14 nov 03
¿CUÁNTO VALE EL TIEMPO?
por el Hermano Pablo
Está montado en oro macizo y consta de mil setecientas veintiocho piezas. Lo adornan rubíes y diamantes, y se mueve con cuerda. Para que siga funcionando hay que darle cuerda cada treinta horas, y su utilidad, fuera de halagar el yo de su dueño, es marcar las horas, minutos y segundos del día.
Es el reloj más caro del mundo. Se vendió en Ginebra, Suiza, en dos millones, setecientos cuarenta mil dólares. Con la comisión y los impuestos, su precio excedió los tres millones de dólares.
Aquí debemos hacernos la pregunta: ¿Cuánto vale el tiempo? Sea que midamos nuestro tiempo con relojes millonarios, o por el sol y la luna, en última instancia el tiempo de cada uno de nosotros tiene el mismo valor. Todos tenemos veinticuatro horas al día. Ninguno tiene más y ninguno tiene menos. El más rico y opulento rey y el más sencillo indigente tienen exactamente la misma cantidad de tiempo durante cada día que va pasando. Lo que importa es la manera en que aprovechamos ese tiempo.
¿Cómo estamos ocupando nuestros días? ¿Cuáles son las actividades que consideramos más importantes en nuestra vida? ¿Qué ocupación es la que más mantiene nuestro interés? ¿Cómo pasamos el tiempo?
Hay un orden de prioridades que puede darle mucho valor a nuestro tiempo. En primer lugar, establezcamos una estrecha, genuina y constante comunión con Dios nuestro Creador. En segundo lugar, mantengamos una relación franca, sana y apacible con la familia. Después de nuestra relación con Dios lo más importante es la relación con la familia.
En tercer lugar, pongamos el corazón en lo que es nuestro trabajo. Trabajemos con honra. Trabajemos con dedicación. Trabajemos con dignidad para que el fruto de nuestra labor nos produzca satisfacción y paz. En cuarto lugar, disfrutemos de nuestro tiempo de descanso: un día a la semana, vacaciones periódicas y alguna diversión para darle descanso a nuestra mente. Si sometemos nuestra vida al señorío de Cristo, nos será fácil mantener vigentes esas prioridades.
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Box 100 • Costa Mesa, CA 92628 • tel: 949.645.0676 • fax: 949.645.0374
Fuente: www.conciencia.net
¿CUÁNTO VALE EL TIEMPO?
por el Hermano Pablo
Está montado en oro macizo y consta de mil setecientas veintiocho piezas. Lo adornan rubíes y diamantes, y se mueve con cuerda. Para que siga funcionando hay que darle cuerda cada treinta horas, y su utilidad, fuera de halagar el yo de su dueño, es marcar las horas, minutos y segundos del día.
Es el reloj más caro del mundo. Se vendió en Ginebra, Suiza, en dos millones, setecientos cuarenta mil dólares. Con la comisión y los impuestos, su precio excedió los tres millones de dólares.
Aquí debemos hacernos la pregunta: ¿Cuánto vale el tiempo? Sea que midamos nuestro tiempo con relojes millonarios, o por el sol y la luna, en última instancia el tiempo de cada uno de nosotros tiene el mismo valor. Todos tenemos veinticuatro horas al día. Ninguno tiene más y ninguno tiene menos. El más rico y opulento rey y el más sencillo indigente tienen exactamente la misma cantidad de tiempo durante cada día que va pasando. Lo que importa es la manera en que aprovechamos ese tiempo.
¿Cómo estamos ocupando nuestros días? ¿Cuáles son las actividades que consideramos más importantes en nuestra vida? ¿Qué ocupación es la que más mantiene nuestro interés? ¿Cómo pasamos el tiempo?
Hay un orden de prioridades que puede darle mucho valor a nuestro tiempo. En primer lugar, establezcamos una estrecha, genuina y constante comunión con Dios nuestro Creador. En segundo lugar, mantengamos una relación franca, sana y apacible con la familia. Después de nuestra relación con Dios lo más importante es la relación con la familia.
En tercer lugar, pongamos el corazón en lo que es nuestro trabajo. Trabajemos con honra. Trabajemos con dedicación. Trabajemos con dignidad para que el fruto de nuestra labor nos produzca satisfacción y paz. En cuarto lugar, disfrutemos de nuestro tiempo de descanso: un día a la semana, vacaciones periódicas y alguna diversión para darle descanso a nuestra mente. Si sometemos nuestra vida al señorío de Cristo, nos será fácil mantener vigentes esas prioridades.
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Fuente: www.conciencia.net