Te vas, señor, desparramando vida.
en el pobre aridez del barro humano;
Todo surco regado por tu mano es viviente canciòn de rubio grano.
Tu conviertes la sed de pozos muertos en fuente refrencante de aguas niveas;
Y los desiertos, Cristo, que cultivas.
Llevas en tì señor, todo el milagro de los huertos en flor, llenas de trios y cuando pasas tù por los caminos, se estremesen los canticos divinos.
en el pobre aridez del barro humano;
Todo surco regado por tu mano es viviente canciòn de rubio grano.
Tu conviertes la sed de pozos muertos en fuente refrencante de aguas niveas;
Y los desiertos, Cristo, que cultivas.
Llevas en tì señor, todo el milagro de los huertos en flor, llenas de trios y cuando pasas tù por los caminos, se estremesen los canticos divinos.