El peligro más mortal para tu alma no suele ser un gran pecado escandaloso, sino una vida de distracción, rutina y “Nada”, donde el tiempo se escurre sin que jamás te rindas de verdad a Cristo. “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis… aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” Efesios 5:15‑16
Mientras tú piensas: “Solo estoy matando el tiempo”, en realidad el tiempo puede estar matando tu sensibilidad espiritual. “Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestra vocación y elección” 2 Pedro 1:10
Así, una distracción aparentemente inocente se vuelve la tumba de una convicción que pudo salvar su alma. “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” Mateo 6:33; cualquier cosa que siempre va “primero” delante de Dios se convierte en tu ídolo.
El enemigo no necesita convertirse en brujo, le basta con hacerte cómodo, distraído y “ocupado”, hasta que tu alma, débil y aturdida, se acostumbre a vivir sin fuego, sin oración, sin palabra. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” Romanos 12:2.
Cristo te llama hoy: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” Juan 9:4.
No pospongas tu obediencia, tu arrepentimiento, tu entrega; “si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” Hebreos 3:15.
¿qué hábito aparentemente inofensivo —procrastinación, entretenimiento sin control, redes sociales sin propósito, evasión mental— tendrías que dejar hoy mismo para dejar de descender por la suave escalera de la perdición y empezar a redimir el tiempo para la gloria de Cristo?
La suave escalera hacia la perdición
El infierno no siempre te empuja con un gran empujón; Muchas veces te deslizas por una suave escalera: comodidad, entretenimiento sin fin, curiosidades vacías, conversaciones sin peso eterna. “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas” Eclesiastés 9:10, pero el enemigo quiere que no hagas nada que importe para Dios.Mientras tú piensas: “Solo estoy matando el tiempo”, en realidad el tiempo puede estar matando tu sensibilidad espiritual. “Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestra vocación y elección” 2 Pedro 1:10
La anécdota del “ya es hora de comer”
Imagina a un hombre que, leyendo en silencio, empieza a sentir que Dios le habla al corazón, inquietando su mente hacia la verdad. En ese momento, el tentador no discute teología; simplemente susurra: “Tienes hambre, ya es hora de comer”, y lo empujón de vuelta a la “vida real”, al ruido de la calle ya las prisas, hasta que el pensamiento eterno se apaga. Jesús advirtió de los que “oyen la palabra, pero los afanes de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” Marcos 4:18‑19.Así, una distracción aparentemente inocente se vuelve la tumba de una convicción que pudo salvar su alma. “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” Mateo 6:33; cualquier cosa que siempre va “primero” delante de Dios se convierte en tu ídolo.
La burocracia invisible de la Nada
El mayor mal no siempre se cocina en calles oscuras, sino en oficinas limpias del corazón: agendas llenas, calendarios saturados, pero un devocional vacío. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” 1 Pedro 5:8.El enemigo no necesita convertirse en brujo, le basta con hacerte cómodo, distraído y “ocupado”, hasta que tu alma, débil y aturdida, se acostumbre a vivir sin fuego, sin oración, sin palabra. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” Romanos 12:2.
Despierta: redime el tiempo
La Biblia llama pecado no solo al mal que haces, sino también al bien que sabes hacer y no haces: “Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” Santiago 4:17. Tu vida es neblina: “¿Qué es tu vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” Santiago 4:14.Cristo te llama hoy: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” Juan 9:4.
No pospongas tu obediencia, tu arrepentimiento, tu entrega; “si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” Hebreos 3:15.
Pregunta desafiante
Si Dios te mostrará ahora mismo un reloj que marcara el tiempo que te queda y te dijera: “Rinde cuentas de cada minuto”,¿qué hábito aparentemente inofensivo —procrastinación, entretenimiento sin control, redes sociales sin propósito, evasión mental— tendrías que dejar hoy mismo para dejar de descender por la suave escalera de la perdición y empezar a redimir el tiempo para la gloria de Cristo?