De Rockefellers y Franciscanos

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28 Diciembre 2000
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Explorando el concepto del contentamiento
por Andrés G. Panasiuk
Uno de los principios financieros bíblicos que más confusión produce es el principio del contentamiento. La confusión surge como consecuencia de dos tendencias filosóficas extremas y opuestas. Por un lado están los franciscanos y por el otro los rockefellers. Ambos tienen razón y, al mismo tiempo, ninguno la tiene.


De todos los principios financieros bíblicos que me toca enseñar al pueblo cristiano latinoamericano, el principio que más confusión produce es el principio del contentamiento. Raramente pasa un seminario de Conceptos Financieros Cristianos sin que alguien se ponga de pie para tratar de aclarar algún aspecto de este principio. La confusión surge como consecuencia de dos tendencias filosóficas extremas y opuestas. Por un lado están los que yo llamo «los franciscanos» (o seguidores de la filosofía financiera que quiere imitar la imagen mental que tenemos de San Francisco de Asís), y en el otro rincón del cuadrilátero están los que yo titulo «los Rockefellers» (los que tratan de imitar el estilo de vida del famoso millonario).

Tengo dos amigos, uno rockefeller y otro franciscano, y ambos están en el ministerio. Mi amigo franciscano cree que Dios nos ha llamado a una vida de privaciones y pobreza. Cree que el dinero es la raíz de todos los males y que cuanto más pobre se es, más espiritual. Tiene en mente a personas como Jorge Müller o la madre Teresa de Calcuta, y se opone acérrimamente a todo símbolo de materialismo en su vida familiar.

Mi amigo rockefeller, por su parte, se aferra a la idea de que somos «hijos del Rey» y que debemos vivir como tales. Hace énfasis en versículos bíblicos que hablan sobre la prosperidad, y está dedicado a la tarea de arrebatar las riquezas de manos de los no-creyentes para llevarlas al Reino (mejor aun si las lleva a su propia cuenta bancaria). Él demuestra cómo Dios lo ha bendecido mostrándome sus joyas, su auto (que vale más que una casa), la escuela privada de sus hijos y la piscina que acaba de construir.

Ambos tienen razón y, al mismo tiempo, ninguno la tiene.

El problema de los franciscanos

Si bien es cierto que Dios se opone a una vida entregada al materialismo, no es correcto dar por sentado que Dios llama a todos los creyentes a una vida de pobreza. Dios llamó a Jeremías a vivir y morir por Él en la más absoluta miseria. Pero Dios llamó a Ester a ser una princesa en el palacio real. Jesucristo llamó al joven rico a vender todo lo que tenía y entregárselo a los pobres, pero no parece haber hecho las mismas demandas a Nicodemo. Pedro, Pablo y los apóstoles fueron llamados a vivir y morir en persecución y pobreza, pero Teófilo y Filemón eran cristianos con poder y dinero en el Imperio Romano.

No existe ningún lugar en la Biblia donde se enseñe que el dinero es la raíz de todos los males. El apóstol Pablo, sin embargo, enseña que el amor al dinero es la raíz de todos los males (1 Ti. 6:10). Los bienes materiales son una herramienta que Dios pone en nuestras manos para cumplir los propósitos divinos. Es la actitud que nosotros tenemos con respecto a esos bienes lo que marca la diferencia entre una vida que glorifica a Dios y una que no.

Si la pobreza fuera un símbolo de espiritualidad, ¡el 80% del mundo sería espiritual! En el libro de Proverbios Dios nos recuerda una triste realidad de la pobreza: «No me des pobreza. que siendo pobre hurte y blasfeme el nombre de mi Dios» (30:8, 9). La pobreza también tiene su lado amargo y peligroso. ¿Cuántas veces hurtamos, mentimos o hacemos cosas deshonestas con la excusa de que somos pobres o estamos bajo una fuerte presión económica?

En realidad, la pobreza no tiene nada de «santa» y conlleva tantas tentaciones, frustraciones y violencia como la riqueza. El problema no radica en la cantidad de dinero que manejamos; la clave está en la actitud de nuestro corazón.

El problema de los rockefeller

Me cae bien mi amigo «rockfeller», especialmente por su visión positiva de la vida. Sin embargo, de los dos grupos, quizás él es el que está en mayor peligro. Esta «teología del egoísmo» en la que cree mi amigo es un mal que se está esparciendo como pólvora por Latinoamérica. La razón es que apela al más profundo entendimiento de nuestra relación con Dios: los latinos, por naturaleza, nos relacionamos con Dios de una forma materialista y egocéntrica. Desde pequeños hemos aprendido a acercarnos a Dios primordialmente para pedir. Por su parte, la «teología del egoísmo», nacida en el centro mismo de una sociedad de consumo, «consume a Dios». Entiende a Dios como un «proveedor de servicios»: el centro de mi relación entre Dios y yo, ¡soy yo! Entonces, creemos que.

«Dios existe para servirme a mí»,

«Dios existe para salvarme a mí»,

«Dios existe para amarme a mí»,

«Dios existe para perdonarme a mí»,

«Dios existe para sanarme a mí»,

«Dios existe para darme a mí lo que yo le pida».

Por eso nos enojamos tanto cuando Dios no se porta como se supone que tiene que hacerlo, cuando Dios no sana a quien se supone tiene que sanar o no nos da lo que se supone nos tiene que dar!

Tratamos a Dios como si fuera el genio de la lámpara de Aladino, y contamos nuestras bendiciones en términos materiales y positivos. Creemos que la bendición de Dios se debe manifestar en cosas y en situaciones buenas y agradables. Sin embargo, Dios dice claramente «.todos los llamados de mi nombre, para gloria mía los he creado.» (Is. 43:7). Nosotros existimos para servirlo a Él, para amarlo a Él y para darle a Él todo lo que nos pida. «En ninguna parte se nos dice que para servir a Dios tenemos que vivir como reyes», manifiesta Larry Burkett, presidente y fundador de Conceptos Financieros Cristianos. «Al contrario. La Palabra nos advierte acerca de que la preocupación y el amor por los bienes de este mundo pueden llegar a ser una de las amenazas más importantes para nuestra vida espiritual».

La Biblia nos amonesta: «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él». (1 Jn. 2:15). Jesucristo nos dice: «Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lc. 12:33, 34).

La teología del materialismo es un resultado del sincretismo entre el capitalismo y el cristianismo. ¡y nosotros nos la tomamos como jugo de frutas!

Yo me pregunto si los cristianos norteamericanos o europeos estarían tan dispuestos a adoptar el culto cristiano/indígena la «pacha-mama» como nosotros estamos ávidos de aceptar el culto a la «money-mama». Es importante discernir la diferencia entre el amor a las riquezas (o el orgullo de las riquezas) y la riqueza misma. Dios nunca condena la riqueza en sí (a Él le pertenecen todos los bienes del mundo). Dios condena el amor a las posesiones materiales y no coloca a los bienes materiales necesariamente como una demostración de su bendición sobre nuestra vida (1 Co. 4:9-14).

El principio bíblico del contentamiento

Volviendo al tema del contentamiento, en primer lugar es importante definir el término. Contentamiento no significa resignarse a quedarse donde uno está ubicado económicamente. No debemos interpretar mal 1 Timoteo 6:8, o nos puede llevar a la vagancia y la holgazanería, ¡que también son pecados!

El contentamiento es una actitud hacia la vida. Es saber cuál es el plan de Dios para mí y dónde estoy ubicado con respecto a ese plan. Debemos responder a la pregunta: ¿dónde quiere Dios que yo esté (por ejemplo, económicamente) en este momento?

Si usted sabe que Dios quiere que usted esté, como lo estuvieron mis suegros, veinte años en una choza con techo de paja en el sur de África, entonces podrá encontrar paz y satisfacción en medio de esa situación. Si sabe que el propósito de Dios es que usted haga dinero, y lo está cumpliendo, podrá encontrar alegría y tranquilidad en su trabajo. Pero si su cristianismo es sólo una pintada por encima de su materialismo, entonces uno de los primeros síntomas es la ansiedad. Usted siente ansiedad porque quiere estar en un nivel social más alto que aquel donde Dios lo ha puesto. Si usted se rebela contra la voluntad de Dios, tenga poco o mucho siempre querrá más. En el África, el hombre de la tribu que tenía casa de lodo la quería de ladrillo, y el que tenía techo de paja, ¡lo quería de chapas de zinc! El Señor, en su soberanía, llama a algunos a vivir vidas económicamente restringidas, y a otros a ganar grandes cantidades de dinero, todos con un propósito (2 Co. 8:13-15).

El secreto del contentamiento en la vida del cristiano no está en decidir hacerse un vago o tratar de disfrutar la vida viviendo como reyes, sino en entender, aceptar y obedecer la voluntad económica de Dios para mi vida, a corto y largo plazo. Es deshacerme de lo «mío» y entender que todo es de Dios.

«Sean todas vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, porque él dijo: No te desampararé ni te dejaré» (He. 13:5).

Andrés G. Panasiuk es licenciado en Ciencias de la Comunicación Social, con especialización en Comunicación Interpersonal y de Grupo. Es director para América Latina de Conceptos Financieros Cristianos. © 1997, Christian Financial Concepts, Inc. 0297Apuntes Pastorales. Volumen XVII, número 2.
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Excelente aporte. Muchas gracias.
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Volviendo al tema del contentamiento, en primer lugar es importante definir el término. Contentamiento no significa resignarse a quedarse donde uno está ubicado económicamente. No debemos interpretar mal 1 Timoteo 6:8, o nos puede llevar a la vagancia y la holgazanería, ¡que también son pecados!

El contentamiento es una actitud hacia la vida. Es saber cuál es el plan de Dios para mí y dónde estoy ubicado con respecto a ese plan. Debemos responder a la pregunta: ¿dónde quiere Dios que yo esté (por ejemplo, económicamente) en este momento[/i]


Sr. Cabrera

Le felicito por este artículo, en realidad reconozco que me falta mucho por aprender y no conozco tanto la Biblia como yo quisiera, pero al menos, hago
un esfuercito por aprender.

Mi duda es la siguiente:

Se nos dice que uno es el arquitecto de nuestro propio destino, que nosotros somos los que diseñamos nuestro porvenir, desde qué estudiar, a qué dedicarnos, se supone que nosotros elaboramos nuestro plan de vida o plan profesional.

Por otro lado, entre los cristianos se dice mucho del Plan de Dios??? y tú en el artículo lo mencionas.

Me parece difícil concebir que no sea yo quien haga mi plan, y ecomendárselo a la divinidad.

Que es el Plan de Dios para mi vida?

Cual es ese proceso, en qué consiste?

Como llevarlo bien a cabo?

Como saber que hay que rectificar algo en ese plan, si tú no eres quien diseñó el plan?


Si ya se trató el tema del "Plan de Dios" favor de pasar el link.

Gracias.
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

No creo que ambos tengan razón. La razón es la enseñanza del Señor.

Tenemos que dar gracias a Dios cada día por lo que nos da y tenemos que cumplir sus mandamientos y el mas importante es la Caridad, el Amor, sin el cual la fe no vale nada.

La Caridad exige el desprendimiento de todo lo supérfluo, mientras haya hambre y necesidades en el mundo, que Dios nos mando amar a los hermanos lo primero, como a nosotros mismos y amar hasta a nuestros enemigos. La Caridad va mas lejos que el solo desprendimiento, que algunos son capaces quizás de emprender y cumplir. La caridad es atención y cuidado de los enfermos, servicio y aliento a los débiles, visitas y reparto de lo necesario a las viudas, a los huérfanos, etc. Por supuesto, la caridad es también predicar y enseñar la Palabra del Señor...Llevar la liberación de la verdadera ley a las almas atormentadas por la confusión de las filosofías y falsas religiones del mundo.

Busquemos primero el Reino de Dios y su justicia, que las demás cosas, tenemos promesa del Señor que las recibiremos. Si somos fieles en este mundo, Dios nos dará la vida eterna en la Paz y el gozo y no nos faltará nada, todo lo que desee nuestra alma nos será concedido.
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Explorando el concepto del contentamiento
por Andrés G. Panasiuk

El problema de los franciscanos

Si bien es cierto que Dios se opone a una vida entregada al materialismo, no es correcto dar por sentado que Dios llama a todos los creyentes a una vida de pobreza. Dios llamó a Jeremías a vivir y morir por Él en la más absoluta miseria. Pero Dios llamó a Ester a ser una princesa en el palacio real. Jesucristo llamó al joven rico a vender todo lo que tenía y entregárselo a los pobres, pero no parece haber hecho las mismas demandas a Nicodemo. Pedro, Pablo y los apóstoles fueron llamados a vivir y morir en persecución y pobreza, pero Teófilo y Filemón eran cristianos con poder y dinero en el Imperio Romano.

No existe ningún lugar en la Biblia donde se enseñe que el dinero es la raíz de todos los males. El apóstol Pablo, sin embargo, enseña que el amor al dinero es la raíz de todos los males (1 Ti. 6:10). Los bienes materiales son una herramienta que Dios pone en nuestras manos para cumplir los propósitos divinos. Es la actitud que nosotros tenemos con respecto a esos bienes lo que marca la diferencia entre una vida que glorifica a Dios y una que no.

Si la pobreza fuera un símbolo de espiritualidad, ¡el 80% del mundo sería espiritual! En el libro de Proverbios Dios nos recuerda una triste realidad de la pobreza: «No me des pobreza. que siendo pobre hurte y blasfeme el nombre de mi Dios» (30:8, 9). La pobreza también tiene su lado amargo y peligroso. ¿Cuántas veces hurtamos, mentimos o hacemos cosas deshonestas con la excusa de que somos pobres o estamos bajo una fuerte presión económica?

En realidad, la pobreza no tiene nada de «santa» y conlleva tantas tentaciones, frustraciones y violencia como la riqueza. El problema no radica en la cantidad de dinero que manejamos; la clave está en la actitud de nuestro corazón.

Andrés G. Panasiuk es licenciado en Ciencias de la Comunicación Social, con especialización en Comunicación Interpersonal y de Grupo. Es director para América Latina de Conceptos Financieros Cristianos. © 1997, Christian Financial Concepts, Inc. 0297Apuntes Pastorales. Volumen XVII, número 2.

Mi hermano en Cristo

Me parece que el autor del presente articulo se ve una clara desinformacion acerca de lo que es el espiritu de la pobreza franciscana y no es precisamente el despojo de los bienes materiales sino va mas al apego de los bienes materiales.

En alabanza de Cristo
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Sr. Cabrera

Le felicito por este artículo, en realidad reconozco que me falta mucho por aprender y no conozco tanto la Biblia como yo quisiera, pero al menos, hago
un esfuercito por aprender.

Mi duda es la siguiente:

Se nos dice que uno es el arquitecto de nuestro propio destino, que nosotros somos los que diseñamos nuestro porvenir, desde qué estudiar, a qué dedicarnos, se supone que nosotros elaboramos nuestro plan de vida o plan profesional.

Por otro lado, entre los cristianos se dice mucho del Plan de Dios??? y tú en el artículo lo mencionas.

Me parece difícil concebir que no sea yo quien haga mi plan, y ecomendárselo a la divinidad.

Que es el Plan de Dios para mi vida?

Cual es ese proceso, en qué consiste?

Como llevarlo bien a cabo?

Como saber que hay que rectificar algo en ese plan, si tú no eres quien diseñó el plan?


Si ya se trató el tema del "Plan de Dios" favor de pasar el link.

Gracias.

Excelentes preguntas, te animo a abrir un tema específico para tratarlas, ya que este no es el lugar adecuado
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

No creo que ambos tengan razón. La razón es la enseñanza del Señor..


Hola DosOlivos,

Se me hace que tu plantemiento es muy general. En que cosa específica crees que no tenemos la razón?

Tenemos que dar gracias a Dios cada día por lo que nos da y tenemos que cumplir sus mandamientos y el mas importante es la Caridad, el Amor, sin el cual la fe no vale nada.

Estoy muy de acuerdo contigo, por eso:

3 Juan 2

2 Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud.



Claramente dice: "PROSPERADO EN TODO" en la misma medida que propera tu ALMA.


Hacerse de fortunas olvidando a Dios y todo lo espiritual es el verdadero error.

La Caridad exige el desprendimiento de todo lo supérfluo, mientras haya hambre y necesidades en el mundo, que Dios nos mando amar a los hermanos lo primero, como a nosotros mismos y amar hasta a nuestros enemigos.

Desprenderse de lo supérfluo??? hay pobres que se desprenden de escasas cosas esenciales para ayudar a sus semejantes.



La Caridad va mas lejos que el solo desprendimiento, que algunos son capaces quizás de emprender y cumplir. La caridad es atención y cuidado de los enfermos, servicio y aliento a los débiles, visitas y reparto de lo necesario a las viudas, a los huérfanos, etc.

Eso puede entenderse como tener un espíritu de entrega hacia los demás, hacia los desprotegidos, sensibilidad y humanidad. Valores que hoy en día son escasos.Creo que cada quien puede tener su modo muy personal de ayudar y apoyar a los demás.


Por supuesto, la caridad es también predicar y enseñar la Palabra del Señor...Llevar la liberación de la verdadera ley a las almas atormentadas por la confusión de las filosofías y falsas religiones del mundo.

Eso es Evangelización.


Busquemos primero el Reino de Dios y su justicia, que las demás cosas, tenemos promesa del Señor que las recibiremos. Si somos fieles en este mundo, Dios nos dará la vida eterna en la Paz y el gozo y no nos faltará nada, todo lo que desee nuestra alma nos será concedido.

Que entender por "El Reino de Dios"? cómo definir ése concepto?
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

... Me parece que el autor del presente articulo se ve una clara desinformacion acerca de lo que es el espiritu de la pobreza franciscana ...
Ignoro si Andrés Panasiuk tiene un conocimiento profundo de la orden franciscana, en todo caso la intención del artículo no es informar a cerca de ellos.

Yo si conozco a los franciscanos de cerca, mi padre fue franciscano por casi 20 años y mi tío fue el superior de la orden.
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Ignoro si Andrés Panasiuk tiene un conocimiento profundo de la orden franciscana, en todo caso la intención del artículo no es informar a cerca de ellos.

Yo si conozco a los franciscanos de cerca, mi padre fue franciscano por casi 20 años y mi tío fue el superior de la orden.

Mi hermano en Cristo

Yo conozco a los franciscanos mas de cerca de lo que usted cree, pero el poner como ejemplo, y como el mismo autor lo pone, la pobreza franciscana, es desinformar cual es el verdadero sentido de esta.

En alabanza de Cristo
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Yo conozco a los franciscanos mas de cerca de lo que usted cree,

Pues abre un tema para que trates el tema de los franciscanos, este tema en particular es sobre el principio del contentamiento, si tienes algo que opinar al respecto de este principio hazlo acá.
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Pues abre un tema para que trates el tema de los franciscanos, este tema en particular es sobre el principio del contentamiento, si tienes algo que opinar al respecto de este principio hazlo acá.

Gracias por su consejo pero quiero recordarle que se hablo acerca de la pobreza franciscana dentro del tema y di mi aporte al respecto

En alabanza de Cristo
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Pues abre un tema para que trates el tema de los franciscanos, este tema en particular es sobre el principio del contentamiento, si tienes algo que opinar al respecto de este principio hazlo acá.

El tema TÚ lo llamaste: "De Rockefellers y Franciscanos", Si lo hubieses puesto como "el principio de del contentamiento" (sin deformar el título del panfleto) pocos hubiesemos entrado, y no hubiesemos reparado en que el autor del tema deforma lo que es la orden franciscana. El tema se desvía por tu título que escribiste para llamar la atención.
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

Heb 13:5-6 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: "No te desampararé ni te dejaré". (6) Así que podemos decir confiadamente:
"El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre".


¿Qué es la avaricia?
¿Qué consecuencias trae?
¿Cómo se la erradica?
 
Re: De Rockefellers y Franciscanos

«Sean todas vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, porque él dijo: No te desampararé ni te dejaré» (Hebreos 13:5).

"Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición".

Dios quiere que nos ocupemos primeros de las cosas del Reino de los cielos y que no andemos en codicia, pues no es otra cosa el amor al dinero. El que no está dispuesto a compartir con los necesitados, está en codicia de su dinero. No nos engañemos. A Dios no podemos engañarle y a los que conocen bien el Evangelio y tienen la revelación del Espíritu Santo, tampoco.