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«La esperanza no avergüenza». (Romanos 5:5).
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El escritor ruso Alejandro Solyenitzin,
describe en uno de sus libros cómo un personaje llamado Jefrem,
lleno de vitalidad y hasta entonces rebosante de salud,
de repente es internado en el servicio de oncología de un hospital.
Es como si el mundo le cayera encima.
¡Cuántas cosas le quedaban por hacer!
Ahora todo se acaba. Sus días están contados.
Una pregunta le vuelve siempre a la mente:
"¿De qué vive el ser humano?"
Formula esta pregunta
a sus compañeros de desdicha en el servicio oncológico.
Sus respuestas son típicas de lo que se puede oír hoy en día.
¿De qué viven los seres humanos?
-De dinero, de comida, de agua. -dice uno.
-Pero esto no basta -exclama Jefrem.
Efectivamente, no basta.
Solyenitzin termina por llegar a la conclusión
de que el ser humano vive de esperanza.
Quien no tenga esperanza
ha firmado su sentencia de muerte.
Con esto, el autor se acerca mucho a la verdad.
En realidad, lo que hace falta saber
es en qué el ser humano funda su esperanza.
No puede vivir de ilusiones, visiones o ensueños,
y menos aún morirse con ellos.
Esto sería engañarse a sí mismo.
Lo que todos necesitamos no es una «vaga esperanza»,
sino una esperanza fidedigna que "no avergüenza".
La esperanza de los creyentes tiene una base segura
porque se funda en el amor de Dios
para con los que creyeron en su infalible palabra
y aceptaron a Jesucristo como su Salvador y Señor.
También usted puede tener
"la esperanza bienaventurada" (Tito 2:13-14).
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Fraternalmente en Cristo
Mario Contreras T.
www.aguasvivas.cl
Temuco • CHILE
«La esperanza no avergüenza». (Romanos 5:5).
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El escritor ruso Alejandro Solyenitzin,
describe en uno de sus libros cómo un personaje llamado Jefrem,
lleno de vitalidad y hasta entonces rebosante de salud,
de repente es internado en el servicio de oncología de un hospital.
Es como si el mundo le cayera encima.
¡Cuántas cosas le quedaban por hacer!
Ahora todo se acaba. Sus días están contados.
Una pregunta le vuelve siempre a la mente:
"¿De qué vive el ser humano?"
Formula esta pregunta
a sus compañeros de desdicha en el servicio oncológico.
Sus respuestas son típicas de lo que se puede oír hoy en día.
¿De qué viven los seres humanos?
-De dinero, de comida, de agua. -dice uno.
-Pero esto no basta -exclama Jefrem.
Efectivamente, no basta.
Solyenitzin termina por llegar a la conclusión
de que el ser humano vive de esperanza.
Quien no tenga esperanza
ha firmado su sentencia de muerte.
Con esto, el autor se acerca mucho a la verdad.
En realidad, lo que hace falta saber
es en qué el ser humano funda su esperanza.
No puede vivir de ilusiones, visiones o ensueños,
y menos aún morirse con ellos.
Esto sería engañarse a sí mismo.
Lo que todos necesitamos no es una «vaga esperanza»,
sino una esperanza fidedigna que "no avergüenza".
La esperanza de los creyentes tiene una base segura
porque se funda en el amor de Dios
para con los que creyeron en su infalible palabra
y aceptaron a Jesucristo como su Salvador y Señor.
También usted puede tener
"la esperanza bienaventurada" (Tito 2:13-14).
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
Fraternalmente en Cristo
Mario Contreras T.
www.aguasvivas.cl
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