Destrucción de Jerusalén

17 Septiembre 2008
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La Destrucción de Jerusalén

Comparada y Contrastada con la

Tribulación del Final de los Tiempos



Lucas 21:20-24





El Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24, Lucas 21, etc.) responde dos importantes preguntas que hicieron los discípulos:



1. “¿Cuándo serán estas cosas?” (Mateo 24:3). Esto se refiere a la destrucción de Jerusalén mencionada en Mateo 23:38 y Mateo 24:2.



2. “¿Qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” (Mateo 24:3).



Esperamos, pues, que el discurso del Monte de los Olivos comente dos cosas: 1) La destrucción de Jerusalén; 2) La venida del Señor al final del siglo.



Antíoco Epífanes trajo sobre el templo judío una abominación desoladora, sacrificando allí incluso un cerdo (Daniel 8:9, etc.), y esto prefiguró una futura profanación del templo que tendrá lugar durante el tiempo del anticristo al final del siglo, específicamente, a la mitad de la semana 70 de Daniel. De igual manera, el asedio de Jerusalén y el terrible tiempo de angustia del año 70 D.C. prefigura el futuro asedio de Jerusalén al final de los tiempos. No es poco usual que el Señor use un suceso histórico para prefigurar un evento futuro que comparte con él varias similitudes.



Hace varios años, J.C. Ryle, que no era por cierto no era dispensacionalista, hizo la siguiente observación (Expository Thoughts in the Gospels, en sus comentarios bajo Mateo 24): “Pero no debemos suponer que esta parte de la profecía del Señor se agota con la primera toma de Jerusalén. Es más que probable que las palabras de nuestro Señor tengan una aplicación ulterior y aún más profunda. Es más que probable que se apliquen a un segundo asedio de Jerusalén que aún debe tener lugar cuando Israel haya vuelto a su propio país y, por tanto, a una segunda tribulación de sus habitantes, que sólo terminará a la venida de nuestro Señor Jesucristo. Tal visión sobre este pasaje podrá parecer sorprendente a algunos. Pero los que dudan de su validez harían bien en estudiar el último capítulo del profeta Zacarías y el último capítulo de Daniel”.



El pasaje clave que habla del asedio del año 70 D.C. se encuentra en Lucas 21:20-24. Al considerar estos versículos, observaremos algunas notables similitudes entre este asedio y el que sucederá al final del tiempo. Debemos también observar algunas diferencias significativas.



Lucas 21:20. “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado”.



SEMEJANZAS: La destrucción de Jerusalén incluía “desolación” tal como habrá “desolación” al final de los tiempos (Mateo 24:15).



DIFERENCIAS: La señal que dio el Señor para la destrucción de Jerusalén era esta: Verán a Jerusalén rodeada de ejércitos. La señal que el Señor dio para Su segunda venida al final de los tiempos era muy específica: Verán la abominación desoladora a la cual se refiere Daniel 9:27 en el lugar santo (el templo). Ver Mateo 24:15. En el año 70 D.C. el templo fue destruido y no quedó piedra sobre piedra; al final del tiempo el templo estará en pie con la imagen de la bestia en su interior (Apocalipsis 13:2; 2 Tesalonicenses 2).



Lucas 21:21. “Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes, etc.”



SEMEJANZAS: En el tiempo de la abominación desoladora al final de los tiempos también habrá una HUIDA (Mateo 24:16). En el año 70 D.C. y en la mitad de la semana 70 de Daniel, Jerusalén no es un lugar en el cual tú, como judío, quisieras estar. Sal de allí tan pronto como puedas. La necesidad urgente de huir de la ciudad santa será igual, tres años y medio antes de la segunda venida del Señor.



Lucas 21:22. “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas”.



SEMEJANZAS: Dios cumplirá Su Palabra respecto a Su juicio prometido en 70 D.C. (como está predicho en Lucas 21:6 etc.), tal como Dios cumplirá Su Palabra respecto a todas Sus predicciones que se relacionan con el final de los tiempos (Mateo 24:34-35).



DIFERENCIAS: La destrucción de Jerusalén incluye “venganza” y un severo juicio sobre los judíos. Por el contrario, la venida de Cristo al final de los tiempos traerá liberación para los judíos. Note Jeremías 30:7 y la esperanza de liberación, muy distinto del año 70 D.C., cuando no hubo liberación, sino solamente destrucción.



Lucas 21:23. “Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo”.



SEMEJANZAS: Nótese el lenguaje idéntico en Mateo 24:19, “Mas ¡ay de las que estén encintas, etc!” También la semejanza entre “gran calamidad” y “gran tribulación” (Mateo 24:21). [Nota: la palabra “calamidad” que se usa en Lucas es una palabra diferente, aunque similar en significado a “tribulación”. Significa “catástrofe, infortunio, desgracia”—Thayer]. Sabemos que la ira y el juicio de Dios caracterizarán también el período de la tribulación del final del tiempo.



DIFERENCIAS: Lucas no dice que esta “gran calamidad” será el tiempo de la mayor calamidad que el mundo jamás conoció, pero la tribulación, que está asociada a la venida del Señor y al final de los tiempos, es descrita así (Mateo 24:21). Aunque los horrores del año 70 D.C. no deben ser minimizados (un millón de judíos murieron y muchos miles fueron esclavizados), no debemos olvidar los millones de judíos que han sido asesinados en el siglo 20 y debemos recordar que un tiempo de angustia aún mayor está por delante (Zacarías predijo que dos tercios de la nación serían cortados o que morirían en un tiempo de infortunio futuro –Zac.13:8). En el año 70 D.C. la calamidad estaba centralizada “en la tierra”, en Judea, mientras que la gran tribulación será experimentada a escala mundial (Ap.3:10). En el año 70 D.C. la ira de Dios se derramaría sobre “este pueblo” (los judíos), en tanto que en la tribulación final la ira de Dios será derramada sobre todas las naciones (Apocalipsis 6:15—“reyes de la tierra” etc.).



Lucas 21:24. “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”.



SEMEJANZAS: Tal como en el año 70 D.C. Jerusalén estaba bajo el dominio de los romanos, así Jerusalén también estará bajo el dominio de la “bestia” (Ap.13) al final de los tiempos.

DIFERENCIAS: En el año 70 D.C. los judíos fueron llevados cautivos a todas las naciones, pero al final de los tiempos ellos serán reunidos de todas las naciones y serán restaurados a su tierra (Mateo 24:31 y muchos versículos en los profetas del Antiguo Testamento, como Jeremías 16:14-15; Isaías 43:5-7; Jeremías 23:7-8; Jeremías 31:7-10; Ezequiel 11:14-18; Ezequiel 36:24; Isaías 11:11 y siguientes). En el año 70 D.C. Jerusalén fue hollada por los gentiles, una situación que ha continuado y perdurado por muchos siglos, pero cuando Cristo venga al final de la tribulación, el tiempo de los gentiles llegará a su fin (Daniel 2:44-45).



Nota: Hay muchos hoy día que enseñan que la venida de Cristo mencionada en Mateo 24 no se refiere a Su venida al final de los tiempos, sino que se refiere a Su venida en juicio en al año 70 D.C. (aunque nadie lo vio realmente venir en ese tiempo). Ellos nos acusan de enseñar un “rapto secreto”, pero ellos enseñan una “venida secreta” en juicio que no fue vista por nadie. Aquí van solamente dos de los numerosos problemas que tal punto de vista crea:



1) Si la “gran tribulación” de Mateo 24 es la destrucción de Jerusalén por los romanos, entonces ¿cómo puede la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C. ser igualada a la venida de nuestro Señor? Mateo 24:29-30 enseña específicamente que la venida de nuestro Señor tendrá lugar DESPUÉS de la gran tribulación de aquellos días.



Gran Tribulación =la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70 D.C (Así dicen ellos).

Venida de Cristo = la destrucción del año 70 D.C. (la venida de Cristo en juicio). (Así dicen ellos).



Pero Mateo 24:29-30 enseña que Su venida será después de la gran tribulación. Decir que la destrucción del año 70 D.C. viene después de la destrucción del año 70 D.C. no tiene sentido. ¿Cómo puede un evento histórico ser seguido por un evento idéntico?



2) En Mateo 23:39 el Señor Jesús dejó muy en claro que la nación judía no vería de nuevo al Señor Jesús hasta que dijeran, “Bendito el que viene en el Nombre del Señor”. Esto significa que ÉL no vendrá hasta que la nación se arrepienta. Puesto que la nación no se arrepintió en el año 70 D.C., esto tiene que significar que Cristo no vino en ese momento. Nótese que Mateo 24:30 dice específicamente que ellos VERÍAN venir al Hijo del Hombre.
 
Re: Destrucción de Jerusalén

Originalmente enviado por Gabriel47
Estimado falso profeta. Saludos cordiales.

Respondo: Vaya ahoras lloras lágrimas de cocodrilo al ver que escribiste esta herejía: "Aunque ni Jesús ni los apóstoles sabían a ciencia cierta cuando iba a ocurrir la destrucción de Jerusalén, nosotros sí sabemos que ocurrió el año 70 d.C.""

Por supuesto que eres un petulante, ignorante, que se quiere dar de conocedor de las Escrituras y lanza frases como la que antecede para darse bríos de sabiduría, ¿de dónde sacas que quiero divinizarte, si hasta en eso eres un retorcido majadero, autocomplacido eduardín, el chismoso?




Respondo: "Aunque ni Jesús ni los apóstoles sabían a ciencia cierta cuando iba a ocurrir la destrucción de Jerusalén, nosotros sí sabemos que ocurrió el año 70 d.C."

Como estamos hablando de la destrucción de Jerusalén, ¿tienes alguno de tus embaucados seguidores que te apoyen en que Jesús no sabía cuando iba a ocurrir la destrucción de Jerusalén? ¿Estarán escondidos en las cuevas llorando y crujiendo sus dientes?




Respondo: Para todo buen cristiano, el regreso de nuestro Señor en gloria y majestad, corresponde a su segunda venida, por cierto ella aún no ha ocurrido como los herejes preteristas tratan de imponer a los incautos, pero la Palabra de Dios nos advierte: ¡No le creáis!




Respondo: Piensas lo mismo que tu lider a quién sirves, que anda como león rugiente a quién devorar.

Nuevamente te menciono a Pedro que cuyas palabras te repruban:

2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2:2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,
2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;
2:5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
2:6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente,
2:7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados
2:8 (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos),
2:9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;
2:10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,
2:11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.
2:12 Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición,
2:13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores.
2:14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.
2:15 Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad,
2:16 y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta.
2:17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.
2:18 Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.
2:19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.
2:20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.
2:21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
2:22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Bendiciones

Luego todo Israel será salvo
 
Re: Destrucción de Jerusalén

Apreciado Javier:

Aunque cualquier postura respetuosa de las ideas de los demás me parece respetable, y la tuya lo es, me parece que no existen razones textuales en Mateo 24 y paralelos para suponer que se esté hablando más que de una única cosa: la destrucción de Jerusalén por las legiones romanas y tropas auxiliares que las acompañaron. No encuentro ningún indicio en el propio texto para hablar de una segunda destrucción de Jerusalén, ni de una destrucción a escala planetaria.

El lenguaje escatológico empleado es compatible con expresiones del mismo corte en los profetas de Israel cuando hablaban de catástrofes venideras para naciones o ciudades. Incluso el asunto de los ángeles de Mat. 24:31 puede entenderse como los mensajeros del evangelio (perfectamente humanos). No encuntro ningún indicio en el propio texto que nos permita tomar unos versículos que podamos atribuir a una "primera" destrucción de Jerusalén, y tomar un segundo grupo de versículos que podamos atribuir a una "segunda" destrucción de Jerusalén o del cosmos.

Por ello, según entiendo el texto, Jesús habla de un único tema: la destrucción de Jerusalén. A partir de ese momento, la única gloria de Dios visible para los hombres ya no estaba en las magníficas estructuras del templo de Jerusalén, sino en la gloria que el Hijo siempre tuvo al lado del Padre. O sea, en la parousia de Jesús. Si le echas una ojeada al arte cristiano de los primeros siglos, verás una figura que destaca: el Pantocrator. Para mí, ese es el sentido real de la parousia, y parece que es el que tuvieron los cristianos primitivos. Así se refleja en el arte a partir del siglo IV.
 
Re: Destrucción de Jerusalén

CAPÍTULO - 1

Uno de los templos más espléndidos en el mundo entero, una de las ciudades más bellas: Aquí está la historia de la destrucción de Jerusalén en el año 70 después de Cristo, por los Romanos, bajo la dirección de Tito.

Si era un espectáculo espantoso para el Romano; ¿qué se podría decir del Judío? Toda la cumbre de la colina que miraba hacia la ciudad, flameante como un volcán -

Jerusalén, la ciudad que un general Romano quiso rescatar–pero que fue quemada, a pesar de todo lo que el hombre pudo hacer para salvarla–porque Jesús lo había profetizado treinta y nueve años antes.

"¡Oh si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación." Lucas 19:42-44.

http://spanish.benabraham.com/html/la_destruccion_de_jerusalen.html
 
Re: Destrucción de Jerusalén

jerusalem_AD70.jpg

La destrucción de Jerusalén​
 
Re: Destrucción de Jerusalén

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Re: Destrucción de Jerusalén

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Re: Destrucción de Jerusalén

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Re: Destrucción de Jerusalén

Jerusalén:
Parece una amarga ironía que a esta ciudad se le llame "Princesa de la Paz". Desde hace dos mil años no ha habido paz en Jerusalén, la ciudad en que aconteció la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. En ningún lugar santo del mundo han corrido tales ríos de sangre como aquí. En ningún lugar se ha luchado con tal ardor, se ha odiado tan profundamente como en la pequeña ciudad en las calvas, grises colinas rocosas de las montañas de Judá. Tres religiones mundiales -judaísmo, cristianismo e islamismo- hicieron de ella la manzana de la discordia de su creencia. Sin embargo, tampoco en ningún lugar se han rezado tantas oraciones como en Jerusalén. Pues, según intenta explicarlo el escritor Peter Bamm en su libro Lugares de la cristiandad primitiva:

El motivo de las rencillas acerca de Jerusalén fue siempre la exageración de una virtud, la virtud de la piedad.

Desde los días de Jesucristo, la ciudad ha sido conquistada once veces y destruida totalmente cinco. Mas sus ruinas siguen guardando los recuerdos del pasado, aunque, según opinión de los arqueólogos, la Jerusalén bíblica descansa bajo una capa de cascotes de 20 m de altura. Por ello resulta tan problemático querer reencontrar, como viajero de hoy, la Jerusalén de hace 2000 años. En el año 70 d.de J.C. ocurrió lo que Cristo había predicho: "Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de las naciones." Las legiones de Tito hicieron que la ciudad cayese pasto de las llamas. Al mismo tiempo se roturaron completamente sus alrededores en un radio de 18 km, convirtiéndolos con ello en un desierto calcáreo que aún subsiste hoy. Se derribó la triple muralla, se destruyó y se mancilló el templo de los judíos. Más tarde, los romanos destruyeron totalmente sus pobres restos, cuando los judíos intentaron desprenderse del yugo romano, bajo las órdenes de Ben Kochba (nombre transmitido hasta nosotros por medio de los "rollos del Mar Muerto"). Adriano fundó, sobre las ruinas, una nueva ciudad, Aelia Catolina. Doscientos años más tarde llegó desde Bizancio la piadosa emperatriz Elena para buscar los lugares santos. Buscó y halló el Santo Sepulcro. Desde ese instante, Jerusalén se convirtió en juguete de la historia. En el año 614 fue destruida por los persas, en 637 conquistada por el califa Omar, en 1072 por los seljúcidas, en 1099 por cruzados cristianos. En el año 1187, el sultán Saladino volvió a arrebatar la ciudad a los caballeros francos, en 1617 asaltaron sus muros turcos osmanlíes. En 1917 entró en la ciudad el ejército inglés. Y desde 1948, Jordania e Israel luchan denodadamente por la posesión de la "Ciudad Santa". Por mediación de las Naciones Unidas se concertó un armisticio. Ambos contrincantes se quedaron con la parte de la ciudad que en aquel momento ocupaban. Surgió una frontera tan casual como absurda. Una salvaje franja con barreras antitanques y alambres de espinos dividió lo que durante milenios había sido una unidad. Un solo acceso unía ambas partes de Jerusalén: la Puerta de Mandelbaum.
http://mgar.net/africa/jerusale.htm
 
Re: Destrucción de Jerusalén

Año 70 ~ Destrucción de Jerusalén por Tito, General Romano

Jesús lloraba cuando profetizaba el sitio y la caída de Jerusalén, la destrucción de su lugar más sagrado - el templo, y la matanza de sus hijos (Lucas 13:1-9, 34-35; 19:41-44; 21:5-6), pero, como nación, los judíos no hicieron caso. Los discípulos de Jesús, sin embargo, se acordaron de sus palabras, y, cuando todavía quedaba posibilidad de escape, la iglesia huyó “a los montes”, tal como Jesús había dicho que hicieran (Lucas 21:20-21).

Después de cuatro años de sitio y terribles privaciones para sus habitantes, llegó el 10 de agosto del año 70. El ejército de Tito logra una brecha. Las murallas, la ciudad y su templo caen. A continuación los judíos que no son matados son llevados cautivos a Roma, junto con gran botín, incluyendo los objetos sagrados del templo.

Cierta tradición mantiene que la anterior destrucción, efectuada por el ejército de Nabucodonosor, en el año 586AC, cayera también en esa misma fecha.

¿Habían entendido los cristianos por las Escrituras, por las palabras de Jesús y por la epístola a los hebreos, que para la Iglesia de Cristo ya no había, ni podía haber, lugar “céntrico” o “sagrado” en la tierra, ni nada que sirviera de ‘santuario’? El Gran Maestro todo lo dejó perfectamente claro, aunque fuera solo por el hecho que Dios Mismo rasgara el ‘velo’ del ‘Lugar Santísimo’, desde arriba hasta abajo, cuando la sangre del Hijo del Hombre en la cruz había sido derramada. El único “santuario” que había en la tierra, instituido por Él Mismo, y símbolo del celestial, quedó con la entrada abierta de par en par..., para luego ser destruido por los soldados romanos.

Trágicamente, a partir de la segunda generación de cristianos, estas realidades espirituales quedaban en el olvido. No tardaron mucho en surgir nuevos “Jerusalenes” con sus correspondientes ‘santuarios’ suntuosos. Se trataba mayormente de Antioquía, Alejandría, Constantinopla y, sobre todo, de Roma.

Y es en Roma donde se veía (y se ve) con más claridad hasta qué extremos se llega cuando el Templo Celestial con su Sumo Sacerdote, Jesucristo Mismo, deja de ser, para los cristianos, la absoluta realidad y su único punto de refe*rencia; cuando, en otras palabras, esa realidad es trocada por un mero manejo litúrgico y patética imitación.

Es lógico que los judíos añoren ardientemente su templo y su sacerdocio. Pero al cristiano entendido (sobre todo desde ese año 70) le basta saber que, “teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios”, puede acercarse a Él libremente y en todo momento (Hebreos 10:19-22; 4:16); y que “el Padre a tales adoradores busca..., que le adoren en espíritu y en verdad” (Juan 4:23).
http://ntmu.net/impactos/impact1.htm