un edificio, porque se construye y completa con mucha esperanza. No ignoras que se ponen grandes piedras en los fundamentos de un edificio, y entonces todo lo que es edificado encima tiene sus piedras unidas entre sí, y así se eleva hasta que se completa la obra. Así, de toda nuestra fe, nuestro Señor Jesucristo es el firme y verdadero fundamento; y sobre esta roca se establece nuestra fe. Por tanto, cuando alguno ha venido a la fe, es puesto sobre una roca firme, la cual es nuestro Señor Jesucristo. Y, a llamar a Cristo una roca, no digo nada por mí mismo, pues los profetas lo han llamado antes una roca.
Sermón 1, Sobre la Fe 1,13

Ambrosiaster (siglo IV)

Pablo escribe sobre las órdenes eclesiásticas; aquí se ocupa de los fundamentos de la Iglesia. Los profetas prepararon, los apóstoles establecieron los fundamentos. Por lo cual el Señor le dice a Pedro: «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia», esto es, sobre la confesión de fe católica estableceré en vida a los fieles.

Comentario sobre Efesios (PL 17:380)

Eusebio de Cesarea (c. 260-340)

Empero, no errarás en absoluto del ámbito de la verdad si supones que «el mundo» es en realidad la Iglesia de Dios, y que su «fundamento» es en el primer lugar, aquella inefablemente sólida roca sobre la cual está fundada, como dice la Escritura: «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella»; y en otra parte: «La roca, además, era Cristo». Pues, como el Apóstol indica con estas palabras: «Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Cristo Jesús». Entonces, también, luego del Salvador mismo, puedes rectamente juzgar que los fundamentos de la Iglesia son las palabras de los profetas y los apóstoles, de acuerdo con la afirmación del Apóstol: «Edificada sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular».
Comentario sobre los Salmos (PG 23:173, 176)

Pablo de Constantinopla (= Pablo de Emesa, m. 350)

Sobre esta fe la Iglesia de Dios ha sido fundada. Con esta expectativa, sobre esta roca el Señor Dios colocó los fundamentos de la Iglesia. Cuando, entonces, el Señor estaba yendo a Jerusalén, les preguntó a los discípulos, diciendo: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Los apóstoles dicen: «Algunos que Elías, otros que Jeremías, o uno de los profetas». Y Él dice, pero vosotros, esto es, mis elegidos, vosotros que me habéis seguido por tres años, y han visto mi poder, y milagros, y presenciaron caminando sobre el mar, quienes han compartido mi mesa, «¿Quién decís que soy?» Instantáneamente, el Corifeo de los apóstoles, la boca de los discípulos, Pedro, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente».
Homilía sobre la Natividad

9. Hilario de Poitiers (c. 315-367)

Una creencia de que el Hijo de Dios es Hijo sólo de nombre, y no en naturaleza, no es la fe de los Evangelios y de los Apóstoles ... por lo cual pregunto, ¿fue que el bendito Simón bar-Jonás le confesó, Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente? ... Si Él era Hijo por adopción, ¿en dónde descansa la bendición de la confesión de Pedro, la cual ofreció un tributo al Hijo para el cual, en este caso, no hubiese tenido más derecho que cualquier miembro de la comunidad de los santos? La fe del Apóstol penetró en una región cerrada al razonamiento humano... Y esta es la roca de confesión sobre la cual la Iglesia se edifica ... que Cristo no debe ser solamente nombrado, sino creído, como Hijo de Dios.
Sobre la Trinidad, VI,36 (NPNF2 9:111)

Esta fe es aquella que es el fundamento de la Iglesia; a través de esta fe las puertas del infierno no pueden prevalecer contra ella. Esta es la fe que tiene las lla ves del reino de los cielos. Cualquier cosa que esta fe haya desatado o ligado en la tierra será desatada o ligada en el cielo ... La razón misma por la cual él es bendecido es que confesó al Hijo de Dios. Esta es la revelación del Padre, este es el fundamento de la Iglesia, esta es la seguridad de la permanencia de ella. De aquí que ella tiene las llaves del reino de los cielos, de aquí el juicio en el cielo y el juicio en la tierra ...
Sobre la Trinidad, VI,37 (NPNF2 9:112)

Así nuestro único inconmovible fundamento, nuestra única bendita roca de fe, es la confesión de la boca de Pedro, Tú eres el Hijo del Dios viviente. Sobre ella podemos basar una respuesta a toda objeción con la cual el ingenio pervertido o la amarga traición puedan atacar la verdad.
Sobre la Trinidad, II,23 (NPNF2 9: 58)


Mateo 16:18 en los Padres (4)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres del siglo IV

(Parte 2 de 2)

Atanasio de Alejandría (c. 297- 373)


Por esto debemos buscar antes que todas las cosas, si Él es Hijo, y sobre este punto escudriñar especialmente las Escrituras: «pues esto fue, cuando los apóstoles fueron preguntados, que Pedro respondió, diciendo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente” ... esta es la verdad y el principio soberano de nuestra fe ... Y como Él es un fundamento, y nosotros piedras construidas sobre él ... La Iglesia está firmemente establecida; está fundada sobre la roca, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella ... Y porque esta es la fe de la Iglesia, que ellos de alguna manera entiendan que el Señor envió a los Apóstoles y les mandó hacer de esto el fundamento de la Iglesia.

Cuatro Cartas a Serapión 1:28.


Basilio el Grande (330-379)

Y la casa de Dios, ubicada en los picos de las montañas, es la Iglesia según la opinión del Apóstol. Pues él dice que uno debe saber «cómo comportarse en la casa de Dios». Ahora, los fundamentos de esta Iglesia están sobre las montañas sagradas, ya que está construida sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. Una de estas montañas era ciertamente Pedro, sobre la cual roca el Señor prometió construir su Iglesia. Verdaderamente por cierto y por el mayor derecho son las almas sublimes y elevadas, almas que se elevan sobre las cosas terrenales, llamadas «montañas». El alma del bendito Pedro fue llamada una alta roca porque él tenía un fuerte asidero en la fe y soportó constante y valientemente los golpes inflingidos por las tentaciones. Todos, por tanto, quienes han adquirido un entendimiento de la divinidad – por causa de la amplitud de la mente y de aquellas acciones que proceden de ella- son los picos de las montañas, y sobre ellos se edifica la casa de Dios.

Comentario sobre el Profeta Isaías, 2:66 (PG 30:233)


Gregorio de Nisa (c. 330-c. 395)

La calidez de nuestras alabanzas no se extienden a Simón [Pedro] en cuanto él era un pescador; más bien se extiende a su firme fe, la cual es al mismo tiempo el fundamento de toda la Iglesia.

Panegírico sobre San Esteban (PG 46:733)


Ambrosio de Milán (c. 337-397)

La fe, pues, es el fundamento de la Iglesia, pues no fue dicho de la carne de Pedro (su persona), sino de su fe, que «las puertas del Hades no prevalecerían contra ella» ... ¡Haz un esfuerzo, por tanto, en ser una roca! ¡No busques la roca fuera de ti, sino dentro de ti! Tu roca es tu obra, tu roca es tu mente. Sobre esta roca se construye tu casa. Tu roca es tu fe, y la fe es el fundamento de la Iglesia. Si eres una roca, estarás en la Iglesia, porque la Iglesia está sobre una roca. Si estás en la Iglesia las puertas del infierno no prevalecerán contra ti.

Comentario sobre Lucas VI,98 (CSEL 32:4)


Dídimo el Ciego (c. 318-398)

Cuán poderosa es la fe de Pedro y su confesión de que Cristo es el Dios unigénito, el Verbo, el verdadero Hijo de Dios, y no meramente una criatura. Aunque él vio a Dios sobre la tierra vestido de carne y sangre, Pedro no dudó, pues estaba dispuesto a recibir lo que «carne y sangre no te han revelado». Más aún, reconoció al consubstancial y coeterno retoño de Dios, glorificando de este modo aquella raíz increada, aquella raíz sin comienzo, la cual le había revelado la verdad. Pedro creyó que Cristo era una misma deidad con el Padre; y así fue llamado bendito por aquel quien solo es el bendito Señor. Sobre esta roca la Iglesia fue construida, la Iglesia a la cual las puertas del infierno –esto es, los argumentos de los herejes- no vencerán.

Sobre la Trinidad, I, I,30 (PG 39:416)


Epifanio de Salamis (c. 315-403)

Esto es, ante todo, porque él confesó que «Cristo» es «el Hijo del Dios viviente», y se le dijo, «Sobre esta roca de fe segura edificaré mi Iglesia» -pues él claramente confesó que Cristo es el verdadero Hijo.

Panarion, II-III



Juan Crisóstomo (c. 347-407)

Por tanto Él añadió esto, «Y te digo, tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; esto es, sobre la fe de su confesión ... Pues Cristo no le añadió nada más a Pedro, sino que como si su fe fuera perfecta, dijo, que sobre esta confesión Él edificaría la Iglesia, pero en el otro caso [Juan 1:49-50] no hizo nada parecido, sino lo contrario ...

Homilías sobre el Evangelio de Juan XXI,1 (NPNF 14:73)

Su significado [1 Cor 3:11] es este: He predicado a Cristo, os he entregado el fundamento. «Pues ningún otro fundamento puede un hombre poner, que aquel que está puesto». Sobre éste entonces edifiquemos, y como un fundamento adhirámonos a él, como una rama a una viña; y que no haya distancia entre nosotros y Cristo.

Homilías sobre 1 Corintios VIII, ver. 11 (NPNF 12:47


Mateo 16:18 en los Padres (5)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres del siglo V

Parte 1 de 2

Jerónimo (342-420)

Empero, aunque tu grandeza me aterra, tu amabilidad me atrae. Del sacerdote demando el cuidado de la víctima, del pastor la protección debida a las ovejas ... Mis palabras son dirigidas al sucesor del pescador, al discípulo de la cruz. Así como no sigo a otro líder que a Cristo, no comulgo con otro que con vuestra bendición, esto es, con la cátedra de Pedro. ¡Pues esta, yo sé, es la roca sobre la cual se edifica la Iglesia! Esta es la sola casa donde el cordero pascual puede justamente ser comido. Esta es el arca de Noé, y quien no se encuentre en ella perecerá cuando prevalece el diluvio.

Carta al papa Dámaso, XV, 2 (NPNF2 6:18)

Si, entonces, el Apóstol Pedro, sobre quien el Señor ha fundado la Iglesia, ha dicho expresamente que la profecía y la promesa del Señor fueron entonces y allí cumplidas, ¿cómo podemos afirmar otro cumplimiento por nuestra cuenta?

Epístola a Marcela XLI, 2 (NPNF2 6:55)

Pero, dices, la Iglesia fue fundada sobre Pedro: aunque en otra parte lo mismo se atribuye a todos los Apóstoles, y ellos reciben todos las llaves del reino del cielo, y la fuerza de la Iglesia depende de todos ellos por igual, empero uno de entre los doce es escogido de modo que cuando una cabeza hubo sido dispuesta, no hubiese ocasión para cisma. ¿Pero por qué no fue elegido Juan, que era virgen? Se le prestó deferencia a la edad, porque Pedro era el mayor: uno que era joven, casi diría un muchacho, no podía ser puesto por sobre hombres de edad avanzada; y un buen maestro que estaba dispuesto a quitar toda ocasión de contienda entre sus discípulos ... no ha de pensarse que daría causa de envidia contra el joven que había amado... Pedro es un Apóstol, y Juan es un Apóstol; pero Pedro es solamente un Apóstol, mientras que Juan es un Apóstol, y un Evangelista, y un profeta. Un Apóstol, porque escribió a las Iglesias como maestro; un Evangelista, porque compuso un Evangelio, cosa que ningún otro de los Apóstoles, excepto Mateo, hizo; un profeta, porque vio en la isla de Patmos, donde había sido exiliado por el emperador Domiciano como un testigo del Señor, un Apocalipsis conteniendo los ilimitados misterios del futuro... El escritor virgen expuso misterios que no pudo exponer el casado, y para resumir brevemente todo y mostrar cuán grande fue el privilegio de Juan, la Madre virgen fue confiada por el Señor virgen al discípulo virgen.

Contra Joviniano I, 26 (NPNF2 6:366)

El fundamento singular que el arquitecto apostólico puso es nuestro Señor Jesucristo. Sobre este estable y firme fundamento, el cual ha sido depositado sobre terreno sólido, se edifica la Iglesia de Cristo ... Pues la Iglesia fue fundada sobre una roca ... sobre esta roca el Señor estableció su Iglesia; y el Apóstol Pedro recibió su nombre de esta roca (Mt 16,18) ... Ella, que con una firme raíz está fundada sobre la roca, Cristo, la Iglesia católica, es la única paloma; ella se yergue como la perfecta, y cercana a Su diestra, y nada siniestro tiene en ella ... La roca es Cristo, quien concedió a sus discípulos que ellos también fuesen llamados rocas, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia».

Comentario sobre Mateo 7:25; Epístola 65:15; Sobre Amós VI,12-13


Paladio de Helenópolis (c. 365-425)

«¿Vosotros, empero, quién decís que soy?» No todos respondieron, sino solamente Pedro, interpretando la mente de todos: «Tú eres el Cristo, Hijo del Dios viviente». El Salvador, aprobando la corrección de esta respuesta, habló, diciendo: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca» -esto es, sobre esta confesión- «edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella».

Diálogo sobre la vida de Juan Crisóstomo (PG 47:48)


Nilo de Ancira (m. hacia 430)

Si, más aún, se significa un hombre del Señor, el primero en ser comparado con el oro sería Cefas, cuyo nombre es, interpretado, «roca». Este es el más alto de los Apóstoles, también llamado Cefas, quien proveyó en su confesión de fe el fundamento para la edificación de la Iglesia.

Comentario sobre el Cantar de los Cantares (PG 87 [ii]: 1693)


Agustín de Hipona (354-430)

Pues si la sucesión lineal de obispos ha de ser tomada en cuenta, ¡con cuántos más certeza y beneficio para la Iglesia reconocemos hacia atrás hasta que llegamos a Pedro mismo, a quien, como llevando en una figura a toda la Iglesia, el Señor dijo: «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella»! El sucesor de Pedro fue Lino, y sus sucesores en una continuidad inquebrantada fueron estos...

Epístola a Generoso , LIII,2 (NPNF2 12:298)


El Evangelio que ha sido leído recién ... nos da a entender que el mar es el mundo presente, y el Apóstol Pedro el tipo de la única Iglesia. Pues Pedro, primero en el orden de los Apóstoles, y en el amor de Cristo, adelantadísimo, responde a menudo solo por todo el resto. De nuevo, cuando el Señor Jesucristo preguntó, “Pero ¿quién decis vosotros que soy?” Pedro respondió “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Uno dio la respuesta por muchos, Unidad en la multiplicidad. Entonces le dijo el Señor, “Bendito eres tú, Simón bar Jonás, porque carne y sangre no te lo ha revelado, sino mi Padre que está en el cielo”. Entonces agregó “Y te digo a ti” . Como si Él hubiera dicho, “Porque tú me lo dijiste a mí, « eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», yo también te digo «Tú eres Pedro»”. Pues antes él era llamado Simón. Ahora, este nombre de Pedro le fue dado por el Señor, y esto en una figura, que él significaba la Iglesia. Pues viendo que Cristo es la Roca (Petra), Pedro es el pueblo cristiano. Pues la roca (Petra) es el nombre original. Por tanto, Pedro es así llamado por la roca, no la roca por Pedro; al igual que Cristo no es llamado Cristo por los cristianos, sino los cristianos por Cristo. “Por tanto”, dijo, “tú eres Pedro; y sobre esta Roca” que tú has confesado, sobre esta Roca que has reconocido, diciendo “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, edificaré mi Iglesia”. Te construiré a ti sobre mí, no a mí sobre ti.

A continuación Agustín trata del incidente registrado unos pocos versículos más adelante, en Mateo 16:22ss, donde cuando el Señor anuncia su pasión, Pedro trata de persuadirlo, y Jesús le dice “Apártate de mí, Satanás, porque me eres tropiezo”. El obispo de Hipona prosigue:


Distingamos, mirándonos a nosotros mismos en este miembro de la Iglesia, lo que es de Dios y lo que es nuestro. Pues entonces no vacilaremos, entonces estaremos fundados sobre la Roca, entonces estaremos fijos y firmes contra los vientos, y tormentas, y corrientes, las tentaciones, quiero decir, de este mundo presente. Empero ved a este Pedro, quien era entonces nuestra figura; ahora confía, ahora vacila; ahora confiesa al Inmortal, y ahora tema que Él muera. ¿Por qué? Porque la Iglesia de Cristo tenía tanto débiles como fuertes ... En que Pedro dijo “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”representa a los fuertes”; pero en que vacila, y no admite que Cristo pueda sufrir, en temer la muerte de Él, y no reconocer la vida, él representa a los débiles de la Iglesia. En aquel un Apóstol, entonces, esto es Pedro, en el orden de los Apóstoles primero y principal, en quien la Iglesia estaba figurada, ambas clases estaban representadas, esto es, tanto los fuertes como los débiles; porque la Iglesia no existe sin ambos.

Sermón 26.


Cristo, como ves, edificó su Iglesia no sobre un hombre sino sobre la confesión de Pedro. ¿Cuál es la confesión de Pedro? «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Aquí está la roca para vosotros, aquí el fundamento, aquí es donde la Iglesia ha sido construida, la cual las puertas del inframundo no pueden conquistar.

Sermón 229P.1

De aquí que Él amoneste así a Pedro cuando éste le dio mal consejo. Pues el Señor, cuando estaba a punto de sufrir por nuestra salvación, también anunció lo que habría de ocurrir concerniente a aquella misma Pasión; y Pedro dice, «¡Lejos esté esto de Ti!, ¡Dios no lo permita!, ¡Esto no será!» ... Pero el Señor, para hacerlo que no fuera delante de Él, sino siguiéndole, dices, «¡Apártate de mí, Satanás!» Es por esta razón que dijo «Satanás», porque estás pretendiendo ir delante de Él, a quien debes seguir; pero si estás detrás, si lo sigues a Él, no serás de aquí en adelante «Satanás». ¿Qué entonces? «Sobre esta Roca edificaré mi Iglesia».

Exposiciones sobre Salmos 40:24 (NPNF 8:127)

Pero inmediatamente cuando el Señor comenzó a hablar de Su Pasión, él temió que pereciese por muerte, en tanto que nosotros mismos habríamos de perecer a menos que Él muriese; y dijo: «Lejos de ti, oh Señor, está no será hecho». Y el Señor, a aquel a quien poco antes le había dicho, «Benditos eres, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia», le dijo, «Apártate de mí, Satanás, porque eres una ofensa para mí». ¿Por qué entonces es «Satán» aquel que poco antes era «bendito» y una «Roca»? «Porque no saboreas las cosas que son de Dios», dijo Él, «sino aquellas que son del hombre». Un poco antes él saboreaba las cosas que son de Dios: porque «no te lo ha revelado carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos». Cuando [Pedro estaba] en Dios, alabó su discurso, no Satán sino Pedro, de petra; pero cuando [estaba] en sí mismo y desde la enfermedad humana, el amor carnal del hombre, el cuál sería un impedimento para su propia salvación, y la del resto, es llamado Satán. ¿Por qué? Porque pretendía ir delante del Señor, y darle consejo terrenal al Líder celestial... Tú dices, «Lejos esté» y tú dices, «Oh, Señor»; ciertamente si Señor es Él, sabe lo que hace, sabe lo que dice. Pero tú deseas guiar a tu Líder, enseñar a tu maestro, mandar a tu Amo, escoger por Dios: has ido demasiado lejos, retrocede...

Exposiciones sobre Salmos 45:14 (NPNF 8:222-223)

Si en Él hemos sido tentados, en Él vencemos al diablo ... «Sobre la Roca me has exaltado Tú». Ahora por tanto percibimos aquí quién está clamando desde los confines de la tierra. Traigamos a la mente el Evangelio: «Sobre esta Roca edificaré mi Iglesia». Por tanto clama desde los confines de la tierra Ella, quien Él había querido que fuese construida sobre una Roca. Pero para que la Iglesia pudiese ser edificada sobre la Roca, ¿quién fue hecho tal Roca? Escucha a Pablo diciendo: «Pero la Roca era Cristo». En Él entonces hemos sido edificados. Por esta razón aquella Roca sobre la cual hemos sido edificados, primero había sido azotada con vientos, inundación, lluvia, cuando Cristo estaba siendo tentado por el diablo. Ved sobre qué firmeza Él ha querido establecerte. Con razón nuestra voz no es en vano, sino que es escuchada con atención: pues en grande esperanza hemos sido dispuestos: «Sobre la Roca me has exaltado».

Exposiciones sobre Salmos 61:3 (NPNF 8:249)


Mateo 16:18 en los Padres (6)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres del siglo V

Parte 2 de 2


Cirilo de Alejandría (m. 444)

Pero ¿por qué decimos que ellos son «fundamentos de la tierra»? Pues Cristo es el fundamento y la base inconmovible de todas las cosas ... Pero los siguientes fundamentos, aquéllos más cercanos a nosotros, puede entenderse que son los apóstoles y evangelistas, aquellos testigos oculares y ministros de la Palabra quienes se han levantado para el fortalecimiento de la fe. Pues cuando reconocemos que sus propias tradiciones deben ser seguidas, servimos a una fe que es verdadera y no se desvía de Cristo. Pues cuando [Pedro] sabia y osadamente confesó su fe a Jesús diciendo, «Tú eres Cristo, Hijo del Dios viviente», Jesús le dijo al divino Pedro, «Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia». Ahora, por la palabra «roca» Jesús indicó, creo, la inamovible fe del discípulo...


Comentario sobre Isaías IV,2 (PG 70:940)

«Y te digo, tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». El apodo, creo, llama a ninguna otra que a la inconmovible y muy firme fe del discípulo «una roca», sobre la cual la Iglesia fue fundada y hecha firme y permanece continuamente inexpugnable aun con respecto a las mismas puertas del infierno.

Diálogo sobre la Trinidad IV (PG 75:866)


Isidoro de Pelusio (m. hacia 450)

Cristo, quien escudriña los corazones, no preguntó a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que yo, el Hijo del Hombre, soy?». No porque no supiera las diversas opiniones de los hombres concernientes a Él mismo, sino que estaba deseoso de enseñar a todos la misma confesión la cual Pedro, inspirado por Él, puso como la base y fundamento, sobre los cuales el Señor edificó su Iglesia.

Epístola 253


Teodoreto de Ciro (c. 393- c. 458)

Que nadie neciamente suponga que el Cristo es cualquier otro que el Hijo unigénito. No nos imaginemos más sabios que el don del Espíritu. Escuchemos las palabras del gran Pedro, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Escuchemos al Señor Cristo confirmando esta confesión, pues «Sobre esta roca», dice, «edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». Por tanto también el sabio Pablo, excelentísimo arquitecto de las iglesias, no fijó otro fundamento que éste. «Yo», dice, «como perito arquitecto he puesto el fundamento, y otro construye encima. Pero que cada quien vea cómo edifica. Pues ningún hombre puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo». ... Por tanto nuestro Señor Jesucristo permitió al primero de los apóstoles, cuya confesión Él había fijado como una suerte de cimiento y fundamento de la Iglesia, que vacilase, y que lo negase, y entonces lo levantó de nuevo... Ciertamente él está llamando a la fe piadosa y a la confesión verdadera una «roca». Pues cuando el Señor preguntó a sus discípulos quién decía el pueblo que era él, el bendito Pedro habló, diciendo «Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente». A lo cual el Señor respondió: «De cierto, de cierto te digo que eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella».

Epístola 146; 77; Comentario al Cantar de los Cantares, II,14. (NPNF2 3)


Basilio de Seleucia (m. cerca de 459)

En obediencia la lengua de Pedro se puso en movimiento y aunque ignorante de la doctrina, aportó una respuesta: «Tú eres Cristo, Hijo del Dios viviente»... Ahora Cristo llamó a esta confesión una roca, y nombró a quien la confesó «Pedro», percibiendo la apelación como apropiada para el autor de esta confesión. Pues esta es la solemne roca de la religión , esta es el muro de la fe y el fundamento de la verdad: «Pues nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Cristo Jesús».

Oración XXV,4 (PG 85:297-298)


León I Magno (papa 440-461)

Nuestro Señor Jesucristo, Salvador de la humanidad, instituyó la observancia de la religión divina, la cual Él quiso que por la gracia de Dios derramase su brillo sobre todas las naciones y todos los pueblos de tal forma que la Verdad, que antes estaba confinada al anuncio de la Ley y los Profetas, pudiese a través del sonido de trompeta de los Apóstoles salir para la salvación de todos los hombres, como está escrito: «Su sonido ha salido a cada tierra, y sus palabras hasta los confines del mundo». Mas este sacramento misterioso el Señor deseó que fuese la ocupación de todos los Apóstoles, pero de tal forma que Él ha puesto el cargo principal en el bendito Pedro, jefe de todos los Apóstoles; y de él como de la Cabeza desea que sus dones fluyan a todo el cuerpo; de modo que cualquiera que se atreve a separarse de la sólida roca de Pedro pueda entender que no tiene parte ni porción en el misterio divino. Pues Él deseó que aquel que había sido recibido al compañerismo en Su unidad indivisa que fuese nombrado como Él mismo lo fue, cuando dijo: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia»; para que la edificación del templo divino por el maravilloso don de Dios pudiese descansar el la sólida roca de Pedro: fortaleciendo a Su Iglesia tan ciertamente que ni la precipitación humana pudiera asaltarla, ni las puertas del infierno pudieran prevalecer contra ella. Pero a esta santísima firmeza de la roca, levantada, como hemos dicho, por la mano edificadora de Dios, un hombre debe desear destruirla en extrema impiedad cuando trata de quebrantar el poder de ella, favoreciendo sus propios deseos, y no siguiendo lo que él recibió de los antiguos...

Epístola a los Obispos de la Provincia de Viena, X (NPNF2 12:8-9)

Y cuando ellos hubieron registrado las varias opiniones de otras gentes, Él dijo, «Pero vosotros, ¿quién decís que soy?» ... Ante lo cual el bendito Pedro, cuya confesión divinamente inspirada estaba destinada a beneficiar a todas las naciones, dijo, «Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y no inmerecidamente fue declarado él bendito por el Señor, tomando de la piedra angular principal la solidez del poder cuyo nombre también expresa, él, quien, a través de la revelación del Padre, le confesó ser a la vez Cristo e Hijo de Dios...

Carta a Flaviano, XXVIII, 5 (NPNF2 12:41-42)

Y si Eutiques hubiese creído esto inteligente y totalmente, nunca se hubiera retirado del camino de esta Fe. Pues Pedro recibió esta respuesta del Señor por su confesión: «Bendito eres tú, Simón bar Jonás; pues carne y sangre no te lo ha revelado, sino mi Padre que está en el cielo. Y te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella». Pero el que tanto rechaza la confesión del bendito Pedro como contradice el Evangelio de Cristo, está muy lejos de la unión con este edificio; pues se muestra a sí mismo como no habiendo nunca tenido ningún celo por entender la Verdad, y tener solamente la vacía apariencia de alta estima, quien no adornó las canas de la ancianidad con ningún juicio maduro del corazón.

Carta al Sínodo de Éfeso XXXIII, 1 (NPNF2 12: 47)

Ya que, por tanto, la Iglesia universal ha devenido una roca (petra) a través de la edificación de la Piedra original, y el primero de los Apóstoles, el beatísimo Pedro, oyó la voz del Señor diciendo, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca )petra) edificaré mi Iglesia», quién hay allí que se atreva a asaltar tal fuerza inexpugnable, a menos que sea el anticristo o el diablo, quien, permaneciendo inconverso en su impiedad, está ansioso por sembrar mentira mediante los vasos de ira que son apropiados para su perfidia, mientras bajo el falso nombre de la diligencia pretende estar en busca de la Verdad.

Carta a León César CLVI, 2 (NPNF2 12:100)

Y de Su gobierno y protección eterna hemos recibido también el apoyo de la ayuda de los Apóstoles, la cual ciertamente no cesa en su operación; y la fuerza del fundamento, sobre la cual se levanta toda la superestructura de la Iglesia, no se debilita por el peso del templo que descansa sobre él. Pues la solidez de aquella fe que fue alabada en el jefe de los Apóstoles es perpetua; y como permanece aquello que Pedro creyó en Cristo, así permanece lo que Cristo instituyó en Pedro. Pues cuando, como se ha leído en la lección del Evangelio, el Señor hubo preguntado a los discípulos quién creían ellos que era Él, en medio de las variadas opiniones sostenidas, y el bendito Pedro hubo replicado, diciendo, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», el Señor dice, «Bendito eres tú, Simón bar Jonás, porque carne y sangre no te lo ha revelado, sino mi Padre que está en el cielo. Y te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino de los cielos. Y lo que atares en la tierra, será atado en el cielo; y lo que desatares en la tierra, será desatado también en el cielo».

La dispensación de la Verdad por tanto permanece, y el bendito Pedro perseverando en la fuerza de la Roca, que él ha recibido, no ha abandonado el timón de la Iglesia, que él tomó. Pues él fue ordenado antes que el resto en tal forma que de ser llamado la Roca, de ser pronunciado el Fundamento, de ser constituido el Portero del reino de los cielos, de ser colocado como Árbitro para atar y desatar, cuyos juicios retendrían su validez en el cielo, de todos estos títulos místicos podemos conocer la naturaleza de su asociación con Cristo. Y aún hoy él más plena y efectivamente desempeña lo que le está confiado, y realiza cada parte de su obligación y encargo en Él y con Él, a través de Quien ha sido glorificado. Y así, si cualquier cosa es rectamente hecha y rectamente decretada por nosotros, si cualquier cosa se gana de la misericordia de Dios por nuestras cotidianas súplicas, es por su obra y méritos cuyo poder vive y cuya autoridad prevalece en su Sede. Pues esto, amadísimos, fue ganado por aquella confesión, la cual, inspirada en el corazón del Apóstol por Dios el Padre, trascendió toda la incertidumbre de las opiniones humanas, y fue dotada con la firmeza de una roca, la cual ningún asalto podría conmover. Pues en toda la Iglesia Pedro diariamente dice: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», y toda lengua que confiesa al Señor acepta la instrucción que su voz trae. Esta Fe conquista al diablo, y quebranta las ataduras de sus prisioneros. Nos arranca de esta tierra y nos planta en el cielo, y las puertas del Hades no pueden prevalecer contra ella. Pues con tal solidez está dotada por Dios que la depravación de los heréticos no pueden dañarla ni la incredulidad de los gentiles vencerla.

Sermón III , 2-3 (NPNF2 12:117)

Y rectamente fue el bendito Apóstol Pedro alabado por confesar esta unión, quien cuando el Señor estaba averiguando qué conocían de Él los discípulos, rápidamente se anticipó al resto y dijo, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y esto ciertamente vio, no por la revelación de carne o sangre, que podrían haber retardado su visión interior, sino por el mismo Espíritu del Padre obrando en su corazón creyente, para que en preparación para gobernar toda la Iglesia él pudiera primero aprender lo que habría de enseñar, y para la solidificación de la Fe, la cual estaba destinado a predicar, pudiese recibir este reaseguro, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». Esta fuerza, por tanto, de la Fe cristiana, la cual, construida sobre una roca inexpugnable no teme a las puertas de la muerte, reconoce al único Señor Jesucristo como tanto verdadero Dios y verdadero Hombre, creyéndolo asimismo el Hijo de la Virgen, quien es el Creador de su Madre; nacido también al final de los tiempos, aunque es el Creador del tiempo; Señor de todo poder, y aún así mortal; ignorante del pecado, y aun así sacrificado por los pecadores según la semejanza de carne pecaminosa.

Sermón sobre la Pasión, XI Sermón LXII, 2 (NPNF2 12:174)


Mateo 16:18 en los Padres (7)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los siglos VI a IX


Casiodoro (c. 485- c. 580)

«No será conmovida» se dice acerca de la Iglesia a la cual sola aquella promesa le ha sido dada: «Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella». Pues la Iglesia no puede ser conmovida porque se sabe que ha sido fundada sobre la roca más sólida, a saber, Cristo el Señor ... De este «fundamento», es inferido rectamente Cristo, quien es una roca inconmovible y una roca inexpugnable. Concerniente a esto dice el Apóstol: «Pues ningún otro fundamento puede ningún hombre poner que aquel que está ya puesto, el cual es Cristo Jesús».

Exposiciones sobre los Salmos 45:5 (PL 70:330)

Gregorio I Magno (nacido c. 540; papa 590-604)

Pero ya que no es mi causa, sino la de Dios, ya que las leyes piadosas, ya que los santos sínodos, ya que los mismos mandamientos de nuestro Señor Jesucristo son trastornados por la invención de una cierta orgullosa y pomposa frase, que sea el piadosísimo Señor que corte el lugar de la llaga, y ate al paciente remiso en las cadenas de la augusta autoridad. Pues al ligar estas cosas ajustadamente alivias a la república; y, mientras cortas estas cosas, provees el alargamiento de tu reinado.
Pues a todos los que conocen el Evangelio les es evidente que por la voz del Señor el cuidado de toda la Iglesia le fue confiado al santo Apóstol y Príncipe de todos los Apóstoles, Pedro. Pues a él se le dice, «Pedro, ¿me amas? Apacienta a mis ovejas». A él le es dicho, «He aquí, Satanás ha deseado zarandearos como trigo; y yo he orado por ti, Pedro, para que tu fe no falle. Y tú, cuando te hayas convertido, fortalece a tus hermanos». A él se le dice, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino del cielo; y lo que atares en la tierra será también atado en el cielo; y lo que desatares en la tierra, será desatado también en el cielo».
Ved, él recibió las llaves del reino celestial, y le es dado poder para atar y desatar, le es confiado el cuidado y la principalidad de toda la Iglesia, y aún así él no es llamado el Apóstol universal; mientras que el santísimo hombre, mi compañero sacerdote Juan, intenta ser llamado obispo universal. Estoy forzado a gritar y decir ¡Oh tiempos, oh costumbres!
Ved, todas las cosas en las regiones de Europa son entregadas al poder de los bárbaros, las ciudades son destruidas, los campos arrasados, las provincias despobladas, ningún labriego habita la tierra, los adoradores de ídolos prevalecen y dominan para la matanza de los fieles, y aun sí sacerdotes, quienes deberían ellos mismos yacer llorando sobre el piso y en cenizas, buscan para sí nombres de vanagloria, y se glorían en en nombres nuevos y profanos.
¿Defiendo yo mi propia causa en este asunto, piadosísimo Señor? ¿Resiento que se me haya hecho mal a mí especialmente? No, la causa de Dios Omnipotente, la causa de la Iglesia universal.
¿Quién es éste que, contra las ordenanzas evangélicas, contra los decretos de los cánones, presume para usurpar para sí un nuevo nombre? Lo haría aquél si por él mismo fuese, si pudiera ser sin ninguna mengua de los demás – codicia ser universal.
Y ciertamente sabemos que muchos sacerdotes de la Iglesia de Constantinopla han caído a la vorágine de la herejía ... Si entonces cualquiera de esa Iglesia toma para sí aquel nombre, por el cual se hace la cabeza de todos los buenos, se sigue que la Iglesia universal cae de su pedestal (lo cual no permita Dios) cuando aquel que es llamado universal cae. Pero lejos de los corazones cristianos esté aquel nombre de blasfemia, en el cual es quitado el honor de todos los sacerdotes, mientras se lo arroga locamente para sí uno (solo).
Ciertamente, en honor de Pedro, Príncipe de los Apóstoles, le fue ofrecido por el venerable sínodo de Calcedonia al romano pontífice. Pero ninguno de ellos ha jamás consentido usar tal nombre de singularidad, no sea que, por algo que se le da peculiarmente a uno, los sacerdotes en general sean deprivados del honor que se les debe. ¿Cómo es que nosotros no buscamos la gloria de este título aun cuando es ofrecida, y otro pretende arrebatarlo para sí mismo aunque no se le ofrece?

Epístola XX a Mauricio César (NPNF 2 12:170-171)


Isidoro de Sevilla (c. 560-636)

Pedro lleva el carácter de la Iglesia, el cual tiene el poder de perdonar pecados y de llevar a los hombres desde el Hades hasta el reino celestial ... Todos los Apóstoles también llevan el tipo de la Iglesia entera, ya que ellos también han recibido un poder igual de perdonar pecados. Ellos llevan también el carácter de los patriarcas, quienes por la palabra de la predicación espiritualmente engendraron al pueblo de Dios en todo el mundo ...

Alegorías en el Nuevo Testamento (PL 83:117-118)

El hombre sabio que edificó su casa sobre la roca significa el maestro fiel, quien ha establecido los fundamentos de su doctrina y vida sobre Cristo ... Más aún, Cristo es llamado un «fundamento» porque la fe se establece en él, y porque la Iglesia católica está construida sobre él.

Etimologías VII,2 (PL 82:267)


Beda el Venerable (c. 673-735)

Tú eres Pedro y sobre esta roca de la cual has tomado tu nombre, esto es, sobre mí mismo, edificaré mi Iglesia, sobre aquella perfección de la fe que tú confesaste edificaré mi Iglesia por cuya unanimidad de confesión si alguno se desviase aunque en sí mismo pareciera hacer grandes cosas, él no pertenence al edificio de mis Iglesia. ... Metafóricamente se le dice a él que la Iglesia ha de ser construida sobre esta roca, es decir, el Salvador que tú confesaste, quien ha concedido participación al fiel confesor de su nombre.

Homilías 23 (PL 94:260)


Juan de Damasco (c. 675-c. 749)

Y Pedro, encendido por un ardiente celo y preparado por el Espíritu Santo, replicó: «Tu eres Cristo, el Hijo del Dios viviente». ¡Oh, bendita boca! ¡Perfectos, benditos labios! ¡Oh, alma teológica! ¡Mente llenada por Dios y hecha digna por la instrucción divina! ¡Oh, divino órgano por el cual Pedro habló! Rectamente eres bendito, Simón hijo de Jonás ... porque ni carne ni sangre ni la mente humana, sino mi Padre en el cielo te ha revelado esta divina y misteriosa verdad a ti. Pues nadie conoce al Hijo, salvo aquél que es conocido por él ... Esta es la firme e inamovible fe sobre la cual, como sobre la roca cuyo sobrenombre llevas, la Iglesia está fundada. Contra ésta las puertas del infierno, las bocas de los herejes, las máquinas de los demonios –pues ellos habrán de atacar- no prevalecerán. Ellos tomarán las armas pero no vencerán.

Homilía sobre la Transfiguración (PG 96:554-555)


Pascasio Radberto (c. 785-860)

Hay una respuesta de todos sobre los cuales la Iglesia es fundada y contra los cuales las puertas del infierno no prevalecerán ... Tan grande fe no surge excepto de la revelación de Dios el Padre y la inspiración del Espíritu Santo de modo que cualquiera que tenga fe, como una piedra firme, es llamado Pedro ... Debiera notarse que cualquiera de los fieles es una roca en la medida en que es un imitador de Cristo y es luz en la medida en que es iluminado por la luz y por esto la Iglesia de Cristo está fundada sobre aquéllos en cuanto son fortalecidos por Cristo. De modo que no en Pedro solo sino sobre todos los Apóstoles y los sucesores de los Apóstoles se edifica la Iglesia de Dios. Pero estas montañas son primero edificadas en la montaña, Cristo, elevada sobre todas las montañas y cerros.... Esta es ciertamente la vera e inviolable fe dada a Pedro por Dios el Padre, según la cual si no hubiese habido siempre un Hijo no hubiera habido siempre un Padre, sobre la cual fe la Iglesia toda está fundada y permanece firme, creyendo que Dios es el Hijo de Dios.

Comentario sobre Mateo (PL 120:561, 555-556)


http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?s=&threadid=10994&perpage=15&pagenumber=13





Los aviesos exégetas prejuiciosos se han estrellado contra estas palabras que les privan del sueño y de las ganas de comer. Y el texto crece conforme se van produciendo enormes avances en hermenéutica bíblica, para quedar ahí: enhiesto entre mares procelosos.

-Lucas 22, 31-32
«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder
cribaros como trigo;
pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú,
cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»

1º) Primacía de Pedro: institución del Papado.

2º) La función de Pedro, entendida en realidad como un servicio a la unidad de la fe. Pedro, en la Iglesia, es a la vez el mayor y el menor (cf. Lucas 22,25-26: El les dijo: "Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve").

-Juan 21:15-18
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de
Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú
sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis
corderos.»
Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me
amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le
dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»
Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se
entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me
quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que
te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»

1º) Tras la triple negación de Pedro es posible que su papel de 'roca firme' hubiese quedado seriamente erosionado en el ánimo del colegio apostólico. Jesús no duda en volver a confirmarle POR LAS MISMAS TRES VECES su supremacía y ante la presencia de todos sus hermanos.

2º) Cristo vuelve a elegir un instante propicio para este acto: la sobremesa. Es extraordinario la de cosas importantes que Jesús enseñó a sus discípulos en este momento del día.

3º) Además de lo ya dicho, el que las palabras se repitan de la misma guisa y por tres veces confiere a la situación un enorme valor de solemnidad y la reviste de un sentido de liturgia sagrada. Sin ir más lejos, es por todos conocido el rito romano de la conclamatio: en medio de las exequias fúnebres, los asistentes invocan a la vez (con [= cum] + clamare), tres veces, al muerto por su nombre, tras lo cual (y después de que el fiambre no diga ni mu, claro), proceden a la incineración preferentemente.

4º) El pastoreo en Oriente no era considerado como una profesión de poco lustre. Los reyes sumerios, acadios o egipcios gustaban de presentarse como pastores de sus súbditos. En Egipto el faraón es presentado como "el buen pastor". También los reyes de Israel aparecen como 'pastores desu pueblo' y hasta en Homero aparece muchísimo el epíteto Poimén laôn (pastor de pueblos), referido a los reyes griegos que combaten en torno a Troya.

Desde luego que en la Biblia, donde abundan muchísimo las imágenes pastoriles, no se hallan éstas en absoluto revestidas de ningún aura bucólica. El pastor judío se la juega en embates durísimos por su grey. Con ella vive, con ella duerme, conoce a todas sus ovejas, vela por cada una de ellas y se arriesga a sufrir penalidades, recorriendo lugares ásperos, hoscos, peligrosos o desapacibles; siempre en disposición de defender y proteger.

Cuando Pedro, imbuido de su cultura hebraica, recibió y aceptó este tremendo encargo de su Señor, supo que aceptaba la consigna de su martirio. Algo que hoy es común cuando un nuevo Papa sale elegido en cónclave: su primera reacción es la de un desfallecimiento súbito, una incapacidad total de sobrellevar una responsabilidad así.
Lo que ocurre después todos lo sabemos y lo estamos viendo en el Santo Padre que hoy rige los destinos de la Iglesia: fiel y firme hasta que muera.


Maripaz contesta: Perdona, yo soy Iglesia, y ese hombre ni es mi Padre ni lo considero santo, y mucho menos con mayúscula

Siempre lo hacen con las botas puestas.

Maripaz contesta: Y con otras cosas puestas, también......los crímenes y horrores, junto con los pecados sexuales del clero y de algunos papas, son archiconocidos en la historia


 
¿Conoces la historia del papa a quien se enfrentó Lutero irichc ?

¡Que vas a saber! Eso no viene en las webs del corazoncito y claro por estos acusas a Lutero de lo que le acusas.
Te ocurre lo mismo que con Focio que era una inocente corderito al lado de los papas que te he citado.
Os falta mucho que aprender caballerete
 
Hola Maripaz,

Ya que no escatimas espacio ni autoridades en tus respuestas, permite que yo haga lo mismo, eso sí, con mayor brevedad ( http://personal5.iddeo.es/magolmo/iglesia.htm ):

Pues aún hay más ¿te acuerdas de Ireneo, al que ya te nombré? El que no díscutió la solución del Papa Víctor I (¡siglo II!) de zanjar con excomuniones el conflicto de la Pascua ¿lo leíste? Pues bien, San Ireneo (muerto en Lyon en 202), en su obra, que se llama Aduersus haereses ('Contra los herejes', los gnósticos), escribe que con Roma "propter potentiorem principalitatem necesse est omnem conuenire Ecclesiam" (es preciso que, debido a su clara supremacía, la Iglesia entera esté en comunión).

Fíjate bien, hasta aquellos herejes de época tan remota reconocieron tácitamente el primado de la Iglesia de Roma, desde el punto y hora en que todos intentaron recabar, sin éxito, el reconocimiento romano. Lo mismo que hicieron desde el principio fieles y Padres Apostólicos, que acudían con sus contiendas al Obispo de Roma.

Además, L., qué demonio, es incuestionable históricamente -lo reconocen hasta los protestantes- que San Pedro fue obispo de Roma: allí estuvo 25 años, muriendo en el año 67. Los testimonios de que la supremacía romana persistió sin solución de continuidad los puedes hallar, y están al alcance de todos, además de en San Ireneo, en San Clemente Romano, San Clemente de Alejandría, San Dionisio, Gayo, etc. Ireneo y Eusebio proporcionan la lista de Papas del
siglo II y ni un sólo historiador protestante -ni siquiera HALLER, que lo intentó- ha conseguido discutirla, aportando pruebas que pongan su fiabilidad en tela de juicio.

En el siglo III, los Papas Calixto y Esteban se llaman sucesores de Pedro, lo que puede confirmarse en la obra de muchos Padres y Doctores, entre ellos San Jerónimo y el mismísimo San Cipriano. Desde el principio, sólo se han tenido por ecuménicos los concilios convocados y presididos por el Obispo de Roma. En fin, como colofón, será el propio Agustín el que acuñe la frase: Roma locuta, causa finita cuando el Papa y obispo de Roma condene el pelagianismo y excomulgue a sus promotores.

Vosotros lleváis cuatro días, pero otros muchos llevan mil años intentando buscarle una pata coja a la Silla de Pedro. Y cada vez lo tenéis peor, porque la Historia es implacable y no se despinta tan fácilmente. Refutad ya uno solo de estos datos o si no, callad para siempre.

* * *

Sobre la interpretación de Mateo 16:17 y ss. en S. Agustín ( http://personal5.iddeo.es/magolmo/iglesia.htm ):

Lo he leído y no veo gran contradicción con la interpretación tradicional: que sobre la piedra de Jesucristo se fundamenta la Iglesia, no en vano, como proclama el salmo, la piedra que desecharon los arquitectos se ha convertido en la piedra angular. De ahí que al Papa se le considere Vicario de Cristo, cabeza visible de la Iglesia y hasta Vicecristo.

Que a tenor del texto podría pensarse que San Agustín le regatea a Pedro la atribución de roca de Su Iglesia que le hace el propio Cristo, pues bueno, no hay por qué echarse las manos a la cabeza: es sabido que San Agustín, con todo lo inmensa que fue su figura, no lo tenía todo a su favor. En efecto, su conocimiento del griego era deficiente. Lo mismito que les ocurre a los Evangélicos y a los Testigos de Jehová, por cierto.

* * *

Daniel.
 
Ya veo que NO ERES CAPAZ de responder punto por punto....es decir....NI TIENES ARGUMENTOS, NI LOS QUE USAS SON TUYOS O ELABORADOS A RAIZ DE LO APRENDIDO.



Además, L., qué demonio, es incuestionable históricamente -lo reconocen hasta los protestantes- que San Pedro fue obispo de Roma: allí estuvo 25 años, muriendo en el año 67. Los testimonios de que la supremacía romana persistió sin solución de continuidad los puedes hallar, y están al alcance de todos, además de en San Ireneo, en San Clemente Romano, San Clemente de Alejandría, San Dionisio, Gayo, etc. Ireneo y Eusebio proporcionan la lista de Papas del
siglo II y ni un sólo historiador protestante -ni siquiera HALLER, que lo intentó- ha conseguido discutirla, aportando pruebas que pongan su fiabilidad en tela de juicio.



COMO HAS VISTO, HASTA LOS HISTORIADORES SERIOS CATOLICOS, RECONOCEN QUE PEDRO NO FUE OBISPO DE ROMA


Te remito al epígrafe en el que se esta tratando este tema, hasta ahora NI UN SOLO CATOLICO PUDO DEMOSTRAR QUE PEDRO FUERA OBISPO DE ROMA O EL FALSO PRIMADO DE ROMA:


http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?s=&threadid=10350

http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?s=&threadid=10994


Para DERRIBAR tus ¿pruebas? :D


Algo serio, no solo palabras.........




EL APÓSTOL PEDRO: MÁRTIR EN ROMA, PERO NO FUNDADOR DE LA IGLESIA ALLÍ

Aunque Pío XII declaró que unos huesos hallados bajo el altar de la Basílica de San Pedro pertenecían al apóstol, y más tarde, el 26 de junio de 1968, Paulo VI anunció que la tumba de Pedro había sido identificada, tal identificación no es segura. Su sitio tradicional es en la colina vaticana, donde en 330 Constantino hizo construir una basílica luego de una compleja nivelación del terreno, y hoy asienta la basílica de San Pedro cuya construcción se inició en 1503. La supuesta sepultura de San Pedro se halla bajo el altar.
Más allá de la certeza que pueda haber acerca del sepulcro del Apóstol Pedro, el propósito de esta nota es comentar dos asuntos estrechamente relacionados pero ciertamente diferentes, a saber: la evidencia de que el Apóstol Pedro haya enseñado y muerto en Roma, y la evidencia de que haya sido el fundador y primer obispo de la Iglesia de dicha ciudad.

I. La evidencia de que Pedro murió en Roma
Acerca de lo primero, es decir, de la muerte de Pedro en Roma, el autor católico romano J.P. Kirsch dice:
“Es un hecho histórico indisputablemente establecido que San Padre trabajó en Roma durante la última parte de su vida, y allí concluyó su carrera terrenal con el martirio. Con respecto a la duración de su actividad apostólica en la capital romana, la continuidad o no de su residencia allí, los detalles y el éxito de sus labores, y la cronología de su llegada y muerte, todas estas cuestiones son inciertas, y pueden ser resueltas solamente sobre hipótesis más o menos bien fundamentadas. El hecho esencial es que Pedro murió en Roma: esto constituye el fundamento histórico de que los Obispos de Roma reclamen la Primacía Apostólica de Pedro.
La residencia y muerte de San Pedro en Roma están establecidos sin discusión como hechos históricos por una serie de diferentes testimonios que se extienden desde el final del primer siglo hasta el final del segundo, y que provienen de diferentes tierras.”
( s.v. Peter, Saint. En The Catholic Encyclopedia, vol. 11, 1911; negritas añadidas).

El autor sostiene que la muerte de Pedro en Roma es un hecho histórico indisputable. En realidad se trata de un hecho muy probable; “indisputable” es una palabra muy fuerte. Por otra parte, el autor del artículo sobre la tumba de Pedro en la misma obra inicia su opúsculo con las siguientes confesiones: “La historia de las reliquias de los Apóstoles Pedro y Pablo está envuelta en considerable dificultad y confusión. Las autoridades primarias a ser consultadas están en oposición unas con otras, o al menos parecen estarlo.” (Arthur S. Barnes, s.v. Tomb of St. Peter). A continuación presento un resumen de la evidencia presentada por Kirsch, con mis comentarios entre corchetes:

1. La alusión al martirio de Pedro en Juan 21:18-19 parece presuponer que los lectores del Evangelio conocían el hecho.
[Jetonius: Sí, pero no dice nada acerca del lugar donde ocurrió; por tanto, dicha alusión no apoya la tesis defendida].
2. El saludo en 1 Pedro 5:13, “La [iglesia] que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y [también] mi hijo Marcos, os saludan”, parece una alusión a Roma (comparado con Apocalipsis 17:5; 18:10). La antigua Babilonia estaba entonces en ruinas.
[Jetonius: Si bien Babilonia no existía como imperio, la región estaba habitada; no es imposible –aunque pueda discutirse cuán probable- que Pedro escribiese desde allí. La tesis romana se basa en la identificación de Babilonia con Roma sobre la base de la referencia al Apocalipsis, lo cual es obviamente una conjetura. Por lo demás, el hecho de que Pedro se hallase en Roma hacia el 64 no demostraría que fue el primer obispo de la Iglesia allí].
3. Según el testimonio de Papías, obispo de Hierápolis en Asia Menor, Marcos habría escrito su Evangelio en Roma a partir de las enseñanzas de Pedro. Clemente de Alejandría dijo, basado en una tradición, que luego que Pedro anunció el Evangelio en Roma, los cristianos de allí le rogaron a Marcos que pusiese por escrito lo que los Apóstoles les habían predicado (Ireneo, Adv. Haer. 3:1; Eusebio, Hist. Eccl. 2,15; 3,40; 4:14; 6,14).
[Jetonius: El testimonio de Papías es poco confiable en muchos aspectos que se conocen mejor, y por tanto poco digno de crédito. Por ejemplo, dice unas cosas muy pintorescas sobre el milenio y la muerte de Judas. Además, en ambos testimonios, llamativamente se trata de obispos que vivían lejos de Roma: uno en Asia Menor (Papías) y otro en Africa (Clemente)].
4. En su carta a la iglesia de Corinto (escrita entre 95 y 97), el obispo de Roma Clemente menciona los sufrimientos y el martirio de Pedro y Pablo.
[Jetonius: Sí, pero por cierto que Clemente no dice que el martirio de estos Apóstoles haya ocurrido en Roma. La carta de Clemente demuestra que, además del Antiguo Testamento, conocía probablemente los Evangelios de Mateo y Lucas, y ciertamente varias de las cartas de Pablo, como 1 Corintios, Romanos, Filipenses, Efesios; también Hebreos. En cambio, es muy notable y llamativo que no haya ninguna cita textual de las epístolas de Pedro ].
5. Ignacio, obispo de Antioquía, camino de su martirio en Roma escribió hacia 117 a los cristianos de esa ciudad: “No os doy yo mandatos como Pedro y Pablo. Ellos fueron Apóstoles; yo no soy más que un condenado a muerte” (4:3). Esto sugiere que Pedro había trabajado en Roma.
[Jetonius: Para la época en que escribía Ignacio, principios del segundo siglo, es posible que los romanos conociesen las enseñanzas de Pedro en forma escrita, como ya la epístola de Clemente demuestra que conocían las cartas de Pablo].
6. El obispo Dionisio de Corinto escribió a la Iglesia de Roma cuando Sóter era obispo allí (165-174). Eusebio comenta y cita esta carta como sigue: “Que los dos [Pedro y Pablo] sufrieron martirio en la misma ocasión lo afirma Dionisio, obispo de Corinto, en su correspondencia escrita con los romanos , en los términos siguientes: «En esto también vosotros ... habéis fundido las plantaciones de Pedro y de Pablo, la de los romanos y la de los corintios, porque después de plantar ambos en nuestra Corinto, ambos nos instruyeron, y después de enseñar en Italia en el mismo lugar, los dos sufrieron el martirio en la misma ocasión».” (Hist. Eccl. 2, 25:8).
[Jetonius: De nuevo, es curioso que esta tradición atestiguada en la segunda mitad del siglo II haya sido conservada por un obispo de Corinto y no por la propia Iglesia de Roma].
7. Hacia fines del siglo II Ireneo de Lyon afirma que la Iglesia de Roma había sido “fundada y organizada” por “los más gloriosos Apóstoles, Pedro y Pablo” (Adv. Haer. 3:3). Poco antes había escrito: “Mateo también publicó un Evangelio entre los hebreos, en su propio dialecto, mientras Pedro y Pablo estaban predicando en Roma, asentando los cimientos de la Iglesia.” (Adv. Haer. 3:1.1).
[Jetonius: Ireneo obviamente se equivocaba, como lo reconocen muchos autores católicos. Pablo ciertamente no fundó esa iglesia, y Pedro difícilmente haya estado en Roma antes del 60; ver más abajo; además, lo que dice sobre Mateo , basado en Papías, es casi seguramente erróneo].
8. Por la misma época Tertuliano de Cartago, en sus escritos contra los herejes, se refiere a la Iglesia de Roma como aquella “por la cual los Apóstoles han derramado toda su enseñanza con su sangre, donde Pedro ha emulado la pasión del Señor, donde Pablo fue coronado con la muerte de Juan” [Bautista] (De Praescript. 35). Lo mismo, contra Marción apela al testimonio de los cristianos de Roma, a quienes “Pedro y Pablo han legado el Evangelio sellado con su sangre” (Adv. Marc 4:5). En Scorpiace 15 menciona la crucifixión de Pedro bajo Nerón; y en De Baptismo 5 hay una alusión a Pedro bautizando en el Tíber
[Jetonius: esta vez es un obispo africano el que refiere estas tradiciones. Roma no parece haberse dado por enterada hasta entonces de tan notables antecedentes] .
9. Eusebio también cita a Cayo, cristiano de Roma en tiempos del obispo Ceferino (198-217) . Luego de notar la tradición conservada por Tertuliano, en el sentido de que Pablo fue decapitado y Pedro crucificado bajo Nerón, dice que según Cayo en Roma están los restos de los Apóstoles mencionados. La cita de Cayo dice: “Yo, en cambio, puedo mostrarte los trofeos de los Apóstoles, porque, si quieres ir al Vaticano o al camino de Ostia, encontrarás los trofeos de los que fundaron esta iglesia” (Hist. Eccl. 2:7).
[Jetonius: se supone que Cayo se refiere a los sepulcros de Pedro y Pablo, ya que indica los lugares tradicionales de sus sepulturas. Sin embargo,no es claro a qué se refiere con “trofeos”; sería un modo muy peculiar de referirse a un sepulcro].
10. Había en Roma, a partir del siglo II, una tabla que conmemoraba la muerte de los Apóstoles.
[Jetonius: Una tabla de origen desconocido, que data de casi un siglo después de los supuestos hechos].
11. El fragmento de Muratori, una antigua lista de libros sagrados proveniente de Roma (siglo II) dice acerca de Hechos: “Más aún, los actos de todos los Apóstoles fueron escritos en un libro. Para el ‘excelentísimo Teófilo’ Lucas compiló los acontecimientos individuales que ocurrieron en su presencia, como lo demuestra claramente al omitir el martirio de Pedro como también la partida de Pablo de la ciudad [de Roma], cuando viajó a España.” (34-39).
[Jetonius: Si bien Pablo tenía intención de viajar a España (Romanos 15:24,28) no hay evidencia de que efectivamente lo haya hecho. Por lo demás no dice el lugar del martirio de Pedro, y al parecer lo disocia del de Pablo; en resumen, este testimonio de fines del siglo II sirve de bien poco].
12. Los Hechos apócrifos de Pedro, y de Pedro y Pablo también testimonian esta tradición
[Jetonius: los escritos apócrifos, rechazados por los cristianos ortodoxos, son tardíos y sus tradiciones poco confiables, en particular en lo referente a sus referencias históricas].
De todos modos, el conjunto de la evidencia, aunque en modo alguno concluyente, indica que el Apóstol Pedro murió en Roma en el tiempo de Nerón. Un dato negativo pero importante al respecto, es que aunque todas las sedes importantes buscaban trazar su origen a algún Apóstol, ninguna otra Iglesia antigua reclamó para sí el honor de ser el sitio del martirio de Pedro.

La evidencia de que Pedro haya sido el primer obispo de Roma

Por otra parte, no existe evidencia de que Pedro haya fundado la Iglesia de Roma, ni de que haya sido su primer obispo. Ya que de ser esto cierto debería de haber ocurrido no más tarde que 64 a 67, fechas probables del martirio de Pedro, el documento fundamental para nuestra evaluación tiene que ser el Nuevo Testamento. He aquí los datos:

1. La conversión de Pablo ocurrió probablemente entre 34 y 37. En Gálatas 1:13-18 Pablo dice que tres años después de su conversión viajó a Jerusalén y permaneció con Pedro durante 15 días; por tanto, en 37 ó 40 Pedro aún estaba en Jerusalén.

2. En Hechos 9 a 11 se narra la actividad misionera de Pedro en Lidia, Jope y Cesarea (Hechos 9-11); por tanto no estaba en Roma por entonces.

3. Después de la citada gira, Pedro volvió a Jerusalén (Hechos 11:2). En Hechos 12:1-3 Lucas nos dice que por ese tiempo Herodes (Agripa) hizo matar al Apóstol Jacobo, hermano de Juan, y encarcelar a varios cristianos, entre ellos a Pedro. La milagrosa liberación de Pedro enfureció a Herodes Agripa (Hechos 12:19). Ahora bien, este rey murió poco después (12:23). Según Flavio Josefo esto ocurrió durante el cuarto año del reinado del emperador Claudio, es decir en 45, y Pedro aún estaba en Jerusalén.

4. En Gálatas 2:1, Pablo dice que 14 años después de su primera visita a la iglesia de Jerusalén, retornó y estuvo con Jacobo (el hermano del Señor), Pedro y Juan (2:9). Pedro todavía permanece en Jerusalén. Luego de esto, Pedro retribuye la visita, viajando a Antioquía (ocasión en la que Pablo lo reprende por judaizar); por tanto se halla aún en el Cercano Oriente, lejos de Roma

5. Pedro tiene un papel destacado en el llamado “Concilio de Jerusalén” registrado en Hechos 15, a propósito del problema de los judaizantes, que tuvo lugar probablemente hacia 48 ó 49; por tanto tampoco en esas fechas se hallaba en Roma. Luego de esto, posiblemente viajó por las provincias orientales del imperio junto con su esposa (1 Corintios 9:5).

6. La carta de Pablo a los Romanos se fecha entre 54 y 57. Les escribe para “confirmarlos” y “anunciarles el Evangelio” (1:11-15), cosa extraña si se supone que Pedro ya estaba allí enseñando, sobre todo cuando se recuerda que Pablo no quería gloriarse de lo hecho por otros (2 Corintios 10: 15-16), y de “no edificar sobre el fundamento de otro” (Romanos 15: 20). Además, en el capítulo 16 Pablo saluda por nombre a 26 personas que conocía en la Iglesia de Roma, pero no menciona para nada a Pedro. Por tanto, cabe pensar que hacia 57 Pedro tampoco estaba en Roma.

7. Pablo fue hecho prisionero y permaneció en Roma entre 58 y 60 (ó 60 a 62), y permaneció allí no menos de 2 años (Hechos 28:30). Desde allí escribió Efesios, Colosenses, Filemón y Filipenses. En ninguna de estas epístolas menciona la presencia de Pedro en Roma a fines de los 50 o principios de los 60.

8. Luego Pablo fue liberado y visitó las iglesias de Oriente. Fue hecho prisionero y martirizado hacia 67. Poco antes escribió 2 Timoteo, donde dice expresamente, “Sólo Lucas está conmigo”, y envía saludos de varios hermanos (“Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos” , pero nuevamente Pedro está ausente.

De lo anterior cabe pensar que si las tradiciones acerca de la muerte de Pedro en Roma son correctas, su estancia y actividad han de haber sido relativamente breves, posiblemente coincidiendo con la liberación transitoria de Pablo (es decir, entre 60 y 66 como máximo, antes de que se escribiese 2 Timoteo). Las epístolas de Pedro datarían de aproximadamente 64. Por tanto, si bien parece muy probable que Pedro haya predicado y muerto en Roma, no hay evidencia que haya fundado la Iglesia romana, ni que haya sido su primer obispo.
Por tanto, desde el punto de vista histórico la pretensión del obispo romano de ser el “sucesor de Pedro”, junto con el primado, la infalibilidad y toda otra prerrogativa singular, carecen por completo de fundamento sólido. Se trata de un gigantesco edificio construido sobre arena.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><
 
Rebate esto si puedes.....si me vas a seguir pegando de ese foro de filosofía....te aseguro que solo consigues confirmar que pegas y pegas sin saber lo que dices.....PRUEBAS Y EVIDENCIAS, no links y palabritas que no son tuyas....:D



El apóstol Pedro no ejerció el pontificado de Roma por 25 años

No existe prueba alguna histórica de que Pedro ejerciera el cargo de obispo de la Iglesia de Roma por 25 años, como pretenden los católicos, ni mucho menos. Todo lo que dice la Iglesia Católica acerca del pontificado de Pedro en Roma, se basa en una tradición posterior en 120 años a la muerte del gran apóstol, en la cual se afirma solamente que murió juntamente con san Pablo en aquella ciudad.

Según los Hechos de los Apóstoles, Pedro se quedó en Jerusalén después de la muerte de Esteban. Pablo, diecisiete años después de su conversión (que no ocurriría sino algunos años después de la muerte de Cristo), encontró al apóstol Pedro ejerciendo todavía su ministerio en aquella ciudad (Gálatas 1:18 y 2:1). Entonces convinieron los dos grandes apóstoles, juntamente con Jacobo y Juan, que Pedro dirigiría la obra entre los judíos, y Pablo la de los gentiles (Gálatas 2:7 al 10). Esta división de territorio excluye toda posibilidad de que Pedro llegase a ser el obispo de una iglesia gentil, establecida en la capital del Imperio Romano. Y mucho menos que lo fuese durante 25 años, ya que para ello no solamente habría tenido que faltar a lo pactado con Pablo, Santiago y Juan, sino que su muerte debería haber ocurrido por lo menos 20 años más tarde de la fecha en que la tradición dice que murió.


Cerca del año 58 (o sea después de dieciséis años de pontificado de Pedro en Roma, según la tradición católica), Pablo escribe su carta a los Romanos, y en ella no hace mención alguna a su obispo: aquel gran apóstol tan bien conocido por Pablo, como vemos en otras epístolas suyas. Al final de esta carta hay una lista de 27 cristianos de Roma, a los cuales el apóstol envía saludos, poniendo alguna frase de elogio para cada uno de ellos; pero no envía ningún saludo para Pedro, el pastor de la Iglesia. ¿Es ello concebible, de ser cierto el pontificado de Pedro en aquella ciudad?

Como tres años después, Pablo mismo llegó a Roma, y muchos cristianos salieron a recibirle a una distancia de 25 kilómetros. Si Pedro hubiese estado en Roma, ¿no tendríamos alguna noticia del encuentro de estos dos grandes adalides de la misma causa cristiana, por el camino, o en la capital misma? Pero ni una palabra de ello nos dice el autor de los Hechos de los Apóstoles.

Pablo residió dos años en Roma, en calidad de preso custodiado, en la casa que tenía alquilada. Si Pedro se halló ausente al tiempo de su llegada, como dicen algunos apologistas católicos, debió haber vuelto en tan largo espacio de tiempo. Durante estos dos años Pablo escribió muchas epístolas, y en casi todas ellas envía salutaciones de la Iglesia y de varios cristianos prominentes de Roma; pero nunca menciona a Pedro. En la carta dirigida a los Colosenses da los nombres de sus colaboradores, y añade: "Estos solos me ayudan en el reino de Dios" (Colosenses 4:7, 11). Pero entre éstos no se halla Pedro, cuando de haber sido el obispo de Roma debía figurar como el primero de sus ayudadores.

En su 2ª carta a Timoteo, refiriéndose Pablo al final de estos dos años, cuando fue presentado a Nerón, dice: "En mi primera defensa nadie me asistió; todos me desampararon: ruego a Dios que no les sea imputado" ¿Podemos creer que Pedro era uno de los que desampararon al gran apóstol de los gentiles, si hubiese sido el obispo de Roma? ¿No debía haber aquí una honrosísima excepción a su favor? Los cristianos evangélicos tenemos demasiada buena opinión del gran apóstol Pedro, que tan fiel se mostró después de su confirmación al apostolado, para inferirle la injuria de suponer que se hallaba en Roma en semejante ocasión.

Poco antes de su muerte, como lo expresa al decir: "Yo ya estoy para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano", el apóstol Pablo envía por última vez saludos de cuatro cristianos principales de Roma: "Eubulo, Pudente, Lino y Claudio" (2ª Timoteo 4:21). (Es este Lino a quien los católicos suponen sucesor de Pedro y segundo papa de Roma). Pero el nombre de Pedro no es mencionado, a pesar de que faltaban pocos días para que, según la tradición católica, Pedro y Pablo fuesen ejecutados juntos en el monte Tiber, cercano a Roma. De todos estos hechos se deducen, de un modo indubitable, las siguientes conclusiones:

Que Pedro nunca fue obispo de Roma; y que su pontificado de 25 años es una mera leyenda, ya que no existen pruebas históricas de que él estuviera, no 25 años, sino ni siquiera una semana, ejerciendo el pontificado en aquella ciudad; y, en cambio, nos vemos abrumados de hechos que lo contradicen.

Nuestros opositores se rasgan las vestiduras ante las palabras de este párrafo. Sin embargo, ¿dónde está la prueba concreta del pontificado de Pedro en Roma, ni por 25 años (lo que es totalmente imposible a la luz del Nuevo Testamento), ni por ningún período de tiempo? No existe un documento de la época que lo acredite, ni tampoco alguna declaración del propio apóstol Pedro en el sentido de nombrar un sucesor.


Es muy extraño que aquellos obispos antiguos que, acuciados por la conveniencia de formar un bloque en medio de las controversias dogmáticas de la época, tratan de establecer la supremacía del obispo de Roma como sucesor de Pedro, no traigan a luz, en sus tiempos, tan cercanos al gran apóstol, ningún documento de su pluma, ni de la de los primeros obispos de Roma, que demuestre que el apóstol les confirió de un modo concreto tal sucesión y poder.

Si Pedro no ejerció el pontificado en Roma, mal podía nombrar como sucesor suyo a un obispo de aquella ciudad.

Lo más seguro es que no lo hizo en aquella ciudad ni en parte alguna; pues el título de Jefe Universal de la Iglesia el gran apóstol de los judíos (Gálatas 2:8) no lo pretendió jamás, ni ningún cristiano de su tiempo se lo atribuyó, de modo alguno.

Si ello era debido a la mucha humildad del fiel apóstol de Jesucristo, como alegan los católicos, esta virtud de su carácter (poco imitada, por cierto, por algunos que se han llamado sucesores suyos), no debía impedirle nombrar un sucesor. Era su deber hacerlo, para evitar disputas en la Iglesia, si el cargo existía. ¿Por qué no lo hizo? Por la sencilla razón de que él había oído decir a Cristo: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" Porque: "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos" Sabía que la Iglesia era una sociedad espiritual y no mundana, en la que cada fiel es responsable directamente a Cristo, y no intentó organizarla como sociedad humana. Recordaba, también, las palabras del Maestro: "El que quiera ser el primero, sea el postrero de todos"; y no trató de darle un jefe visible.

Los católicos podrán poner en duda estas razones del apóstol (a pesar de que el sacerdocio universal de los creyentes se halla enseñado bastante bien en su primera carta, cap. 2, vers. 9), pero lo que no pueden negar es que no existe documento, de parte del apóstol o de otros cristianos de su siglo, que demuestre lo contrario.

De esperar era que en su segunda epístola, cuando el apóstol Pedro declara la proximidad de su fallecimiento (cap. 2; vers. 14), dijese a quién tenían que obedecer una vez él hubiere dejado "su tabernáculo". Pues en lugar de dar el nombre de un sucesor, se limita a decir que: procurará dejarles memoria de las cosas de las cuales él había sido testigo, en cuanto a la vida gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo. Esta promesa quedó cumplida, según los santos padres, en la redacción del Evangelio de S. Marcos, el cual fue escrito, según Papías, bajo la inspiración de Pedro.

Los católicos tradicionalistas dicen que nombró a Lino; pero no aportan de ello ninguna prueba.
Pero, entonces, ¿con qué razón y bajo qué títulos puede llamarse el actual papa de Roma sucesor de Pedro? En virtud de una tradición que se ha prolongado por muchos siglos. Pero la cuestión no es desde cuántos siglos los obispos de Roma se consideran sucesores de Pedro y jefes de la Iglesia, sino si lo son en realidad. Si fueron nombrados como tales; si existen pruebas de tal sucesión, donde debieran ser halladas, en los primeros siglos. ¡Tan fácil como hubiera sido al apóstol Pedro resolver la debatida cuestión con dos líneas que hubiera escrito en las cartas, reconocidas universalmente como suyas por católicos y protestantes! ¡Una palabra solamente, un nombre: Lino, y la unidad de la Iglesia hubiera quedado para siempre establecida! Pero no lo hizo. ¿Por qué?

Primeramente, porque, como hemos podido ver, Pedro no tenía relación con estos buenos cristianos de Roma, entregado como se hallaba a su ministerio entre los judíos de Oriente.

En segundo lugar, porque no era Pedro quien guiaba su propia pluma, sino que como él mismo declara: "Los santos hombres de Dios escribieron siendo inspirados por el Espíritu Santo> (2.1 Pedro 1:21). Esta gran realidad se cumplía en su propia persona. Y el Santo Espíritu de Dios, que conocía los destinos de la verdadera Iglesia de Cristo, no podía de ningún modo sancionar el sistema autoritario y abusivo que iba a formarse, en el curso de los siglos, sobre el nombre del gran apóstol.

Por último la prueba mas evidente. Lo que el mismo Cristo enseñó al respecto.
Poco después de que, segun la mala interpretación romanista, de Mat. 16:18 donde dicen que quedó establecido el Primedo de Pedro, los otros discípulos aun discuten quien sería el MAYOR EN EL REINO Mat.20:25 y 26, leemos: "Entonces Jesus, llamándoles, dijo: Sabeis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas y los potentados las oprimen con su autoridad. Mas entre vosotros no será así , sino que el que quiera hacerse grande entyre vosotros, sewrá vuestro servidor"
Si discutian quien estaria a su derecha e izquierda no había mejor ocasión para decirles que aquello ya estaba establecido que el Primado reposaba sobre Pedro. Pero no es eso lo que les dice. Lo que les dice es que no habrían jerarquías ni autoridad entre ellos. Señala claramente que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas y las oprimem y ahí tenemos a los papas que lo que pretenden no es oprimir a las naciones, sino al mundo entero. Un papa se atrevió a decir que solo él tenía el derecho de lucir las Insignias Imperiales. Pues baya forma de seguir a Jesucristo.
Bendiciones
__________________
Tobi

http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?s=&postid=130898#post130898
 
Originalmente enviado por: irichc
Contestáis pruebas históricas con hipótesis históricas basadas en el argumento del silencio. No tengo nada más que añadir.

Daniel.


Eso ya lo sabía.............NUNCA TUVISTE ARGUMENTOS....y hasta ahora, nadie los ha tenido....si tienes tiempo y ganas de aprender, vé a los epígrafes que te he indicado....y verás que no hay un solo ARGUMENTO VALIDO PARA LA PRIMACIA DE ROMA NI PARA EL SUPUESTO OBISPADO DE PEDRO....por lo tanto, vuestra teoría papal se cae como un castillo de naipes...nunca fue otra cosa ;)
 
He visto a ateos utilizar tretas similares (argumento del silencio + interpretaciones peregrinas de la Escritura, a partir de pasajes citados fuera de contexto) para "demostrar" la ahistoricidad de Jesucristo, negar su divinidad o condenar su figura.

Cada día os parecéis más. Felicidades.

Daniel.
 
También puedo recomendarte algunas fuentes católicas....pero HONESTAS (dentro de su objetividad posible):


http://www.enciclopediacatolica.com/d/donacionconstan.htm

Donación de Constantino

(Lat., Donatio Constantini).
Por este nombre se conoce, desde el fin de la Edad Media, un documento falsificado del Emperador Constantino el Grande por el cual, grandes privilegios y ricas posesiones eran conferidas al Papa y a la Iglesia Romana. En el manuscrito más antiguo conocido (noveno siglo) (Bibliothèque Nationale, París, MS. Latin 2777) y en muchos otros manuscritos, el documento lleva el título: "Constitutum domni Constantini imperatoris". Está dirigido por Constantino, al Papa Silvestre I (314-35) y consiste de dos partes. En la primera (titulada "Confessio") el emperador relata cómo fue instruído en la Fe Cristiana por Silvestre, hace una profesión llena de fe, y cuenta su bautismo por ese Papa en Roma, y cómo de este modo se curó de lepra. En la segunda parte, (la "Donatio") Constantino dispone conferir a Silvestre y a sus sucesores los siguientes privilegios y posesiones: el Papa, como sucesor de San Pedro, tiene la primacía sobre los cuatro Patriarcas de Antioquía, Alejandría, Constantinopla, y Jerusalén, también sobre todos los Obispos en el mundo. La basílica de Lateran en Roma, construida por Constantino, mandará sobre todas las iglesias como cabecera, igualmente las iglesias de San Pedro y San Pablo serán dotadas de ricas posesiones. Los principales eclesiásticos romanos (clerici cardinales) quienes también pueden recibirse como senadores, obtendrán los mismos honores y distinciones que éstos. Como el emperador, la Iglesia Romana tendrá funcionarios cubicularii, ostiarii, y excubitores. El Papa disfrutará los mismos derechos honorarios que el emperador, entre ellos, el de llevar una corona imperial, una capa purpúrea y túnica, y en general toda insignia imperial o señales de distinción; pero, como Silvestre se negó a poner en su cabeza una corona de oro, el emperador lo invistió con el superior casquete blanco (frigio).
Constantino, el documento continúa, pone al servicio del Papa, un strator, es decir quien llevará el caballo en que montará el Papa. Es más, el emperador obsequia al Papa y a sus sucesores el palacio de Lateran de Roma y las provincias, distritos, y pueblos de Italia y todas las regiones occidentales (tam palatium nostrum, ut prelatum est, quamque Romæ urbis et omnes Italiæ seu occidentalium regionum provinicas loca et civitates) El documento continúa diciendo, que el emperador ha establecido para sí, en el Este, una nueva capital que lleva su nombre, y allá él quita su gobierno, porque es inoportuno que un emperador secular tenga poder donde Dios ha establecido la residencia de la cabeza de la religión cristiana. El documento, concluye con maldiciones contra todos los que se atrevan a violar estas dádivas y con la certidumbre que el emperador las ha firmado con su propia mano y las ha puesto en la tumba de San Pedro. Este documento es sin la duda una falsificación, inventada en algún momento, entre los años 750 y 850. Ya en el decimoquinto siglo su falsedad fue conocida y demostrada. Nicolás Cardenal de Cusa (De Concordantiâ Catholicâ, III, ii, en ediciones Basilea de su obra , 1565, I) lo definió como un dictamen apócrifo. Algunos años después (1440) Lorenzo Valla (Del falso credita et ementita el Constantini donatione declamatio, Mainz, 1518) demostró la falsificación con certeza. Independientemente de sus dos predecesores. Reginald Pecocke, Obispo de Chichester (1450-57), sacó una conclusión similar en su trabajo, "The represor of over much Blaming of the Clergy", Rolls Series, II, 351-366.
Su autenticidad fue defendida aún de vez en cuando, y el documento todavía llega más allá, siendo usado como auténtico, hasta Baronio en su "Annales Ecclesiastici" (ad.an 324) admitió que la "Donatio" era una falsificación, después, pronto fue admitido universalmente como tal. Es una mentira tan clara que no hay razón para ninguna sorpresa que, con el reavivamiento de la crítica histórica en el decimoquinto siglo, el verdadero carácter del documento, se reconociera rápidamente. El falsificador hizo uso de varias licencias que Grauert y otros (ver abajo) han investigado completamente. Se imitan la introducción y la conclusión del documento de las escrituras auténticas del periodo imperial, pero también se utilizan "formulæ" de otros períodos. En la "Confesión" de fe en la doctrina del Espíritu Santo, se explica en extensión, la Caída del hombre y la Encarnación de Cristo.
Hay también reminiscencias de los decretos del Sínodo Iconoclasta de Constantinopla (754) contra la veneración de imágenes. La narrativa de la conversión y curación del emperador esta basada en los Actos apócrifos de Silvestre (Acta o Gesta Sylvestri), aún todas las particularidades de la "Donatio" no aparecen en el relato de los, hasta ahora, textos conocidos de esa leyenda. Las distinciones otorgadas al papa y a los cardenales de la Iglesia romana, probablemente, el falsificador las inventó y las describió según ciertos ritos contemporáneos del ceremonial de la corte romana y de los emperadores bizantinos. El autor también usó las biografías de los papas del Liber Pontificalis (q.v.), asimismo las cartas del octavo siglo de los papas, sobre todo en su informe de las donaciones imperiales. La paternidad literaria de este documento todavía está envuelto en oscuridad. Ocasionalmente, pero sin razón suficiente, los críticos lo han atribuido al autor de las Falsas Decretales (q.v.) o a algún eclesiástico romano del octavo siglo. Por otro lado, el tiempo y lugar de su composición han sido estudiados, completa y últimamente, por numerosos investigadores (sobre todo alemanes), aunque ninguna conclusión firme y universalmente aceptada, se ha sacado todavía. Acerca del lugar de la falsificación, Baronius (Annales, ad.an 1081) sostuvo que fue en Oriente y por un griego cismático; de hecho, se encuentra en colecciones canónicas griegas. Natalis Alejandro se opuso a esta interpretación, y ya no es sostenida por ningún historiador reciente. Muchos de los estudiosos críticos recientes del documento, localizan su composición en Roma y atribuyen la falsificación a un eclesiástico, su argumento principal es intrínseco: este falso documento se redactó en favor de los papas y por consiguiente de la Iglesia romana, la propia Roma debe de haber tenido principal interés en esta falsificación, ejecutada para un propósito tan claramente expresado. Es más, las fuentes del documento son principalmente romanas. No obstante, la interpretación más antigua de Zacarias y otros, de que la falsificación se originó en el Imperio Francogermano, ha sido bastante defendida recientemente y con habilidad por Hergenröther y Grauert (ver abajo). Ellos llaman la atención sobre el hecho que la "Donatio" aparece primero en las colecciones Francogermanas, es decir en las Falsas Decretales y en el manuscrito de St.Denis antedicho; además la cita segura más primitiva fue hecha por autores del Imperio Francogermano, en la segunda mitad del noveno siglo.
Finalmente, este documento nunca se usó en la cancillería papal hasta mediados del undécimo siglo, ni en general fue referido en fuentes romanas hasta los tiempos de Otto III (983-1002, en el caso que el famoso "Diploma" de este emperador, sea auténtico). El primer uso cierto en Roma fue hecho por León IX en 1054, y nótese que este Papa fue por nacimiento y educación, alemán, no italiano. Los escritores mencionados han evidenciado que el objetivo principal de la falsificación era demostrar la justicia de la "translatio imperii" a los francogermanos, es decir el traslado del título imperial a la coronación de Carlomagno en 800; por consiguiente, la falsificación era principalmente importante para el Imperio Francogermano. Esta visión, debidamente sostiene, contra la opinión de la mayoría, que la falsificación se originó en Roma. Un divergencia de opinión, todavía mayor, reina, acerca del momento de su redacción. Algunos han afirmado (más recientemente Martens, Friedrich, y Bayet) que cada una de sus dos partes se inventó en momentos diferentes. Martens sostiene que el autor ejecutó su falsificación entre intervalos breves; que la "Constitutum" se originó después del 800 en relación con una carta de Adriano II (778) en qué el Papa reconoció a Carlomagno la posición imperial al rey de Fracogermania , que por sus propios esfuerzos y fortuna, había logrado. Friedrich (ver abajo), al contrario, intenta demostrar que la "Constitutum" estaba compuesta de dos partes muy distintas. La esencia de la primera parte, llamada "Confessio", apareció entre los años 638 y 653, probablemente 638-641, mientras la segunda, o "Donatio" propiamente, fue escrita durante el reinado de Esteban II, entre los años 752 y 757, por Paulo, hermano y sucesor del Papa Esteban. Según Bayet la primera parte del documento se redactó en tiempos de Paulo I (757-767); la última parte apareció en, o aproximadamente, el año 774.
En oposición a estas opiniones la mayoría de los historiadores mantiene que el documento fue escrito totalmente y al mismo tiempo, por un autor. ¿Pero cuándo fue escrito? Colombier se decide por el reino del Papa Conon (686-687), Genelin, por principios del octavo siglo (antes del 728). Pero ninguna de estas opiniones se apoya en razones suficientes, y las dos son, ciertamente, insostenibles. La mayoría de los investigadores acepta como posible fecha más antigua, el pontificado de Esteban II (752-757), estableciendo, así, una conexión entre la falsificación y los eventos históricos que llevaron al origen de los Estados de la Iglesia y al Imperio Occidental de los reyes Francogermanos. ¿Pero en qué año del período, desde el pontificado antedicho de Esteban II hasta la recepción de la "Constitutum" en la colección de las Falsas Decretales (c. 840-50) fue llevada a cabo, la falsificación? Casi todos los estudiosos de esta intrincada cuestión, guardan sus propias y diferentes opiniones. Primero es necesario contestar una pregunta preliminar: ¿ Exhibió el Papa Adrian II en su carta a Carlomagno del año 778 (Códice Carolinus, ed. Jaffé Ep. lxi) algún conocimiento de la "Constitutum"? De un pasaje de esta carta:
Sicut temporibus beati Silvestri Romani pontificis a sanctæ recordationis piisimo Constantino magno imperatore per eius largitatem sancta Dei Catholica et Apostolica Romana ecclesia elevata et exaltata est et potestatem in his Hesperiæ partibus largiri dignatus, ita et in his vestris felicissimis temporibus atque nostris sancta Dei ecclesia, id est beati Petri apostoli, germinet atque exultet...
Varios escritores, ej. Döllinger, Langen, Meyer, y otros han concluido que Adriano I era consciente, entonces, de esta falsificación, por lo que debe haber aparecido antes del 778. Friedrich asume en Adriano I, un conocimiento de la "Constitutum" de su carta al Emperador Constantine VI escrita en 785 (Mansi, Concil. Coll., XII, 1056). La mayoría de los historiadores, sin embargo, se abstienen debidamente de afirmar que Adriano I hizo uso de este documento en sus cartas, por consiguiente, el momento de su origen no puede deducirse. La mayoría de los recientes escritores sobre el tema acepta el origen de la "Donatio" entre 752 y 795. Entre ellos, algunos se deciden por el pontificado de Esteban II (752-757) sobre la hipótesis, que el autor de la falsificación quiso justificar los derechos de este papa, en sus negociaciones con Pipino (Döllinger, Hauck, Friedrich, Böhmer). Otros bajan la fecha de la falsificación al tiempo de Paulo I (757-767), y basan su opinión en los eventos políticos en Italia bajo este Papa, o en el hecho que él sentía una veneración especial por San Silvestre, y que la "Donatio" tenía, especialmente en vista, el honor de este santo (Scheffer-Boichorst, Mayer). Otros sitúan su origen de nuevo en el pontificado de Adriano I (772-795), en la hipótesis que este Papa confió en extender la autoridad secular de la Iglesia romana sobre una gran parte de Italia y crear de esta manera un Estado eclesiástico poderoso bajo el gobierno papal. Así (Langen, Loening). Un grupo más pequeño de escritores, sin embargo, mueve la falsificación a alguna fecha después de 800, es decir después de la coronación de Carlomagno como emperador. Entre éstos, Martens y Weiland asignan el documento a los últimos años del reino de Carlomagno, o a los primeros de Luis el Pío, es decir en algún momento entre 800 y 840. Ellos argumentan que el propósito principal de la falsificación era otorgar al gobernante occidental el poder imperial, o que la "Constitutum" significaba que el nuevo emperador, como sucesor de Constantino el Grande, confería poder a la Iglesia romana. Esos escritores son, además, quiénes investigan al falsificador en el Imperio Francogermano, sostienen que el documento se escribió en el noveno siglo, sobre todo Hergenröther y Grauert. El último opina que la "Constitutum" se originó en el monasterio de St.Denis, en París, brevemente antes de, o aproximadamente al mismo tiempo, que las Falsas Decretales, es decir entre 840 y 850. Estrechamente con la fecha de la falsificación, está conectada la otra pregunta acerca del principal propósito del falsificador de la "Donatio". Aquí, también, existe una gran variedad de opiniones.
La mayoría de los escritores, que sitúan en la propia Roma el origen de la falsificación, sostienen que su intención, es principalmente, apoyar las demandas de los Papas hacia el poder secular en Italia; difieren, sin embargo, acerca de la magnitud de las demandas. Según Döllinger la "Constitutum" tenía como destino ayudar en la creación de una Italia unida bajo el gobierno papal. Otros limitarían las demandas papales a esos distritos que Esteban II quiso obtener de Pipino, o a territorios aislados que, antes o después, las papas desearon adquirir. En general, esta clase de historiadores busca conectar la falsificación con los eventos históricos y los movimientos políticos de ese tiempo en Italia (Mayer, Langen, Friedrich, Loening, y otros). Algunos, ponen más énfasis en la elevación del papado que en la donación de territorios. Ocasionalmente se sostiene, que el falsificador buscó afianzar para el Papa una categoría de autoridad secular superior, una supremacía imperial en contra del Gobierno Francogermano, sólidamente establecido, entonces, en Italia. Otras veces, algunos de este grupo, limitan para Italia la expresión "occidentalium regionum provincias", pero la mayoría interpreta que representa a todo el Imperio Occidental anterior. Ésta es la actitud de Weiland para quien el objeto principal de la falsificación, es incrementar el poder papal sobre el imperial, y el establecimiento de la supremacía imperial del Papa sobre todo Occidente. También por esta razón él baja la fecha de la "Constitutum" nunca más lejos que el fin del reinado de Carlomagno (814). Sin embargo, con este documento Silvestre obtiene de hecho, la jerarquía imperial de Constantino y los emblemas de dignidad imperial, aunque no la verdadera supremacía imperial. Martens observa, por consiguiente, en la falsificación, un esfuerzo para elevar al papado en general; todos alegaron prerrogativas para el papa y eclesiásticos romanos, todos regalos de posesiones otorgadas, se quieren derechos de gobierno secular, ascensos y confirmaciones de esta elevación, y de todo eso el nuevo Emperador Carlomagno delineó conclusiones prácticas en su proceder, respecto al Papa. Scheffer-Boichorst sostiene una opinión singular, a saber, que el falsificador tuvo la intención de la glorificación de Silvestre y Constantino, principalmente, y sólo de manera secundaria, una defensa de las demandas papales a las posesiones territoriales. Grauert para quien la falsificación es un asunto francogermano, comparte la visión de Hergenröther, es decir el falsificador tenía en mente la defensa del nuevo Imperio Occidental, de los ataques bizantinos. Por consiguiente fue muy importante, para él, establecer la legitimidad del imperio recientemente fundado, y este propósito, fue especialmente auxiliado por todos aquellos documentos que sostuvieran la elevación del Papa. De lo anterior, se puede observar que la última palabra sobre investigación histórica en esta materia, todavía está por verse. Preguntas importantes acerca de las fuentes de la falsificación, el lugar y momento de su origen, la tendencia del falsificador, aún esperan solución.
Las nuevas investigaciones probablemente prestarán todavía mayor atención a la crítica textual, sobre todo de la primera parte o "Confesión" de fe. Hasta donde las evidencias a mano nos permiten juzgar, la falsificación de la "Constitutum" se conoció primero, en el Imperio Francogermano. El manuscrito en existencia más antiguo, ciertamente del siglo noveno, se escribió durante el Imperio Francogermano. En la segunda mitad de ese siglo, el documento es mencionado expresamente por tres escritores francogermanos. Ado, Obispo de Viena, habla de él en su Crónica (De sex ætatibus mundi, ad an. 306, in P.L., CXXIII, 92); Æneas, Obispo de París, se refiere a él en defensa de la primacía romana (Adversus Græcos, c. el ccix, op. cit., CXXI, 758); Hincmar, Arzobispo de Reims, menciona la donación de Roma al papa, por Constantino el Grande según la "Constitutum" (De ordine palatii, c. el xiii, op. cit., CXXV, 998). El documento logró más amplia circulación por su incorporación en las Falsas Decretales (840-850, o más específicamente entre 847 y 852; Hinschius, Decretales Pseudo-Isidorianæ, Leipzig, 1863, pág. 249). En Roma, el documento no fue usado durante el noveno y décimo siglos, tampoco en medio de los conflictos y dificultades de Nicolas I con Constantinopla, cuando podría haber servido como un bienvenido argumento para los derechos del Papa. El primer Papa que lo usó en un acto oficial, fue León IX; en una carta de 1054 a Miguel Cærulario, Patriarca de Constantinopla, él cita la "Donatio" para demostrar que la Santa Sede tuvo ambos poderes, uno temporal y otro celestial, el sacerdocio real. De allí en adelante la "Donatio" adquiere más importancia y se usa más frecuentemente como evidencia en los conflictos eclesiásticos y políticos entre el papado y el poder secular. Anselmo de Lucca y el Cardenal Deusdedit lo insertaron en sus colecciones de canones. Gracián, es verdad, lo excluyó de su "Decretum", pero lo agregó pronto como "Palea". Los escritores eclesiásticos en la defensa del papado durante los conflictos de principios del duodécimo siglo, lo citaron como documento autorizado. (Hugo de Fleury, De regiâ potestate et ecclesiasticâ dignitate, II; Placidus de Nonantula, De honore ecclesiæ, c.c.p.. lvii, xci, cli,; Disputatio vel defensio Paschalis papæ, Honorius Augustodunensis, De summâ gloriæ, c. xvii; cf. Mon. Germen. Hist., Libelli de lite, II, 456, 591, 614, 635; III, 71). San Pedro Damiano también confió en el, en sus escrituras contra el antipapista Cadalous de Parma (synodalis de Disceptatio synodalis, in Libelli de lite, I, 88). Gregorio VII nunca citó este documento en su larga lucha por la libertad eclesiástica contra el poder secular. Pero Urbano II lo usó en 1091 para apoyar sus demandas sobre la isla de Córcega. Después, los Papas Inocencio III, Gregorio IX, Inocencio IV, tomó su autoridad para conceder a Inocencio III, el Sermo de sancto Silvestro, (en P.L., CCXVII, 481 sqq.; Raynaldus, Annales, ad an. 1236, n. 24; Potthast, Regesta, no. 11,848), y los escritores eclesiásticos adujeron muchas veces su evidencia en favor del papado.
Los adversarios medievales de los papas, por otro lado, nunca negaron la validez de esta apelación a la pretendida donación de Constantino, pero trataron de demostrar que el fundamento de las deducciones legales se basaba en interpretaciones falsas. La autenticidad del documento, como ya se declaró, no fue dudado por nadie antes del decimoquinto siglo. Fue conocido por los griegos en la segunda mitad del duodécimo siglo, cuando aparece en la colección de Teodoro Balsamon (1169 sqq.); luego, otro canonista griego, Matthæus Blastares (aproximadamente 1335), lo admitió en su colección. También aparece en otras obras griegas. Es más, fue muy estimado en la Grecia Oriental. Es bien conocido que los griegos, exigieron, para el Obispo de Nueva Roma (Constantinopla) los mismos derechos honoríficos que aquéllos gozados por el Obispo de Roma Antigua. Ahora, en virtud de este documento, reclamaban también para el clero bizantino, los privilegios y prerrogativas dispensadas al papa y a los eclesiásticos romanos. En Occidente, mucho tiempo después que su autenticidad fue disputada, en el decimoquinto siglo, su validez fue aún levantada por la mayoría de canonistas y juristas que continuaron a lo largo del decimosexto siglo, citándolo como auténtico. Y aunque Baronio e historiadores antiguos, lo reconocieron como falsificación, ellos trataron de ordenar otras autoridades, en defensa de su contenido, especialmente como memorias de las donaciones imperiales. En tiempos posteriores, esto fue abandonado, por lo que ahora , toda la "Constitutum", en forma y contenido, es considerada debidamente, y en todo sentido: una falsificación.
Ver FALSAS DECRETALES; SILVESTRE I; ESTADOS DE LA IGLESIA; PODER TEMPORAL.
El texto de la "Donatio" ha sido frecuentemente impreso, e.g. in LABBE, Concil., I, 1530; MANSI, Concil. col., II, 603; finally by GRAUERT (see below) and ZEUMER in Festgabe für Rudolf von Gneist (Berlin, 1888), 39 sqq. See HALLER, Die Quellen zur Geschichte der Entstehung des Kirchenstaats (Leipzig and Berlin, 1907) 241-250; CENNI, Monumenta dominationis Pontificiæ (Rome, 1760), I, 306 sqq.; cf. Origine della Donazione di Costantino in Civilta Cattolica, ser. V, X, 1864, 303 sqq. The following are non-Catholic: ZINKEISEN, The Donation of Constantine as applied by the Roman Church in Eng. Hist. Review (1894), IX, 625-32; SCHAFF, Hist. of the Christ. Church (New York, 1905), IV, 270-72; HODGKIN, Italy and Her Invaders (Oxford, 1899), VII, 135 sqq. See also COLOMBIER, La Donation de Constantin in Etudes Religieuses (1877), XI, 800 sqq.; BONNEAU, La Donation de Constantin (Lisieux, 1891); BAYET, La fausse Donation de Constantin in Annuaire de la Faculté des lettres de Lyon (Paris, 1884), II, 12 sq.; DÖLLINGER, Papstfabeln des Mittelalters (Munich, 1863), Stuttgart, 1890), 72 sqq.; HERGENRÖTHER, Katholische Kirche und christlicher Staat (Freiburg im Br., 1872), I, 360 sqq.; GENELIN, Das Schenkungsversprechen und die Schenkung Pippins (Leipzig, 1880), 36 sqq.; MARTENS, Die römische Frage unter Pippin und Karl dem Grossen (Stuttgart, 1881), 327 sqq.; IDEM, Die falsche Generalkonzession Konstantins des Grossen (Munich, 1889); IDEM, Beleuchtung der neuesten Kontroversen über die römische Frage unter Pippin und Karl dem Grossen (Munich, 1898), 151 sqq.; GRAUERT Die konstantinische Schenkung in Historisches Jahrbuch (1882), 3 sqq. (1883), 45 sqq., 674 sqq. (1884), 117 sqq.; LANGEN, Entstehung und Tendenz der konstantinischen Schenkungsurkunde in Historische Zeitschrift für Kirchenrecht (1889), 137 sqq., 185 sqq.; BRUNNER, Das Constitutum Constantini in Festgabe für R. von Gneist (Berlin, 1888), 3 sqq.; FRIEDRICH, Die konstantinische Schenkung (Nördlingen, 1889); SCHEFFER-BOICHORST, Neuere Forschungen über die konstantinische Schenkung in Mitteilungen des Instituts fürösterr. Geschichtsforsch. (1889), 302 sqq. (1890), 128 sqq.; LAMPRECHT, Die römische Frage von Konig Pippin bis auf Kaiser Ludwig den Frommen (Leipzig, 1889), 117 sqq.; LOENING, Die Entstehung der konstantinischen Schenkungsurkunde in Histor. Zeitschrift (1890), 193 sqq.; BÖHMER, Konstantinische Schenkung in Realencyclopadie für prot. Theol. (Leipzig, 1902), XI, 1 sqq.
J.P. KIRSCH
Transcrito por Steven Fanning
Traducido por José Luis Anastasio


The Catholic Encyclopedia, Volume I
Copyright © 1907 by Robert Appleton Company
Online Edition Copyright © 1999 by Kevin Knight
La Enciclopedia Católica Copyright © ACI-PRENSA
Nihil Obstat, March 1, 1907. Remy Lafort, S.T.D., Censor Imprimatur +John Cardinal Farley, Archbishop of New York






Una gran falsificación a favor de Roma(Del libro “El cristianismo, esencia e historia” H.Küng, autor católico y teólogo de renombre.)

Cuando no habían pasado aún cien años desde la fundamentación del Estado eclesiástico fue el papa Nicolás I (858-867) el que, favorecido por el desmoronamiento de los carolingios, en plena conciencia del cargo petrino, osó por primera vez poner bajo anatema (exclusión de la Iglesia) la desobediencia de una decisión doctrinal o papal. Porque para este papa, el papado constituye la base querida por Dios para el orden social y estatal. Así, quiere traducir a la práctica la teoría petrina. Así, pretende acosar a la hasta entonces habitual autoadministración de las Iglesias regionales a favor de una administración central romana. Muy consciente de su plenitud de poder dada supuestamente por Cristo, trata a obispos, arzobispos y patriarcas, así como a reyes y a emperadores, como si fueran sus receptores de órdenes, y ante un difícil asunto matrimonial amenaza de forma inesperada al rey franco con la excomunión y depone a los poderosos arzobispos de Colonia y Tréveris, que apoyan al rey.

Concuerda con esto el hecho de que Nicolás fue el primer papa que –tal vez de buena fe- hizo suyas no sólo la “Donación constantiniana”, sino falsificaciones aún más monstruosas. Cierto que en el siglo IX no tuvieron aún gran efecto político y eclesiástico para el imperio, pero en el siglo XI alcanzarían plena vigencia. Hablamos de las Decretales pseudoisidorianas, una colección de cánones que fueron atribuídas a un tal Isidoro Mercator, por lo demás desconocido. En la edición difundida comprenden más de 700 páginas de letra apretada, y contienen decretales pontificias, decisiones sinodales y leyes imperiales francas incluída la “Donación constantiniana”. Comienzan con la falsificada carta de Clemente de Roma, ahora más ampliada, a Santiago, hermano del Señor.

¿Cuál es la realidad histórica?. Se editan aquí 115 textos como documentos de obispos romanos de los primeros siglos, a pesar de que la mayoría de ellos habían sido fabricados poco antes de su publicación en Francia. Hay además 125 documentos auténticos con interpolaciones y cambios posteriores. Tal vez estas toscas falsificaciones (se supone como nacimiento la ciudad de Reims, corazón del territorio imperial franco) fueron confeccionadas por todo un grupo de falsificadores muy versados, posiblemente clérigos:

¿Su objetivo principal? Fortalecer la posición de los obispos frente a los poderosos arzobispos y a los sínodos provinciales, así como también frente al rey y a los grandes seglares. Se manifiesta aquí por primera vez aquel episcopalismo franco que jugará un gran papel a lo largo de toda la Edad Media.

¿Su argumento principal? La Iglesia antigua fue regida, supuestamente, hasta en los detalles más nimios mediante decretos de los papas.

¿Sus principales beneficiarios? En realidad, no los obispos, sino el papado, que cuando se redactaron las falsificaciones era débil y no era aún de temer como adversario delepiscopalismo. Porque lo que para los falsificadores era medio para el fin-la exaltación delpoder del papa, definido como “caput totius orbis”(cabeza de todo el orbe)- se convierte para el papado más tarde en el fín que santifica muchos medios.

¿Sus estrategias? El derecho de celebrar y confirmar sínodos, ejercido hasta ahora sólo por los reyes francos, es atribuído sólo al papa; obispos acusados pueden apelar al papa; en general, todos los “asuntos graves”(causae maiores) están reservados al papa para la decisión definitiva; las leyes del estado que colisionan con los cánones y decretos del papa son nulas............................................................................


¿Historización de las falsificaciones?

Como teólogo cristiano de hoy, uno ve con sentimientos encontrados los intentos de “historizar” aquellas grandes falsificaciones, sobre todo, cuando en ese empeño, historiadores de rango sacan todos los registros apologéticos para disculpar esas falsificaciones y bagatelizarlas mediante una hermeneútica del sentirse de acuerdo...................................................................................

Pero que es lo realmente funesto de estas falsificaciones? Que ellas repercuten hasta hoy en la autocomprensión de la Iglesia. F.X. Seppelt, historiador católico de los papas, observó ya en 1955 acerca de la repercusión de las Decretales pseudoisidorianas: “la negación de la idea de desarrollo tuvo una influencia muy negativa en la vida constitucional eclesiástica”, como se expresa en “la datación de documentos en un tiempo muy anterior al real y en que un grupo eclesiástico del siglo IX haga remontar sus ideas y exigencias al tiempo posapostólico”.

De hecho, las decisivas repercusiones para la autocomprensión de la Iglesia son las siguientes: estas falsificaciones nacidas a mediados del siglo IX
-confieren a las pretensiones pontificias del poder nacidas en el siglo V el aura de lo muy antiguo y el nimbo de lo querido por Dios;
-suministran a esas pretensiones de poder una fundamentación jurídica y teológica en los tres primeros siglos cristianos que les faltaba hasta entonces......................................

Es innegable que aquella desmesurada pretensión de poder del papado, que tendría como consecuencia el cisma de la Iglesia con oriente y la protesta de los reformadores en Occidente, se impuso de forma esencial en los siglos XI y XII con la ayuda de esas falsificaciones. Y si se tiene presente que hasta nuestros días el poder de Roma sobre toda la Iglesia Católica, sobre iglesias locales, regionales, nacionales, sobre obispos, clero y cada uno de los fieles, incluso sobre los concilios ecuménicos, fue fundamentado jurídicamente, sin mucho escrúpulo, con la ayuda de estas decretales falsificadas, entonces este debate pierde su inocuidad. Se puede seguir el curso de sus efectos, aunque hoy envueltos con cuidado, hasta el Código de Derecho Canónico revisado bajo la dirección de la Curia y promulgado de nuevo en 1983. Porque el sistema de poder curial lo han mostrado todas nuestras consideraciones precedentes- no puede apoyarse en el Nuevo Testamento ni en la tradición católica antigua. Se basa en continuas arrogaciones de poder a lo largo de los siglos y en falsificaciones que las legitimizan a posteriori.

(Pags. 377-379)
 
Originalmente enviado por: irichc
He visto a ateos utilizar tretas similares (argumento del silencio + interpretaciones peregrinas de la Escritura, a partir de pasajes citados fuera de contexto) para "demostrar" la ahistoricidad de Jesucristo, negar su divinidad o condenar su figura.

Cada día os parecéis más. Felicidades.

Daniel.



Si lo que dices fuese cierto, empezarías a rebatir punto por punto (no te desanimes, hasta ahora nadie ha podido hacerlo, no se puede NI CONTRA LA VERDAD DE LA PALABRA DE DIOS, NI ANTE LA EVIDENCIA DE LA HISTORIA)


Compararnos con ateos, es sencillamente un acto infantil por tu parte, senor falso filosofo y ahora falso católico ( o al menos desconocedor de la esencia de su religion )


Aquí te querría ver defendiendo el Evangelio de Jesucristo contra los ataques de ateos, testigos, mormones, unitarios y demás sectas....la principal, la Gran Secta Catolico Romana........un papa (lider) al frente; afirma ser la verdadera religión (como todas las sectas) y tienen libros paralelos considerados sagrados a la vez que las Escrituras.....cualquier parecido con la realidad de una secta...PURA COINCIDENCIA :burla:
 
Originalmente enviado por: irichc
He visto a ateos utilizar tretas similares (argumento del silencio + interpretaciones peregrinas de la Escritura, a partir de pasajes citados fuera de contexto) para "demostrar" la ahistoricidad de Jesucristo, negar su divinidad o condenar su figura.

Cada día os parecéis más. Felicidades.

Daniel.



Y yo he visto en otros foros de filosofia y agnosticismo, a un forista llamado irich23, que copia y pega sin entrar a debatir como en este caso....

Aquí se demuestra la historicidad y la divinidad de Jesucristo, y muchas cosas más...así que compararnos con los ateos, no solo es un insulto, sino lo que es llamado "falacia ad hominem"....a falta de arguemntos, se ataca al mensajero

Este es un foro serio irich.....y se ha de estar dispuesto a debatir aquellos que se pega.....tu, te quedaste sin argumentos, dejas de aportar aquí y sigues abriendo epígrafes....¿crees que vas a engañar a alguien?