¿CUIDADO CASERO PARA LOS ENFERMOS MENTALES?

17 Diciembre 2004
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¿Cuidado​
casero para los enfermos mentales?

POR diez años habían sido un feliz matrimonio. El esposo tenía una mente excelente y era activo en el ministerio cristiano. Pero entonces comenzó a perder la memoria, su mente se ponía en blanco mientras daba una conferencia bíblica, y en su trabajo confundía los colores cuando pintaba un automóvil.
Gradualmente habló menos y menos, y antes de mucho todo lo que decía era: "¡No! ¡No! ¡No!" hasta ocho veces seguidas. Entonces cayó en silencio completo. Pero físicamente estaba extremadamente activo. Se paseaba de un lado al otro de la habitación de la mañana hasta la noche, y era un problema hacerlo acostar. Después de cinco años murió.
Durante esos años se consultó a los especialistas vez tras vez, pero dijeron que no se podía hacer nada para revertir su deterioro. Uno de los principales psiquíatras de Nueva York, que diagnosticó que sufría de una "enfermedad orgánica, degenerativa y progresiva," concluyó su diagnóstico con estas palabras a la esposa del paciente: "Al llegar aquí puedo decir que usted es una persona extraordinaria. El sacrificio que usted está haciendo para atender a su esposo que es una persona totalmente imposibilitada es insólito. Muchas personas hubieran puesto a su pariente irresponsable en una institución desde hace mucho tiempo."
¿Por qué decidió su esposa cuidar de su esposo en el hogar? ¿Por qué decidió en contra de entregarlo a una institución? Puesto que los médicos estaban de acuerdo en que ningún tratamiento médico podía mejorarlo, ni aun en una institución, ¿debía ella confinarlo? "Sería como arrojar al dulce amor de uno," tal como lo dijo ella. "Uno se casa para bien o para mal, ¿no es cierto?" Ella continuó dándole de su afecto con abundancia, porque, decía: "Él es como un bebé; uno no puede comunicarse inteligentemente con un bebé pero él puede sentir amor, y también puede sentirlo mi Juan."
El​
cuidado institucional no siempre es una bendición

¿Le dijo a la esposa el veterano psiquíatra de Nueva York que era tonto de su parte cuidar de su esposo totalmente imposibilitado en su hogar? No, más bien, él la encomió por ser "una persona extraordinaria." Quizás haya expresado esa opinión debido a que estaba consciente de que el cuidado institucional de esos casos mentales frecuentemente deja mucho que desear.
Este hecho salió a relucir en un experimento en el que ocho personas con buena educación seglar se hicieron pasar por enfermos mentales. Pidieron que se les admitiera en un total de doce diferentes instituciones en varias partes de los Estados Unidos. ¿Qué hallaron? El psicólogo universitario que organizó el experimento y quien también fue uno de los experimentadores informó que sus descubrimientos "vituperaban el sistema institucional." Por ejemplo, cuatro de estos pseudopacientes (que llevaban un registro diario) fueron pasados por alto o despreciados por los médicos o sus asistentes tres cuartas partes del tiempo cuando trataron de hablar con ellos.
Una de las conclusiones a las que se llegaron debido a estos experimentos fue que "las consecuencias para los pacientes hospitalizados en ese ambiente —la impotencia, el despojar de la personalidad, la segregación, la mortificación, y la autoclasificación— parecían ser indudablemente antiterapéuticas," es decir, tendían a empeorar a los pacientes más bien que ayudarlos a mejorar.—Medical World News, 9 de febrero de 1973.
En un artículo que apareció en Mental Hygiene, de enero de 1969, intitulado, "Haciendo esquizofrénicos crónicos," dos psicólogos dieron un testimonio similar. Mostraron el daño que frecuentemente sufren los pacientes mentales debido al modo en que se les trata en una institución. Los asistentes "repetidamente humillan a los pacientes y enfatizan la baja estima en que se les tiene." Algunos empleados de las instituciones adoptan la actitud de que los pacientes "son esencialmente diferentes, y que lo que es malo para nosotros no necesariamente es malo para ellos." Lo trágico es que la manera en que los asistentes trataron a los pacientes hizo que los pacientes actuaran de la mismísima manera que los asistentes afirman querer suprimir. Hizo que los mismos pacientes provocaran los varios castigos que más temían.
Según un muy bien conocido psiquíatra norteamericano, el uso del tratamiento del choque eléctrico se abusa mucho en las instituciones de enfermedades mentales y también el uso de drogas. En su práctica privada trata de mantener a sus pacientes graves fuera del hospital si es posible. ¿Por qué? Porque, según dijo, ‘los hospitales son lugares donde los pacientes frecuentemente empeoran.’
Por​
qué puede el hogar ser un lugar mejor

No hay duda de que en esas instituciones hay muchos médicos y miembros del personal sinceros y dedicados, por eso, ¿qué tienen de malo las instituciones? ¡Muchísimo! Para empezar, frecuentemente las instituciones no pueden pagar por ayuda capacitada o no tienen suficiente personal. Y sencillamente es esperar demasiado el que cada paciente mental reciba la ayuda comprensiva personal que necesita.
Parece que muchos asistentes en esos lugares están dispuestos a pasar por alto el hecho de que una persona mentalmente desequilibrada no es anormal siempre y en todo respecto. En otras palabras, su curso es errático. En algunos aspectos quizás sea normal durante todo el tiempo y en otros aspectos sea anormal solo por parte del tiempo. Tiene momentos lúcidos cuando es capaz de entrar en razón y cuando puede responder a un tratamiento comprensivo.
Además, la experiencia ha mostrado que los pacientes mentales por lo general son más sensitivos para con el comportamiento de otros de lo que lo eran en su estado normal; esto se debe a su impotencia. Un paciente mental necesita el cuidado de alguien con mano firme y simpatía controlada, cosas que son más probables de hallar en el hogar que en una institución.
Apoya esta posición un informe de la Organización Mundial de la Salud: "Con la extensión de la educación de temas de psiquiatría, más y más parientes han desarrollado suficiente discernimiento para poder tolerar al paciente en el ambiente hogareño, siempre que se les provea ayuda (profesional). . . . No siempre es aconsejable admitir al paciente en un hospital si su familia está preparada para mantenerlo en la estrecha relación emocional del hogar."
Un libro acerca de este mismo tema, Home Care for the Emotionally Ill, por el Dr. H. S. Schwartz, recalca el hecho de que una familia inteligente y humana puede crear un clima muy favorable para la recuperación de un paciente mental. Pero también hay que considerar otro factor. ¿Cuál es?
La Biblia muestra que los cónyuges tienen obligaciones el uno para con el otro. Además, los padres están obligados a cuidar de sus hijos y quizás les hayan dotado con un defecto genético que causa el problema. Por otra parte, la Biblia pone sobre los hijos crecidos la obligación de cuidar de los padres envejecidos. Esta obligación puede incluir el cuidado de los padres aunque éstos ya no estén completamente en sus cabales.—1 Tim. 5:3-8.
Por supuesto, no se puede cuidar en el hogar de toda persona emocionalmente enferma. Pero cuando es claro que el paciente no es un peligro para sí mismo o para otros, el hogar quizás sea el mejor lugar para cuidar al paciente. En el hogar, la recuperación quizás sea más rápida y fácil.
Lo​
que requiere

El cuidar en el hogar a una persona emocionalmente perturbada o enferma no es una tarea pequeña. Sería ideal para el paciente el tener su propia habitación y para la familia tener alguna ayuda entrenada como una enfermera por parte del tiempo o por todo el tiempo. También, sería ideal si un médico comprensivo y benévolo estuviera al cuidado del paciente y pudiera ser consultado de vez en cuando. Sin embargo, muchas personas se han sobrepuesto de una "crisis nerviosa" o de una grave depresión mental u otras formas de enfermedad emocional o mental en sus hogares sin esas circunstancias ideales. Sin embargo, otros miembros de la familia tuvieron que hacer frente al desafío.
Por lo general el miembro de la familia sobre quien recae la carga principal es la esposa o la madre, tal como en el caso que se mencionó anteriormente. Debe ser madura... mental, emocional, espiritual y físicamente. Debe tener gobierno de sí, ser afectuosa y sin embargo no sentimental; debe poder ser firme cuando sea necesario y poder hacer frente a las pruebas. Lo que verdaderamente se necesita es lo que la Biblia denomina el "fruto del espíritu," a saber, amor, gozo, y gobierno de uno mismo. Sobre todo, lo que se necesita es mucho amor.—Gál. 5:22, 23; 1 Cor. 13:4-8.
El amor debe ser genuino, sin hipocresía, no superficial. Debe haber un interés genuino en el bienestar del paciente. La Biblia también dice que "el amor cubre una multitud de pecados." El amor espera, así es que espere lo mejor y apele a lo mejor en el paciente. Tenga empatía. Trate al paciente como a usted le gustaría que lo trataran si estuviera en su lugar.—1 Ped. 4:8; 1:22.
La comprensión también es importante. Como dijo un médico: "La meta . . . es entender al paciente. Todo lo que el terapeuta dice y hace debería estar dirigido hacia ese fin." ¿Cómo llega uno a entender a una persona de esa clase? Por medio de animarla a hablar.
Lo que es más, reconozca que las aberraciones mentales solo son formas extremas de las debilidades que todos tenemos. Por ejemplo, todos tenemos sentimientos de culpa algunas veces. Pero el paciente mental quizás se sienta tan subyugado por los sentimientos de culpa que se cree sin esperanza.
Haga todo lo que pueda para edificar el respeto de sí mismo del paciente. Evite el burlarse de él. Siempre déle la oportunidad de salvar las apariencias. Siempre que sea posible, justifique sus equivocaciones. No lo trate como a un inferior, sino como si fuera normal, lo que quizás sea parte del tiempo. Como dijo uno de los principales psiquíatras de los Estados Unidos: "Se les puede dar lo que les falta; se les puede enseñar y con este nuevo conocimiento se les puede ayudar a desear diferentemente y a mejorar." Así es que haga un llamamiento a lo mejor en él. Manifieste un buen sentido del humor, logrando que él se ría por medio de hacerse usted mismo el objeto de una broma. La risa alivia la tensión y por eso es provechosa para la mente y el cuerpo.
Tenga presente que una característica básica corriente en los enfermos mentales es la rebelión. Frecuentemente están determinados a hacer lo contrario de lo que se les dice que hagan o de lo que se les dice que no hagan. Pueden parecerse a niños con rabietas, sin tener razón y gobierno de sí. Propensos a ser desconfiados, quizás necesiten un "abordaje indirecto."
Por ejemplo, en cierta ocasión una paciente rebelde se enfureció, comenzó a arrojar libros a su alrededor y amenazó con quebrar las ventanas. ¿Qué debía hacerse? El decirle que se detuviera solo la haría aun más determinada a continuar. Así es que su psiquíatra usó un abordaje indirecto. Se sentó arriba de la estantería de libros y siguió contando en voz alta a medida que ella dejaba caer al suelo un libro tras otro. Entonces levantó un libro y le preguntó si lo había leído alguna vez. Le contó acerca de su contenido interesante. ¿Cuáles fueron los resultados por haber ejercido gobierno de sí mismo, un comprensivo sentido del humor y táctica de distracción? ¡Logró que ella le ayudara a volver a poner los libros en el estante, pidiendo disculpas por haberlos desparramado! Por medio de una táctica parecida él distrajo a una pacienta que estaba parada en el saliente de una ventana lista para suicidarse.
Los​
aspectos físicos

Los aspectos físicos también son importantes, porque bien se ha dicho que "un buen cuidado físico es la entrada a la salud mental." Al paciente se le debe hacer sentir tan cómodo como sea posible. El dar atención a su apariencia puede tener un efecto benéfico sobre él. Con ayuda firme y amorosa uno puede comenzar una acción e inducirlo a que él la complete, tal como lavarse, vestirse o alimentarse.
Si el paciente está inclinado a sentarse en un rincón solo todo el día, anímelo a dar paseos. Los masajes también son útiles, aunque uno quizás no haya tenido ningún entrenamiento profesional. Un prolongado baño caliente puede ayudar a un paciente perturbado. Es sumamente importante un régimen alimenticio apropiado. Según un prominente psiquíatra, un régimen apropiado puede ser la clave para tratar los trastornos mentales. Son especialmente importantes las vitaminas y los minerales que se hallan en los alimentos sin refinar.
Ayuda​
de la Biblia

En particular, uno debería aplicar los principios y las verdades de la Biblia al tratar con un paciente mental. La Biblia muestra que un corazón que está gozoso es provechoso como remedio. (Pro. 17:22) También da el ejemplo de cómo la música ayudó a un rey que tuvo un problema emocional. Se ha sabido que pacientes que nunca hablan, cantan.—1 Sam. 16:14-22.
También es provechoso el animar al paciente llamando su atención a las expresiones de la vigilancia y el cuidado de Dios sobre sus hijos terrenales. Por ejemplo: "Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, acordándose de que somos polvo." (Sal. 103:13, 14) Y también: "No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo por oración y ruego junto con acción de gracias dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales." Por supuesto, los que cuidan de una persona mentalmente enferma también necesitan fortalecerse por medio de esos textos y también por medio de la oración.—Fili. 4:6, 7.
Verdaderamente, el cuidar a un enfermo mental presenta un desafió. Un conocimiento de lo que está implicado debería hacer que cualquier familia pese el asunto cuidadosamente antes de entregar a un miembro que está mental o emocionalmente perturbado a una institución de enfermedades mentales en vez de atenderlo en el hogar.