Estimado Marco.
La guerra que debemos tener y luchas es una guerra espiritual en la que el campo de batalla son las pasiones; a esta guerra santa hemos sido llamados, tenemos paz ciertamente pero vivimos en guerra...¿y como es eso? Es que nuestra guerra no es ni ha sisdo ni será contra carne ni sangre sino contra huestes de maldad; ahí si que tenemos una guerra, no entre nosotros sino un aguerra epiritual que está ganada par ansotros por medio del autor y consumador de la fe; y ciertamenet habrá disencione spor Su causa y eneste sentido el Señor vino a poner no en paz al mundo, sino guerra y el mundo sufre convulsión desde entonces, El vino a encender un fuego y cuando vuelva ¿encontrará aun fe?, pues los valientes arrebatan el reno de los cielos y el mundo está en disención por causa de Jesús, esta es la guerra permitida, la guerra que debemos librar...no la guerra que el mundo conoce, de nación contra nación y reino contra reino, sino una guerra que se gana cada día en el frente de batalla, de rodillas ante El que todo lo puede y en medio de esta guerra espiritual estamos en paz.
Cuando esa guerra carnal y no espiritual, guerra pasional y desordenada entra a hacer juego entre los cristianos es a lo que se refiere el apostol en el libro de Santiago 4:1, es decir...el cristiano le hace juego a sus pasiones el apostol habla que el tal es un adúltero espiritual pues tiene sus ojos puestos en el mundo y es esa vieja enemistad entre las cosas del mundo y las cosas de Dios que crean un conflicto en el corazón dividido de un hombre, moral, religioso y ético pero que no ha sido regenerado desde dentro por lo que no ha muerto a su pasiones, a su viejo hombre. Por eso nos es necesario nacer de nuevo, ser nacidos de nuevo, del agua y del espiritu con una realidad no ritual o litúrgica, sino viva y nos es necesario volver a hacernos como un niño y hacernos bautizar, expresando al mundo la muerte a esas pasiones que generan una guerra no santa al pretender combinar lo santo con lo profano y que combate en los miembros del alñma adultera o no regenerada, del no nacido de nuevo.
Un saludo.
Un saludo.