CUIDAR DEL CUERPO Y ALIMENTO MATUTINO

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5 Septiembre 2001
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CUIDAR DEL CUERPO Y ALIMENTO MATUTINO
Cuidar del Cuerpo
Deuteronomio 33:21 Escoge lo mejor de la tierra para sí, porque allí le fue reservada la porción del legislador. Y vino en la delantera del pueblo; Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová.
Romanos 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo; y, miembros cada uno en particular, los unos de los otros.
"Lo mejor de la tierra" se refiere a la tierra que está al occidente del Jordán. Gad escogió esa parte para sí; pero no permaneció allí para disfrutarla, sino que acompañó a los líderes del pueblo, los príncipes de las demás tribus, para pelear por el resto de la tierra. Aquí vemos la acción, el mover, del Cuerpo.
Su propio disfrute para ocuparse del Cuerpo. Esto es justicia a los ojos de Dios. Esto es la ejecución de la justicia del Señor. En la terminología neotestamentaria, es el cumplimiento de la voluntad de Dios. La voluntad de Dios en Su justicia estableció a Su pueblo, los hijos de Israel, en la buena tierra. Dios no quería solamente a Gad; Él quería que las doce tribus se establecieran y se convirtiesen en Su reino a fin de que Sus preceptos fuesen observados. Este es el cumplimiento de la voluntad de Dios. Según Romanos 12, la voluntad de Dios consiste simplemente en que llevemos la vida del Cuerpo. Por lo tanto, llevar la vida del Cuerpo, cuidar de las necesidades de los demás, equivale a ejecutar la justicia de Dios observando así Sus preceptos.
El fracaso de Dan fue su individualismo. El éxito de Gad fue su espíritu corporativo, pues actuaba con los hermanos. Cuando usted se preocupa solamente por sus propios intereses espirituales, es Dan; pero cuando se olvida de sus propios intereses espirituales, y se ocupa de los demás hermanos, es decir, cuando cuida al Cuerpo, usted es Gad. Debemos cuidar del Cuerpo y actuar con el Cuerpo.
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor”

SEMANA 6 — DÍA 3
Alimento matutino
Ef. 3:17-19 Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones Por medio de la fe, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
Jn. 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
La economía divina consiste en que Dios, en Cristo, como Su corporificación, se forje en nosotros. Cristo pasó por la muerte y la resurrección, y por medio de éstas se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Ahora debemos permitir que Dios forje a Cristo como Espíritu en cada parte de nuestro ser. Cuanto más se lo permitamos, más podremos afirmar: “Para mí el vivir es Cristo”, y “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Fil. 1:21; Gá. 2:20).
El versículo neotestamentario que mejor afirma que Cristo se forja en nosotros es Efesios 3:17. En él Pablo expresa que Cristo hace Su hogar en nuestros corazones. En esto consiste la edificación. La pregunta de suma importancia que debemos hacernos hoy es cuánto de Cristo ha sido edificado en nosotros. ¿Cuánto de Cristo ha sido edificado no solamente en nuestro espíritu sino también en nuestro corazón a fin de hacer Su hogar en él? (Estudio-vida de 1 y 2 Samuel, pág. 163)
Lectura para hoy
Nuestro espíritu, la parte central de nuestro ser, está rodeado de nuestro corazón, el cual se compone principalmente de la mente, la parte emotiva y la voluntad. Cristo está en nuestro espíritu, pero ¿a qué grado ha hecho Su hogar en nuestro corazón? La mayor parte de nuestro corazón aún está vacío, no ha sido ocupado, saturado ni impregnado de Cristo. A diario nuestro corazón se llena de otras cosas, y como resultado de ello, Cristo queda aprisionado en nuestro espíritu.
Efesios 3 indica claramente que el Dios Triuno en Cristo se forja en nosotros y hace de nosotros Su hogar. Pablo dobló sus rodillas ante el Padre y le pidió que nos concediera, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu (vs. 14, 16) para que Cristo hiciera Su hogar en nuestros corazones. En este pasaje se ve la Trinidad Divina: el Padre, a quien Pablo dirige su oración; el Espíritu, el cual nos fortalece; y Cristo el Hijo, quien hace Su hogar en nuestro corazón. Al ser edificado en nuestro ser, Él hace de nuestro corazón, el cual es nuestra constitución intrínseca, Su hogar. (Estudio-vida de 1 y 2 Samuel, págs. 163-164)
La expresión haga Su hogar implica mucho más que simplemente “morar” allí. Así pues, el Señor no sólo mora en nosotros, sino que también edifica Su hogar en nosotros. Esto significa que este Morador habita en nosotros en un sentido muy positivo. Mientras mora en nosotros, Él mismo se convierte en el elemento con el cual edifica Su hogar en nosotros haciendo que nuestra constitución intrínseca sea algo maravilloso donde Él pueda morar … ía tras día, el Cristo que mora en nosotros está edificando, constituyendo, una estructura en nosotros, Su hogar, para poder morar allí.
El Señor dijo: “El que me ama…[Mi Padre y yo] vendremos a él, y haremos morada con él” [Jn. 14:23]. Hacer morada es edificar una casa, que es, en este caso, la casa del Padre. Juan 14:2 dice que en la casa del Padre hay muchas moradas. El Señor hace morada con nosotros en esta era, la era de la iglesia, para que Dios edifique una casa para Sí y también para nosotros.
El Señor mora en nosotros hoy para poder ser edificado en nuestro ser y para edificarnos a nosotros en Su ser. El hombre que fue redimido y elevado, en la resurrección de Cristo es edificado por Él en la divinidad. Así, Cristo edifica a este hombre en Su propio ser. En Juan 15 el Señor dijo: “Permaneced en Mi, y Yo en vosotros” (v. 4). Esto implica edificación. Si permanecemos en Cristo, somos edificados en Él. Mientras Cristo mora en nosotros, Él es edificado constantemente en nuestro ser. A la postre, esto es permanecer el uno en el otro,morar el uno en el otro y ser conjuntamente edificados el uno con el otro. (Puntos prácticos en cuanto a la compenetración, págs. 41, 42, 43)
Lectura adicional: Estudio-vida de 1 y 2 Samuel, mensajes 24, 30; El Cuerpo de Cristo, cap. 3;Las dos oraciones más grandes del apóstol Pablo, caps. 3-4; Puntos prácticos en cuanto a la compenetración, cap. 5; Living in and with the Divine Trinity, cap. 6
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