Cuestión de fe

18 Noviembre 1998
12.218
23
blogs.periodistadigital.com
Cuestión de fe

Julio Asterio, sacerdote

Pretender demostrar la existencia de Dios mediante métodos puramente racionales o científicos se ha demostrado a lo largo de la historia como algo muy difícil y prácticamente imposible. Afirmar que Dios existe, que es el principio y el fin de la vida del ser humano, que creo el mundo y que quiere para nosotros la vida eterna solo lo puede decir alguien desde la fe, desde la convicción profunda e indemostrable de quien, con mayor o menor acierto en las definiciones, lo siente en el corazón.
Y lo mismo ocurre con Jesucristo. Podemos encontrar datos históricos e incluso científicos de su existencia, testimonios de sus contemporáneos sobre el efecto de sus palabras, sus milagros, su muerte y su resurrección, contada por unos y negada por otros. Pero afirmar que Jesucristo es Dios con nosotros, el mismo Dios que creo el mundo y en una época de la historia se reveló como Padre de su pueblo y ahora se manifiesta en Jesucristo como Hijo haciéndose uno de nosotros, eso sólo se puede manifestar desde la fe, desde la profunda convicción de quien ha tenido en su vida la experiencia de que Jesucristo, desde el Espíritu, sigue siendo hoy el camino de la salvación.
Quien no tiene fe, bien porque no la ha descubierto o porque la ha perdido, sea por la razón que sea, es muy difícil que pueda hablar de Dios con una cierta objetividad. Le falta la experiencia de sentir que Dios vive, que nos ama, que da sentido a nuestra existencia. Para quien sí tiene esa fe la objetividad tampoco va a ser su fuerte porque la experiencia de Dios es tan bella, tan profunda, tan edificante que es difícil hablar de ella sin apasionamiento.
Por ello cuando alguien me dice que Jesucristo es una mentira, que es un engaño para vivir siendo opio del pueblo o que eso de la vida eterna es un puro cuento, aunque respete lo que cada uno pueda creer y sentir, no puedo menos de afirmar que yo, con total sinceridad, siento todo lo contrario. ¿Creación psicológica que diría alguno?, ¿autoengaño?, ¿credulidad necia?. No lo sé pero Jesucristo es el eje central de todas mis convicciones, de todo el sentido que he encontrado a mi vida y de todo mi sistema de creencias, valores y formas de pensar.
Y, además, lo más importante. Jesucristo es toda mi esperanza. Confío en el ser humano, valoro la amistad, la solidaridad y la lucha por la justicia pero se que nada de ello, al final de la vida, va a poder darme lo que Jesucristo sí que me ofrece con total generosidad: la vida eterna.
Por eso, aunque a algunos les pueda parecer extraño, digo que quien tiene fe en Jesucristo puede mirar al futuro con más alegría y menos amargura, con más esperanza y menos fatalismo porque nuestra confianza está en alguien que puede mucho mas que nosotros.
Pero, desde luego, quien quiera vivir sin esa fe, sin esa esperanza y sin la alegría de saberse en manos de Dios es muy libre de hacerlo aunque estoy convencido de que un día, cuando se encuentre cara a cara con la verdad, compartirá mucho de lo que digo.

“¿Quién es Dios fuera del Señor?
¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?
Dios me ciñe de valor
Y me enseña un camino perfecto” (Salmo 17)

http://blogs.periodistadigital.com/...16732&c=1&page=1&more=1&tb=1&pb=1&disp=single


Aprovecho para pediros que oréis por este hombre, al que han descubierto un cáncer bastante feo.
Algún día os contaré su evolución espiritual en los últimos años.