
NO APAGUÉIS AL ESPÍRITU 
"No apaguéis al Espíritu" —
1 Tesalonicenses 5:19
La voz del Espíritu Santo es como una brisa suave (1 Reyes 19:11-12). No grita, no impone… susurra. Y si no vivimos en
plena comunión con Dios, corremos el riesgo de no escucharle. Sus advertencias llegan como un toque sutil en el corazón, y si no somos sensibles, podemos apagar esa llama divina.

Jesús nos advirtió:
"Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el reino de Dios" (Lucas 9:62). Caminar en la luz significa
obediencia presente, no vivir de recuerdos de lo que algún día fuimos
(1 Juan 1:6-7).

El peligro es real: si ignoramos las reprensiones del Espíritu, terminaremos viviendo de anécdotas espirituales pasadas, con un corazón endurecido. Dios nos lleva a
crisis y pruebas para moldearnos
(Hebreos 12:5-6). Si las rechazamos, volverán… pero cada vez con menos claridad de su voz, hasta que el fuego sea extinguido.

El llamado de hoy es claro:
- Detente cuando el Espíritu te redarguya.
- Corrige tu rumbo inmediatamente.
- No intentes tapar tu desobediencia con “viejas victorias espirituales”.
"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención" (Efesios 4:30).
PREGUNTAS DESAFIANTES PARA LA IGLESIA

¿Estamos caminando
hoy en la luz o vivimos de recuerdos espirituales del pasado?

¿Escuchamos el susurro del Espíritu, o ya se ha apagado por nuestra resistencia?

¿Qué cosas en nuestra vida seguimos tolerando, aunque sabemos que hieren el corazón de Dios?


Que el Espíritu Santo encuentre en nosotros
corazones encendidos, sensibles y obedientes. Que nunca se apague su fuego en nuestra vida.
"Aviva el fuego del don de Dios que está en ti" —
2 Timoteo 1:6
"El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" —
Apocalipsis 2:7